¡Que sea ley! La lucha de los feminismos por el aborto legal es el libro que estará en todas las mochilas adornadas con pañuelos verdes la próxima vez que la marea se acerque al Congreso Nacional. María Florencia Alcaraz escribió un libro crucial para que el aborto sea, por fin, ley.
Este libro es un manual para la próxima guerrilla. Incluye un amplio abanico de temas que van desde los primeros pasos en el país del activismo pro legalización del aborto, hasta la crónica preciosista de los días de junio y agosto de 2018 que pusieron al aborto más cerca que nunca de la legalidad total.
¡Que sea ley! es parte de la colección Historia Urgente, de la Editorial Marea. Surge cuando hace falta. Como dice Rosana Fanjul, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, en el prólogo a esta edición, en 2018 “alcanzamos algo que nunca imaginamos”. Lo inimaginable pero deseado es la revuelta verde que se organizó en todo el país durante buena parte del año, el mar de chicas (de pibas, insiste Alcaraz) convencidas y organizadas dispuestas a todo para conquistar un derecho que las tiene como protagonistas. El derecho a decidir qué hacer con sus vidas, el derecho de reclamarle al Estado que proteja su autonomía.
“Eran mujeres cantando, suena diferente”, dice también en el emotivo prólogo la nieta de la bruja Dora Coledesky, que formó parte de la poco recordada Comisión por el Derecho al Aborto, de 1988. La hermandad de las mujeres, o más concretamente la hermandad feminista, atraviesa la historia de las prácticas y del activismo abortero.
El libro de Florencia Alcaraz se estructura en capítulos que desarrollan aspectos nodales de la lucha por la legalización del aborto. La autora reconoce en el aborto una práctica de desobediencia, un NO político y tiene el tino de poner en relación la escena de 2018 con los acontecimientos políticos feministas que produjo el movimiento de mujeres, lesbianas, travas y trans los últimos 30 años, pero especialmente desde 2015, con Ni Una Menos, hasta ahora. El contexto histórico permite incluir esa publicación dentro de los libros claves para comprender la época y les actantes políticos que la surcan.
¡Que sea ley! se inscribe dentro del continuum productivo que Alcaraz realiza como periodista feminista en la búsqueda de memoria y justicia feminista desde hace años y con inusual intensidad en los últimos años en el portal LatFem, en Revista Anfibia y en El Destape. No se trata de un libro antropológico, escrito por quien viaja al interior de una selva exótica para narrar lo que la civilización no comprende y le fascina, Florencia escribe desde adentro de la marea, con la desmesura de la activista y la mesura de la profesional de la información, todo en un mismo relato, algo muy difícil de hallar en la bibliografía sobre aborto.
Si imaginamos un futuro próximo, 2020 quizás, cuando el proyecto por la Interrupción legal del embarazo vuelva a ser presentado, podemos ubicar este libro como una herramienta, un arma de contrainformación necesaria, que reúne datos, historias, sensaciones, que hasta ahora sólo era posible encontrar dispersas en libros, informes, artículos de prensa, fotos, twitts, archivo. Estamos frente a un verdadero manual urgente para feministas. Un libro al que ir cuando se necesita argumentar. Un libro también para leer el pasado reciente y aprender de los errores.
El primer capítulo perfila el trabajo de “las chicas”, las mujeres y lesbianas pioneras en la lucha por el aborto en la Argentina. Para ello se sirve de numerosas entrevistas y trabajo de archivo. Allí cuenta, por ejemplo la historia del pañuelo y de cómo se elige el color verde.
El capítulo 2 “Ni muertas ni presas” y el 3 “El Estado es responsable”, realizan un puntilloso relato de diversas situaciones en las que mujeres, lesbianas, niñas y adolescentes pasaron por situaciones de criminalización o incluso terminaron muertas por la situación de ilegalidad del aborto. La criminalización selectiva, aquellas que pasan de pacientes a presas en un mismo día, el sistema médico obstaculizando el ejercicio del derecho al aborto legal contemplado desde 1921. Aquí es destacable la virtud de Alcaraz para cruzar datos y estadísticas y dar cuenta de la complejidad que construye una cifra, que aunque repetida hasta el hartazgo no deja de impresionar, en la Argentina se realizan 1300 abortos por día. Pero no todo es violencias, también descubrimos cómo se fue tejiendo la estrategia para liberar a Belén, la joven tucumana presa por abortar y cómo el activismo es capaz de dar vuelta a la Justicia Patriarcal.
