SOBREALIMENTAR AL ELEFANTE
Tres proyectos en extraordinarias con los mayores beneficios para quienes no los necesitan
Mariano Moreno en su Plan de Operaciones llamaba a convocar y a organizar a la población del Virreinato del Río de la Plata tras la propuesta de darnos nuestro propio gobierno, al conocerse en estas tierras que el Rey Fernando VII había sido apresado por Napoleón.
El problema fue que la propuesta no era clara ni única, principalmente para los criollos del noroeste del virreinato donde se asentaban las misiones jesuitas y, tampoco, para los del noroeste (Alto Perú), que terminaron con el enfrentamiento armado y derrota de los ejércitos encabezados por Manuel Belgrano en Tacuarí y, del conducido por Juan José Castelli en Huaqui, por tropas locales al servicio del Rey de España. Es más claro y contundente el caso de las colonias del Paraguay, que viendo que ellos solos vencieron a los porteños sin ayuda de España, no tardaron en independizarse de ese reinado, de Inglaterra, de Portugal y de Buenos Aires, como lo proclamara en el Congreso General del 24 de julio de 1810 en Asunción, Don José Gaspar Rodríguez de Francia.
Muerto Mariano Moreno en 1811 la confusión fue generalizada, desde los que querían poner un rey nativo en estas Pampas o nombrar regenta a Carlota Joaquina de Borbón, hermana mayor de Fernando VII y Princesa de Portugal, los que le ofrecían ser una colonia a Gran Bretaña, etc.
El uso de la tierra y la cría de animales, tras la ley de enfiteusis y las campañas del desierto de Martín Rodríguez, Juan Manuel de Rosas y de Julio Argentino Roca en el siglo XIX, modelan un país que le vende alimentos principalmente a Gran Bretaña y crea la primera unidad capitalista en estas pampas, la estancia.
Ese modelo agropecuario exportador primó hasta 1943 en que el golpe militar del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) y su derivación en el peronismo, si bien necesitaba las divisas de las exportaciones del campo, generó un nuevo modelo económico que fue el de producir todo lo que se pueda en el país, sustituyendo importaciones.
Y ese modelo fue exitoso. Aun derrocado Perón continuó con distintos gobiernos y tuvo su cenit en 1974, cuando la Argentina era el país más integrado de todo el continente, donde la pobreza y la desocupación eran marginales y donde la diferencia ente una persona o una familia rica y una pobre era la menor de América.
El golpe cívico-militar quebró el modelo, nos endeudó para que una minoría rentista y parasitaria fugara esos capitales y le transfiriera esa deuda al Estado Argentino, que por su matriz y estructura de ingresos hace que el pago de la deuda recaiga en el pueblo.
Con el kirchnerismo se restablecieron vectores y principios en base a impulsar el trabajo y la producción nacional, desendeudar al Estado y redistribuyendo ingresos que lograron que el país creciera a tasas importantes, solo sofrenadas por la crisis de securitización y el llamado conflicto con el campo y, premeditadamente, de menor a mayor en el tiempo, por las grandes corporaciones que operan en el país, fugando capitales y desalentando la inversión para imponer un nuevo gobierno.
La administración de Cambiemos estaba destinada al fracaso económico y social desde el primer día, al devaluar fuertemente nuestra moneda y beneficiar con desgravaciones, disminución y hasta eliminación de las retenciones (derechos de exportación) al “campo”, abriendo el ingreso de capitales financieros, restableciendo el carry trade y financiando el déficit fiscal (que se fomentaba al disminuir los ingresos), que es en pesos, con deuda tomada en divisas.
Desemboca en un crédito stand-by del FMI, totalmente sobredimensionado, para tratar de frenar una corrida cambiaria con deuda en divisas tomadas por el Estado Nacional y, vendida por el BCRA sin límite alguno a los fondos financieros y a grandes capitales del país para que lo fuguen.
