Un mundo desorbitado

Lamentablemente el planeta huele a pólvora cada vez más

 

En los últimos cuatro meses se han agudizado en el mundo tendencias negativas y amenazadoras tanto en el plano de la seguridad internacional como en el de la economía. Se registran casos, incluso, en que se combinan ambas dimensiones. Escarbemos un poco comenzando por la primera, con el sólo propósito de pintar con breves trazos un escenario que se va tornando cada vez más oscuro y peligroso.

5/05: Corea del Norte, que como se sabe ha conseguido producir bombas atómicas y se encuentra experimentando la fabricación de vectores portantes, disparó dos misiles de alcance corto, en abierto desafío a las advertencias recibidas de Estados Unidos y en el marco de una negociación entre ambos países que no avanza pero no ha sido descartada.

11/06: Estados Unidos envía 1.000 efectivos a Polonia para reforzar el contingente de la OTAN. Se sumarán a los 4.000 ya  establecidos allí para fortalecer las tropas que se despliegan en países de esa organización próximos o linderos con Rusia.

19/06: Fracasa una tentativa de reanudar conversaciones sobre la desnuclearización de Corea del Norte. Stephen Biegun, enviado especial de Donald Trump, declaró que no había condiciones para retomar las negociaciones.

21/06: Trump decide abortar un ataque aéreo a Irán cuando la operación ya había comenzado y había aeronaves en vuelo hacia sus respectivos objetivos, entre los cuales se encontraban las plantas de enriquecimiento de uranio de Fordo y Natanz, y el reactor de agua pesada Arak.

24/06: Estados Unidos lanza un ciberataque sobre el sistema informático militar iraní.

Simultáneamente se incrementan las operaciones de control del golfo de Omán y del estrecho de Ormuz por parte de unidades navales de Estados Unidos y del Reino Unido, como así también la interceptación de buques presuntamente transportadores de petróleo de Irán. Esta iniciativa combinada se replica en el Mediterráneo.

25/07: China presenta su primer Libro Blanco de la Defensa. Entre las múltiples consideraciones que contiene se destaca el papel de Rusia como socio estratégico. El acercamiento de ambas potencias también se manifiesta en el texto, que señala que la cooperación militar chino-rusa ha cobrado impulso.

26/07: El senador Lindsay Graham, en representación de Trump, se comunica con el primer ministro turco Mavlut Cavusoglu para advertirle que Turquía sería sancionada por Estados Unidos si concreta la compra de las baterías rusas antimisiles S400, las más eficientes hoy en día. Turquía integra la OTAN y si confirma su decisión produciría una importante fisura en esa entidad.

2/08: Estados Unidos concreta su anunciada salida del tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF, su acrónimo en inglés), que había firmado con Rusia en 1987. Washington  acusó a Moscú de incumplimiento con el INF –cosa que Rusia ha negado— y apoyó en este argumento su retiro del tratado. Instituciones especializadas han señalado que los norteamericanos buscarán desarrollar su arsenal de misiles intermedios con el propósito de desplegarlos vía OTAN en países cercanos a Rusia, como así también en naciones amigas, ribereñas del Océano Pacífico, para ejercer presión sobre China.

3/08: El secretario de Defensa norteamericano, Mark Esper, confirma lo que se acaba de indicar. Declara públicamente que su país desplegaría misiles de alcance medio en Asia para contrarrestar a China.

5/08: India cancela el status constitucional especial de Cachemira, territorio que posee una mayoritaria colectividad musulmana predominantemente de origen pakistaní. Reacciona así a la guerra híbrida desatada por grupos yihadistas en esa zona. Pakistán e India son países nucleares y han sostenido ya dos guerras entre sí.

8/08: Corea del Norte realiza un nuevo lanzamiento de misiles de corto alcance.

20/08: Estados Unidos prueba un misil de rango intermedio de la familia de los Tomahawk, 18 días después de haber abandonado el Tratado INF; puso así en evidencia que había incurrido en un comportamiento similar al que le enrostró a Rusia, del que se valió para salir del antedicho tratado.

Cabe agregar que esta enumeración ha omitido otros conocidos teatros donde de un modo u otro la guerra se ha instalado desde hace ya tiempo: Afganistán, Siria, Irak, Libia y Yemen, que son suficientemente conocidos.

