Visitas venenosas
Existieron reuniones cuestionables en Olivos, en los últimos años, que fueron deliberadamente ocultadas
Creo que hay que poder decirlo sin ambages: la reunión privada que se llevo adelante en la quinta de Olivos el 14 de julio de 2020 estuvo mal. En esos días estaba vigente en el AMBA el Aislamiento Preventivo y Obligatorio que impedía ese tipo de reuniones. Como señaló el Presidente Alberto Fernández, esa reunión no debió haber sucedido.
Tan mal como estuvieron las manifestaciones públicas del 9 de julio de 2020 en contra de —precisamente— las medidas restrictivas dictadas por el Poder Ejecutivo Nacional. Como estuvieron mal las manifestaciones variopintas por temas como Vicentin, realizadas también por esos días. Y como estuvieron mal todas reuniones privadas que se celebraron por esos días, que no se ajustaban al protocolo entonces vigentes.
Dicho esto, me pregunto con honestidad si se llevará adelante el juicio político, tal como pretende la oposición, en una búsqueda desesperada de hablar de cualquier cosa para no hablar de lo importante. Y voy a concluir que no veo sustancia suficiente para que dicha airada pretensión avance, más allá de las editoriales altisonantes que escuchamos estos días. Y porque intuyo que más allá de las sobreactuaciones, buena parte de la sociedad sabe cómo y de qué manera cumplió los protocolos. Esto ultimo lo escribe alguien que estuvo aterrada de contagiarse –mi médica me había adelantado que contagiarse, en mi caso, equivalía a una sentencia de muerte— y en consecuencia, encerrada en su casa y hablando con los perritos. Por eso puedo sentir empatía –de hecho la siento— con quienes están enojados por esa reunión. Es difícil de poner en palabras la angustia y la impotencia que implicó la cuarentena. Aun hoy cuando ya podemos salir, con muchos de nosotros vacunados, hay lugares que no hemos vuelto a pisar y abrazos que no hemos vuelto a dar. Y eso sin añadir que, salvo contadísimas excepciones, si alguien osa gesticular un abrazo mi primera reacción es de enojo y luego rechazo. Las secuelas de un tiempo detenido en el marco de una enfermedad que nos condicionó la vida y que aun hoy sigue determinando el modo en que vivimos.
También quiero señalar una suerte de buena fe en el marco de la conducta que considero estuvo mal, y es que las visitas a Olivos fueron declaradas como corresponde. Da la pauta de que ni siquiera quienes concurrieron a la reunión en cuestión fueron conscientes de que estaban infringiendo una norma. Y ustedes me preguntarán por qué remarco esto. La respuesta es bastante simple, porque esta lamentable reunión, que claramente no debió haber sucedido y por la que el Presidente de la Nación pidió disculpas, no fue la única reunión cuestionable en Olivos, en los últimos años.
Yo quiero hablarles de otras reuniones, sobre las que ustedes casi no deben haber leído casi nada, porque por motivos que podemos suponer casi no tuvieron difusión.
La primera de esas reuniones, curiosamente, no tuvo lugar en la Quinta de Olivos sino en el primer piso de Comodoro Py. Sus concurrentes fueron la camarista Ana Maria Figueroa, y el entonces miembro del Ministerio de Justicia de la Nación, Juan Bautista Mahiques. Fue el 15 de diciembre de 2015.
Unos pocos días antes Mauricio Macri había asumido la presidencia. De inmediato su flamante ministro de Justicia, German Garavano, dio instrucción de desistir del recurso de casación que se tramitaba en ese momento, respecto a la inconstitucionalidad del Memorándum con Irán. Declarado constitucional en la primera instancia, inconstitucional en la segunda instancia. Era la Cámara de Casación Federal la que debía resolver el caso. Pero no fue lo que pasó, porque el Estado Nacional desistió del recurso y quedó firme entonces la inconstitucionalidad. Pero el 15 de diciembre solo se había presentado el desistimiento y a propósito de ese desistimiento es que Mahiques se presentó ante Figueroa para señalarle el interés que tenia el Presidente en que la Cámara diera rápido trámite al cierre del recurso.