La deuda queda a nombre del Estado Argentino y la fuga beneficia a unas doscientas grandes empresas de las cuales las cien primeras, se dieron a conocer públicamente por este medio con la nota del 24 de mayo de 2020 “Los 100 de Macri”, nombres de empresas que el BCRA que realizó la investigación parece negar y que no se da a conocer al pueblo argentino por los art. 39 y 40 “Secreto Bancario” de la Ley 21.526 de Entidades Financieras de 1977. De allí que la Vicepresidenta dijo que “llamen al 911”, cuando es obvio que lo primero que se debe hacer es rastrear hasta el último dólar ingresado por la deuda con el FMI, quiénes la compraron y si habían declarado y pagado impuestos a las ganancias por esas fenomenal suma que, en el caso de las 100 primeras empresas asciende a 24.679 millones de dólares.
La confusión
Asemejándose a la confusión generalizada tras la muerte del insigne patriota Mariano Moreno, el gobierno termina no llevando hasta las últimas instancias la investigación de la deuda. Es más, se le vendieron en los dos primeros años 8.600 millones de dólares de las Reservas Internacionales a las empresas para que pagaran su deuda externa privada, cuando muchas de ellas aparecen en el listado de fugadores de divisas de los cuatro años de gestión de Cambiemos.
Pero la confusión es mucho peor que los “Carlotistas”, cuando en un trabajo publicado en octubre de 2020, el Ministerio de Desarrollo Productivo llama a un acuerdo inteligente con las grandes empresas acopiadoras y comercializadoras de granos y de carne, sin importarle que la venta de alimentos al exterior implica privar al pueblo argentino de su consumo vía precios. Y es cada vez peor, porque la botella de aceite de girasol, de litro y medio, marca Cocinero de Molinos Río de la Plata SA, que se vende en Amsterdam a 1,75 euros, se debería vender en la lógica “inteligente” propuesta por los “carlotistas” en la Argentina a $ 220 y según la encuesta del INDEC el precio al consumidor de esa botella fue de $ 290. Quiere decir que la empresa está tomado un dólar de $ 145.
En Amsterdam el salario mensual promedio es de 3.500 euros (unos 4.000 dólares) y en la Argentina, que produce el girasol, que lo prensa para obtener el aceite, que lo envasa y que viaja 10.000 kilómetros, el salario mensual es el equivalente al tipo de cambio oficial a 845 dólares (al valor del dólar paralelo, la remuneración mensual es la mitad) y encima en la Argentina hay que pagar más que en Europa central.
Los proyectos de leyes productivas
En el marco del acuerdo estratégico del Ministerio de Desarrollo Productivo existen tres proyectos de ley, ya remitidos al parlamento, que el Poder Ejecutivo pide que se traten desde el 24 de enero de 2022 en que se reinicia la actividad legislativa.
El primero denominado pomposamente “Régimen de Fomento al Desarrollo Agroindustrial Federal, Inclusivo, Sustentable y Exportador” regirá hasta el 31 de diciembre de 2025 y le confiere a los grandes productores, acopiadores y comercializadores de granos, carnes y todos sus derivados (harina, pellets, aceite, biocombustible), estabilidad fiscal, por ende no pueden modificarse hacia arriba, los derechos de exportación (retenciones) ni otros gravámenes. Le permite a las empresas del sector amortizar contablemente hasta en tres años la compra de materiales y equipos (cuando el plazo real de pago es en diez años) y un sinfín de beneficios impositivos por la compra de agrotóxicos (glifosato, glufosinato, ariloxifenoxi, etc.), fertilizantes sintéticos, y semillas que dependen de grandes empresas proveedoras (Bayer/Monsanto, Syngenta, Dow, Pionner, Indear, Basf, Ciba-Geigy etc.) cercando más el negocio a unos pocos y, paradójicamente, se presenta discursivamente como “producción sostenible”.
En miras de cumplir con el objetivo de aumentar la producción de granos el proyecto se basa en reducciones impositivas, recupero anticipado de IVA, la generación de bonos a futuro para la inversión en semillas, en un marco en que el Consejo Agroindustrial Argentino, ente con el que el gobierno consensuó el proyecto, se propone extender aún más la frontera agropecuaria, a costa de la pérdida de millones de hectáreas de bosques y montes nativos y el despojo a la agricultura familiar, a campesinos e indígenas.
