Tiempo de descuento

Las inconsistencias que llevan al borde la gestión de Caputo

 

A días de cumplir seis meses de gobierno, es claro que el plan de 14 puntos que Luis Caputo y su equipo presentaron ante Milei para asumir el Ministerio de Economía entra en tiempo de descuento. No logra estabilizar los precios, y el pecado original de devaluar más de un 100% y “liberar” al dejar que grandes empresas lo determinen (en una economía con el grado de concentración y poder de fijarlos, con mercados cautivos o semi-cautivos y con un nivel de pobreza que ronda la mitad de la población) llega a su fin.

En efecto, se ejecuta un violento plan de ajuste sobre el consumo interno para priorizar la venta de alimentos y de energía al exterior, cuyo fin último es privatizar los principales activos del país para pagar una deuda externa que benefició y beneficia a una minoría parásita y rentista que utilizó los gobiernos que se dicen liberales contrayendo deuda y transfiriéndola al pueblo argentino y/o comprando dólares baratos y fugándolos.

Pero desconocen que la economía argentina crece si se incrementa el consumo, dado que el empleo y el nivel de actividad dependen básicamente de las compras internas. Y que las exportaciones deberían obrar para poder importar insumos que no producimos o que si se hace en el país no es la cantidad ni calidad que se precisa.

Sin embargo, la irracional deuda externa es condicionante del desarrollo del país, de la soberanía sobre nuestros recursos naturales y nos obliga a subordinarnos a planes que debe aprobar el FMI, cuyo fin último es convertirnos en una factoría exportadora.

Los 14 objetivos del equipo de economía de este gobierno son:

  • Cambio en la fórmula de movilidad previsional y en el otorgamiento de las jubilaciones y pensiones para disminuir su costo presupuestario.
  • Prohibición al BCRA para emitir y financiar al Tesoro.
  • Quita de subsidios a las tarifas de gas, luz y agua.
  • No se realizan obras públicas, salvo la que tenga financiamiento externo.
  • Extensión del impuesto PAIS para todas las importaciones.
  • Prórroga del Presupuesto 2023 para congelar el gasto, sin ajuste por inflación.
  • Suspensión de aportes no reembolsables a las provincias.
  • Limitar los subsidios y las demás transferencias a la población.
  • Limitar los giros a universidades.
  • Liberación de precios de combustibles y prepagas.
  • Salarios públicos adecuados a la nueva pauta presupuestaria congelada.
  • Transferir las Leliqs al Tesoro Nacional (deuda del Tesoro) y mejorar el balance del BCRA.
  • Las empresas públicas se convertirán en sociedades anónimas para facilitar su venta.
  • Devaluación y control posterior del precio del dólar (cepo cambiario).

No es otra cosa lo que ha venido realizando el súper Ministerio que encabeza Caputo en los dos proyectos que cuentan con la sanción de la Cámara baja del 2 de mayo de 2024.

En el denominado “Bases y Puntos de partida para la Libertad de los Argentinos”, el caballo de Troya es el RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones), que indica una amplia gama de exenciones impositivas para proyectos de inversión de 200 millones de dólares o más, ya sea nuevo o para la ampliación de un desarrollo existente, donde les asegura estabilidad fiscal por 30 años; a partir del tercer año, se les garantiza la libre disponibilidad de divisas (no tienen obligación de ingresarlas al país) y no pagan derechos de exportación; incluso les disminuye la alícuota del impuesto a las ganancias del 35 al 25%, todo ello en un trato desigual con las pequeñas y medianas empresas argentinas que son las que más trabajo generan.

En el proyecto de Ley de Medidas Fiscales Paliativas y Relevantes, se propicia un amplio “blanqueo” de capitales (perdona a los evasores de impuestos) que, a cambio de declarar su riqueza oculta, son eximidos de causas judiciales y del pago de multas, entre otros beneficios. Los primeros 100.000 dólares regularizados no tributan el impuesto, y para los que declaran 100.000 dólares o más (sin cupo o límite, o sea que pueden ingresar los capitales que quieren y como quieran) el blanqueo estará dividido en tres fases: la primera, desde el día siguiente a que entre en vigencia el régimen hasta fines de julio de 2024 y determina una alícuota de ingreso del 5%; la segunda etapa va desde el 1 de agosto hasta el 30 de septiembre con una alícuota del 10%, y la última, desde octubre al 30 de noviembre, con una alícuota del 15%, beneficiando a quienes tienen más recursos para ocultar su patrimonio y que no cumplen con los compromisos tributarios.