Lamentablemente el mundo huele a pólvora cada vez más. A las trágicas y en su mayoría prolongadas guerras encabezadas sin éxito por Estados Unidos aun en desarrollo en Medio Oriente y adyacencias, se han añadido episodios que podrían haber llevado los designios de Eris —la diosa de la discordia— quién sabe hasta qué rango. Si el ataque a Irán mencionado arriba se hubiera consumado, el mundo estaría probablemente en guerra hoy (o más en guerra de lo que está ahora, lo cual sería casi catastrófico). El potencial conflicto entre India y Pakistán está todavía en el aire, aunque afortunadamente parece tener un decurso menguante. El poco responsable retiro de Estados Unidos del INF ha adelgazado las posibilidades de contención y disuasión nucleares, ¡nada menos!  Y así de seguido conforme a lo que se acaba de exponer. Conviene anotar, además, que en el escueto muestreo recién presentado descuella la figura de ese feligrés de la discordia que lleva el nombre de un célebre personaje de Walt Disney.

En materia económica sobresalen dos fuentes de conflicto relevantes, que involucran a Estados Unidos y a China, en las que los norteamericanos llevan claramente la ofensiva: el  establecido en el terreno de la tecnología informática G5 y la guerra comercial iniciada por Trump en marzo de 2018.

La tecnología G5 es la más avanzada en lo referido a redes móviles que, además, podría interconectar diversos dispositivos y trasladar velozmente información entre ellos. La empresa china Huawei se encuentra a la cabeza de esta carrera en la que, por el contrario, los Estados Unidos se considera retrasado. Esto preocupa al país norteño por dos motivos. Uno es la supremacía económica obtenida por una empresa china, que los norteamericanos preferirían para sí por una rampante razón dineraria: la antaño llamada biyuya en estos pagos. El otro remite a la seguridad nacional, que podría verse afectada por el enorme flujo de información sobre los Estados Unidos que podría obtener China.

Sobre estos fundamentos han iniciado su ofensiva sobre Huawei a la que, el 15 de mayo de este año, Trump colocó en la lista de compañías que representan una amenaza a la seguridad nacional. Lo que ha traído aparejado una especie de boicot que incluye, entre otras medidas, la prohibición para esta empresa de acceder a algunos de los servicios de Google tales como Android, Chrome, YouTube y Gmail, así como privarla de su abastecimiento  de semiconductores que les eran provistos por las firmas Qualcomm e Intel. (Cabe acotar que el inicio de este “combate” sucedió en diciembre de 2018 cuando, a solicitud de los Estados Unidos, Canadá detuvo a la hija del fundador de la empresa china por cargos federales: robo de tecnología a  la firma T-Mobile y violación del régimen de sanciones establecido contra Irán.)

A la guerra comercial con China que inició en marzo de 2018, Trump le añadió un nuevo capítulo a comienzos de agosto de este año. Anunció que impondría aranceles a una amplia gama de bienes de consumo de procedencia china. Aquella respondió inmediatamente por la vía de una moderada devaluación del yuan, que hizo temblar a los mercados cambiarios y bursátiles del mundo. Un llamado de atención que parece haber conducido al Presidente norteamericano a poner las barbas en remojo, al menos por un tiempo.

Bajo estas condiciones deambula un mundo sometido al maltrato, cercano a una belicosidad de alto voltaje. Para colmo de males, inteligentes y conspicuos analistas norteamericanos aportan abordajes críticos poco alentadores. Paul Krugman cierra así una nota publicada el 22 de abril de este año, en el New York Times, titulada La gran abdicación republicana: “Uno de nuestros dos partidos principales, al que le gusta envolverse en la bandera, ya no cree en los valores estadounidenses. Y está muy en el aire si Estados Unidos, como lo conocemos, sobrevivirá”. Más coyuntural pero igualmente agudo, Nouriel Roubini en coautoría con Brunello Rosa, en un artículo titulado La gestación de una recesión y crisis financiera en 2020 (Project Syndicate, 13 de septiembre de 2018), abunda en el tema consignado en el título.

Sería bueno que en casa tuviéramos claro el  complejo y duro contexto internacional con el que comenzará la tercera década del siglo XXI. No para rasgarnos las vestiduras, sino para pararnos frente a este mundo desorbitado y decir sin embargo, como proponía Max Weber, el sabio de Heildelberg, al final de su célebre conferencia sobre la política como profesión. Y abrir así una puerta a la esperanza y a la voluntad ante el tiempo nublado que parece avecinarse en el orbe.

 

 

 

 

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