Es miércoles al mediodía. De repente los principales portales pro establishment publican la información –el rumor, en realidad– de supuestos controles en las cuevas de la Ciudad de Buenos Aires. Aparece la primera imagen de esas intervenciones. Decenas de gendarmes armados como Robocops que entran y salen de edificios y galerías sobre Florida y otras calles de la zona.
Los “mayoristas”, es decir los peces gordos que mueven millones en esas cuevas, avisan “por hoy no operamos”. Pero el dólar blue sigue aumentando. ¿Por qué dejarían de operar los cueveros? ¿A qué le tienen miedo? ¿Una confesión de parte publicada en los portales de la City? ¿Fue la reacción de quienes saben que realizan a diario operaciones ilícitas, que al mismo tiempo contribuyen a generar el clima propenso para una devaluación?
La redada nada tiene que ver con la ley cambiaria: es en el marco de una causa por narcotráfico en donde sí se utilizan algunas financieras para lavar dinero de esa actividad. Pero los cueveros saltaron solos.
“Quizás haya que darles palos y zanahorias. Hay que volver a los controles cruzados entre el Banco Central, la UIF, la AFP”, piensa un analista que suele estar frente a las pantallas del mercado y observa con sorna la situación. No sólo habla por el mercado blue, que no mueve la aguja de la economía más que en las expectativas. Apunta a los grandes Fondos y empresas que juegan con el fuego de la presión cambiaria.
La escena cinematográfica que frenó momentáneamente a los cueveros no le quita lo dramático al contexto, donde el lawfare vuelve a jugar sus fichas. El pasado 4 de agosto los peritos de la Corte Suprema de Justicia elaboraron un informe sobre la causa por dólar futuro impulsada por Cambiemos donde constataron la inexistencia de delito.
Las defensas de lxs imputadxs –la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el ex titular del BCRA Alejandro Vanoli y quien actualmente ejerce ese cargo, Miguel Pesce, el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, entre otros– solicitaron sus sobreseimientos de inmediato pero los jueces José Antonio Michilini y Ricardo Ángel Basílico entendieron que había que llegar al juicio oral. Adrián Federico Grunberg fue quien argumentó sobre la inexistencia de delito y automáticamente solicitó su excusación del expediente.
“Los jueces saben que no hay delito pero hay quienes quieren la foto durante el juicio”, explicó uno de los investigadores del caso a El Cohete. Una foto con Cristina, Kicillof y Pesce en un juicio oral por una causa armada por Cambiemos que pone la lupa sobre el rol del Banco Central para controlar a los agentes económicos que especulan con el tipo de cambio también podría formar parte de la actual saga de puja de poder con la que debe lidiar el Frente de Todos.
Nafta
“Nos están incendiando el país, eso es verdad. Pero el problema es que nosotros le estamos prestando la nafta a una tasa del 24 por ciento”, dice un analista del mercado con cercanía ideológica al Gobierno.
El gobierno, en el contexto de la pandemia, incrementó el gasto público a través del programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) con 149.000 millones de pesos distribuidos al sector privado y otros 90.000 millones por cada pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para casi 9 millones de beneficiarios. Hasta ahí todo bien. Pero los dólares empezaron a fugarse cuando las empresas que tomaron préstamos a una tasa subsidiada del 24 por ciento por un total de 409.000 millones de pesos, según el último dato de Jefatura de Gabinete informado en el Senado, lo destinaron a dolarizar sus activos a través del contado con liquidación o con el adelanto en el pago de deuda o la sobrefacturación de importaciones. “Es plata que se utilizó para todo lo que no querías que se utilizara”, graficó el analista aliado.
También “existió una administración defectuosa del Comercio Exterior, donde hubo muchas concesiones hacia quienes quieren presionar”. Entre enero y agosto hubo un saldo comercial positivo de 10.000 millones de dólares pero ingresaron solamente 6600 millones. En el mismo lapso el volumen de las importaciones, según los contenedores registrados por la Aduana, tuvo una caída del 24 por ciento. Pero la demanda de dólares para tal fin registró un incremento del 24 por ciento en promedio. Con algunas subas por demás significativas: las cerealeras, en vez de liquidar las divisas prometidas, consumieron un 174 por ciento más de dólares; la industria automotriz incrementó el pago por importaciones en un 56,3 por ciento mientras que la industria química, del caucho y los plásticos registró una suba de sus importaciones del 30 por ciento.
Brechas
La semana arrancó con los anuncios de nuevas regulaciones sobre la cuenta capital para dar marcha atrás con las medidas implementadas el 15 de septiembre. El diagnóstico del ministro de Economía Martín Guzmán fue que al establecer un parking de quince días y prohibirles a los Fondos de Inversión extranjeros la operatoria por CCL, el mercado se achicó y por ende aumentó la cotización del tipo de cambio financiero.