El denominador común de ambos proyectos es que ingresen divisas y, tal como advierte el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organización intergubernamental que es referencia mundial en la materia, permitiría el blanqueo o lavado de capitales, tales como los provenientes del narcotráfico, el tráfico de armas y de personas.

 

 

Inconsistencias macroeconómica, financiera y cambiaria

La suba generalizada de los precios en la Argentina es por la súper ganancia de los grandes productores y comercializadores que los fijan en forma equivalente al valor del dólar (sin importarles mayormente el costo local) y, por ende, continuará en su raid alcista, porque lo que no se pueda vender en el mercado interno, se exporta, y si eso no pasa, se deja de producir. Si fruto de esa política, quedan trabajadores en la calle por el cierre de los establecimientos, no es un problema de ellos.

Se lo dijo Luis Caputo en la reunión que tuvo el lunes 11 de marzo de 2024 a los supermercadistas reclutados en ASU (Asociación Supermercados Unidos), entidad que nuclea a los grandes hipermercados nacionales y multinacionales; si no están de acuerdo con el precio de los proveedores del país, importen, pero no vendan en el mercado local más caro que en el exterior, cita que uno de los asistentes resumió en “importar y despedir”.

Obviamente la riqueza es producción de bienes y servicios, no la importación, que es producción y trabajo de otra nación. Y menos la renta financiera por carry trade (bicicleta financiera) que se obtiene del cepo cambiario [1], que le permitió asegurar a Luis Caputo en la reunión que tuvo en Washington[2] ante más de 400 operadores de fondos de inversión, de pensión, de bancos, de compañías de seguros, etc., el jueves 18 de abril de 2024, que en la Argentina de Milei perciben una tasa de interés mayor que la devaluación del dólar, a los efectos de que traigan dólares para convertirlos en pesos argentinos, y que tendrán un seguro de liquidez (cláusula puts) que les permite pasarse a pesos cuando ellos decidan.

El problema es que los supuestos inversionistas no le están creyendo y tienen, además del reparo para con un plan que se ejecuta contra el nivel de vida de la población y que la condena a una creciente exclusión social, tres factores relevantes que significan el comienzo del fin de la gestión de, al menos, Caputo y su gente:

  1. El Consejo Agrario Argentino le advirtió a Caputo que con el actual dólar de exportación (80% por el mercado oficial y 20% por CCL) va a liquidar exportaciones a cuenta gota y al solo efecto de cubrir sus costos operativos

 

Nota: En dólares corrientes.

 

En ello juega además la suma de torpezas con la República Popular China, que van desde no sumarnos a los BRICS hasta decir que los chinos son todos iguales, en un alarde de obsecuencia con los Estados Unidos que hace que la gran nación asiática prefiera comprar soja, maíz, cerdo, etc., de Brasil [3].

 

2. La fuerte recesión económica donde diversos estudios económicos hablan de un descenso del PIB en torno al 8,5% en estos primeros cuatro meses del año y fuentes internacionales dicen que en el año 2024 el descenso ronda entre el 3,5% al 4% del PIB. Ello se refleja también en el menor nivel de recaudación tributaria que está atada básicamente al nivel de actividad:

Nota: En millones de pesos corrientes. Fuente: AFIP. Inflación anual acumulada hasta marzo de 2024: 287,9%.

 

3. La menor recaudación que, pese a la fuerte subejecución del gasto de la Administración nacional (ajuste previsional; menor transferencia a las provincias en salud, educación y transporte; paralización de la obra pública), obliga al Estado a colocar títulos de deuda en pesos ajustables por inflación y/o por dólar oficial [4], de manera tal que aumenta descomunalmente la deuda bruta para ser de 403.044 millones de dólares, incrementándose en 32.370,3 millones de dólares con respecto a diciembre de 2023.

