Se trata de personas, no mercancías
A veinte años de la desaparición de Marita Verón, ¿se pueden articular las comisarías y el CONICET?
Son los ‘90. Un grupo de adolescentes hace una vaquita para pagar entre todos y que uno debute. Sortean. Le toca a Joaquín. Joaquín se gana entrar a la piecita. Joaquín es gay. El resto no lo sabe. Entra. Espera el tiempo reglamentario. Charla con la prostituta. Sale. Dice que la pasó genial.
Es 1992. Es 3 de abril. Marita Verón está en la ciudad de Tucumán, dice que va a una cita médica. Nunca vuelve a su casa.
Es 2022, Joaquín es abiertamente gay, ya no necesita fingir que tiene sexo con prostitutas para pertenecer a su grupo de amigos.
Es 2022, Marita no volvió a su casa. Su madre, Susana Trimarco, la ha buscado por cielo y tierra, ha sembrado conciencia, ha dado entrevistas, ha rescatado a miles de mujeres, ha criado a su nieta.
¿Qué cosa nueva se puede decir sobre este caso a 20 años de lo ocurrido? Pero antes que eso, ¿es que acaso siempre hay que decir algo nuevo? ¿Tiene sentido rompernos la cabeza por decir algo distinto, si parece que aún ni siquiera se ha comprendido lo archi-repetido?
Mujeres dominicanas explotadas en Paraguay, paraguayas explotadas en Argentina, argentinas explotadas en Europa del Este, búlgaras explotadas en España. Y la lista es infinita. Infinita como infinito es el consumo de los cuerpos. La esclavitud no ha terminado. Una red sólida, dinámica, silenciosa y normalizada organiza el tráfico de personas con fines sexuales a lo largo y ancho del mundo y de la historia. ¿Por qué no cesa? ¿Cómo se hace para dejar de coleccionar aniversarios de secuestros? En algún tiempo, en los trueques del pasado, una mujer joven y hermosa valía menos que un caballo. Hoy también.
Déficit de datos
Es sabido que sin información sobre algo que se pretende modificar, difícilmente sea posible avanzar. En este sentido, el Ministerio Público Fiscal tiene en su web publicado el “Nuevo Informe de UFASE: la trata sexual en Argentina, aproximaciones para un análisis de la dinámica del delito”. En uno de sus apartados hace expresa mención de la falta de información recabada en las denuncias por trata: “Es preciso advertir que no se ha encontrado en los procesamientos toda la información que pretendió ser relevada. Esto se corresponde, fundamentalmente, con las circunstancias que permitirían caracterizar mejor a las víctimas del delito de trata de personas (nivel sociocultural, historia familiar, edad, etc.). Esta situación se replica en el caso de la información referida a las modalidades delictivas, esto es la forma de captación, el medio de contacto para la captación, la relación entre el reclutador y la víctima, la cantidad de reclutadores que intervinieron en el hecho, el medio de transporte utilizado, la forma de ingreso al territorio argentino (paso fronterizo habilitado o no habilitado), las modalidades de sometimiento, el precio o período de tiempo mínimo para la desvinculación de los explotadores. En todos estos casos existe un alto porcentaje de desconocimiento del dato que oscila entre el 40% al 50% de los casos, por lo general”. Luego agrega: “La falta de este tipo de información en los análisis de los hechos, muestra que la Justicia ha prescindido de información valiosa para configurarlos mejor y adecuarlos jurídicamente a todas las opciones legales posibles. Una de las razones que explica estas lagunas informativas, es la mala utilización del testimonio de una víctima de trata como elemento de prueba”.
El lenguaje jurídico no suele ser muy amigable, pero queda a la vista que para que un caso de trata llegue a ser denunciado, debe sortear una infinidad de obstáculos. Todos los datos que se pueden extraer de un correcto interrogatorio —no revictimizante— podrían ser oro en polvo para un sistema que ciertamente se planteara terminar con este vejamen. Pero el informe continúa:
“La falta de información acerca de la víctima y/o de las fases del proceso hasta el momento de explotación, son obstáculos lo suficientemente serios en sí mismos, y merecen ser puestos de relieve por las muchas implicancias que pueden acarrear. (...) Una de ellas se observa en los expedientes en los que aparece una multiplicidad de víctimas. Al no ser relevado en forma particular el modo, tiempo y lugar en el que se concretó el delito en relación a cada una de las mujeres, los operadores judiciales consideran al ilícito como único. (...) la simplificación de los hechos en un único reproche, evita concursos de penas y condenas que podrían ser ciertamente altas. Del relevamiento realizado surge que de los 192 imputados a 151 (79%) se les imputó únicamente el delito de trata de personas. Esta práctica impide agotar la posibilidad de distinguir otras personas en el hecho investigado, al tiempo que demuestra que la investigación sólo se dirige a perseguir a quienes actúan en la fase de explotación, sin ahondar en la reconstrucción de las fases de captación y traslado. Es difícil pensar que esta forma globalizante de abordaje de los casos permita una aproximación a la investigación de una red”.
