Santiago Caputo y el fandom salvaje

Así desinforman y atacan los tuiteros de Milei

 

El mecanismo

Miércoles 11 de septiembre de 2024, 16:36 horas. Faltan exactamente dos minutos para que la Cámara de Diputados deje firme el veto del Presidente Javier Milei a la ley de reforma jubilatoria. Desde algún lugar de Buenos Aires, Gabriel Palandri y Luciano Aguiló, dos estudiantes de universidades públicas que en el año 2019 abrieron la cuenta de X Los Herederos de Alberdi (@LHDA16) para apoyar la aventura presidencial de José Luis Espert, escriben: “Cárcel a los padres que van con criaturas”. La cuenta ya tiene 241.400 seguidores. El tuit, que alcanzará las 37.700 reproducciones y las 622 réplicas, remite a un episodio que acaba de ocurrir en la protesta que se montó alrededor del Congreso argentino para impedir que la aprueben.

16:31 horas. Ahora son siete minutos los que faltan exactamente para que el oficialismo consiga los votos necesarios para confirmar el veto presidencial. Las fuerzas de seguridad bajo el mando de Patricia Bullrich empiezan a reagruparse; el aire se tensa. Una columna de la guardia de infantería de la Policía Federal recibe la orden de avanzar barriendo los manifestantes de la avenida Rivadavia. A la altura de Rodríguez Peña y Callao, el oficial Cristian Rivaldi rocía gas pimienta en la cara de una nena de 10 años que está sentada en el pavimento junto a su madre. Se llama Fabricia. En los videos que empiezan a circular por las redes sociales, se escuchan claramente las advertencias de la gente pidiéndoles que se detengan, que hay una nena.

 

Agencia de Noticias FARCO.

 

16:38 horas. El oficialismo y sus aliados alcanzan 87 votos, suficientes para confirmar el veto y sepultar la ley que disponía un aumento de 13 dólares mensuales para las jubilaciones mínimas de 246. Cuando el resultado dentro del recinto llega a las calles, la bronca estalla. Los manifestantes –incluyendo un grupo de jubilados que están ahí todas las semanas– se agolpan contra las vallas de la esquina de Callao. La Federal y la Gendarmería, que se habían retirado de esa esquina, responden con balas de goma y un gas pimienta de 14 gramos, muy potente.

 

 

16:39 horas. El usuario anónimo termo (@usdtermo), a quien siguen 142.300 personas, escribe: “Cómo vas a llevar a un nene pedazo de enferma”. El tuit tendrá 104.500 reproducciones y 785 réplicas, y repite los argumentos que inauguró @LHDA16. Cuatro minutos después, la cuenta Agarra la Pala (@agarra_pala), con 196.600 seguidores e identidad no confirmada, insiste: “¿y los padres dónde estaban? Llevaron criaturas a la marcha”. Ese tuit será leído 13.400 veces y replicado 228: el mecanismo está en marcha.

El cuarto movimiento del artefacto será más eficaz. Con 250.000 seguidores, Daniel Parisini, @GordoDan_, es uno de los trolls más pesados. “Los kukas usan a sus nenes de escudo humano contra la policía. No hay nada más bajo en el escalafón humano que ser kuka”, escribe a las 16:47 de la tarde. El mensaje de Dan tendrá 112.100 vistas y 1.185 reposteos. Le siguen, en intervalos similares, uno de @therealbuni con casi 47.000 reproducciones, y el de mayor interacción, del streamer Mariano Pérez –@marianoperez912–, con 416.700. El fin de la misión es obvia: desviar el foco de la brutalidad policial y la complicidad política.

Hasta ahí, un dispositivo de comunicación digital –paraoficial– tratando de instalar una realidad que le conviene al gobierno. Pero no es todo. A las 18:23 horas, después de que Amnistía Internacional repudió el episodio, la ministra Bullrich publica un tuit mal redactado: “La responsabilidad de llevar a una nena de 10 años a una marcha rodeada de personas violentas es responsabilidad de esta madre irresponsable”. De esta forma, la máxima autoridad del país en la esfera de seguridad convierte en oficiales los argumentos de los trolls. Su mensaje genera 2,4 millones de reproducciones y se comparte 6.000 veces. Una de ellas, a las 18:46 de la tarde, es la de Javier Milei. En 130 minutos, el mensaje engañoso escrito por dos pibes se había replicado en siete cuentas grandes de X, en las que se había visto al menos 3.131.400 veces, hasta el reposteo del Presidente de la Nación.

Y todavía faltaba la irrupción de otros actores en el círculo de la desinformación. Unos minutos después, el jefe de la Policía Federal, Alejandro Rollé, manda un video trucho a la producción de las señales periodísticas TN y La Nación+, en el que supuestamente se ve una mujer de chaleco naranja rociando algo en medio de un gentío. Los canales lo emiten sin chequear. La imagen es tan confusa –Fabricia no aparece por ninguna parte– que un columnista del noticiero que conduce Eduardo Feinmann se ve en la obligación de relatar que ese es “el momento exacto” en el que otra manifestante agrede a la nena. A las 19:28, @agarra_pala vuelve a tuitear: “Se cayó a pedazos otra opereta de los kirchneristas. Quisieron instalar que la policía reprimió a una nena de 10 años pero fue una manifestante que lanzó pimienta roja en polvo”. Su mensaje será visto 342.700 veces y compartido más de 3.000.

