Aguad con el jefe de la Armada, almirante Villán y el ex vocero Balbi.
El 10 de enero El Cohete a la Luna fue el primer medio que replicó aquí los datos de la inteligencia naval norteamericana que aseguraban que los 44 tripulantes del Submarino ARA San Juan murieron sin dolor, a raíz de una implosión. Los datos surgían de una señal hidrofónica detectada el 15 de noviembre de 2017 por la Organización del Tratado para la completa prohibición de ensayos nucleares, CTBTO, por sus siglas en inglés. El hallazgo del submarino comunicado por el ministerio de Defensa diez meses mas tarde confirmó ese dato. La compañía contratada para buscar al submarino volteó su recorrido cuando estaba a punto de finalizar el contrato luego de 60 días para volver a revisar esa pista, a pedido de los familiares y del juzgado federal de Caleta Olivia.
Aquel informe decía que el 15 de noviembre la CTBTO detectó la señal sonora de “un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear”. Para la Inteligencia Naval se debió a la implosión del submarino a 400 metros de profundidad, lo que liberó una energía equivalente a la producida por una explosión de seis toneladas de TNT. El submarino fue detectado finalmente el jueves 15 a 907 metros de profundidad, sobre el lecho marino, y a 500 kilómetros de la costa de Comodoro Rivadavia, y localizado y fotografiado cerca de la medianoche del viernes 16. Estaba partido en cuatro trozos, con el casco "deformado, colapsado e implosionado" pero sin "aberturas de consideración". En conferencia de prensa, el ministro de Defensa Oscar Aguad explicó el sábado que pasaron poco más de dos horas, el 15 de noviembre de 2017, entre la última comunicación del submarino, registrada a las 8.30 y el ruido acústico de las 10.51. Aguad dijo que en ese lapso se produjo el desenlace de la "tragedia": que luego de alguna razón que todavía se busca, tal vez una explosión por incendio, el submarino "cayó en picada" y finalmente implosionó, porque a esa profundidad la nave no resistía la presión del agua.
Aguad dio la conferencia de prensa acompañado del jefe de la Armada, José Luis Villán, y del ex vocero de esa fuerza y nombrado agregado militar en Estados Unidos, Enrique Balbi. Durante la conferencia, dijeron que el país no tenía elementos para encontrar el buque a la profundidad localizada en un lugar que no era de fácil acceso. Y dijo que en este caso la compañía contratada tuvo autorización para salir de la zona identificada hasta ahora como prioritaria cuando le preguntaron por qué demoraron casi un año en buscarlo en una zona que ya había sido recorrida cuatro veces y señalada como prioritaria no sólo por el reporte del CTBTO sino por las Armadas de Estados Unidos, Chile e Inglaterra. Parte de los familiares de los 44 tripulantes todavía espera respuestas. Pese a que el gobierno dijo que les avisó, muchos de ellos se fueron enterando de la noticia por los medios y hasta el sábado a la tarde no habían recibido comunicación del gobierno. "Esto es un circo", se les escuchó gritar durante la madrugada del sábado mientras acudían a la base de Mar del Plata a buscar información. El único reconocimiento que hizo Aguad fue que "siempre se cometen errores". El suyo habría sido el optimismo, lo cual es de una notable autoindulgencia.
"Acá todo sucedió en dos horas", dijo Aguad. "Y en ese tiempo no pudieron llegar hasta ese lugar. ¿Por qué se fue a pique de la manera que lo hizo? ¿Por qué no pudo liberar las alarmas para avisar que estaba en peligro? ¿Qué imprevisto ocurrió?" Tal vez esa haya sido una de las intervenciones más importantes de Aguad. El momento en el que de alguna manera explicó que todavía faltan respuestas. O que cuenta con información que no dejó sobre la mesa.
Toda la información técnica estuvo a cargo del Morito Balbi, quien explicó que la nave quedó partida en cuatro: proa, popa, la vela y el casco resistente, que es la parte con atmósfera habitada por la tripulación. El capitán explicó que cuando existen problemas con el aire el casco atraviesa dos etapas: la primera, de deficiencias a las que llaman elásticas. Y un segundo momento en el que los problemas se hacen permanentes, que concuerda con el colapso o implosión. El casco se encontró en una pieza abollado hacia el interior. Y explicó que eso sucede cuando la presión del agua sobre el artefacto supera la capacidad de resistencia para la que fue diseñado.
El submarino fue descubierto en el último día del servicio de 60 días contratado a la empresa norteamericana Ocean Infinity. La búsqueda se hizo con el buque Seabed Constructor que la noche del viernes debía emprender el regreso a Sudáfrica.
"La empresa tenía libertad para buscar donde creyera necesario", dijo Aguad. "Dos días antes y por indicación de las familias y del juzgado, decidió extender el recorrido 200 millas al norte, hacia donde estaba el punto con el ruido de los cascos. El día 15 a la noche, yo volvía de Mar del Plata —dijo—, y a las 22.30 recibo una llamada de Villán. Me dice que la empresa se iba a Sudáfrica porque era cierto, se vencía el plazo de 60 días pautado. Pero que habían revisado la cartografía y observado un punto. Querían volver 200 millas hasta el punto de visión. Yo que ya estaba curado en salud, no dije nada. Anoche a las doce me comunicaron que lo habían encontrado".
