La vuelta del Ministerio de Cultura
Las mujeres trabajadoras del arte reclaman, entre otras cosas, que vuelva a existir el Ministerio de Cultura
El 3 de septiembre de 2018 el gobierno de Cambiemos borró del mapa el Ministerio de Cultura creado en 2014, y lo redujo a una secretaría subsumida al Ministerio de Educación. El periodista y editor Pablo Avelluto continuó a cargo de la ahora carterita. Desde la Asamblea Permanente de Trabajadoras del Arte Nosotras Proponemos lanzaron una serie de acciones que reclaman restituir a Cultura la jerarquía ministerial, una vez más las organizaciones fundadas en las críticas a la jerarquía sexual dan batalla ahí donde nadie quiso o pudo darla.
Nosotras Proponemos (NP) surge en 2017, cuando fallece la artista rosarina Graciela Sacco y “dos artistas comienzan a charlar sobre cómo había sido desconsiderada y maltratada en el medio”, relata Marcela Astorga, artista miembra del colectivo que “aparece del hartazgo”. Una de las primeras acciones de NP fue elaborar el compromiso de práctica artística feminista, un manifiesto que trenza economía del arte, feminismo y estética y enuncia un escenario hostil especialmente para las mujeres: en el mundo del arte solo el 20% está representado por mujeres.
Cuando el plan de ajuste de Cambiemos llegó hasta el Ministerio que coordina todos los programas de formación, fomento y difusión artística (museos, bibliotecas, centros culturales), el escenario se puso todavía más siniestro para las trabajadoras del arte. Y es entonces que NP comienza a reclamar al Estado, considerando a la coyuntura electoral como una gran oportunidad: “Si los políticos están viendo lo que deben cambiar, este puede ser el momento”, dice a El Cohete Marcela Astorga.
“¡Ministerio sí! ¡Misterio no!”, cantaron en la escalinata del Museo Nacional de Bellas Artes, donde se reunieron algunas decenas de artistas visuales, todas con alguna prenda de color rojo. Entre ellas estaba Silvia Gurfein. Para la artista visual, “el reclamo por la restitución del ministerio nos compete a nosotras pero a todo el ámbito de la cultura también” y reconoce que la protesta en un contexto electoral se dirige a quien “está gobernando hoy pero también como propuesta a futuro para quien venga. Es una enunciación, no es que imaginemos que hoy Macri va a volver a poner el Ministerio”.
Para Marcela Astorga, una de las principales impulsoras de las acciones en torno al ministerio, no se trata de una cuestión lingüística sino de que “el grado de Ministerio permite discutir dentro del gabinete, da autonomía, independencia presupuestaria, propicia programas federales y también una relación directa entre cultura y desarrollo". "Es una idea romántica pero es a la vez muy concreta”, agrega Gurfein, “porque tiene implicancias en la vida de las artistas, el hecho de que se les dé un espacio y se les dé presupuesto y contenido a la cultura”.
Las artistas son trabajadoras
Las artistas visuales nucleadas en NP se consideran trabajadoras, reclaman condiciones materiales que les permitan vivir, sin misterios. “Lo que tiene un Ministerio es básicamente más presupuesto”, repite Gurfein. La insistencia en lo presupuestario se relaciona con la composición de NP.
“NP está constituido por artistas, historiadoras, curadoras, investigadoras de las artes visuales, que es una de las áreas más precarizadas, menos sindicalizadas dentro del mundo de las artes”.
"Estamos absolutamente en desacuerdo con que no se considere la importancia inherente que tiene la cultura dentro de una sociedad", enuncia Astorga y comunica la línea de trabajo de NP: "La cultura es el tejido de la sociedad, es el vehículo por el cual podemos reflexionar y generar mejores realidades".
Para Gurfein los y las artistas forman parte de la clase trabajadora porque generan “valores de tipo concreto y de tipo simbólico”. “La cuestión de reconocernos como trabajadoras de la cultura es una gran y vieja discusión que cada tanto vuelve”, agrega.
Las acciones de NP seguirán complejizando cada vez más los reclamos hacia el Estado desde su condición de mujeres, artistas y trabajadoras. Una de las acciones, además del reclamo de la restitución del Ministerio de Cultura para todxs, es el rescate en las instituciones públicas de artistas mujeres que están olvidadas en los archivos y en los depósitos de los museos. Rescatan obra y la hacen visible. Con esta acción fueron invitadas a la Bienal de Arte de Porto Alegre, que acaba de ocurrir hace un mes.
Otra acción, desplegada a partir de una investigación de Andrea Giunta y Belén Coluccio, responde a los números de la desigualdad. En el primer piso del Museo Nacional de Bellas Artes, de las 268 piezas de arte argentino e internacional, solo 22 obras son de mujeres, menos del 8%. La propuesta consistió en iluminar "por un determinado tiempo sólo las obras de las artistas mujeres que estaban exhibidas y el resultado fue que la mayoría de las salas quedaban a oscuras", explica Marcela.
El momento de masificación del feminismo, especialmente en la Argentina, permitió empujar reclamos históricos de las mujeres dentro de todos los ámbitos. "El run run", como dice Gurfein, no es nuevo: durante todo el siglo XX las mujeres artistas llamaron la atención sobre la invisibilización y la desigualdad de género. Por poner otro ejemplo, en el Salón Nacional de Artes Visuales, un concurso que se realiza desde 1911, la representación femenina es solo del 3%. Esta subrepresentación no es azarosa, responde a una desigualdad estructural e histórica. Lo que tiene de especial este momento es que "la comunidad está más afín a entender estas ideas. No el poder político: la comunidad", concluye Silvia Gurfein.
NP junta firmas para restituir a la cultura el grado de ministerio en este formulario.--------------------------------
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