Ucrania, ¿modelo para la Argentina?

Lavagna señaló el ejemplo ucraniano como referencia para la deuda de la Argentina actual

 

A partir del diagnóstico de que la Argentina no podrá afrontar los próximos vencimientos de deuda (principalmente la parte nominada en dólares) y que el extraordinario ciclo de endeudamiento encarado por el gobierno macrista dejó en una situación de virtual default, el actual gobierno de Alberto Fernández está encarando el proceso de negociación de la deuda en tres frentes:

  1. la jerarquización y centralización del tema en el plano interno;
  2. el aplazamiento de los pagos (reperfilamiento) con el Fondo Monetario Internacional; y
  3. la reestructuración de los títulos públicos en manos de acreedores privados con quita de capital. Sobre este último eje el decreto 250/20 determina la facultad para reestructurar títulos por hasta 68.843 millones de dólares.

En este sentido es que diferentes analistas ensayaron comparaciones con crisis de deuda desarrolladas en otros países. Roberto Lavagna, quien fuera ministro de economía y principal responsable de la reestructuración de la deuda argentina en 2005, señaló recientemente el ejemplo ucraniano como referencia para la situación de la Argentina actual.

 

 

¿Qué pasó en Ucrania?

Inmersa en una crisis económica agudizada por la situación de guerra civil, Ucrania encaró un proceso de reestructuración de deuda que a los ojos del establishment de las finanzas fue exitoso. En noviembre de 2013 estallaron protestas, que culminaron  en febrero de 2014 con la destitución del Presidente pro-ruso Yanukóvich. El nuevo gobierno pro-europeo de Petró Poroshenko firmó un acuerdo stand-by con el FMI, a la par que se extendían los conflictos políticos, sociales y militares a lo largo de todo el país (anexión de Crimea y Sebastopol a Rusia, guerra del Donbáss y la declaración de independencia de Donetsk y Lugansk).

Ante la imposibilidad de enfrentar los compromisos de deuda, la Ucrania hundida en crisis y en una situación de guerra civil emprendió en 2015 la renegociación del Acuerdo con el FMI. En marzo se pasó a un Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF), que involucró:

  • a) el aplazamiento de los pagos,
  • b) la reestructuración de la deuda con los acreedores privados, y
  • c) la declaración del default de la deuda con Rusia.

Debe señalarse que este último punto no ha sido muy difundido en la prensa económica de Occidente. En agosto logró un acuerdo con los acreedores privados, con una quita del 20% del capital y una prórroga de pagos.

Algo parecido a lo que se rumorea por aquí, aunque omitiendo la parte c) del default selectivo. Algunos rasgos que permiten la comparación son:

