Se viene el Casco Turístico
El gobierno porteño quiere transformar lo que no debería ser transformado
En el marco de la campaña “La Transformación No Para”, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) decidió realizar grandes cambios en el Casco Histórico porteño, un sector que justamente no debería transformarse, sino preservarse y protegerse.
A través de intervenciones urbanísticas en el espacio público y en el transporte, se está acelerando el proceso de gentrificación (expulsión) de sus residentes y de los comercios tradicionales del Casco Histórico para convertirlo en un gran polo gastronómico y de entretenimiento a cielo abierto, destinado principalmente al turismo.
El Plan de Desarrollo Urbano Sostenible
En 2021, el GCBA anunció su Plan de Desarrollo Urbano Sostenible para potenciar la inversión pública y privada en lugares estratégicos, como la zona sur de la Ciudad, el micro y macrocentro y grandes parcelas como Punta Carrasco, Costa Salguero y la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors.
En los lineamientos del Plan, el Ejecutivo porteño informa que están en trámite más de 100 convenios urbanísticos, que son excepciones al Código Urbanístico para permitir mayor constructibilidad a cambio de “compensaciones” económicas, siempre módicas, por parte de las empresas. La venta de excepciones inmobiliarias domina la planificación: el ConvenioVirus se propaga por toda la Ciudad.
En este marco, también se anunció la creación del Fondo de Desarrollo Urbano Sostenible (FODUS) para financiar la renovación de Áreas de Regeneración Sostenible, entre las cuales se encuentra el área de microcentro, que abarca el Casco Histórico. El Fondo fue creado a través de la ley 6.466 y su principal recurso es el dinero que recibirá la Ciudad a cambio de los convenios urbanísticos.
Residencialización del microcentro
El microcentro y el Casco Histórico podrían dividirse, a grandes rasgos, en dos grandes sectores: el de oficinas y el residencial.
En el sector de oficinas, el GCBA impulsa su residencialización, al considerar que “el microcentro porteño, hoy, es una zona que se encuentra atravesada con un impacto negativo que va en aumento, sin actividad permanente en las oficinas existentes, comercios que cerraron sus puertas, turismo inexistente y disminución severa de actividad. (…) Los locales vacíos en CABA habrían aumentado un 31% y en algunas avenidas el 70%. Asimismo, Amigos de la Calle Florida sostiene que habrían cerrado casi 100 locales sobre la calle Florida y que el 50% de las galerías bajaron sus persianas”.
Para cumplir con este objetivo, la Legislatura sancionó, en primer lugar, la ley 6.508 “De Reconversión del Área Céntrica”. Siguiendo la política de Distritos con beneficios fiscales, quienes realicen proyectos de renovación, transformación o rehabilitación de inmuebles ubicados dentro del Área Céntrica con destino a viviendas o a actividades estratégicas (centros de enseñanza, centros médicos, instalaciones deportivas, lavanderías, peluquerías, establecimientos gastronómicos, centros culturales, centros de estética, residencias universitarias y comunitarias, etc.), podrán computar como pago a cuenta del impuesto sobre los Ingresos Brutos un porcentaje del monto invertido en las obras de hasta el 60%, los 15 primeros, y del 50 %, los demás.
También sancionó la ley 6.509 de “Incentivos a la Vivienda en el Área Céntrica”, que tiene por objeto la promoción de la vivienda única y la facilitación de la mudanza hacia dicha área. Se ordena al Banco de la Ciudad que implemente una línea de crédito denominada en UVAs, con garantía hipotecaria, tendiente a promover la adquisición de viviendas reconvertidas dentro del Área Céntrica. También debe implementar una línea de crédito orientada a incentivar la realización de obras en inmuebles de oficinas para su refuncionalización a viviendas. La ley crea también el programa Mudate al Microcentro, otra línea de crédito para afrontar los gastos iniciales de mudanza y del contrato de alquiler.
Ambas leyes se financiarán con el FODUS. De esta forma, el GCBA pretende legitimar el negocio de los convenios urbanísticos al destinar los fondos obtenidos a la revitalización del Casco Histórico y el microcentro. Será otro negocio extraordinario para unas cuantas empresas, cuyas inversiones serán subsidiadas por la sociedad porteña, soslayando otras prioridades en la Ciudad. Por ejemplo, garantizarle el acceso al agua potable segura a los más de 400.000 porteños/as que habitan en los barrios populares de CABA.
Transformando el Casco Histórico
En el sector residencial del microcentro y Casco Histórico, el GCBA anunció el Plan de Renovación del Casco Histórico, que consistirá en la intervención del espacio público en 72 cuadras de las calles Bolívar (entre Av. Belgrano y Av. Juan de Garay), Humberto Primo, Carlos Calvo y Estados Unidos (entre Perú y Defensa). Estas obras consisten principalmente en el readoquinamiento de aquellas calles que el GCBA había desadoquinado y asfaltado hace unos años, la nivelación de la calzada con la vereda y la instalación de bolardos (balas). Actualmente, se están ejecutando las obras en la calle Bolívar entre Humberto Primo y Av. Juan de Garay y el tramo desde Humberto Primo hasta Av. Belgrano se encuentra en licitación. La nivelación de la calle también se extenderá a las calles Perú y Chacabuco.