A los Fondos que habían comprado títulos en pesos en 2018 para salvarle las papas al macrismo se les había prometido la emisión de un bono en dólares para que pudieran salir del país de manera ordenada. Se pensaba emitir títulos por 1.500 millones de dólares en tres tandas que nunca llegaron. Guzmán tenía aprobada esta estrategia hace varias semanas. Pero recién el lunes se anunció que en noviembre habrá una subasta por 750 millones de dólares. Desde Economía informaron que la prioridad era “estabilizar el contado con liquidación más que lograr una baja forzada”. “La prioridad pasa por quitar volatilidad”, enfatizaban.
El jueves el dólar blue cerró en 190 pesos y el CCL en 180. Al día siguiente, el paralelo –que sólo impacta en las expectativas de una devaluación– llegó a 195 pesos pero el CCL bajó a 173 pesos luego de una fuerte intervención del Central. La semana pasada había cerrado cerca de 169 pesos. “Estos valores son de pánico, de desconfianza absoluta, no tienen nada que ver con un tipo de cambio de equilibrio”, enfatizó Agustín D’Attellis, director de AD Consultores, en diálogo con El Cohete.
“Si el gobierno pretende que esos Fondos se vayan ahora con un tipo de cambio alto para después estabilizarlo, pecan de inocentes. La única manera de disciplinarlos es haciéndoles perder plata. Que compren a 180 pesos y después bajarlo a 130. Y mi temor es que con la promesa del bono en dólares para una salida ordenada se haya cometido el mismo error que con las cerealeras, a las que se les bajaron las retenciones pero no hubo una negociación certera para que efectivamente liquiden los granos almacenados”, explicó otro analista cercano al gobierno.
¿Quién se hace cargo?
¿Error de cálculo? ¿Falta de cintura política de lxs funcionarixs? ¿Falta de coordinación entre los ministerios? En la edición del 11 de octubre de El Cohete un representante de la UIA insinuaba que “alguien prometió que con la baja de retenciones iban a ingresar miles de millones de dólares pero se ve que los chacareros no quieren vender”. Se prometieron entre 3.000 y 4.000 millones extras en quince días. Pero los dólares no aparecieron. “¿Quién se hará cargo de ese cálculo?”, interpelaba el industrial.
En la semana del 17 de octubre la agroindustria liquidó 354 millones de dólares. Y en la que acaba de terminar, 408 millones.
Hasta ahora el único que se hizo cargo del fracaso de esta medida fue el propio Alberto Fernández. En un reportaje con Alejandro Bercovich en su programa Brotes Verdes, el Presidente sostuvo: “Hasta aquí debo confesarle que no han servido. Pero no sé. Todavía tenemos un tiempito por delante y por ahí entienden la necesidad de que esas divisas se liquiden”.
Desde el gabinete económico le habían señalado a El Cohete que en realidad no había ninguna estimación certera sobre cuánto más podrían liquidar hasta fin de año en función de los granos almacenados por los grandes productores y de los adelantos que ya había hecho luego de las PASO.
Y mientras continúen los actuales niveles de brecha entre los tipos de cambio, nada garantiza que cuando llegue marzo los grandes jugadores empiecen a desprenderse de los granos. Más bien podría ocurrir todo lo contrario. Que se sigan sentando sobre ellos a la espera de la devaluación que están construyendo… grano a grano.
Golpe de mercado
Y en el medio de todo este torbellino, los bonistas que ingresaron en la última reestructuración, nucleados en el Ad Hoc Group of Argentina Exchange Bondholder y Argentina Creditor Committee emitieron un comunicado que apuntó directamente al corazón de Guzmán.
“Ya no es plausible que el gobierno de la Argentina culpe de sus problemas al legado económico que heredó. Después de casi un año en el cargo, el gobierno argentino aún tiene que ofrecer una visión económica coherente y sostenible a la sociedad argentina y a los mercados”, escribieron. Pero antes de esas líneas insistieron en que la reestructuración que había encarado la Argentina, de la que ellos fueron parte, no sirvió de nada “porque no ocurrió la reapertura del mercado de crédito y porque los precios de los bonos están más bajos que antes de las PASO”.
¿Por qué este comunicado ahora? ¿Qué Fondos de inversión estuvieron detrás? Desde Economía minimizaron el peso de los actores involucrados. Dejaron trascender el nombre de Mangart Capital, un fondo suizo que participó de las negociaciones con el ministro. En cambio, no participaron BlackRock ni Ashmore.
Aunque desde el Palacio de Hacienda brindaron otra pista algo más elíptica: “Algunos quedaron con heridas abiertas por confiar en un modelo que estaba destinado al fracaso (el macrista), quedando en una posición poco cómoda”.
¿A quiénes señalaban? Probablemente a los Fondos extranjeros que compraron títulos en pesos –los BOTES de Caputo– que ahora presionan para irse a través del CCL, entre ellos Fidelity, Pimco y Templeton. Es decir los mismos actores a los que el gobierno intentó “calmar” con la promesa de la subasta de dólares para noviembre pero que estarían dispuestos a irse a cualquier precio. Ese comunicado forma parte de la negociación con el FMI. Lo único que no debería hacer el gobierno es convalidar el golpe de mercado en curso con la devaluación que están buscando .
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