UN DEMONIO EN APUROS

Gustavo Arribas sigue haciendo negocios mientras avanzan las causas por espionaje ilegal

 

Marcaba el número y el teléfono sonaba en Pozzuoli, un pequeño puerto a 20 kilómetros de Nápoles. Del otro lado atendía su sobrino con las novedades de una transferencia trabada por cifras que no terminaban de acordar. El ex jefe de la AFI, Gustavo Arribas, monitoreaba desde Buenos Aires la venta de Allan, un volante de la Selección brasileña. La operación estuvo una vez a punto de caerse y Arribas solicitó en agosto a la Justicia argentina, que lo investiga por supuesto espionaje ilegal, que lo deje viajar para destrabar personalmente la operación. El pedido no fue concedido pero el pase se hizo igual: por 28 millones de dólares, el jugador pasó al Everton inglés y marcó el regreso del amigo de Mauricio Macri a las grandes ligas del negocio deportivo luego de abandonar el gobierno.

Durante los cuatro años en la agencia de inteligencia, Arribas tuvo que delegar la operatividad de su empresa de representación de jugadores en las manos de su hijo Ezequiel y de su sobrino Juan Manuel Gemelli. Si bien los dos jóvenes empresarios aprendieron rápido el oficio y se sentaban en la mesas con dirigentes europeos a negociar, representantes que conocen a Arribas y al negocio sostienen que nunca dejó de ser consultado y que ahora tiene decidido volver al formato previo a su vida de funcionario.

Desde 2009, primero como Storm Producciones LTDA y desde 2011 con la marca actual, Arribas se instaló en San Pablo y fundó la empresa Soccer Player Agenciamento Esportivo Ltda. Desde entonces su compañía solo creció y llegó a tener en su cartera a futbolistas destacados como Philippe Coutinho, del Barcelona, o Alex Sandro, de la Juventus. Su desembarco en Brasil estuvo vinculado a la venta de Carlos Tévez de Boca al Corinthians y desde entonces se quedó allí. Su negocio se amplió a inversiones inmobiliarias múltiples hasta que su acusación en el escándalo de coimas del Lava Jato lo obligó a bajar el perfil.

Soccer Player tiene un capital declarado de 20.000 reales (unos 3.700 dólares), un valor muy bajo para una empresa con dirección en un edificio en la residencial Vila Olimpia en el que los departamentos rondan los 7.000 reales mensuales (1.300 dólares). En los cuatro años en los que se mudó a la Argentina, Arribas pidió a las autoridades bancarias brasileñas que las ganancias de su empresa fueran depositadas en cuentas corrientes de su compañía inmobiliaria, GHA Negocios, Participaciones y Administración de Bienes. Según un informe fiscal de marzo de 2019, Arribas recibió 12.575.330 de reales (u$s 2,3 millones) y su sobrino 2.210.381 de reales (u$s 410.000) por lo facturado en Soccer Player el año anterior.

En un permiso para salir del país ante el juez de Lomas Juan Pablo Augé –que lo procesó por el supuesto espionaje en el Instituto Patria y a Cristina Kirchner–, Arribas dio muchos detalles de lo que pensaba hacer en el extranjero. Explicó que era imprescindible el contacto personal con los jugadores, autoridades y representantes y que en esas rondas de negocios se generan nuevos negocios. Solicitó irse el 24 de agosto y volver dos meses después, adjuntó las fechas con los cierres de los mercados de pases europeos globales y declaró que se movería en vuelos privados. Para justificar su pedido, mencionó que era el único sostén de su familia. El funcionario declaró más de 280 millones de pesos en su declaración jurada de 2019.

Mientras su oficina estaba en el histórico edificio de 25 de Mayo 11, el jefe de los espías no detuvo su contacto con dirigentes del fútbol. En Boca recuerdan la figura de Arribas sobrevolando durante el segundo mandato de Angelici. El caso más gráfico fue la operación por la cual Alexis Mc Allister –hijo del Colorado, primer secretario de Deportes de Macri– terminó en el Brighton de Inglaterra. En febrero de este año, luego de ganar el Preolímpico con la Selección, el futbolista que entonces jugaba en Boca prestado por el club inglés adelantó su partida a hacia Liverpool. A pesar de que su padre era el representante, en la operación de venta aparecieron Soccer Player y el grupo Stellar Group. La salida anticipada terminó con los nuevos dirigentes de Boca criticando el manejo de la operación. “Lo que pasó con Alexis Mac Allister no va a volver a pasar. Boca le dio la camiseta, fue usado de vidriera y se quedó sin un peso”, planteaba en ese momento el actual presidente Jorge Amor Ameal.

Stellar Group es una las agencias de representación de jugadores más grandes del planeta. Su dueño, el británico Jonathan Barnett, aparece liderando el ranking de agentes deportivos que publica la revista Forbes. Este polémico personaje, que fue suspendido en su país por irregularidades en pases de sus jugadores, tiene muchos negocios con la empresa de Arribas. Los primeros registros son de cuando los ingleses comenzaron a gerenciar el pequeño club uruguayo Deportivo Maldonado. Desde allí triangulaban jugadores que nunca jugaban pero que luego terminaban en un destino europeo. Arribas supo ser apoderado del grupo para Latinoamérica. Por ese club, por ejemplo, pasó el delantero de Boca Jonathan Calleri, que en 2016 dejó Argentina para ir al San Pablo. Desde entonces paso por West Ham, Las Palmas, Alavés, Español, Osasuna, siempre con préstamos concedidos por el club de Uruguay.