En los últimos 25 años en la Argentina este círculo vicioso derivó en la deforestación de más de 8 millones de hectáreas de bosques y montes nativos, el uso de más de 6.000 millones de litros kilos de agrotóxicos y más de 70.000 millones de litros kilo de fertilizantes sintéticos. Con lo que, de sustentable, no tiene nada.
El segundo proyecto es el denominado “Promoción de Inversiones Hidrocarburíferas” con el objeto no solo de lograr el autoabastecimiento, sino el de convertirnos en un exportador neto de combustible, para ello se le confiere estabilidad fiscal por 20 (veinte) años, con tratamiento diferencial en lo tributario, en los aranceles y en lo cambiario (pueden comprar dólares al tipo de cambio oficial para girar utilidades al exterior) en un sector más concentrado que el de los alimentos, donde solo dos empresas concentran el 70% de la extracción del petróleo crudo y solo cinco empresas concentran el 80% de la producción de gas.
Es más, el proyecto presenta un “Régimen Especial de cancelación para grandes Inversores Carburíferos” que es en realidad un esquema encubierto de transferencia de recursos públicos a YPF y a Pan American Energy (Bulgheroni y British Petroleum) principalmente, quienes pueden emplear los quebrantos al pago del impuesto a los combustibles y en el caso de YPF SA, donde el 49% se encuentra en poder del sector privado, entre ellos el fondo BlackRock, termina financiándose con el Fondo de Seguridad Social de la ANSeS, las provincias y el Tesoro de la Nación como si fuera una empresa totalmente pública.
En el tercer proyecto de “Promoción de la Industria Automotriz” y de “movilidad sustentable” se debe tener en cuenta la particular integración de dicha industria con Brasil, donde actualmente por lo barato de nuestra mano de obra medida en dólares, incluso la parte del automóvil que exige más trabajo simple, se realiza en el país y, es a la vez la razón que representa el 10% del PIB industrial y es la principal exportación de MOI –Manufactura de Origen Industrial—, generando el 6% del empleo del sector. En el país operan 11 terminales y se abastecen de más de 400 autopartistas.
Se les beneficia con la amortización acelerada contable con respecto a la real de máquinas y herramientas y obras de infraestructura y la devolución anticipada del IVA, permitiéndoles incluso utilizarla para pagar otros gravámenes nacionales. Pero lo más importante es la disminución gradual de los derechos de exportación (retenciones) hasta llegar a cero en el año 2031.
Finalmente dicho proyecto crea un Instituto de la Movilidad de integración entre empresas del sector, sindicatos (SMATA y UOM) y el Estado para garantizar la sustentabilidad en el tiempo de los acuerdos y de la promoción de las inversiones.
En síntesis
Los tres proyectos referidos le dan beneficios a quienes no los necesitan, son los sectores productivos que más se han beneficiado en el país en lo que va de este siglo y antes, más allá de los coletazos de ciertas aristas recesivas y/o de bajas circunstanciales en los precios internacionales. Son sectores fuertemente concentrados y donde no se transparenta la estructura de costos y, con ello, los reales márgenes de ganancia. En el caso de las petroleras y alimenticias se han demostrado graves evasiones fiscales, lo que exigiría un mayor control por parte de los diversos estamentos del Estado.
Sin embargo se adoptan las medidas de promoción económica porque son a su vez los sectores claves en relación a la obtención de divisas por sus ventas externas y/o de disminución de las importaciones, que no sería descabellado para un país que no presente los graves problemas de pobreza, exclusión y desocupación que el que tiene la Argentina actual y, sin embargo, el gobierno nacional propone los proyectos y exige su tratamiento, para conseguir las divisas que no necesita ante el consistente y fuerte superávit comercial con que opera el país. Pero lo hace porque debe pagar los servicios de deuda que fugó una minoría, entre ellas, varias y conspicuas empresas y corporaciones que se promueven con estos proyectos, parangonando la confusión reinante de los primeros años de nuestra patria.
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