El Foro Economía y Trabajo acaba de poner en debate público una Agenda para un Programa Federal de Industrialización, con la que plantea la necesidad de una transformación de la matriz productiva y reconversión industrial. Por la dinámica de trabajo del Foro, se convino no incluir en la Agenda el diagnóstico que dio fundamento a nuestras propuestas.
Intentaré contribuir a la difusión de ese diagnóstico, tanto en lo económico como en lo político, haciéndolo además extensivo al conjunto de los sectores productivos, para luego esbozar algunos primeros pasos indispensables para iniciar esa reconversión y transformación de nuestros sectores productivos.
El diagnóstico
El verdadero industricidio que el gobierno de Milei ha generado en la industria argentina no es suficiente para explicar en toda su magnitud la necesidad de una urgente y completa reconversión del complejo productivo argentino, toda vez que las razones no solo anteceden en mucho tiempo a su gobierno, sino que también se proyectan hacia el futuro inmediato como consecuencia de la guerra comercial en la que todo el mundo se encuentra sumergido.
Para ese diagnóstico tomé en cuenta que desde 1930 hasta la fecha, más allá de quiénes ejercieron el poder político y económico en ese período, en nuestro país se sucedieron cuatro grandes etapas de desarrollo productivo: entre 1930 y hasta 1975, un modelo desarrollista, basado principalmente en la sustitución de importaciones; entre 1975 y 2003 rigió un modelo neoliberal con eje en lo financiero; entre 2003 y 2015 vivimos un resurgimiento de lo productivo; y entre 2015 y la actualidad venimos sufriendo una etapa de alternancia de modelos productivos a la que es imprescindible ponerle fin.
Para demostrar los resultados económicos de esos modelos analicé el valor agregado bruto y sus tasas de variación anual acumulativa para los períodos considerados, tanto para los seis principales sectores productivos, como para los seis de servicios.
A modo de síntesis de ese análisis, a continuación muestro las evoluciones en las tasas de variación anual acumulativa de los VAB manufacturero, productivo y del total de la economía nacional para las etapas desarrollista, neoliberal, de recuperación y cada una de tres presidencias de la etapa de alternancias.
Esos valores no terminan de poner totalmente en evidencia la dramática pérdida de participación del VAB del sector manufacturero y de los demás sectores productivos respecto del conjunto de la economía; para hacerlo, seguidamente muestro la contribución al VAB de los diferentes sectores productivos y de servicios en cada etapa de desarrollo.
En casi 50 años, la Argentina redujo el peso del valor agregado por su industria manufacturera en 11,6 puntos porcentuales, desde el 29,9% en 1975 hasta el 18,3% en 2024; en igual período la participación del sector agrícola se mantuvo prácticamente constante, mientras petróleo y minería incrementaron su contribución al VAB en 0,9 puntos porcentuales. En el período, el conjunto de los sectores productivos redujo su aporte al valor agregado nacional en 10,9 puntos, desde el 48,1% en 1975 hasta 37,2% en 2024.
La disparidad de resultados no sólo se refleja en lo sectorial, sino también en el aporte regional de los diferentes sectores económicos.
El cuadro anterior muestra los aportes al VAB en 2022 de los diferentes sectores en las distintas regiones de nuestro país, que para el caso se agruparon de la siguiente manera:
- Región Centro: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, San Juan, San Luis y Santa Fe.
- Región Norte: Catamarca, Corrientes, Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán.
- Región Sur: Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Además de las cuestiones macro y meso económicas será necesario revisar los problemas de larga data de nivel microeconómico, tales como la insuficiencia de los ingresos, tal como se muestra seguidamente.
Este diagnóstico quedaría incompleto si no tuviéramos en cuenta los aspectos políticos anticipados en la nota El tero y la madre del borrego, donde concluí que el origen común a las restricciones en todas las etapas de desarrollo, más allá de los modelos económicos predominantes, radica en una escasez de divisas que pone en crisis la continuidad del desarrollo económico y social argentino.
A partir del neoliberalismo, esa escasez se origina en la fuga de capitales generada por las empresas monopólicas y oligopólicas tanto nacionales como multinacionales, los fondos de inversión, con la complicidad de los medios concentrados de comunicación, parte del Poder Judicial y las demás organizaciones que ejercen poder político sin ninguna legitimidad que sustente ese ejercicio, fuga que se alimenta por vía de la contratación de personal en negro, la sub y sobre facturación de exportaciones e importaciones, además de la evasión y elusión impositiva, cuando no mediante el contrabando propiciado por el control de nuestras vías navegables.
En definitiva, esos poderes pretenden ocultar que la salida del laberinto argentino no pasa por un mayor endeudamiento externo, sino fundamentalmente por el blanqueo de sus actividades, la finalización de la fuga de capitales y una mejor distribución social de la carga impositiva.