Con el video apócrifo como insumo, los engranajes empiezan a moverse otra vez. A las 19:41, la cuenta anónima Hombre Gris (@hombregrisxd) culpa a “los piqueteros de [el líder del Polo Obrero, Eduardo] Belliboni” por la agresión. Pide “difundir a full”. Once minutos después, el Presidente Milei repostea un tuit del usuario @JMileiElecto que repite lo mismo, y a las 19:56 el Gordo Dan aporta el suyo: “¿Vieron la nena de 10 años que los kukas llevaron a la marcha para usar de escudo humano con la policía y a la que le tiraron gas pimienta? Bueno, se confirmó que los que le tiraron gas pimienta fueron los mismos kukas”. Su posteo tendrá 881.000 vistas y 5.000 compartidas, convirtiéndose en la bala digital de mayor impacto de la jornada. Esa noche, en el prime time televisivo, los periodistas afines al gobierno repiten la noticia y la secretaria de Seguridad, Alejandra Monteoliva, segunda de Bullrich, transforma la mentira en versión oficial: “Las imágenes se analizaron y no estaba la presencia de la policía en este momento. Evidentemente fue un gas que arrojaron estas personas que estaban en proximidad a ella”.

 

 

La fake news circula hasta la madrugada. Pasada la una, el abogado Matías Darabós sube a X un video que filmó donde se ve nítidamente que el atacante es el policía. Feinmann y el resto de los periodistas que se plegaron al relato policial quedan en ridículo. Tal vez por eso, la noche siguiente se muestra indignado, pide en vivo la renuncia de la ministra Bullrich y revela que fue el jefe Rollé quién filtró la filmación.

Un mes más tarde, citada por los diputados en el Congreso, la ministra Bullrich insistirá, sin sonrojarse, que tienen pruebas que demuestran “cuadro por cuadro” la inocencia del agente. No las muestra, dirá, porque fueron presentadas en el juzgado federal de María Servini, donde se investiga el ataque contra Fabricia. Sin embargo, ni la Comisión Provincial por la Memoria, el organismo denunciante, tiene acceso a un expediente que se instruye en el mayor de los sigilos. Lejos de la contienda judicial, en la trinchera de las redes sociales, las fuerzas digitales del cielo han cumplido su cometido.

 

El asesor y su tridente

Haciendo guardias en la ciudad de Fernández, Santiago del Estero, después de cursar medicina en la Universidad de Tucumán, Daniel Parisini flasheó con las primeras apariciones de Javier Milei en el programa Animales Sueltos. Era 2017. Comenzó a tuitear mientras completaba la especialidad de genetista en cuatro años. Fueron varios usuarios –Gordo Intenso, Monstruo, Choto– hasta llegar a ser Dan. Más de un año después de su renuncia al Instituto Malbrán, aunque pueda monetizar La Misa, un programa sin auspiciantes ni pauta en el canal de streaming Carajo –del que tiene un puñado de acciones–, no se sabe de qué vive el tuitero que ya no se dedica a la medicina. Él subraya todo el tiempo que del Estado no, que sólo es un fan de Milei y que la última vez que habló con él fue para felicitarlo por el triunfo electoral. Pero varios periodistas acreditados y una fuente del área de Comunicación, consultados para esta investigación, lo ven todo el tiempo por la Rosada.

De Dan se habló mucho. Hace unos meses, un pedido de acceso a la información pública lo pescó autorizando ingresos a la Casa Rosada en febrero pasado, algo que solo pueden hacer quienes están adentro. Su entorno más íntimo proviene o se incorporó rápidamente a la “casta”. Su flamante esposa María Belén Casas fue nombrada jefa de gabinete del subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Galleguito Álvarez. Su madre, Andrea Olmedo, es directora de Tierras, Bosques y Medio Ambiente de la Fiscalía del Estado de Santiago del Estero. Dan podría ser solo uno más de las decenas de pibes que pululan por la Rosada cotidianamente sin que se sepa quién les paga, pero no. Por su gran ascendencia sobre el fandom mileista –activistas jóvenes y muy enfervorizados–, un tuit suyo genera una adhesión ciega. Conforma junto con Agustín Romo, presidente de bloque de La Libertad Avanza (LLA) en la Cámara de Diputados bonaerense –uno de los creadores de la estrategia digital que llevó a Milei al gobierno–, y con Juan Pablo Carreira, director de Comunicación Digital de la Nación, el tridente que digita desde la Rosada la conversación en redes sociales.

