VENEZUELA SIEMPRE ESTUVO CERCA

Nicolás Maduro enfrenta en elecciones legislativas de medio término un nuevo proceso de votación

 

El 8 de julio de 1989, cuando Carlos Menem asumió la presidencia, sabía que introducir el neoliberalismo de las privatizaciones y la entrega de la soberanía nacional tendría su costo. Para lograrlo no eligió la Vía Venezolana.

La experiencia sangrienta de Carlos Andrés Pérez, presidente de Venezuela, fue aleccionadora. El legendario dirigente de la Alianza Democrática, a instancias del Fondo Monetario Internacional, había lanzado un “Paquetazo” de medidas de ajuste que desencadenaron una  sublevación popular que quedó en la historia con el nombre del Caracazo. La represión desatada dejó un saldo de 276 muertos,  aunque se cree que la masacre llegó a las 3.000 personas.

Entre los años '60 y '80 Venezuela, beneficiada por el boom petrolero, se había convertido en una meca para muchos argentinos y latinoamericanos con aspiraciones de acelerado ascenso social.

Pero a partir de la caída del precio del petróleo, la conducción política de una burguesía rentística que se enriquecía con la extranjerización de su mayor riqueza endeudó al país y desató un proceso inflacionario sin precedentes.

Fue el momento propicio para que el FMI estrenara el modelo que con los años se definiría por el endeudamiento y la financiarización de la economía a nivel mundial.

En Venezuela la oposición política fue liderada por un sector importante de las Fuerzas Armadas.

El 4 de febrero de 1992, en Caracas estalló lo que asomaba como un golpe militar muy a la usanza de lo que sucedía en Latinoamérica. El fracaso de la  revuelta nacionalista cesó con una proclama de rendición que sin embargo dejaba abierta un futuro: su líder ante las cámaras de televisión de todo el mundo dijo que “lamentablemente POR AHORA los objetivos que nos planteamos no fueron logrados". Por asumir su responsabilidad y expresar una esperanza estuvo detenido dos años.

El 6 de diciembre de 1998, aquel líder se convertiría en el primer Presidente electo de lo que hoy se conoce como la Revolución Bolivariana. Hugo Chávez Frías comenzaba un camino que Venezuela todavía recorre.

Este domingo en la misma fecha del mismo mes, Nicolás Maduro Moro, primer sucesor de Chávez, enfrentará en elecciones legislativas de medio término un nuevo proceso de votación. Es el número 25.

 

 

 

Cerco, bloqueo y Covid

El neoliberalismo que dio origen a distintos movimientos de resistencia popular en todo el mundo no guarda por estos días la misma potencia con la que se impuso a fines del siglo pasado, pero ejercita su poder con varios y peligrosos artefactos.

El lawfare, una herramienta antijurídica sostenida por un modelo de Justicia respaldado por las grandes plataformas de la comunicación están dispuestas a sacrificar la verdad por la difusión de hechos inexistentes o construcciones ficticias. Venezuela es un campo de experimentación constante de esa actividad deslegitimadora.

A pesar de esa creación ficcional la República Bolivariana va a elecciones.

Pero el lawfare internacional no es el único padecer.

Un cerco tecnológico le impide la producción de los derivados del petróleo. Un bloqueo marítimo clausura la libre circulación de sus barcos para la exportación; y  a eso se suma  la confiscación pirata de sus reservas de oro por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Huelgas y boicot petrolero, golpes de Estado consumados e intentos de asesinato de sus dos Presidentes, son algunas de las herramientas que se pusieron en juego para reinstaurar en Venezuela el neoliberalismo.

En este 2020 el Covid-19, ese  fantasma que recorre el mundo, agrega un condicionante al proceso electoral.

Los casi 21 millones de opositores y oficialistas que integran el padrón electoral  venezolano, se presume, pensarán dos veces antes de adoptar la decisión de ir a votar en un sistema electoral que no es obligatorio. Aunque se puede observar un dispositivo de bioseguridad que se despliega a lo largo y ancho del país.

Gracias al cierre de fronteras y a un servicio sanitario público basado en la metodología integral comunitaria de la medicina cubana, Venezuela viene sorteando las muertes producidas por el virus con una estadística que no llega a las 1.000 personas.

 

 

 

La fragmentación opositora

Desde 1998 en adelante la oposición pocas veces ha logrado unificar personería.

Azuzados y sostenidos económicamente por Estados Unidos, la Unión Europea y el esperpento del Grupo de Lima, los opositores venezolanos, exhiben impúdicamente su dependencia de los intereses geopolíticos ajenos.

La elección de la Asamblea Nacional cuyo mandato cesa con esta convocatoria, está integrada mayoritariamente por los opositores que se impusieron en el año 2015.

Aquel triunfo que no pudieron sostener los lleva a enfrentar las elecciones con propuestas diferentes. Leopoldo Lopez, fugado a España, llama a la abstención, aunque confiesa que en el futuro aceptaría disputar la Presidencia  con Nicolás Maduro. Henrique Capriles opta por una disimulada integración de sus dirigentes a las listas. Juan Guaidó, por su parte, llama a una consulta popular con fecha posterior, mientras que el ascendente evangelista Javier Bertucci participa efectivamente de la elección junto a unos 50 partidos políticos más.

El único objetivo común es lograr que la participación ciudadana sea inferior al 40 por ciento.

 

 

 

Exigencias que mejoran el sistema

Aunque las negociaciones de la oposición y el gobierno de Maduro, supervisadas y dirigidas por la Unión Europea, no llegaron a buen puerto, muchas de las exigencias fueron tenidas en cuenta por el Poder Electoral. En Venezuela existen 5 poderes: Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Popular y Electoral.

Las auditorías. Antes, durante y después del momento de votación, la Comisión Nacional Electoral (CNE) comparte el control del sistema automatizado con todos los sectores de oposición que participan de la elección e inclusive con las veedurías técnicas extranjeras.

El sistema electrónico con la incorporación de las nuevas tecnologías informáticas, sumado a las auditorías, pone a Venezuela entre los regímenes electorales más confiables del mundo.

Otra idea surgida de la oposición e incorporada al sistema electoral es el voto personalizado. Contrapuesto al voto sábana, los venezolanos tienen la posibilidad de elegir a candidatos que compiten individualmente  por su nombre y apellido sin estar integrados a una nómina partidaria. En esta elección un 48 por ciento los cargos se presentarán de manera personalizada, son 133 legisladores; mientras que un 52 por ciento seguirán siendo electos por boleta completa. El total de los integrantes de la Asamblea Nacional aumentó. Pasó de 167 a 277.

Otra innovación será la elección de representantes de los pueblos originarios, a quienes se les consideran  las costumbres y particularidades que las etnias mantienen a la hora de emitir el voto.

El gobierno argentino no designó embajador en Venezuela. La representación sigue en manos de Eduardo Porreti, encargado de negocios confirmado por el gobierno argentino luego de haber sido la cara visible del país durante el cuatrienio macrista, lo que resulta un dato negativo para el reconocimiento final de las elecciones.

El puñado de dirigentes y periodistas que asumimos la Veeduría en nombre de Argentina estaríamos más conformes si contáramos con el apoyo oficial. Sin embargo creemos que son muchos los lazos que nos unen con Venezuela; desde el abrazo de San Martín con Simón Bolivar hasta el más reciente duelo por la muerte de un D10S popularmente compartido.

 

 

Desde Venezuela

 

 

 

 

  • Néstor Piccone, es comunicador, licenciado en psicología. Presidente del Colectivo por el Derecho Humano a la Comunicación integrante de la Internacional Progresista.

 

 

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