Un vínculo estratégico
La Argentina, China y el mundo, desde 1945 hasta hoy
La editorial de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) publicó recientemente Argentina, China y el mundo (1945-2022), donde el autor, Francisco Taiana, recorre las relaciones bilaterales del período con un exhaustivo y abarcador trabajo de fuentes, entrevistas y marco referencial del vibrante y complejo escenario global vivido desde la posguerra hasta el presente.
El trabajo –que está siendo presentado en varios ámbitos: ya lo fue en la Feria del Libro de Buenos Aires, en la propia UNQ, en la Red Argentina de Profesionales de Política Exterior (RedAPPE) y en la Universidad Nacional de Córdoba, entre otros sitios– busca responder interrogantes como la aparente contradicción entre la estabilidad y el crecimiento que se dio en los lazos binacionales pese a los dramáticos cambios que vivieron ambos países en el ciclo estudiado y los efectos del orden bipolar tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en esas relaciones (que formalmente la Argentina y la República Popular iniciaron en 1972, aunque nuestro país mantuvo vínculos con China desde mucho antes), así como los aspectos más recientes del vínculo, llevado a status de asociación estratégica integral desde hace más de una década.
Como libro de consulta que aspira a ser, Taiana estructuró su investigación en forma tripartita por cada año o período político: historia china, historia argentina e historia de sus relaciones bilaterales. Y va recorriendo los períodos 1945-55 (“acercamiento interrumpido”), 1955-66 (“el turbulento impasse”) y 1966-73 (“de la radicalización a la normalización”), 1973-76 (“Tres mundos y la Tercera Posición”), 1976-83 (“cambios, golpes y guerra”), 1983-99 (“un tiempo de reforma”), 1999-2003 (“el fin del fin de la historia”), 2003-11 (“la apuesta multipolar”), 2011-15 (“asociación, estrategia, integración”), 2015-19 (“reveses y dificultades”) y 2019-2022 (“aniversario y nuevos hitos”). Justamente el 50º aniversario del establecimiento formal de relaciones con la RPCh, conmemorado en 2022, cierra el recorrido, tras lo cual el autor escribe sus conclusiones.
Historiador por la UTDT con sendas maestrías en las universidades de Oxford y Pekín, el estudio de Taiana se enmarca en la corriente historiográfica de la Nueva Escuela de la Guerra Fría y en cada etapa histórica analizada hay un sintético pero preciso recuento de las circunstancias vividas en cada país (sus protagonistas, hechos relevantes internos y externos, clima de época, disyuntivas) y luego los intercambios realizados, para lo cual –además de la bibliografía– el autor realizó numerosas entrevistas a viajeros y testigos de esos acercamientos.
Entre algunas definiciones del historiador, por ejemplo en la charla que ofreció en RedAPPE, dijo que eligió 1945 como punto de partida de su ensayo porque “ese año terminó de cambiar un orden mundial con el final de la guerra y la apertura de otro distinto, y porque fue el del primer embajador argentino en China, José Arce”. Agregó que la clave para entender la constancia de los lazos bilaterales, a pesar de ser modelos tan distintos y países tan lejanos, la dio la arena global. En el marco de las tensiones tanto en el mundo bipolar de posguerra, como en la unipolaridad tras la caída de la Unión Soviética, o como en el mundo actual de reconfiguración, Taiana encontró siempre a la Argentina y a China con “problemas comunes” en su articulación con el mundo y un sentimiento de “incomodidad” en adaptarse a los poderosos, por lo cual “se encontraron unidos”. “El contexto mundial siempre está presente en el tejido de la relación bilateral”, dijo.
Sobre China propiamente, el autor expuso en esa conversación varias definiciones sobre su conformación histórica como civilización particular y sobre la actualidad (una larga actualidad que arranca, en lo profundo, en el quiebre que significaron las guerras del opio en el siglo XIX y las invasiones del imperialismo europeo y de Japón, y que provocó desde entonces “la odisea por la modernidad” por parte de China, para recuperarse) y sostuvo que hay en general dos miradas: “Están quienes creen que en ese regreso China quiere formatear al mundo a su imagen y semejanza, y otros que, en el otro extremo, no ven problemas porque después de todo, dicen, siempre China representó un cuarto de la humanidad y de su riqueza, y en tal caso está volviendo a esa cierta normalidad. En mi caso, en un punto intermedio, planteo que la gran novedad actual es que nunca China y el mundo dependieron uno del otro como ahora, y eso es una novedad histórica”, dijo Taiana.