Con los mejores modales que pudo, Figueroa despidió a Mahiques de su oficina. Pasaron 7 días para que Casación –sin el voto de Figueroa— cerrase el recurso de casación por desistimiento del Estado Nacional. Varios años después nos enteraríamos de esta reunión, cuando a la doctora Figueroa denunció el hecho en la causa que conocemos como “Mesa Judicial”, que es donde se investigan las presiones ejercidas por el gobierno de Macri sobre el Poder Judicial para intervenir en las causas.
Pero no fue lo único que pasó ese 22 de diciembre de 2015. Porque en cuanto se dicto la sentencia que clausuraba el tema de la constitucionalidad del Memorándum, el fiscal de casación Raul Plee envió ese mismo día copia de lo actuado al fiscal que había intervenido en la causa relativa a la denuncia de Nisman, para que “amerite la pertinencia” de la reapertura del caso 777/201 que había sido cerrada por Casación un par de meses antes.
También ese 22 de diciembre de 2015, en horas de la tarde, el miembro de la Casación –hoy su presidente— doctor Hornos visitó al Presidente Macri en la Casa Rosada. Esa visita de Hornos a Macri nunca fue informada a los demás miembros de la Casación.
Apenas 24 horas antes un señor llamado Dupuy había presentado una nueva denuncia por los mismos hechos que habían sido investigados en la causa 777/2015 y que había sido cerrada por Casación. Esta denuncia quedo radicada en el juzgado de Claudio Bonadío, bajo el número 14305/15.
El juez Daniel Rafecas, quien había instruido la causa 777/2015, recibió el pedido de reapertura en base a la sentencia de Casación que consideraba desistido el recurso del Estado Nacional en Memorándum y en consecuencia dejaba firme su inconstitucionalidad. Analizada la sentencia, no encontró en ella motivo para reabrir la denuncia, por lo cual rechazó el pedido de reapertura. Rechazo que no fue apelado por el fiscal y que en consecuencia quedó firme.
Pero la historia no concluiría allí. Mientras tramitaba el rechazo efectuado por Rafecas, la causa en manos de Bonadío, que investigaba los mismos hechos, avanzaba.
En mayo de 2016, más precisamente el 5 de mayo, Gustavo Hornos volvía a visitar a Macri en la Casa Rosada. Unos días después, el 10 de mayo para ser exacta, quien era entonces presidente de la DAIA se reunió con la entonces ministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich. Seis días después, el 16 de mayo de 2016, la DAIA resolvió aprobar la querella en ambas causas, esto es en la que tramitaba ante Rafecas y la que tramitaba ante Bonadío. Dos causas por los mismos hechos. Una semana después, entonces el entonces presidente de la DAIA, Cohen Sabban, realiza una visita a Macri en la Quinta de Olivos a los fines de tratar las “causas judiciales del atentado y colaterales”, el Memorándum con Irán y la causa Nisman.
No pasaría mucho tiempo ante que el consejo de la DAIA ratificase la condición la presentación de las querellas. Por esa misma fecha, el juez Mariano Borinsky, también miembro de la Cámara de Casación, visitó la Quinta de Olivos. El 27 de junio de 2016. Una semana después Bullrich volvió a reunirse con la DAIA en el ministerio de Seguridad. El 4 de julio de 2016. Reunión que se repetiría los días 11 y 25 de julio de 2016.
El 7 de julio, es decir tres días después de la reunión de la DAIA en el ministerio de Seguridad, dicha institución se presentaría ante Bonadío como querellante en la causa melliza que instruía dicho juez. La presentación seria de corto alcance, porque el primero de agosto de 2016 Bonadío le reclamó a la DAIA que cumpliese los requisitos del Art. 83 del CPPN relativos a la documentación y fundamentalmente la autorización de la Asamblea de la DAIA para constituirse como querellante. Fue la ultima vez que la DAIA apareció en el expediente. Luego de esa solicitud se presentarían dos familiares de víctimas del atentado como querellantes en la causa de Bonadío.
Pero el 2 de agosto, un día después del requerimiento de Bonadío, la DAIA se presentó en la causa que tenía Rafecas y solicitó la reapertura de la misma.
El 5 de agosto Rafecas rechazó la reapertura. Y habiendo constatado la duplicación de investigaciones por los mismos hechos, con Alejandro Rúa denunciamos la maniobra grosera de forum shopping que estaba ocurriendo. Porque la acción a ese entonces estaba archivada y con archivo firme por Casación desde hacía más un año.
