SE NOS FUE UN ÍCONO POPULAR

La Facultad de Ciencias Exactas de la UBA homenajea a Maradona

 

“Se murió Diego”. “No, no puede ser, Diego siempre termina zafando”. O más aún: “Diego es inmortal”. Conversaciones que se reprodujeron en millones de hogares del país el pasado 25 de noviembre. Pero era cierto esta vez. La persona daba paso al mito. Un mito nacional a la altura de Evita y de Gardel.

A Diego se lo llora hoy en todo el mundo. Impacta ver como su figura se volvió inmensa en los lugares más recónditos del planeta, en particular en los países más postergados donde no sólo se lo idolatra por la belleza de su fútbol sino también por ser un símbolo de la lucha por sociedades más justas e igualitarias. Estremece ver los homenajes que se le están haciendo en distintos lugares del globo (con algunas vergonzosas excepciones provenientes de muy cerquita).

A Diego se lo reconoce en el mundo entero como el jugador más grande de la historia. La belleza y el arte de su juego han hecho que el fútbol emocione hasta a quienes lo sienten lejano.  Su origen humilde jamás traicionado lo posiciona en la categoría indiscutida de artista popular. Su trayectoria futbolística lo transformó en un embajador de la cultura popular argentina en todo el mundo y su nombre es una palabra entendida en todos los idiomas.

Diego, generoso siempre, ha regalado inmensas alegrías al pueblo argentino, a la cabeza de toda la epopeya de la copa del ’86 y los goles “a los ingleses” (dicho así, usando el gentilicio, dándole un significado que trasciende lo futbolístico, como lo explica Nicolás Dvoskin en su artículo “Orgullo villero, opulencia plebeya y latinoamericanismo reivindicativo. Medio siglo de historia argentina a través de Maradona”).

Diego fue “el más humano de los dioses”, como tan bien lo definiera ese sensacional escritor uruguayo, Eduardo Galeano. Cometió muchos errores a lo largo de su vida; los pagó con creces. “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”, fue una de sus célebres frases, rebosantes de contenido.

Siempre se posicionó del lado de los más necesitados, lo que le costó terribles enfrentamientos con los poderosos del mundo del fútbol y de la política. No escatimó nunca su apoyo a la lucha en defensa a los derechos humanos.

En una de sus últimas intervenciones públicas defendió el aporte excepcional de las grandes fortunas en Argentina, explicando que en las crisis los que más tienen son los que más deberían dar.

La comunidad académica lo reconoció en varias oportunidades. Por ejemplo la Universidad de Oxford en 1995 lo designó “maestro inspirador de los estudiantes soñadores”. La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA lo homenajeó en vida hace unos años a través del sitio web de predicciones de resultados futbolísticos mediante modelos matemáticos del Instituto de Cálculo, 301060.exactas.uba.ar, que debe su nombre a su fecha de nacimiento (30/10/60), sorprendentemente coincidente con una posible predicción estadística que sume 100 (30+10+60).

Hace algunas semanas, el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, a nuestra propuesta, aprobó por unanimidad una resolución que en su primer artículo “expresa su profunda tristeza por el fallecimiento de Diego Armando Maradona, uno de los más grandes artistas populares de la Argentina a lo largo de su historia”. En su segundo artículo insta a que “su legado en defensa del fútbol como expresión popular y su lucha en pos de sociedades más justas se trasladen a lo largo de las generaciones”.

Un reconocimiento indispensable ante la pérdida de un ídolo popular de semejante magnitud. Quedará en nuestro recuerdo cada una de sus gambetas. Seguirán brillando sus ojos en aquellas fotos donde se abraza con quienes menos tienen.

Seguramente, cuando vuelva el público a las canchas, o la gente a las calles, empezaremos a escuchar “Diego no se murió… Diego vive en el pueblo”. Será parte de un homenaje permanente al ídolo popular que nunca traicionó sus raíces.

 

 

 

* Guillermo Durán es profesor asociado del Departamento de Matemática de la FCEN-UBA, investigador principal del CONICET, director del Instituto de Cálculo UBA-CONICET y consejero directivo por el Claustro de Profesores de la FCEN-UBA.

Valeria Levi es profesora asociada del Departamento de Química Biológica de la FCEN-UBA, investigadora principal del CONICET y consejera directiva por el Claustro de Profesores de la FCEN-UBA.

Carlos Stortz es profesor titular del Departamento de Química Orgánica de la FCEN-UBA. investigador superior del CONICET y consejero directivo por  el Claustro de Profesores de la FCEN-UBA. Es miembro del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF).

 

 

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