 

 

A pesar de su rabiosa prédica antiestatal, Romo también movió rápidamente sus fichas en dirección opuesta cuando Milei alcanzó la presidencia. No sólo por su banca como diputado provincial, sino que –según contó el periodista Eduardo Feinmann– gestionó 16 nombramientos para su entorno en la Sociedad Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE), una empresa estatal que sufrió despidos masivos y fue elegida como pieza piloto del plan privatizador. Entre los beneficiarios de su largo dedo, se cuentan su padre Carlos Romo –que ya había aprovechado la influencia de su hijo para llegar a una banca de concejal en San Miguel–, su novia María Agustina Lazbal, sus amigos Patricio Pantuliano –consejero escolar– y Gianluca Grispino, y el frustrado candidato a intendente por LLA en las últimas elecciones, Agustín Puiggari. Dicen que Agustín Romo sueña con ser intendente de esa localidad en la que nació, y que esos contratos –que oscilarían entre 800.000 y 1.200.000 pesos– son parte del financiamiento de su pequeña patrulla territorial. De las más antiguas prácticas políticas.

Carreira, que se presenta como ingeniero, se formó en las consultoras de Fernando Cerimedo, otro de los cerebros de la estrategia digital de la campaña presidencial. Carreira, pupilo suyo en la agencia Numen, ocultó todo lo que pudo el cargo de director de Estado y su seudónimo de Juan Doe: sus antiguos tuits masacrando a los “parásitos” a sueldo del Estado, jurando colgarse en el Congreso si recibía un peso, fueron la comidilla de las redes durante semanas. Ese triunvirato, en el que dos de sus integrantes ostentan cargos estatales y uno no, quizás sea el reflejo en escala del artefacto completo: muchos tuiteros fueron incorporándose a distintas oficinas gubernamentales con el paso de los meses. Pero una parte de la estrategia se sostiene por fuera del Estado. Dan es, en ese territorio, la mayor referencia.

 

 

Milicias digitales, entre el cobro y la devoción

En la superficie, el dispositivo de comunicación presidencial podría verse como una pirámide con cuatro niveles jerárquicos que tienen distintas funciones, retribuciones y grados de organicidad. Santiago Caputo es el vértice: desde su búnker en el Salón Martín Fierro define las líneas estratégicas, propone el enfoque que hay que darle a muchos de los hechos o señala el malo del día para que el fandom le salte al cuello.

Debajo suyo, en el segundo anillo, los filos del tridente. Romo, Parisini y Carreira bajan las líneas que suelen llegar de las oficinas de la Casa Rosada al terreno digital, que muchas veces terminan levantando los medios tradicionales. El tercer estamento es bastante más numeroso pero aún definible: casi un centenar de usuarios con más de 15.000 seguidores que postean sin descanso para posicionar fakes news, imponer una lectura conveniente de la realidad, o plegarse con subordinación y esmero contra el blanco circunstancial de los ataques.

Algunas de esas cuentas son manejadas por usuarios conocidos, acercados durante la campaña presidencial por Romo y Cerimedo, y designados rápidamente luego del 10 de diciembre. Matías Tomás Jurado –@ElPelucaMilei– fue contratado como planta permanente en AFIP, aunque los registros prueban que su lugar físico de trabajo está en el Salón de los Próceres. A pesar de su juventud, Jurado se mueve con bastante soltura: autorizó cuatro ingresos de su novia a la Rosada en la primera mitad del año. Lo acompañan Lucas Luna –@sagazluna, ahora @ExSagazLuna–, que logró que lo nombraran en la Dirección pese a su gran paso en falso, cuando fue borrado de la lista de candidatos al Parlasur tras decir durante un streaming que nadie quería “votar a un discapacitado como Franco Rinaldi”. El tercero que consiguió puesto en la misma oficina fue Francisco Pirovano –@piroinsano–, de íntima confianza del Gordo Dan, participante de La Misa y redactor habitual de La Derecha Diario.

La identidad detrás de otras cuentas verificadas fue revelada por notas periodísticas u otros usuarios de X, aunque no se les haya comprobado un empleo público. @TraductorTeAma es Esteban Glavinich, hijo de una familia agropecuaria de Santa Fe, que aparece en una foto con Diana Mondino. Según un hilo del usuario SIDE twitera y algunas crónicas periodísticas, su madre cobraba entre 2.000 y 3.000 dólares del municipio de Cañada de Gómez por “estudios de opinión”, y su padre fue subsecretario de Comunicación Social del gobernador Jorge Obeid. De Santa Fe, Rosario, también es El Buni, Franco Buoniconto, un joven que vive de monetizar contenidos detrás de la cuenta @TheRealBuni y estuvo en el acto de cierre de campaña de Milei. @ElTrumpista, según el diario La Nación, sería un uruguayo de nombre Luciano Cabrera con su cuenta radicada en Estados Unidos, mientras que el mencionado @agarra_pala podría ser Franco Antúnez, el youtuber golpeado durante la marcha universitaria bajo el seudónimo Franfijap.

Otras cuentas aún ignotas, como @PregoneroL, @TommyShelby_30, @usdtermo o @hombregrisXD, con decenas de miles de seguidores y a menudo replicadas por Milei, integran el dispositivo de propagación oficial, que ha desinformado sobre marchas, presupuesto universitario, paros y manifestaciones y hasta sobre el cambio climático. “Una piba de Twitter me dijo que en su facultad estaban mostrando mi perfil indignados porque yo difundo fakes news. Pero flaco, vos sos el periodista, vos tenés que buscar la fuente, ¿yo por qué tengo que buscar la fuente? Yo soy un tuitero random que vengo a que mis seguidores se caguen de risa, y parte de cagarse de risa es la gente que se lo come”, reconoció El Buni en un stream de 2023. Es posible que varios de ellos operen bajo suculentos pagos, tengan contrato estatal o no, como reconoció Romo durante un stream en plena pandemia, en 2020: “En twitter Argentina, le contamos a la gente, no hay ningún influencer o tuitero de la política que lo haga gratis”.

