Silenciar y destruir

Persecución ideológica en la Universidad de la Defensa Nacional

 

El 1º de julio, dos colaboradores de El Cohete, Luciano Anzelini y Sergio Eissa, fueron despedidos de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), pese a haber ganado sus respectivos concursos para ser profesores titulares ordinarios.

La UNDEF fue creada a través de la Ley 27.015 de 2014 sobre la base de instituciones preexistentes como el Colegio Militar de la Nación, la Escuela Naval Militar, la Escuela de Aviación Militar y la Escuela Nacional de Guerra (ENG, actual Facultad de Defensa Nacional). Cabe recordar que la ENG fue creada por el Presidente Juan Domingo Perón, el 28 de diciembre de 1950, a través del decreto 28.525. Durante la Guerra Fría (1947-1991), Perón estaba convencido de la necesidad de formar civiles y militares en la temática de la defensa nacional, para tener una doctrina propia y para comprometer a los primeros en la defensa de los intereses nacionales.

La citada ley de creación de la UNDEF establece que tiene a su cargo “la formación de militares y civiles, en diferentes áreas disciplinarias, y la formación militar para la Defensa Nacional a través de carreras de pregrado, grado y posgrado”, las que están articuladas con el Sistema Universitario Nacional. El Estatuto de la UNDEF establece que los docentes gozan de libertad académica y que acceden por concurso sin ningún tipo de discriminación. En esta dirección, impulsados por el ex rector Jorge Battaglino —profesor de la Universidad Torcuato Di Tella e investigador principal del Conicet— se empezaron a realizar los concursos en la unidad académica más reducida, la FADENA, los cuales fueron convocados a través de la resolución rectoral UNDEF 303/2022, y en un todo de acuerdo con el Reglamento de Concursos aprobado por la resolución UNDEF 243/2022. Los concursos fueron publicitados, abiertos a la impugnación, participaron jurados de máximo prestigio y fueron aprobados por las resoluciones UNDEF 87/2023 y 274/2023. Todo esto en el marco de la Ley de Educación Superior y del Convenio Colectivo 1.246/2015 que rige la actividad de los docentes universitarios en todo el país.

Tanto Anzelini como Eissa han publicado libros, papers en revistas con referatos, son doctor y post-doctor respectivamente, investigan, enseñan en universidades públicas y privadas, forman recursos humanos y realizan extensión universitaria. Es este último punto el que ha malquistado al rector Julio César Augusto Spota —un académico civil siempre subordinado a las instrucciones militares— y a funcionarios del Ministerio de Defensa como el general (R) y ex jefe del Ejército, Claudio Pascualini, en tanto que los docentes han ejercido su “libertad” de expresión colaborando regularmente con El Cohete.

 

 

El desconocimiento de concursos que no fueron impugnados en ninguna de sus etapas genera un precedente muy peligroso en el Sistema Universitario Nacional, de lo cual debería tomar nota —y eventualmente cartas en el asunto— el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), dado que genera un antecedente riesgoso para todos los concursos docentes y no docentes. En definitiva, lo que se ha puesto en evidencia es la falta de libertad académica y la persecución ideológica que prima en la UNDEF y en el Ministerio de Defensa. Nada muy diferente podía esperarse de un gobierno en el que estos temas han quedado bajo la órbita de un ministro que simula conducir una dependencia —en los hechos manejada por militares— y de una Vicepresidenta que inició su carrera política en conversaciones carcelarias con Jorge Rafael Videla.

Otros antecedentes, en estos escasos meses, refuerzan lo antedicho. El mismo 1º de julio, el ministro Luis Petri suscribió la resolución 2024-674-APN-MD, que degrada las actividades académicas de la Facultad de Guerra Conjunta (anterior Escuela Superior de Guerra Conjunta), desconociendo las enseñanzas que en materia de “accionar militar conjunto” legó la guerra del Atlántico Sur (1982), plasmadas en el denominado Informe Rattenbach, cuya enseñanza continúa siendo resistida por algunos militares y civiles, a punto tal que sólo figura como bibliografía obligatoria en una materia de los programas de los institutos educativos militares.

Por otra parte, el doctorado en Defensa Nacional, único en su tipo en la Argentina y América Latina, fue creado por la resolución rectoral UNDEF 254/2018, que tuvo que ser modificada a través de la resolución 114/2019 debido al dictamen de la CONEAU que objetaba que, entre otras cosas, no se incluyera una materia que abordara la conducción política de la Defensa y el control civil de las Fuerzas Armadas. Actualmente esa materia la dicta la dicta Julio César Spota, actual rector e histórico ayudante de cátedra del coronel (R) Justino Bertotto, que —paradójicamente— jamás se atrevería a contradecir y conducir a un uniformado; y cuya primera decisión fue aumentarse el sueldo a nivel de un secretario de Estado a través de la resolución 43/2024, expediente 112/20218 del 22 de febrero pasado.

Este doctorado se empezó a dictar en el año 2021 con un destacadísimo grupo de estudiantes —entre ellos, un ex ministro de Defensa, un ex subjefe de Estado Mayor General del Ejército, un ex comandante aeroespacial del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, un veterano de guerra de Malvinas que dirige proyectos de investigación sobre la temática junto a una prestigiosa antropóloga del Conicet, por citar sólo algunos casos— y un cuerpo de profesores de lujo como Clelia Guiñazú (Massachusetts Institute of Technology, MIT), Bruno Dalponte (University of Birmingham), Facundo Rodríguez (UBA), Ricardo Laleff Ilieff (UBA-Conicet), María Elena Lorenzini (UNR-Conicet), Emilse Calderón (UNR-Conicet), Diego Hurtado (UNSAM-Conicet), Julio Burdman (Instituto de Estudios Políticos de París), Carlos de la Vega (UNC), Enzo Girardi (Universidad Complutense de Madrid), Germán Montenegro (UNQ), entre otros. A todos ellos —cuyos apellidos y antecedentes la actual gestión sigue invocando en el sitio web de FADENA para atraer estudiantes desprevenidos— fueron cesanteados a comienzos de este año, cuando a poco de comenzar el ciclo lectivo la decana Olga Cavalli les comunicó por e-mail la prescindencia de sus servicios. No es difícil imaginar por qué aun no figuran sus reemplazos en el sitio web. Tampoco resulta claro por qué continúa figurando como director del doctorado en la página web el Dr. Luciano Anzelini, cuando se lo desterró de todas sus funciones en FADENA/UNDEF. Tal vez porque resulte más decoroso que poner el nombre de su reemplazante, Justino Bertotto, quien ostenta una proeza académica propia del récord Guinness: una tesis doctoral en Geografía de 34 páginas (bibliografía incluida), cuando por ejemplo en la UBA las tesis doctorales deben tener un mínimo de 200 páginas y un máximo sugerido de 300 páginas.

Este es el contexto de silenciamiento y destrucción en el que se desenvuelven las actividades de la FADENA y el rectorado de la UNDEF a casi 75 años de la creación de la Escuela de Guerra Nacional por parte de Juan Domingo Perón.

 

 

 

 

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