La agenda
En apretada síntesis, el Foro Economía y Trabajo plantea debatir las siguientes metas:
- Alcanzar la satisfacción de necesidades de nuestra población en materia de empleo, ingresos, y consumo de bienes esenciales;
- Sustituir importaciones, reconvirtiendo los actuales encadenamientos productivos según exigencias de los mercados internacionales;
- Aumentar la densidad industrial en el territorio nacional, con trabajo argentino agregado a los recursos naturales y la producción agrícola ganadera, priorizando la demanda interna;
- Articular en modo virtuoso y complementario las distintas cadenas y regiones productivas del país y de nuestra economía con las del ámbito latinoamericano;
- Integrar el trabajo y la producción con los sistemas educativo y de ciencia y tecnología;
- Desarrollar la economía nacional social y federal en base a la recuperación y reconversión de la pequeña y mediana empresa y al desarrollo, la formalización e integración de la economía popular y cooperativa.
En la presente coyuntura nacional e internacional, se plantea debatir las siguientes medidas de emergencia:
- Desacoplar los precios internos de los internacionales. Desdolarizar;
- Recomponer los ingresos de los trabajadores formales e informales y de los jubilados;
- Administrar los precios de los bienes y servicios básicos para vivir y de los insumos para producir;
- Seguimiento y publicación de los costos de producción y comercialización, auditados por el Congreso;
- Regulación del precio de los alimentos y de la energía, en base a sus costos reales;
- Regular el comercio exterior para administrar estrictamente el flujo de divisas; y
- Regular los movimientos de la cuenta de capital de la balanza de pagos.
Asimismo, el Foro Economía y Trabajo propone poner en debate la necesidad de los siguientes cambios estructurales:
- Reforma y simplificación tributaria progresiva, que a) incluya una nueva ley de coparticipación federal adecuada a la estructura económica argentina; y b) premie la generación de empleo y producción en origen y penalice a la especulación. Nunca exenciones impositivas afectarán las contribuciones a la seguridad social.
- Modificar la Ley de servicios financieros, estableciendo su carácter de servicio público y el rol orientador del Estado en el impulso al ahorro genuino no especulativo y la asignación del crédito para la reestructuración de la matriz productiva, con una adecuada supervisión del Banco Central sobre el destino real de los préstamos otorgados por las entidades privadas, cooperativas y públicas.
- Reestructuración planificada y regulación del sector servicios –públicos, mixtos o privados– con incorporación y actualización tecnológica para favorecer la competitividad productiva y el bienestar público a precios según costos.
- Reconstrucción, modernización y desarrollo del sistema logístico multimodal para alcanzar la soberanía en el transporte ferroviario, automotor, aéreo, fluvial y marítimo, y en las terminales portuarias y aeroportuarias.
- Redefinir nuestra política exterior en función de nuestros intereses soberanos. Avanzar en acuerdos para el intercambio comercial, utilizando las monedas propias de cada país en las transacciones, reduciendo la presión constante por la falta de dólares. Fortalecer mecanismos existentes como el sistema de pagos en moneda local de ALADI o el swap con China.
Primeros pasos
El primer paso para recuperar el nivel de nuestras producciones y para iniciar la imprescindible reconversión y transformación de nuestra matriz productiva es dar difusión a la Agenda e iniciar su debate a la mayor brevedad posible.
Esta cuestión puede parecer sencilla, pero reviste una elevada complejidad, toda vez que la validación de los resultados dependerá de la participación y la representatividad de todos los actores en el proceso de desarrollo productivo, incluyendo a representantes de los trabajadores formales e informales, de las empresas, incluyendo a PyMEs, cooperativas y empresas recuperadas. También la validación de los resultados dependerá del grado de consenso que se logre alcanzar en esos debates.
El segundo paso consiste en dotar de una mínima organicidad a esos debates, para lo cual las principales organizaciones del trabajo y de la producción pueden convocar y poner en inmediato funcionamiento un Consejo Productivo para el debate, la elaboración de propuestas para promover el trabajo, la producción y la soberanía, que sean puestas en conocimiento de los partidos políticos y de la opinión pública.
Para iniciar sus tareas, el Consejo debería establecer las pautas generales destinadas a regir el proceso de reconversión productiva, así como los criterios con que se dará prioridad a los desarrollos sectoriales y regionales, tales como generación de empleo y de exportaciones, actualización tecnológica e impacto ambiental, beneficios generados aguas debajo de la cadena productiva, impacto sobre los precios domésticos, entre otros.
Para concluir, quiero dejar sentada mi firme convicción sobre la imperiosa necesidad que tenemos todos los argentinos de revertir los resultados de estos últimos casi 50 años de pobrísimo desarrollo productivo, los cuales no solo justifican una vigorosa reconversión industrial y productiva que transforme nuestra matriz productiva, sino que también harán indispensable poner fin a la elevada informalidad económica y la fuga de divisas que viene limitando el desarrollo argentino y el bienestar de nuestro pueblo.
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