Pero claro, nosotros no íbamos a Olivos o a la Casa Rosada a explicar qué estaba pasando. Quienes sí iban a ambos lugares eran los doctores Hornos y Borinsky. El mismo día que nosotros denunciamos el forum shopping, Hornos se reunió con Macri en la Casa Rosada. Era 8 de agosto de 2016. Y el día después, 9 de agosto de 2016, fue Borinsky quien se vio con Macri.
El 11 de agosto de 2015 la DAIA y el fiscal de la causa 777/2015 apelaron la tercera desestimación de Rafecas a reabrir la causa que iniciara con la denuncia de Nisman. Ese mismo día en la tarde Borinsky fue a. encontrarse con Macri en Olivos. Visitas que se reiterarían los días 24 de agosto, 7 de septiembre, 15 de septiembre y 6 de octubre de 2016.
Las dos causas llegaron a Casación. El caso 14.305, esto es la causa melliza de Bonadío, llegó el 1 de noviembre de 2016 a la Sala IV, y la causa 777, el 4 de noviembre a la Sala I. Detalle que no es para nada menor: Hornos y Borinsky integraban la Sala IV y en el año 2016 curiosamente integraban como suplentes la Sala I.
Al día siguiente que la causa 14.305 entro en la sala IV, recusamos a los jueces. Fue en vano. El 4 de noviembre de 2016 rechazaron sin sustanciar, esto sin tramitar la recusación contra ellos. Y el 8 de noviembre rechazaron la denuncia de duplicación de actuaciones.
El 8 de noviembre el fiscal de Casación, Javier de Luca desistió de la apelación en la causa 777/2015 señalando duramente los términos del frum shopping que se estaba produciendo y también la duplicación de actuaciones. Tal vez por eso el 9 de noviembre el juez Hornos visito a Macri en Olivos.
También los recusamos en la causa 777/2015 y rechazaron la recusación. Para ello usaron como jurisprudencia la sentencia con la que habían rechazado su propia recusación en la Sala IV. Cuando apelamos esa recusación tan arbitrariamente rechazada, escribimos estos párrafos.
Pero para ese entonces dos destinos estaban sellados. Por un lado, y para perfeccionar la maniobra el 23 de diciembre de 2016, Mariano Borinsky volvió a visitar a Macri en Olivos. Tal vez allí se labró el destino de la causa 777/2015, que fue reabierta el 29 de diciembre de 2016 y terminó en manos de Bonadío y acumulada a la causa 14.305/2015, por absurdo que les parezca. Siempre recordaré con especial espanto que era tanta la impunidad del gobierno y de los jueces que intervenían que los medios de comunicación anunciaron el 28 de diciembre que la causa sería reabierta. Ante el escándalo, la Corte Suprema tuvo que salir a decir que aún no estaba firmada la sentencia. Como dice Alejandro, después de ese 29 de diciembre Hornos y Borinsky “dejaron todo listo para que Bonadío haga su carnicería”.
No quiero dejar de decir que, a diferencia de las visitas de la pandemia, las visitas de Hornos, Borinsky y Plee fueron deliberadamente ocultadas por Mauricio Macri. Fue la asociación civil Poder Ciudadano quien pidió al gobierno de Macri el listado de todas las visitas que había recibido. ComoPresidente. El gobierno se las negó. La asociación ganó judicialmente el reclamo para acceder a dichas visitas y entonces Macri ordenó entregar un listado de las mismas. En dicho listado se omitieron prolija y deliberadamente toda mención a las visitas de Hornos, Borinsky y Plee.
De las visitas de Hornos y Borinsky casi nadie habló, salvo unos pocos que entonces y ahora sabemos qué significaron en la carnicería. Porque yo no puedo olvidar que el otro destino que empezaba a sellarse fue el de Héctor Timerman, a quien defendimos junto a Alejandro Rúa hasta el día de su muerte. Pero de esa carnicería no voy a hablar ahora. Solo voy a cerrar esta nota con algo que también escribimos en uno de los recursos finales que presentara Héctor Timerman.
Y sepan disculparme, pero hay visitas a Olivos que me avergüenzan y apenan. Las de la pandemia están dentro de ellas. Porque estuvieron mal y hay que poder decirlo.
Y hay otras visitas, como las de Hornos y Borinsky, visitas que nadie publica, que no son tapa de diarios, visitas que se ocultan. Esas son las visitas que me escandalizan. Porque sé lo que implicaron. Y ahí no hay disculpa válida.
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