Según un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF) de 2016, Arribas fue asesor de Deportivo Maldonado Sociedad Anónima Deportiva hasta diciembre de 2015. Es muy curioso ver la lista de jugadores brasileños vinculados a Arribas, como el mencionado Allan, del Everton, Alex Sandro, de Juventus, Willian José, de la Real Sociedad, o Thiago Heleno, de Paranaense, en los que el Deportivo Maldonado siempre aparece repetidas veces en sus pases o préstamos. Dirigentes de San Lorenzo consultados para la nota contaron que en enero de 2015 Arribas les ofreció al Wallyson, un delantero del Botafogo, con el que finalmente no llegaron a un acuerdo. Wallyson pasó por 11 clubes, siempre prestado por el Maldonado.

Los vínculos de Arribas con el fútbol comienzan en 1997 cuando en la primera gestión de Macri en Boca fue el encargado de la negociación por la compra de Martín Palermo a Estudiantes. Boca tenía cerrada la transferencia y apareció Arribas en el medio presentado por su amigo presidente. El pase se hizo en una semana y costó 300.000 dólares más y Arribas se quedó con el 10%. Cuando la oposición exigió información, Macri dijo la frase que aún hoy varios dirigentes recuerdan: “El Negro es de mucha confianza. Es como si fuera yo”. Según explican, ese fue el comienzo de una ingeniería que le permitió a empresarios amigos quedarse con parte de las ventas de jugadores xeneizes. Un dirigente que participó de aquella conducción y que luego se enfrentó a Macri señala a Arribas como el creador de ese mecanismo. “Es un demonio haciendo negocios. Y no lo digo en un sentido negativo sino más bien descriptivo. Se maneja en ese mundo corriendo riesgos pero ganando mucho dinero”, destacó.

La más recordada de sus discutidas intervenciones estuvo relacionada con la venta de Tévez al Corinthians en diciembre de 2004. En ese momento Arribas integraba la empresa HAZ Sports (por las siglas de sus tres socios: Fernando Hidalgo, Arribas y el israelí Pini Zahavi) y fue intermediario de la compra que hizo el grupo financiero del MSI Group, del iraní Kia Joorabchian. El grupo generó fuertes sospechas de lavar dinero con esa operación. La venta se habría hecho por entre 15 y 18 millones de euros, según distintas informaciones que entregó Boca en ese entonces. El buen rendimiento de Tévez, que llegó allí junto a Mascherano, hizo despegar el negocio de Arribas, que ya no abandonaría San Pablo hasta 2015. Allí conoció a su esposa y socia brasileña, Lindamir Sumny, con quien tiene una hija de 10 años.

Igualmente en Argentina la empresa de Arribas siempre mantuvo encendido el fuego de sus negocios, aún con su sobrino y su hijo a cargo, aunque fuera a un escala menor. Por ejemplo, el año pasado vendieron al delantero de 22 años Tomás Conechny, de San Lorenzo al Portland Timbers de Estados Unidos. También al volante Guido Carrillo, que pasó por el Mónaco y ahora está en el Elche de España. Y hace más tiempo el ex arquero suplente de la Selección y del Villarreal de España, Gerónimo Rulli, quien por supuesto supo pasar por Deportivo Maldonado para ir a Europa.

El otro gran negocio que siempre alimentó Arribas en Brasil fue el de las inversiones inmobiliarias. Para eso tiene GHA, con un capital de 14.314.385 de reales (u$s 2,6 millones), en el mismo departamento de 43 metros cuadrados, que aparece en la dirección fiscal de Soccer Player, en la calle Elvira Ferraz 250. La empresa fue creada en 2010. Tiene un capital social mucho mayor que Soccer Player, pero básicamente vive de los recursos que genera la otra. Si se observan las declaraciones juradas, los ingresos informados por esta empresa son reducidos, pero la cifra que da volumen al capital total surge de lo que le ingresa por la administración de Soccer Player.

Arribas es socio de otra empresa inmobiliaria en San Pablo, Chloe Gestión Patrimonial, con un capital de 100.000 reales (u$s 18.500). Como las demás empresas de Arribas, está en una zona residencial, en la calle Diogo Jacomé 518, que también fue sede de Soccer Player y de GHA. Fue creada en 2009 y no tuvo movimientos recientes, con lo cual las autoridades consultadas presumen que pudo haber cerrado.

De este lado de la frontera Arribas también tiene desarrollos inmobiliarios. En su última declaración jurada informó un crédito para el Fideicomiso Vías de Ocampo por 41 millones de pesos. Para construir condominios, ese emprendimiento pagó 40,4 millones de dólares por un valioso terreno en Barrio Parque, subastado por la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). Son 7.800 metros cuadrados en un espacio donde hoy hay canchas de fútbol y el gimnasio en el que se conocieron Macri y su esposa Juliana Awada. Ese terreno ferroviario primero fue rezonificado y luego vendido al fideicomiso. El consorcio Vías de Ocampo inició sus actividades el 3 de julio de 2018, por medio del fideicomiso, y la subasta fue dos semanas después. Estos negocios suenan curiosos ya que el 1° de enero de este año Arribas volvió a informar a la AFIP su residencia en San Pablo y desistió de su domicilio fiscal en la Argentina.

Mientras tanto, Arribas deberá responder a la Justicia por las causas que le siguen en Lomas, por el supuesto espionaje a Cristina y al Patria, pero también por vigilar a integrantes de su propio espacio como Horacio Rodríguez Larreta, Emilio Monzó, Diego Santilli o Nicolás Massot. Precisamente ante el juez de esa causa, esta semana los abogados de la ex Presidenta también pidieron la indagatoria de Elisa Carrio por la investigación de otras maniobras de espionaje ilegal durante el gobierno de Macri. Pero por ahora, los problemas legales no parecen ser un impedimento para que Arribas siga haciendo negocios.

 

 

 

 

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