Al mismo tiempo, las banderas libertarias son lo bastante simples y claras para que cada uno de esos trolls “grandotes” gocen de cierta autonomía para hacerlas flamear: una espontaneidad –siempre vigilada desde cúpula– que fue muy virtuosa en campaña y Romo no quiere coartar. Eso produce, de vez en cuando, una inercia invertida: el libreto sube de abajo hacia arriba y los ministros con menos creatividad y recursos intelectuales adoptan sus fundamentos como verdad oficial –como se muestra en esta investigación–.

El cuarto estrato, la base de la pirámide, se completa con el fandom: una masa de tuiteros informe, obediente y salvaje. Miles y miles de pibitos enfervorizados que se inmolan ciegamente por los axiomas del León y su gabinete, y hacen suyos a sus adversarios sin recibir a cambio un centavo.

 

Los pibes de “Comunicación Digital”

Cuando Carreira –todavía oculto bajo el seudónimo de Doe– fue nombrado al frente de la Dirección Nacional de Comunicación Digital, sin perder un minuto se puso a armar su equipo. Echó mano a varios liberales que había conocido en grupos de Twitter o WhatsApp –algunos a fines de 2017– y cuyo activismo habían consolidado en charlas de José Luis Espert o Ricardo López Murphy en la Ucema, el llamado Club de los Viernes –una reunión semanal de jóvenes de ultraderecha–, o en los stands up que ensayaba el exótico economista en ascenso, la estrella liberal creada por Eduardo Eurnekián: Javier Milei.

En aquel verano comenzaron a verse en el comedor de la Rosada pibitos, novatos en la función pública, antes de que un periodista acreditado filmara el búnker de Juan Doe y se tapiara con papeles el Salón de los Próceres, en el primer piso de la Rosada. La prepotencia del gobierno todavía necesitaba de la expertise burocrática de funcionarios de planta para comenzar a tomar decisiones. Mientras tanto, la estructura de los topos que llegaban a destruir el Estado desde adentro comenzaba a armarse.

Durante la apertura de sesiones legislativas de marzo, se los empezó a ver, ponchados por la transmisión oficial, con sacos recién estrenados en los palcos del recinto junto a Romo, Carreira y Parisini. Además de Luna, Jurado y Pirovano, había un pibe de anteojos y cara regordeta que había conocido a Carreira en persona a principios de 2019, en el lanzamiento fallido a jefe de gobierno porteño de Darío Lopérfido: Ezequiel Ismael Acuña, administrador de la cuenta @ElPasanteOk, que había entrado ese mes a trabajar full time en la parte digital de la empresa estatal Radio y Televisión Argentina (RTA). Acuña es un producto puramente Cerimedo: diplomado en su consultora Numen, y contratado a fines de 2020 –según el perfil de LinkedIn– para acompañarlo en las campañas de engaños que exportó a otros países de Latinoamérica. Ungido por su mentor, subordinado a Juan Pablo Carreira, El Pasante llegó a dirigir Radio Madero y participó en agosto de 2019 de la fundación de La Derecha Diario. “Nosotros entendemos (…) que nadie va a hacer el trabajo por nosotros. El Estado tiene que ser desmantelado. Es nuestro único enemigo. Nosotros estamos trabajando en pos de achicar el Estado, simplificarlo, darle eficiencia”, dijo hace unas semanas en una charla con Rosendo Grobocopatel.

Otro tuitero a sueldo que tuvo que aceptar su conchabo oficial fue Pedro María Lantarón –con su cuenta @elpittt, 66.000 seguidores–. Había trabajado durante el macrismo como escribiente en un juzgado de Capital. Su caso muestra el cinismo en su real dimensión: mientras posteaba satisfecho por el despido de cientos de empleados en el INCAA, los contrataban en un puesto de jerarquía del organismo intervenido, a cargo de Carlos Pirovano, tío de Francisco Pirovano, su compañero troll.

 

 

 

 

Bajo radar

La planilla de entradas y salidas a tres de las sedes del Poder Ejecutivo –Balcarce 24, Rivadavia 250 e Yrigoyen 219– no sólo permite identificar quiénes visitaron la Dirección de Comunicación Digital entre febrero y agosto de 2024. También quiénes autorizaban su ingreso o los recibían, y cuánto tiempo pasaban ahí. Esos nombres, puestos a contraluz de sus perfiles de LinkedIn, bases de datos comerciales o perfiles en redes sociales, permitieron a esta investigación de Perycia y Revista Crisis identificar algunos tuiteros del ecosistema libertario que eran poco conocidos o volaban hasta hoy bajo radar.

La mayoría conocen a Carreira, a Luna o al Gordo Dan desde antes de la etapa legislativa de Milei: confluyeron en plataformas como Discord –que alcanzó los 100 millones de usuarios en 2020–, Spaces de X y otras plataformas virtuales en directo que explotaron durante la pandemia. Muchos provienen de familias que calzan con esa etiqueta flexible que el gobierno utiliza para descalificar al enemigo: la “casta”.

