Te lo vengo ofreciendo hace rato, y hoy cumplo. Lo que vas a ver es una película dirigida por Gabriel Pomeraniec, sobre un libro de José Judkovski. Me la mandó hace tiempo Juan Gabriel Tokatlian, quien a mi juicio es la expresión intelectual más alta que dio la inmigración armenia, cabeza a cabeza con mi amigo y compañero de colegio Carlos Arslanian. Tokatlian es un tipo de una generosidad extrema, cada cosa que le interesa la comparte, con la seguridad de los grandes.
Me encantó la película y le pedí el contacto con el director o el productor. Juan no tenía ni idea, sólo la había gozado y se le ocurrió que sería un buen material para El Cohete a la Luna. Traté de encontrar a Pomeraniec, pero los números que fui consiguiendo y las referencias en Internet estaban desactualizadas. Tampoco tenía contacto con Judkovski.
En una escena aparece Damian Bolotín, cuya familia viene de la colonia judía de Rivera, igual que la mía, cosa que descubrimos la noche de un concierto en la Casa del Tango, charlando con su hermana, que igual que la mía es la memoriosa de la familia. Le escribí a Damián: "Vi una película donde aparece un pendejo muy parecido a vos", le dije, porque la filmación ya tiene sus buenos años. Damián aparece en el dúo que hizo con su compañera, la extraordinaria Sonia Possetti, tocando una de las composiciones de ella, si no me equivoco Bailarina, dedicada a su mamá, que al jubilarse como docente comenzó a bailar. A través de Damián pude ponerme en contacto con los hijos de Judkovski, quien murió hace unos años. No solo me autorizaron a reproducir la obra sino que también me mandaron un par de libros del papá sobre los judíos en la cultura argentina y el tango. Allí descubrí que Judkovski había compartido un asiento con mi viejo en la Academia Porteña del Lunfardo.
Te va a sorprender el solo de Luciano Jungman en la cancha de Atlanta y sus ensayos con La Camorra; enterarte de dónde viene el porteñìsimo papirusa, del que a su vez deriva papusa; la orquesta escuela del tango creada por Ignacio Varchausky, una obra gigantesca; las explicaciones de Andrés Linetzky sobre cómo trabajan; las reflexiones del bandoneonista Marcelo Nisinman, el ensayo con el gran Emilio Balcarce, el autor de La Bordona; la historia del gran bandoneonista de los años '20 Arturo Bernstein; el recuerdo de la orquesta del virtuoso violinista Raúl Kaplún, que trajo al tango el fraseo del kletzmer, heredado por Enrique Francini y el propio Bolotin; los hermanos compositores Luis, Oscar y Elías Rubinstein; el gran violinista de Stampone-Federico y de Piazzola, Szymsia Bajour; Tito Besprovan, que grabó con los mejores. Judkovski también cuenta la historia del combatiente y poeta polaco Schmerke Kacserginski, quien en su libro Canciones de ghettos y campos de la muerte recopiló 500 canciones escritas en en esa morada del infierno. Entre ellas hay 38 tangos. Músicos judíos fueron obligados a ejecutar el tango Plegaria de Eduardo Blanco acompañando a la fila de hombres, mujeres y niños que avanzaban hacia la cámara de gas. Blanco era un simpatizante del nazismo, y Paul Celan, cuyo verdadero apellido era Pesaj, rebautizó esa pieza como El tango de la muerte.
Mirala y después me contás qué te pareció
- En la foto principal, el de la línea del medio a la derecha es el legendario violinista Szymsia Bajour.
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