Los tres factores mencionados no se resuelven y generan cuatro grandes inconsistencias:

  • La inconsistencia macroeconómica que reside en que desciende mes a mes la IIBF (Inversión Interna Bruta Fija), por ende, se produce menos en el presente y aún menos en lo que resta del año, el resultado es una menor utilización de la capacidad instalada, con ello disminuye la cantidad de horas trabajadas (de allí las propuestas de retiro voluntario y otras de desocupación más o menos encubiertas).
  • La inconsistencia fiscal, que implica que se realiza un brutal ajuste del gasto público y sin embargo la reducción de los ingresos tributarios obliga (al pagar una deuda que no se investigó) a financiarse con más deuda. La pregunta es hasta cuándo se pueden seguir endeudando, cuando ni siquiera tienen asegurado los pagos de los compromisos externos de este año 2024, por más carry trade que inventen y más ventajas le den al capital financiero para juntar los dólares.
  • La inconsistencia monetaria es que va descendiendo la tasa de interés nominal, pero el sistema financiero no genera créditos (el total de préstamos al sector privado es solo 3,9% del PIB y casi la mitad de ese total es por tarjeta de créditos y otros personales), nadie se va a endeudar para no vender o vender menos. Y el financiamiento del stock no vendido casi siempre termina en quiebra.
  • La inconsistencia cambiaria es que devaluaron violentamente no bien llegaron al gobierno y hoy el tipo de cambio dista de ser competitivo, la prueba está en la menor liquidación del campo, y en que se revierte el ingreso de los países vecinos en tours de compra, y ahora son los consumidores locales lo que van a esos países.

 

 

En síntesis

El fin es el de siempre. Una vez que se frena el ingreso de dólares financieros y/o comerciales, se genera la fuga de capitales que provoca la debacle de programas regresivos en términos sociales, productivos y laborales, que derivaron en el hundimiento de proyectos políticos como el de Martínez de Hoz, incluso el de la convertibilidad que duró 11 años, y el de Cambiemos.

Se entra a pasos agigantados a una fuerte depresión económica que no se subsana con todas las ventajas que pretenden otorgarle al capital extractivista en un futuro que el gobierno de Milei no puede garantizar. Un gobierno débil y cada vez más anti-popular. A su vez, los dólares de carry trade por definición son temporarios y no se sabe a ciencia cierta hasta cuando se cuenta con ellos, por más de que Caputo les asegure, lo avale BlackRock, Vanguard y la AmCham y les otorgue el seguro de liquidez con los contratos puts.

No le dan los tiempos para juntar los dólares para hacer los pagos de los servicios de la deuda (capital e intereses) [5] y acumular 10.000 millones de dólares de reservas internacionales del BCRA acordado para este año con el FMI.

La única salvación de Caputo es un nuevo acuerdo con el FMI, pero ya Gita Gopinath, subdirectora general del FMI y representante de los Estados Unidos en ese organismo, le dijo en la cara que no cuenten con una ampliación del crédito.

El gobierno pretende que ingresen capitales y genera negocios rentables, pero son miles de millones de dólares y los que los traen saben que tienen sus riesgos en un país como la Argentina que se ha declarado en default varias veces. Y lo peor para los fondos de inversión (que administra capitales de otros) es que un país no les pague, el efecto dominó de retiro de inversiones sería una consecuencia lógica y esperable.

 

 

 

[1] Conjunto de limitaciones a la compra de moneda extranjera a las personas y empresas en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). Son controles de cantidad e incluso límites a las transferencias al extranjero y restricciones en el acceso de operaciones de cambio.
[2] Organizada por JP Morgan y AmCham, que llevó como título "Argentina: estabilización, regulación y crecimiento sustentable".
[3] De allí que China no renueva ahora en mayo el swap en yuanes por unos 5.000 millones de dólares.
[4] En su mayor parte colocados con la cláusula puts (seguro de liquidez).
[5] A partir del segundo semestre de este año 2024 hay que comenzar a amortizar el capital de los bonistas que negoció Martín Guzmán el 31 de agosto de 2020. Y la República Popular China va a exigir que los swaps se utilicen para financiar el déficit comercial de la Argentina con ello (que va a ser crecente a medida que compren menos productos locales).

 

 

 

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