El caso más emblemático quizás sea el de Macarena Alifraco (@maquialifraco), a quien varias fuentes señalan como la secretaria de Santiago Caputo. Con 31 años, se incorporó a La Libertad Avanza recién después del pacto entre Macri y Milei tras las elecciones generales que ganó Sergio Massa. No era una recién llegada a la derecha partidaria: secretaria del intendente Ramiro Tagliaferro, hija del legislador porteño oficialista Edgardo Alifraco. “Maqui”, como se la conoce en X, incorporó las fakes news como método de militancia, como detallamos en el perfil que compone esta investigación: por una de ellas tiene una causa judicial abierta que está a punto de prescribir.

Eric Saba, que tuitea sin demasiados seguidores detrás de la cuenta @MeDicenRapa, no figura en registros oficiales pero si en la planilla de ingresos y egresos como “Coordinación”, y ha tenido apariciones en La Misa de Dan. Es de los antiguos del “grupo de Twitter”: en 2020 conducía con Carreira La Hora del Bisonte, un podcast de meditaciones ultraliberales.

Ignacio Manuel Tesón –@simpartido en X, 27.400 seguidores– pisó por primera vez el Salón de los Próceres el mediodía del 9 de abril de 2024. Lo esperaba Carreira para hablar sobre su nuevo empleo en la Jefatura de Gabinete de Ministros, como auditor y consultor de los medios públicos y –afirma una fuente que conoce al grupo– para incluso redactar algunos discursos de Milei. Tal vez lo recomendó el propio Acuña, a quien conocía al menos desde 2020 y con quien ya había trabajado antes. Tesón tiene una prehistoria ligada a la política y la comunicación. Fernando, su papá, fue el estratega de la campaña del peronista Norberto Fernandino, que en 1995 ganó la intendencia de Chascomús. Luego asesoró a políticos en Perú, Brasil y Estados Unidos. La pareja de su madre fue el premiado escritor y periodista Mempo Giardinelli, con quien vivió hasta los 18 años, en Chaco, antes de mudarse a Buenos Aires a estudiar administración y negocios en la Universidad Torcuato Di Tella.

En 2019 voló a Valencia a hacer un máster en finanzas corporativas y banca, pero tuvo que volver de apuro el año siguiente, en un vuelo de repatriación de Aerolíneas Argentinas, porque su padre estaba muy enfermo en Miramar. Tesón hizo pública su historia en Infobae, furioso con la cuarentena y la situación vivida por su padre. En 2022, junto con Federico Ramos Napoli –actual jefe del Área de Análisis de Riesgos de la Casa de la Moneda según su LinkedIn, aunque en las planillas suele asistir a “Comunicación Digital” –, Ezequiel Acuña, Facundo Vásquez y Aarón Marco Arias, armaron la estrategia de campaña de una agrupación nueva que ganó el centro de estudiantes en la Universidad Di Tella: la llamaron M.E.N.E.M. Excepto Arias, todos pisaron el área de Comunicación Digital entre febrero y julio de este año, o consiguieron un cargo como Tesón, aunque siga trabajando en la esfera privada, produciendo contenido sobre finanzas para multinacionales como Unilever y Wise.

A principios de mayo, el director de Comunicación Digital citó en su oficina a Juan Francisco Alfonsín, nieto de un primo del ex Presidente, aunque casi no tiene trato con esa rama de la familia. En X se hace llamar @hiperalfonsin, y aunque no tiene muchos seguidores fue uno de los invitados al podcast de entrevistas Una pasantía con Euge Rolón, que en 2020 hicieron Ezequiel Acuña con quien manejaría las cuentas de la Rosada durante un tiempo, Eugenia Rolón. El descendiente de Alfonsín, admirador de Domingo Cavallo, también ha escrito para La Derecha Diario.

El 16 de mayo volvió a ver a Carreira. Ese día lo habían ascendido en el juzgado donde trabaja, el federal 3 de Morón, que está subrogado por la jueza Alicia Vence. De esa reunión en Comunicación Digital también participó una tal Macarena. Aunque no hayan anotado su apellido, se trata muy posiblemente de Macarena Alifraco. ¿Habrán tenido tiempo de charlar sobre la causa judicial que tramita en su juzgado y la tiene como imputada por crear una fake news?

Tal vez esos vínculos hayan hecho para el sobrino-nieto del ex Presidente florecer una chance: Alfonsín volvió en junio y julio a pisar Balcarce 50, y el 1 de agosto pidió licencia en el juzgado hasta el 31 de enero del año próximo.

En una entrevista reciente en New York Times, Steve Bannon, el asesor estrella de Donald Trump, dijo que la batalla narrativa es sin restricciones. “Todo es narración”, insistió. Al explayarse, dijo que su audiencia se componía prácticamente de activistas, y que la guerra se había vuelto “espiritual”. En la Argentina se agitan “las fuerzas del cielo”: se sabe, la originalidad no es la mayor virtud de Caputo y los hermanos Milei. A pesar de la copia al modelo global, para la especialista en comunicación política Magdalena Chirom la narrativa prendió fuerte en la Argentina: hay miles de activistas “que se autoperciben parte de un ejército descentralizado”.