En el capítulo 4 Alcaraz pondera la participación política de las pibas feministas. El capítulo se llama “La revolución de las pibas” y expresa cómo las adolescentes llegaron a conformarse como protagonistas en las calles de todo el país, llevando color y desparpajo a la disputa por el poder. El reclamo por Educación Sexual Integral en los colegios secundarios, la irrupción de mujeres cis y trans en las posiciones jerárquicas de los Centros de estudiantes de varios colegios y la práctica de salir a la calle que desde Ni Una Menos se ha hecho corriente confluye en “un Lollapalooza feminista”, dice Alcaraz, en el campamento de pibas que en las vigilias del 13 de junio y el 9 de agosto, sorprendió a todo el mundo.
Los capítulos 5 y 6 trabajan sobre la práctica efectiva del aborto, por un lado la formación en torno a la problemática en las Facultades de Medicina y de Enfermería de todo el país y por el otro la experiencia y activismo tenaz del socorrismo. “¿Quiénes hace los 1300 abortos que se realizan por día fuera del sistema público?”, pregunta la autora, la respuesta está en este libro. Qué es el misoprostol, cómo se conforman las redes de socorristas, cuál fue el rol crucial que cumplen y cumplieron las lesbianas, que el aborto voluntario existió siempre y que las brujas eran feministas.
Lo que también siempre existió es la organización para limitar las libertades. “Estrategias de los antiderechos” se llama el capítulo en el que Alcaraz desgrana la organización y el discurso de los adoradores de “el Bebito”. Este capítulo sitúa la resistencia al avance de derechos humanos en un marco histórico, elabora un vínculo entre esas fuerzas “pro aborto clandestino” y quienes defienden el accionar ilegal de la dictadura, entre el discurso positivista basado en la preeminencia de la imagen del feto y la serie El cuento de la Criada, adaptación de una novela de Margaret Atwood. Aquí Alcaraz recurre a varias de las intervenciones en las plenarias de comisiones de la Cámara de Diputados, en los debates previos a la votación, cuando activistas e investigadoras desarmaron el discurso de “los de pañuelo celeste”. La misma Florencia Alcaraz fue parte de esa partida, cuando fue invitada por una diputada a argumentar a favor de la despenalización y legalización del aborto y se explayó sobre las similitudes espeluznantes entre la novela de Atwood y la vida en una región en la que solo el 3% de las mujeres vive en países donde el aborto es legal.
El capítulo 8 destaca la participación de los varones trans en el activismo por la legalización del aborto. La vida y la militancia de Tom Máscolo, quien será uno de los presentadores del libro, redunda en una complejización de la injusticia. Los varones trans encuentran aún más trabas para acceder a un aborto seguro y a la plena ciudadanía sexual.
Los últimos capítulos del libro son una novela de misterios, un thriller periodístico. El relato de la epopeya de lxs feministas y sus aliadxs circunstanciales por aprobar un proyecto de ley lo más cercano posible a sus demandas. El poroteo, las reuniones, el paso por los medios de comunicación, por el sillón de Jorge Rial, las campañas por Twitter, los grupos de whatsapp y las estrategias comunicacionales de La Campaña para llegar a lo inimaginable. Las noches de frío, los martes verdes, la tensión en el recinto, los panqueques, lxs devenidxs compañerxs, el discurso de la ex Presidenta, el mundial feminista que se jugó adentro y afuera del Congreso, los pañuelazos, las actrices, el Paro del 8 de marzo. Toda la intensidad de los meses que van de febrero a agosto, que fueron como vivir muchas vidas en una, son narrados por María Florencia Alcaraz.
Este libro sin dudas recorrerá las ciudades montado en mochilas de pibas feministas, compartirá estante hogareño junto a Historia de una desobediencia: aborto y feminismo, de Mabel Bellucci, junto a Código Rosa, relatos sobre abortos, de Dahiana Belfiori, editado por La Revuelta, a Entre el crimen y el derecho (el problema del aborto), de Laura Klein. Es un libro que nació clásico y feminista.
María Florencia Alcaraz, ¡Que sea ley! La lucha de los feminismos por el aborto legal, Marea Editorial, Buenos Aires 2018. 289 pgs.
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