Según explicó la Armada, el buque Seabed Constructor llegó al área del búsqueda a las 22.20 del viernes 16 y comenzó la exploración con un vehículo de operación remota (ROV) a las 23.30.
Balbi intervino en ese momento para aclarar que el punto había sido marcado como probable no sólo por la CTBOT sino por la Armada, en una reunión del Estado Mayor Conjunto Combinado en Puerto Belgrano. Explicó que era el punto número 24, entre otros detectados como probables, y que se habían ido descartando. Zonas en las que las finalmente se iban encontrando vía imágenes material geológico, redes, restos de un pesquero y cañones hundidos. También dijo que ese mismo lugar estaba en el radar y había sido marcado por dos científicos argentinos que viajaron a Europa durante la búsqueda para pensar el problema desde otro lugar.
El submarino ARA San Juan fue construido para no ser detectado, explicaron. Por esa razón, la pregunta de la que partieron aquellos científicos argentinos no fue por el buque sino por el lugar de dónde había partido el sonido. En ese contexto, Villán dijo que no llegaron tarde. Sino que la empresa contratada comenzó hacer el nuevo rastreo por las zonas de más fácil acceso. Y luego fue a las zonas de mayor dificultad. Que esta zona es una de las más difíciles porque está plagada de depresiones.
Ahora el buque Seabed Constructor quedó en la zona para hacer un mapeo de alta definición sobre los escombros. Villán añadió que "la visibilidad en el lugar es bastante reducida, dificultada por las turbulencias y la salinidad que hay a esa profundidad, por lo que aún se procura obtener imágenes de mayor precisión mediante los AUV y ROV (vehículos submarinos no tripulados) que operan desde el buque".
Cuando les preguntaron si era posible rescatar partes del buque, Aguad habló del Presidente, dijo que ahora todo quedaba a disposición de la Justicia y pareció desalentarlo. Dijo que el Presidente le marcó, primero la vida. Que en ese contexto se pidió la colaboración inicial de todos los países. "Me dijo que había que trabajar para arribar al submarino, a la verdad y la justicia. Ahora lo encontramos, luego veremos las causas y las responsabilidades. Todos ven la extracción del buque como muy difícil, pero en este momento necesitamos conocer que pasó, y vamos a hacer todos los esfuerzos para saberlo".
El gobierno anunció que declarará duelo nacional.
¡Usaron la sangre de nuestros esposos para hacer política!, se escuchó a una de las mujeres, a los gritos, en Mar del Plata mientras aguardaba la presencia de alguno de los responsables de la Armada. Al lado, otra de las mujeres sostenía una bandera contra la furia del viento y de la bronca. ¡No hay acá ni médicos ni apoyo psicológico para contenerlos, tanto que dicen que están trabajando desde hace un año!
Las imágenes mostraban las primeras escenas tras la noticia del hallazgo del ARA San Juan. Un grupo de familiares reunidos en la sede de la Base Naval de Mar del Plata a la espera del jefe local, capitán de navío Gabriel Attis, para tener detalles de lo que había ocurrido poco antes. Nos enteramos casi a la una de la mañana cuando mandaron un comunicado de la Armada, dijo una mujer. "Es una vergüenza que el señor Attis no esté acá cuando los chicos salieron de acá, del puerto de Mar del Plata. Es una vergüenza porque están escondidos como ratas", dijo ella.
"Ahora queremos que nos traigan a nuestros familiares, si hay polvo en el submarino queremos que nos traigan el polvo".
Itatí Leguizamón se había casado hacía dos años con uno de los suboficiales de menor rango del submarino, Germán Suárez, sonarista, y cabo segundo. Tiene 32 años. Su compañero tenía 29. Ella es una de las familiares que empezó el duelo hace tiempo cuando entendió que no iba a volver. El viernes a la noche miraba televisión cuando escuchó la noticia. "Me enteré como cualquier persona", dice. "A mí no me llamó nadie, jamás recibí un llamado de la Armada, jamas me preguntaron ni dónde estoy, ni cómo estoy, como si no fuera directamente un familiar. Tampoco ahora sé exactamente lo que sucedió. Recién estaba escuchando tele, y no termino de entender ni siquiera cómo fue la explosión. Lo único que espero es no hayan pedido auxilio y los hayan abandonado, eso no lo podría soportar, que hayan muerto pidiendo auxilio o esperando que los rescaten". Germán se despidió distinto a otras veces pero sólo porque nunca había hecho trayectos de más de diez días, y esta vez la misión era de casi cuarenta. Itatí ahora espera los peritajes. Dice que la institución se portó de manera nefasta. Y todavía se pregunta lo mismo que anoche, cuando aparecía la noticia en televisión. Le pareció extraño que todo coincidiera con el aniversario de la pérdida. Y que todo se diera a conocer en vísperas de la cumbre de presidentes del G-20.
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