Esa épica de la elección ganada con dos escarbadientes y cero pesos, sin embargo, cruje cada vez que se confirma el ingreso de uno de ellos al Estado.

 

 

El Poder Judicial

El 7 de marzo de 2024, Malena Galmarini declaró en la causa “Mendoza Michel, Mauricio Freddy y otros s/ averiguación de delito y coacción agravada” y aportó una investigación hecha con su equipo, centrada en operaciones contra Massa o Galmarini, que señalaba al publicista Fernando Cerimedo como la terminal de una trama de ataques coordinados a través de redes sociales. Cuentas de X con tilde azul –pagas– que replican o instalan noticias falsas.

Al expediente, que hoy tramita en el juzgado de Ariel Lijo –candidato a la Corte Suprema del oficialismo–, se lo emparentó periodísticamente con la causa brasileña conocida como Milicias digitales, que investigó las redes de la ultraderecha responsables del intento de golpe de Estado del 8 de enero pasado. Si bien la envergadura de la investigación –1.300 condenados en Brasil– y los hechos fueron diferentes, el juez Alexandre de Moraes acusó –entre otros– a Cerimedo de confabularse con militares en la difusión de mentiras que instigaban a sumarse al golpe. La pulseada legal implicó que la red social de la X quedara inhabilitada por casi dos meses en el país vecino, hasta que Elon Musk cedió a bloquear algunas cuentas y pudo reabrir sus oficinas en el país verdeamarelo.

“No es un poder que esté muy actualizado el judicial; les cuesta lo que es prueba digital, nos cuesta a todos”, decía la integrante de un equipo jurídico que acompañó los casos relatados en la investigación de Revista Crisis. En ese artículo, la abogada explicó que hay una complejidad más: “Actúan más como una asociación ilícita que como una persona que está hostigando a otra detrás de una computadora. Son muchas personas coordinadas, e incluso tienen financiamiento”.

La mencionada investigación de Crisis, que llamó milicias digitales y abordó varios casos complicados de doxeo –la exposición en redes de datos personales–, se publicó luego de un prudencial tiempo de espera para que el Poder Judicial activara. La estrategia entonces fue que circulara mucho para que la causa se moviera. Nada sucedió. Luego de unos meses de silencio, comenzó a verse que el grupúsculo denunciado volvía a activar y a amedrentar gente. Y en paralelo, la judicialización ahora se centraba contra denunciantes, como Javier Smaldone, con la defensa siempre a cargo de uno de ellos: el abogado Alejandro Sarubbi Benítez.

Sin embargo, hay precedentes de amenazas digitales que llegaron a juicio. Por ejemplo, la que recibió por twitter la ex legisladora Ofelia Fernández, que terminó con el agresor arrepentido y disculpándose en la audiencia. Corría 2020: otro twitter, antes de que Elon Musk lo comprara para combatir la censura woke. Desde que el magnate de la tecnología tomó las riendas de la empresa, dejaron de contestar los pedidos de información o contestan con emojis de caca, como recibió Chequeado mientras investigaba sobre fake news.

 

Disciplina

El asunto de las milicias tomó estado público en julio de este año y el vocero Manuel Adorni dijo desconocer lo que hace el Gordo Dan y recomendó alejarse de twitter un poco.

La agresión a opositores, que los últimos días había comenzado a tener sus vueltos callejeros, se combinaba con el disciplinamiento de los propios. Abundaron los tirones de oreja: “vas a las sesiones, votas todo lo que diga Milei y listo”, decía @TraductorTeAma, o incluso las extorsiones, con carpetazos, como los que escenifica –y también sufrió– la joven movilera de Carajo, Marilú. Y sorprendieron los casos de aquellos funcionarios que primero fueron disciplinados por redes sociales por Parisini y su banda, y luego eyectados del gobierno.

En marzo le tocó a Fernando Vilella, entonces secretario de Agricultura, cuando likeó a un tuit de Martín Lousteau y fue cruzado por Parisini: “A partir de mañana no formas más parte del gobierno”. El profesor, militante de la bioeconomía, se retractó, pidió disculpas, pero era tarde: horas después estaba afuera.

Unos meses después, Julio Garro, subsecretario de Deportes hasta allí, tuvo que dejar el gobierno tras entrar en la polémica sobre un canto racista del plantel de la selección. Parisini no perdió la oportunidad de advertir: “Ya sabes cómo funciona esto, ¿no, Julio Garro?”

Estos casos, oportunamente rebotados en todos los medios, pueden verse como acciones de superficie, pero en una lectura más fina evidenciaron el desplazamiento de los funcionarios que venían del PRO y que pretendían sostener ciertos márgenes de autonomía.

La necesidad de ordenar a la tropa fue haciéndose evidente y desde sus streamings o en apariciones públicas, Parisini empezó a dejarlo claro: “Si los funcionarios no se alinean a la línea ideológica del Presidente, no funciona”. Fanatismo estratégico, le llama, y en los últimos días lo llevó al extremo: abogó por hacer una evaluación ideológica para cualquiera que aspire a ingresar a un empleo estatal.