Estas modificaciones en el espacio público se realizan en clara violación a la normativa que regula el Área de Protección Histórica 1 (APH 1) de la Ciudad, que establece que “el espacio público de esta Área tiene características morfológicas socio-funcionales y espaciales que lo definen como una importante expresión cultural y de interés ambiental de la Ciudad, que debe ser protegido y mantenido para el conocimiento de las actuales y futuras generaciones”. Agrega el Código Urbanístico que las aceras y las calzadas deben mantener sus dimensiones actuales, es decir, el ancho y el alto. Con la modificación del Código Urbanístico (ley 6.361), se eliminó la exigencia de que todo readoquinamiento deba ser realizado con los adoquines originales (granito), por eso ahora están usando granitullo sobre una capa de cemento.
Además, sobre Bolívar se construirá una ciclovía; Perú se transformará en una calle con una velocidad máxima de 10 km/h –al igual que el resto de las calles del microcentro–; y en Chacabuco se ensancharán las veredas y se nivelarán cruces.
El espacio público del Casco Histórico se transforma para ser incorporado a la uniformidad que el GCBA propone en toda la Ciudad, sin considerar el patrimonio, la historia ni las identidades barriales. En Urbanismo, esto se llama convertir un espacio en un “no lugar”. La nivelación de las calles con bolardos se produce en Palermo, en Boedo o en el Casco Histórico, sin distinción.
En definitiva, el GCBA está extendiendo el Área Ambiental Buenos Aires Centro (creada por ley 5.786) al barrio de San Telmo. Esta ley, con la excusa de atacar al automóvil, perjudicó la circulación, afectó la vida comercial de la zona y adelantó su depreciación, que terminó de rematar la pandemia. Un escenario perfecto para que la especulación inmobiliaria realice sus grandes negocios, que serán financiados con dinero público en el marco del Plan de Residencialización.
Descontrol en el uso del espacio público
El Casco Histórico tiene valor por los hechos históricos que allí se sucedieron o por el valor patrimonial de sus edificios, pero también por las dinámicas sociales y económicas de su población, que le otorgan una particular vitalidad al barrio. Por este motivo, las asambleas hablan del Barrio Histórico.
La pandemia agravó el problema de incompatibilidad entre el uso del espacio público para gastronomía y distintas actividades de entretenimiento y la adecuada habitabilidad de los hogares. La salida del aislamiento obligatorio fue a través del uso de espacios abiertos, principalmente públicos. En particular en San Telmo, el uso del espacio público fue ejercido por los negocios de forma desequilibrada y sin control del GCBA, lo que provocó imposibilidad de transitar las veredas y contaminación sonora permanente por las noches y los fines de semana. Muchísimas familias se mudaron y otras tantas personas sufren problemas de salud por la falta de tranquilidad y paz en las horas de descanso.
Las obras de nivelación están orientadas a garantizar más espacio para estas actividades comerciales a cielo abierto. Las quejas vecinales no se oponen a estos usos, sino a la falta de regulación, que permitiría que la vida residencial y la comercial sean armónicas.
Un barrio incomunicado
El GCBA anunció el Plan de Reordenamiento de Colectivos en el Casco Histórico. Cuatro líneas (22, 24, 28 y 126), que hoy circulan por las calles Perú y Chacabuco, serán derivadas al Metrobús 9 Julio y del Bajo. Previamente, las líneas 45, 10 y 17 fueron enviadas al Metrobús de la 9 de Julio.
El GCBA elabora la política de transporte pensando que todos los habitantes del Barrio Histórico son personas sin problemas de movilidad para caminar más de siete cuadras hasta llegar a la parada, que pueden usar la bicicleta y transitar espacios prolongados de noche en sectores del barrio liberados.
De esta forma, justifica el gasto de 2.500 millones de pesos para la Etapa II del Metrobús del Bajo, una obra innecesaria en esa zona y donde cada parador nos costará alrededor de 100 millones de pesos. Para realizar esta obra, el GCBA demolió el edificio de la Escuela Taller del Casco Histórico, todo un símbolo de lo que tiene planeado. El gobierno que odia a los árboles también taló 70 ejemplares de la Av. Paseo Colón para este negocio de la obra pública.
¿Y la Democracia Participativa Ambiental?
El Plan de Renovación del Casco Histórico tiene una clara misión: continuar profundizando las condiciones para que la población residente abandone el barrio, por cuestiones económicas y de habitabilidad. Como ha sucedido en importantes capitales del mundo, el Casco Histórico será la residencia transitoria de estudiantes internacionales o turistas (turistificación).
Las ciudades son dinámicas, pero eso no implica transformar a toda la ciudad de forma uniforme. La ciudadanía tiene derecho a decidir de forma democrática qué territorios se transformarán y cuáles serán resguardados para que las futuras generaciones puedan disfrutar del patrimonio y la historia, y sus residentes actuales no sean expulsados por las dinámicas inmobiliarias. El Casco Histórico es el sector por antonomasia que no debe transformarse y donde toda intervención del GCBA debe ser consensuada con sus habitantes. El Plan de Renovación no fue sometido a ningún proceso de evaluación de impacto ambiental ni a ninguna instancia formal de participación ciudadana previa a su implementación.
Frente a la violencia institucional-inmobiliaria, la ciudadanía se organizó en la Asamblea “Barrios Históricos Vivos” (San Telmo-Monserrat) y está convocando a un gran acto de protesta para el día 23 de junio a las 17 en la esquina de Av. Independencia y Bolívar.
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