SIN QUERER QUERIENDO
La música que escuché mientras escribía
El domingo pasado durante El Cohete Radio cometimos un error. Anuncié a Horacio Salgán tocando Boedo, de Julio de Caro, en solo de piano, pero la versión que se escuchó fue la instrumental, con la orquesta de Salgán. Me proponía enmendarlo esta semana, con una serie de temas de piano solo, colocando a Salgán donde le corresponde, junto a Duke Ellington, Art Tatum, Earl Hines y otros monstruos por el estilo.
Lo prometido es deuda, porque mientras escribía me resonaba en la cabeza Mañana zarpa un barco, uno de los tangos maravillosos de Lucio Demare y Homero Manzi que fueron mis canciones de cuna en otra era geológica.
No tardé mucho en rendirme, y en preguntarme por qué mi hemisferio derecho se entrometía en las decisiones editoriales del Cohete. Me di cuenta que estoy como el marinero del tango, aislado de la gente que quiero por la puta pandemia, evocando el último encuentro y anhelando el próximo. Y este es el fondo musical que mandan la tristeza y el deseo.
Otra vez te mencioné Qué lento marcha el tren, pero no significa lo mismo para mí, porque lo conocí ya de grande y nunca formó parte de mis preferidos. En cambio, qué bien se baila sobre la tierra firme, sobre todo cuando mañana al alba tenemos que partir.
Esta es la versión que grabó el propio Demare, con el cantor Juan Carlos Miranda.
Unos meses después lo grabó también Carlos Di Sarli, con un joven Roberto Rufino.
Otra versión digna de respeto es la de Héctor Mauré, que la grabó bastante después. Para mi gusto, nadie lo cantó mejor, aunque el acompañamiento de Lito Escarso no me parece al nivel de Demare o Di Sarli.
Y en sus últimos años también la incorporó a su repertorio Floreal Ruiz.
Más adelante, Demare lo grabó solo al piano.
Hay otras versiones, pero me parece que enturbiarían el recuerdo.
Demare y Manzi ya habían compuesto Malena, cuyo éxito demoledor le permitió trascender más allá de los muros cerrados del tango, en la versión de Troilo con Fiorentino. Mañana zarpa un barco tuvo menos suerte, porque no lo grabó ninguno de los grandes cantores, salvo Floreal cuando ya estaba pegando la vuelta. Aún así integra por justo derecho mi top ten de los grandes temas del '40. Y hasta que termine la pandemia no podré dejar de escucharlo cuando menos me lo proponga.
La noche es larga, no quiero que estés triste. Muchacha, vamos... No sé por qué llorás.
Pero es más fácil decirlo que mantener loj ojoj secos.
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