Toda una estructura puesta a defender con ruido y fakes las decisiones de una fuerza política que se verticalizó fuertemente con su ingreso al Estado, volviendo a la calle con unas columnas poco robustas cuando lanzaron el partido nacional en el acto en Parque Lezama, con miras a 2025.

 

 

Inteligencia estatal

El 21 de agosto, alrededor de la una de la tarde, la Cámara de Diputados votó en contra del presupuesto de 100.000 millones de pesos que el gobierno había decretado para gastos reservados de la Secretaría de Inteligencia del Estado. Con la sospecha de que Caputo iba a usar esa caja para empoderar el artefacto, temeroso de que se volcaran –también– en su contra, Macri le ordenó a sus legisladores votar en contra de la iniciativa de Milei: golpear para negociar, a pesar de los dos almuerzos compartidos el último mes. Caputo, que por esos días pasaba unos días en familia en el sur después de una semana política turbulenta, dio la orden de poner al jefe del Pro en el centro del blanco. A las 14.07, @usdtermo, uno de los trolls connotados, pidió cerrar la grieta encarcelando a Macri y a Cristina Kirchner. Siete minutos más tarde Romo, uno de los triunviros, se sumó al coro. A las 14.20, la ministra Bullrich recogió el guante y emitió un tuit acusándolos de haber votado a favor de las mafias y los narcos. A las 14.32, Parisini soltó su munición. Al instante, Macarena Alifraco, que había sido militante de su partido y tenía hasta no mucho tiempo antes fotos de admiración y abrazos, tuiteó dos veces en tres minutos (éste y éste).

 

 

Desde los tiempos de su postulación a la Cámara de Diputados, Milei construyó organicidad en redes sociales. No son bots –cuentas automatizadas que disparan consignas para instalarlas en la conversación digital– ni es un troll center, ese plantel de tuiteros con vinchas y boxes que existía en tiempos de Marcos Peña. El juego de usuarios que ganaron la calle en algunas marchas contra la cuarentena del coronavirus, pero también las redes sociales, continúa ahora dentro de distintas oficinas del Estado, desde donde organizan el activismo. El asunto no implica que todos pasen a la órbita institucional, pero sí que la prioridad es sostener una estructura cara, en la que los influencers hacen lo mismo que siempre, pero ahora sostenidos “con la nuestra”.

Siendo ungido como el arquitecto del triunfo electoral, Santiago Caputo llegó para cuidar la narrativa de Milei, pero rápidamente comenzó a gestionar. Y no es sólo la plata: es la información lo que más le interesa. La fantasía juvenil del espionaje.

Los rumores de que repatrió algunos viejos operadores de las alcantarillas del Estado, como alimentan la mitología del asesor que atiende en el Salón Martín Fierro de la Casa Rosada. El dispositivo desde el que Santiago Caputo despliega su influencia es Move Group, nombre de fantasía de Green Consult SRL, la firma que controlaba junto a sus socios Rodrigo Lugones, Guillermo Garat, Tomás Vidal y Diego Hampton. Lugones y Garat ya estuvieron procesados por la justicia federal, hace 13 años, por desparramar noticias falsas durante una campaña a jefe de gobierno porteño, a través de encuestas telefónicas, que afirmaban que Daniel Filmus estaba vinculado al parricida Sergio Schoklender. Ahora acumulan gran parte del poder institucional. Lugones, ex jefe del súper-asesor en Move, hijo del actual ministro de Salud, opera desde España. Guillo Garat, vicepresidente de Relaciones Institucionales, Comunicación y Marketing, maneja la caja de YPF y ejecutó en tres meses 10.000 millones de pesos. Caputo, desde la Rosada, mueve los hilos de Milei.

Varias funcionarias que pasaron por la Rosada y terminaron recalando en otras delegaciones estatales tienen en común su origen en Move Group. Estefanía Traverso y Daiana Perini, por ejemplo, siguieron ese derrotero. También le responden otras militantes del PRO devenidas libertarias, como Noelia Ruiz –en el directorio de ARSAT– o la mencionada Macarena Alifraco. Un tablero crucial en caso de que se desate el fuego amigo: gente de confianza en lugares clave.

El día anterior y el del nombramiento de Sergio Neiffert como interventor de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Caputo, Romo y Carreira recibieron en Balcarce 50 a la primera plana de la renombrada SIDE: Alejandro Colombo, cercano a Antonio Stiuso, titular del Servicio de Inteligencia Argentino, Ariel Waissbein, al frente de la Agencia Federal de Ciberseguridad, y Alejandro Pablo Cecati, que asumiría al mando de la Agencia de Seguridad Nacional. Luego de la derrota legislativa que le regaló el PRO, no se registraron nuevas reuniones en la Rosada.