  1. Son casos que se desarrollan en la crisis mundial. La explosión de la burbuja financiera en 2008 dio inicio a una crisis económica global que aún perdura. En este contexto se desarrolla una nueva ola de endeudamiento, en la que el FMI asume un papel más importante que en períodos anteriores. Tanto en la crisis de deuda en Ucrania como en  la Argentina, el FMI tiene un lugar central, asignado por el G20.
  2. Los actores intervinientes. Ambos países tenían un stand-by con el FMI, cuestionado por su falta de adecuación al estatuto. Mientras que en Ucrania implicó un cambio de Acuerdo (se pasó a un Acuerdo de Facilidades Extendidas), aquí se apuesta a persistir con un nuevo stand-by. Entre los fondos de inversión, Franklin Templeton presidió la comisión de reestructuración en Ucrania y forma parte del “grupo de los 5” con poder de veto en la Argentina. BlackRock, Pimco y Fidelity participaron de ambas tramas. Lazard fue el asesor financiero en ambos casos.
  3. El mecanismo de negociación. Ucrania acordó con el FMI y luego obtuvo la quita con los acreedores privados. La Argentina logró el apoyo del FMI hace un mes, en un comunicado donde se indicó que se requería “una contribución apreciable de los acreedores privados”. Este apoyo es la llave con la que comenzó a negociar buscando una quita incluso mayor (el FMI dijo el viernes que la quita debía ser de  entre U$S 55 y U$S 85 mil millones durante la próxima década). Habrá que ver si esto implica un cambio de acuerdo con el FMI.
  4. Geopolítica. Por un lado, Ucrania es un territorio clave por su posicionamiento estratégico entre Europa y Rusia. En ese país se han canalizado disputas territoriales entre estas potencias, según sus proyecciones externas. Recordemos que este proceso de reestructuración es inmediatamente posterior a una guerra que partió al país en dos. Dos potencias en juego buscan doblegarse usando de tablero un tercer país. ¿Será la Argentina parte del tablero de la disputa entre Estados Unidos y China? ¿Qué potencia aprovechará la coyuntura? Por otro lado, la renegociación de Ucrania se dio en el mismo año en que la Troika hundió a Grecia en el ajuste, bloqueando todo intento de una solución alternativa. Una reestructuración veloz en la Argentina, ¿servirá de “lavada de cara” para que el FMI imponga su voluntad en otros países que están entrando en problemas de pagos?
  5. La dimensión energética. Ligada al punto anterior puede leerse la importancia otorgada a Naftogaz (la empresa nacional de petróleo y gas de Ucrania) y al control de gasoductos en el proceso de renegociación de la deuda ucraniana. Fueron botines del arreglo, que aprovecharon para controlar las potencias occidentales. En la Argentina, la dimensión energética también ocupa un lugar privilegiado. Nos preguntamos qué papel asumirá Vaca Muerta en este escenario actual.
  6. ¿Default? Si bien en Ucrania se buscó evitar el default, la renegociación incluyó la cesación de pagos de títulos públicos en manos de la Federación rusa. Moscú desistió de reclamar en el Club de París, sí se dirigió a la Corte Suprema de Londres, donde aun se debate. Ucrania destrabó la reestructuración dejando a una parte afuera. El gobierno argentino, por su parte, se había propuesto llegar a un acuerdo evitando el default. Pero ha trascendido que sectores cercanos al gobierno nacional sostienen la discusión de optar por default antes que cerrar un “mal acuerdo”. La cesación unilateral de pagos pareciera estar fuera de la agenda oficial, pero ¿qué pasaría si se induce un default con alguna de las partes, debido a un arreglo imposible de acordar en plazos tan breves?
  7. ¿Deuda ilegítima? El stand-by firmado con Ucrania en 2014 fue criticado por violar el estatuto del FMI, puesto que se prestó a un país que no tiene medios visibles para pagar, que no puede cumplir las condiciones y que además estaba en guerra. Este punto nos remite a las declaraciones de la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en torno al stand-by firmado por Macri con el FMI, que financió la fuga de capitales, violando así el estatuto del organismo. Esta es otra razón por la cual puede afirmarse que es una deuda ilegítima. La doctrina de la deuda odiosa fue utilizada por el gobierno pro-europeo en Ucrania, para negarse a pagar los eurobonos de Rusia en el alegato en Londres. Se adujo que la deuda contraída por gobierno de Yanukóvich no benefició a la población. Sectores ortodoxos de la prensa especializada han insistido con la validez de esta postura, especulando con su utilización en una potencial “Venezuela después de derrocar a Maduro”. La doctrina de deuda odiosa está sobre la mesa.

Como se puede notar, el proceso de reestructuración de deuda en Ucrania guarda parentescos con la situación argentina. Ofrece algunas pautas de lo que podría estar en juego no solo en materia financiera, sino geopolítica. ¿Es posible aprovechar las tensiones mundiales para no repetir la misma historia, y sacar provecho de la situación? Incluso la discusión sobre la legalidad está sobre la mesa. La tensión económica mundial tal vez ofrezca un paño apropiado para repartir nuevas cartas.

 

 

 

 

  • Lucas Castiglioni (UNICEN) y Francisco Cantamutto (IIESS UNS-CONICET)
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