En otra mesa de la Feria del Libro, organizada por la agencia de noticias Télam, y donde el autor compartió panel con el autor de esta nota y con el colega Luciano Galende, Taiana retomó esa idea:
“La condición novedosa de China actual, a diferencia de la época previa a las Guerras del Opio y de las invasiones colonialistas de Europa, cuando era autosuficiente, está dada en que el mundo nunca necesitó tanto de China y en simultáneo China nunca necesitó tanto del mundo. Hay una interdependencia del sistema global”, explicó.
En la Feria también se refirió a la relación con la Argentina. Nuestro país, dijo, acumula características que lo ponen en un lugar privilegiado para pensar en su relación con la que ya es la segunda economía del mundo. “Somos productores de alimento y petróleo. Somos de los pocos que pueden explotar energía eólica y solar. Tenemos cobre, litio y un alto índice de desarrollo humano. Es decir, somos un país con un inmenso potencial para seguir creciendo”.
Finalmente, en diálogo con la revista DangDai, Taiana informó que comenzó su investigación mientras hacía su maestría en investigaciones latinoamericanas en la Universidad británica de Oxford. “Para mi tesis quería investigar algo relacionado con China, sobre lo cual hay mucho publicado, y pensé cómo podría hacer un aporte desde los estudios para Argentina. Hay poco enfoque así desde la historia global y creí que eso sería lo más interesante. El trabajo documental se basó en registros de nuestra Cancillería (allí hay textos bilingües español y chino), entrevistas a testigos presenciales y mucha reconstrucción del material académico de apoyo, lo cual llevó bastante tiempo y fue muy desafiante porque me exigió interiorizarme en muchos temas de la historia mundial, sobre los cuales yo tenía mayores o menores niveles de conocimiento previo. Un elemento clave fue la pandemia: más allá de la tragedia humana que significó, el encierro me permitió avanzar y tener una concentración full time en la escritura”.
—¿Cuánto te llevó toda la investigación hasta la publicación del libro?
—Fueron ocho años en total, sumando los posgrados en Oxford y Beijing, de donde regreso a la Argentina a mediados de 2019. Ahí era el corte original del estudio, pero luego incluí el Covid y todo lo que significó en los lazos bilaterales, y luego en 2021 fue el centenario del PCCh y en 2022 los 50 años de las relaciones bilaterales con la RPCh, de modo que se corrieron los tiempos históricos. Además en 2022 viajó el Presidente Fernández y la Argentina anunció su ingreso a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que ya venía mencionando mucho en el libro, así que ese año fue el corte definitivo. Terminé de escribirlo en marzo de 2022.
—Entre muchos otros aportes, el triángulo China-URSS-Estados Unidos en la historia china y los lazos del peronismo y el maoísmo están muy trabajados. ¿Por qué te concentraste en ellos?
—Muchas veces las historias diplomáticas se centran demasiado en lo bilateral y no se ve el tablero completo. Ese triángulo de China, Unión Soviética y Estados Unidos es un dato clave de la evolución de la historia mundial reciente. China y la URSS fueron amigos en los inicios de la Revolución pero sabemos del deterioro tras la desestalinización de Jruschev. Y las ideologías son importantes, más para ciertos actores, como Mao Zedong. Eso es muy central para ver el desarrollo de los acontecimientos, más allá de que haya flexibilidades tácticas y estratégicas. Creo que el marxismo leninismo como sistema de pensamiento es un dato crucial para entender la política china. Y lo de Mao y Juan Domingo Perón también es una historia muy interesante, por las sutilezas y puntos de encuentro entre ideologías. Hay una visión del sur global en ambos líderes y fueron un punto de encuentro inesperado entre dos movimientos que, en principio, podrían ser considerados distintos. Sobre todo en los años ‘60 y ‘70 ambos desarrollaron puntos en común y una mirada más transformadora y revolucionaria de su lugar en el mundo. Eso, creo, aporta dimensión política y humana a cómo estos líderes globales fueron cambiando su visión del mundo a partir de sus experiencias personales.
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