 

Servicios privados

De Fernando Cerimedo, el estratega sin cargo en la Rosada que entra y sale, facilita sus mejores aprendices y habla frecuentemente con Caputo, ya se desempolvaron notas con su pasado de estafador inmobiliario de poca monta y una historia estrafalaria de un supuesto entrenamiento militar con los Navy Seals y trabajos de marketing político para la Casa Blanca. “Hice un posgrado de Comunicación Política en la Universidad de Harvard en 2010 y ahí conocí a Eduardo Bolsonaro. Éramos los dos latinos que hablábamos en portuñol. A Eduardo le gusta mucho todo lo vinculado a la policía y, como yo tengo formación militar, entrené mucho tiempo con los Navy Seals”, le dijo a Chequeado. El medio se contactó luego con la Universidad de Harvard, donde negaron tener algún registro de Cerimedo o de Eduardo Bolsonaro.

El empresario financió cinco años a La Derecha Diario, el medio donde hicieron sus primeras armas Ezequiel Acuña y Carreira. Se financiaron con Google Ads, un poco, dice, mientras el misterio de su primer millón sigue sin develarse.

Cerimedo figura como dueño de un conjunto de empresas, entre las que está Uprod SRL, Academia Numen, Numen Publicidad y Sondeos, American Apps SA, Surlibre inversiones S.A y otras, con historial largo de cheques rechazados, socios que se repiten y enrocan, y un estudio de abogados boutique law firm a cargo de todo. Su pareja, la ingeniera química Natalia Basil, desde abril designada en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), fue parte de varias pero con su designación como funcionaria cedió sus cuotas accionarias.

Así hizo en abril con NATIONAL SECURITY ENTERPRISE S.R.L, una empresa de vigilancia fundada en octubre de 2022, con autos rojos en circulación. En noviembre 2023, la empresa reformuló su contrato social, agregando al objeto las actividades de “vigilancia y protección de bienes (…) obtención de evidencias en cuestiones civiles o para incriminar o desincriminar a personas, en los casos en que exista persecución penal en el ámbito de la justicia por la comisión de un delito y tales servicios sean contratados en virtud de interés legítimo en el proceso penal”. NSE coorganiza, en Numen cowork, jornadas de formación para las fuerzas de seguridad y para el fuero penal en las famosas oficinas desde donde se lo vio a Javier Milei despegar, uno a uno, los papelitos con nombres de ministerios: el memorable acting del “afuera”.

Basil también se corrió de Madero Group, el multimedio que quedó en manos de Cerimedo y Tomás Beltrame, quienes vendieron la mitad de La Derecha Diario a Javier Negre, el dueño de EDA (Estado de Alerta), un medio español que batalla culturalmente con fakes, noticias falsas y un financiamiento inescrutable.

A comienzos de 2024, PATAGONIA ENERGY HOLDING S.A. se sumó al entramado empresario, con Roque Cambareri, autoproclamado presidente de una cámara argentina del litio que no pudo constituirse ante la Inspección General de Justicia por irregularidades, y Vicente Federico Quintanal, también partícipe de múltiples personerías jurídicas. Con los mismos socios emprendió también una financiera, COMPAÑÍA SUDAMERICANA DE INVERSIONES S.A. Sorteando denuncias inconsistentes como la que en plena campaña le hicieran por sus “empresas fantasmas”, el matrimonio militante y multiempresario se diversifica. Son la otra pieza clave en la construcción de una gramática libertaria, con la que intentan hacer más digeribles los efectos sociales devastadores del modelo económico. Sus ingresos y los de su esposa a la Rosada confirman la cercanía, y a la vez ratifican que la estrategia se completa con una estructura que va por otro lado.

 

Refuerzos

Desde Madrid, llamada ahora “nueva Miami” por cómo fueron recalando allí figuras fundamentales de la derecha global, llegan refuerzos. Javier Negre, el comprador de la mitad de La Derecha Diario, ingresó triunfal a la Casa Rosada acreditándose como periodista y lanzando provocaciones, como sugiere su manual de estilo. De España arrastra múltiples juicios por creación y difusión de noticias falsas desde su empresa llamada Fack News Consulting S.R.L. Casos como la versión que predominó por varios días respecto de la bomba enviada a La Rural y que el analista Julián Macías Tovar analizó casi en tiempo real, muestran un modus operandi común a la derecha global. En aquel entonces fue el hashtag #VolvieronLosMontoneros, lanzado por Dan y continuado por las mismas cuentas verificadas que en el resto de los casos: @elpitttttt, @ElTrumpista, @usdtermo, @ElViejoFacho, @TalibanMilei, @TommyShelby_30, @agarra_pala o @laderechadiario.

 

 

 

Desde que asumió, el gobierno de Milei copió la prédica trumpeana de bardear a los periodistas como “ensobrados” y festejar la caída del monopolio de los micrófonos gracias a internet. Ahora, en nombre de la libertad de expresión, su fandom salvaje no sólo hostiga digitalmente o difunde mentiras a voluntad, sino que son avalados y retuiteados por la cúpula del gobierno.

Mientras los distintos partidos hacen los deberes para las próximas elecciones legislativas, no sorprenderá que algunos tuiteros pasen del territorio digital al legislativo: el Gordo Dan fue el primero en confesarlo. Tampoco que operaciones de inteligencia sacudan la opinión pública en tiempos de campaña. Si algo de esto sucediera, habría algunas pistas donde mirar.

 

 

 

 

 

* La investigación periodística de Perycia y Revista Crisis se realizó gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR) liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).

 

 

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