¿Puede pensarse seriamente que el déficit en la recopilación de la información sea casual o sencillamente un error? Si no se logra una clara idea sobre los hechos que se denuncian, imaginemos el mundo de los que ni siquiera son denunciados.
Dulce de leche y palanganas
El camino irreversible emprendido por los feminismos en el mundo y especialmente en la Argentina pareciera ser un ventiluz en esta oscuridad. Dice Susana Trimarco que cuando empezó a denunciar la ausencia de Marita la trataban "de loca, (decían) que veía muchas películas”. Tratar a las mujeres de locas (es corto el puente conceptual hacia “las locas de la plaza”), negar su capacidad intelectual, infantilizarlas por “peliculeras”, son signos claros del sistema patriarcal. Susana siguió, porque tiene una fortaleza especial. Pero un cambio de paradigma habilitará a que no solo las Susanas Trimarcos logren denunciar. Si las denuncias se tomaran bien, si los testimonios se respetaran, denunciar debería ser aliviador y no una fase más de violencia. Que el Poder Judicial argentino necesita ser reformado es noticia de ayer. Sin embargo, hay cosas para hacer en el medio. Porque es urgente.
Cuando Néstor Kirchner dijo “Proceda” e indicó que se bajara aquel emblemático cuadro, lo que estaba diciendo era que el poder político se posicionaba por sobre el militar, cosa nada menor en un país asediado por los golpes de Estado. ¿Podríamos imaginar que cada comisaría tuviera la obligación de contratar une sociólogue/antropólogue para acompañar el recibimiento de denuncias? ¿Se pueden articular las comisarías y el CONICET? Si nos parece que esto sería como mezclar dulce de leche con palanganas, es que falta mucho. Y falta mucho.
No hay macro sin micro
Fundamental es señalar que si el único problema fuera la información recabada, viviríamos en un mundo bastante mejor. Sabemos que el Estado es un agente activo en la trata de personas, porque sin la acción policial y de ciertos funcionarios públicos, este delito sería imposible de ejecutar. Susana Trimarco lo ha dicho claramente, las veces que estuvo a punto de allanar un local donde estaba Marita, la policía lo avisó con antelación y a Marita se la llevaron.
A veces, cuando un problema es tan grande, se presenta como quasi inabordable. Si el tráfico de personas con fines sexuales abarca todo el mundo y toda la historia, ¿qué hacer? Nada macro sucede sin lo micro. El poder político vuelve a aparecer como una variable crucial. ¿Se sienten acaso los y las intendentes/as de la Argentina atravesados por la lucha anti trata? Como la trata es un delito federal, pareciera que poco se puede hacer en el plano local. Y sin embargo, es allí donde los delitos efectivamente ocurren. Si cada municipio tuviera una política firme anti trata, otro sería el esquema. Porque los intendentes pasan, pero los comisarios quedan. Y son las estructuras de años las que cuesta remover.
En una clase sobre sociología en la Universidad, planteaban que Los Picapiedras y Los supersónicos fueron encargos de la CIA a Hollywood. Esto es, como hecho, incomprobable; pero como metáfora, excepcional. El objetivo era mostrarle a las infancias que el capitalismo ha acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos, y lo hará hasta el fin. Se trataba de asociar ese sistema productivo a la naturaleza misma del ser humano. Algo inmodificable. Por eso Pedro trabaja, tiene un auto, Vilma compra electrodomésticos; y lo mismo sucede con la familia tipo del futuro. Debe quedar claro que esa es la única forma de vida posible. Algo así sucede con la trata. Pareciera que quienes no la padecemos tenemos que habituarnos a que siempre va a estar ahí; pareciera que para quienes sí la padecen es un universo cerrado.
Volviendo al informe, el mismo detalla los mecanismos a través de los cuales las mujeres son retenidas: violencia física, psíquica, restricción de la libertad, consumo forzado de drogas, amenaza, deuda económica y retención de la documentación. Es decir, un infierno. Todo esto sin mencionar los embarazos no deseados, los abortos forzados, o la inserción de los niños nacidos en nuevas formas de tráfico.
La asamblea del año XIII fue famosa por abolir la esclavitud y declarar la libertad de vientre. Es urgente la toma de medidas de ese calibre. Las familias ya no tienen tiempo para buscar a sus hijas. Las víctimas tampoco pueden esperar más. 20 años sin Marita Verón. 20.
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