Siempre se vuelve al primer amor

La música que escuché mientras escribía

 

Después de varias semanas de jazz, conmovido por la sublevación masiva que desató el asesinato de George Floyd, sentí que necesitaba otra música. Pero no sabía cuál. Hasta que recibí la nota de Mati Mauricio conmemorando los 85 años de la tragedia de Medellín.

Paro acá y hago un test: ¿cuántos años tenés, sabés qué es la tragedia de Medellín?

Por supuesto todos los vejestorios te vamos a contestar que fue la muerte de Gardel cuando su avión no pudo despegar y se estrelló contra otro en la pista de tierra del aeródromo de Medellín, el 24 de junio de 1935. Algunos hasta sabemos que el piloto era Ernesto Samper, abuelo o tío abuelo del homónimo Presidente colombiano.

Sobre los jóvenes no me animo a apostar. Tal vez algunos ni siquiera sepan quién fue Gardel.

Mati Mauricio dice que los discos de Gardel y Le Pera ensayan de noche, que es la forma más ingeniosa de repetir la obviedad de que El Mudo canta cada día mejor, pero asociando esta vez al poeta y los guitarristas, en un acto de estricta justicia.

No se si te conté que una madrugada de mi adolescencia llegué a mi casa de la provincia de Buenos Aires sigiloso para no despertar a nadie, pero me encontré con mi vieja, soldador en mano, asegurando cables y transistores sobre un chasis metálico. Y de repente, se hizo el milagro y apareció Gardel cantando Soledad, el tema con letra de Le Pera que eligió Mati Mauricio, y que vamos a repetir aquí porque lo merece. Lo interpretamos como un buen augurio y nos quedamos un buen rato escuchando. Recién al día siguiente ella pudo embutir esas tripas dentro de un gabinete de cartón y cuerina, con aspecto de radio portátil y manija para transportarla.

 

 

 

 

Mati había programado una versión de Goyeneche, pero por suerte el video había sido retirado. No porque tenga nada contra el Polaco, sino porque se me ocurrió que era más lógico buscar el mismo tema cantado por Gardel.

Lo encontré y me inundó de recuerdos. Uno de los primeros libros de Menchi Sábat fue dedicado a sus insuperables dibujos de Gardel. Cada uno, a página entera, ilustraba algún  verso de sus temas. Cuando Noemí se volvió a Nueva York donde la esperaba Martha Graham y yo me quedé haciendo el periodista en Buenos Aires, cada uno atesoró un ejemplar del libro. Lo usábamos para decirnos las tonterías propias de un amor imposible. En las cartas que me escribía de madrugada con tinta verde o roja, ella incluía un número. Yo buscaba en la página correspondiente y me unía a la caravana de fantasmas que creaba mi ilusión. Cuando lograba reponerme le contestaba, con otro número, y ella entendía que las horas que pasan ya no vuelven más.

Me puse a buscar otras grabaciones de Gardel sobre letras de Le Pera y preparé esta selección.

De la potencia de estos temas dan cuenta algunas recreaciones posteriores, como estas, de María Elena Walsh (Cuando tu no estás) y Liliana Herrero (Soledad, que con Mónica rebautizamos como Cenizas en mi corazón).

 

 

Si no te gusta o no te interesa, seguí de largo, que esta edición del Cohete rebosa de material apasionante. Para mí es una parte hermosa de la vida, que me acompaña desde la cuna y que me hará vibrar mientras respire.

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