Un largo camino
Ejemplos de activismo desde el arte para que la homosexualidad dejara de ser delito
Francia y Bélgica durante el Siglo XVIII.
La Argentina, Brasil, Japón, Italia y Países Bajos en el Siglo XIX.
Durante el Siglo XX: Uruguay en 1924, Suecia y Suiza en los ‘40, España en los ‘70, Estados Unidos entre 1970 y 2010, Israel en 1988.
Rusia, China y Chile en los ‘90.
A muy grandes rasgos, esta es la cronología de cómo la homosexualidad fue dejando de ser considerada un delito en algunos países del mundo, un proceso muy gradual que aún no logró acabar con la discriminación hacia los homosexuales y que está muy lejos de terminar, ya que todavía hay más de setenta países que con diferente rigor consideran que hay un delito tan solo en el hecho de ser homosexual.
He omitido al principio los casos de Alemania y Gran Bretaña porque resultan muy llamativos, teniendo en cuenta que ambos estados han sido, al menos fronteras adentro y salvando sus décadas más oscuras, bastante progresistas en términos de derechos políticos, laborales o civiles. Fue recién en 1994 que la Alemania unificada derogó definitivamente el infausto artículo 175 que, aunque algo debilitado, había penalizado desde 1872 toda relación homosexual. A Gran Bretaña le llevó cinco años más desterrar definitivamente la criminalización de la homosexualidad tras un larguísimo y fatigoso camino legislativo que arrancó en 1957 con el informe Wolfensen. El riesgo de ser homosexuales en estos países iba mucho más allá del peligro de ser encarcelados (abundan los casos como los de Oscar Wilde y Alan Turing); su situación los dejaba expuestos a delatores y chantajistas frente a los cuales no podían hacer absolutamente nada, ya que acudir a la Justicia era exactamente lo mismo que confesar el delito de ser homosexuales.
Esta es la problemática central desarrollada en dos importantísimas películas, una alemana y la otra inglesa, realizadas con años de distancia y que tienen un argumento muy similar además de haber sido protagonizadas por dos grandes actores de enorme popularidad en sus países. Cada cual a su modo y en su tiempo, fueron dos valientes ejemplos de activismo desde el arte que hicieron su aporte para los cambios venideros.
La primera es la silente Anders Als Die Andern (Diferente a los otros) rodada en 1919 y protagonizada por Konrad Veidt, el enorme actor de El Gabinete del Doctor Caligari. Su personaje es Paul Körner, un sobresaliente violinista que al leer los obituarios en el periódico comienza a sospechar que detrás de la gran cantidad de suicidios está el ya citado artículo 175 que condenaba la homosexualidad en Alemania. Poco después acepta tomar como alumno a un joven con el cual habrá atracción mutua, con el previsible rechazo de su círculo íntimo. Acto seguido será víctima de un chantajista que lo amenaza con la delación y de una Justicia que considera tan grave su condición sexual como la extorsión en sí, para terminar destrozando su vida artística y personal.
La película fue dirigida por el muy prolífico director Richard Oswald, pero el nombre que sobresale en esta producción es el del doctor Magnus Hirschfeld, médico especialista en sexología que sostuvo una decidida y temprana defensa de los homosexuales, de su condición y sus derechos. En Anders Als Die Andern colaboró intensamente en el guion e incluso tiene un papel destacado haciendo de sí mismo como el comprensivo médico del desesperado Körner. En varios pasajes Hirschfeld expone sus ideas, porque el propósito de la película era aportar a un debate que estaba bastante instalado durante la República de Weimar (Alemania 1918/1933). Ya existían incipientes movimientos homosexuales, el mismo Hirschfeld había fundado en Berlín un Instituto abocado al estudio de la sexualidad y en el plano cinematográfico hubo muchas películas en tema como la magnífica Mädchen in Uniform (Muchachas de uniforme) de 1931, pionera en abordar la temática lésbica. Obviamente todo esto fue perseguido, incinerado o eliminado durante el nazismo, incluida la película Anders Als Die Andern, de la cual se han conservado sólo fragmentos que sirvieron para una reconstrucción en 2004 de poco menos una hora de duración.
Cuarenta años después, la cosa no era mucho más amable en Gran Bretaña (sobre todo en Inglaterra y Gales). En 1957 se elaboró el Informe Wolfenden para evaluar la criminalidad de la homosexualidad, algo muy urgente dada la cantidad de personas famosas que estaban siendo condenadas. La resolución final del Informe señalaba que “el comportamiento homosexual en privado y entre adultos que consintieran no debía seguir siendo un delito”. Comenzaba el debate pero aún faltaría mucho para cambiar las leyes.
En 1961 la guionista Janet Green decidió que ya era hora de llevar el tema a la pantalla grande, esa tremenda caja de resonancia que puede dar un golpe de timón en las sociedades. No podemos certificar que se haya inspirado o siquiera visto la alemana Anders Als Die Andern pero lo cierto es que escribió un guion muy parecido al que escribiera Hirschfeld casi cuatro décadas atrás bajo el sol de la República de Weimar y se lo acercó a Basil Dearden, uno de los directores más populares del cine británico con licencia de filmar lo que se le antojara. Victim se rodó en tan solo diez días y se estrenó en agosto de aquel 1961.
En este caso el personaje principal es Melville Farr, un prestigioso abogado que está a un paso de convertirse en juez y que forma una pareja modelo con su esposa Laura. Todo empezará a desmoronarse desde el momento en el que un joven obrero llamado Joy Barrett acuda en su ayuda, se manifieste un múltiple caso de chantaje y se haga evidente la homosexualidad que Farr ocultó durante años.
Victim es un prodigio de cómo instalar una temática prácticamente tabú valiéndose de un género popular y siempre efectivo. Con una elegante traza de cine noir, corre el velo para que los británicos vean que la homosexualidad es mucho más frecuente de lo que se creía y al fin asuman que muchos de esos caballeros que andan por las calles, bares, peluquerías y librerías londinenses están condenados a ocultar su elección sexual y son criminales según la ley vigente. Es notable también el modo sutil, acaso pudoroso, en que esta película expresa la profundidad que puede tener un amor entre personas del mismo sexo, sin necesidad de mostrar la intimidad de los protagonistas. Hay que tener en cuenta que además no era fácil mostrar esto por aquellos años.
Victim también incorporó el lenguaje despectivo con el que se trataba a los homosexuales. Se supone que es la primera vez que se usaron los términos “homosexual” y “queer” en el cine británico. Por todo lo que esta cinta visualizó a inicios de la década del ‘60 es que hoy en día se la considera muy influyente para que se promulgara la Ley de delitos sexuales de 1967, primer paso para desandar la criminalización de la homosexualidad en Inglaterra.
Varios actores rechazaron el ofrecimiento de personificar a Melville Farr hasta que se llegó a Dirk Bogarde, que en ese entonces estaba a punto caramelo. Con 39 años ya se perfilaba como una de las figuras del cine británico con perspectivas de recalar en la gran liga hollywoodense. Bogarde aceptó el reto y compuso uno de sus papeles sino mejores, decisivos para el resto de su carrera. Fue una decisión personal equiparable a la que el mismo personaje de Farr toma en la película a riesgo de sacrificar su prestigio profesional. Por el contrario, el renombre de Bogarde se acrecentó y este fue tan solo el primero de varios papeles sobresalientes como el de El sirviente (1963) o Muerte en Venecia (1971), que lo situaron entre los grandes actores europeos.
Bogarde falleció en 1999 a la edad de 78 años luego de erigir una carrera artística magnífica. Su figura fue interpretada desigualmente dentro la creciente comunidad LGBT: algunos lo reconocieron como un referente importante mientras otros le cuestionaron que nunca haya reconocido su homosexualidad. Era sabido que convivía con su representante pero prefería no dar detalles del asunto, y para simular su heterosexualidad solía mostrarse en público con mujeres muy deseadas. El colmo de un gran actor: tener que sobreactuar en la vida real lo que no se es ni se quiere ser.
FICHA TECNICA
Título original Anders Als Die Andern (“Diferente a los otros”) / Año 1919 / Duración 47 min. / País Alemania / Dirección Richard Oswald / Guión Richard Oswald, Magnus Hirschfeld / Fotografía Max Fassbender / Reparto Konrad Veidt, Fritz Schulz, Magnus Hirschfeld.
FICHA TECNICA
Título original Victim / Año 1961 / Duración 90 min. / País Gran Bretaña/ Dirección Basil Dearden / Guión Janet Green / Música Miguel Philip Green / Fotografía Otto Heller / Reparto Dirk Bogarde, Sylvia Syms, Dennis Price.
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