En Cine.ar y en la sala del Gaumont se puede ver San Pugliese, una película sobre el pianista, director y compositor que vivió entre 1905 y 1995 en Buenos Aires. Dirigida por Maximiliano Acosta, Santiago Nacif y Lola Winer, se basa en una investigación del propio Acosta. Varias veces en esta sección hablamos de Osvaldo Pugliese y sobre todo escuchamos su música hermosa. Esta semana volví a escuchar los tangos del último Pugliese, en los que se aprecia la dimensión de su arte.
El Maestro tenía firmes convicciones políticas que manifestaba en su afiliación a un pequeño partido de izquierda, que abrazaba un gran sueño universal. Creo que te conté mi recuerdo juvenil, de la entrevista que en un fin de año de la década de 1950 les hicieron a Pugliese y a Troilo, con la pregunta clásica sobre sus deseos para el año nuevo. Pichuco contestó primero: "Que haya paz". Cuando le tocó el turno, Pugliese agregó: "Como dice el Gordo, que haya paz". Hizo una pausa y agregó: "Y coexistencia pacífica", que era la consigna que luego de la muerte de Stalin levantaba su partido Comunista. Era imposible no amarlo.
De lunes a miércoles ensayaban y el resto de la semana andaban de gira por todo el país. Ya te hablé de mi fascinación cuando le tocó el turno al Defensores del Oeste, el club de mi pueblo, en la provincia de Buenos Aires y mi viejo me llevó a escucharlo. La mitad bailaba y la otra mitad se agolpaba junto al escenario para no perderse un gesto, sobre todo de la línea de cuatro bandoneones, que eran un espectáculo aparte, en especial el Tano Ruggiero y Jorge Caldara. Otra vez te presenté a Carla Novelli Pugliese, hija de la Beba, que dejó de lado el apellido del padre y adoptó el del abuelo, cuando dejó el piano por el bandoneón, y que se anotó en lista de espera para viajar a Marte. Sí, en serio, pasaje solo de ida.
Lo que recién supe viendo la película es que entre los músicos, Pugliese es el santo al que recurren contra la mufa, Y no los de tango, sino los rockeros (¿se dice así, Marcelo?) que atesoran una estampita con la imagen de San Pugliese. Si podés verla, te la recomiendo, porque es una ternura. Aquí te pongo unos pocos minutos, que empiezan con su hija Beba, sobre este aspecto de su vasto repertorio.
En otro tramo de la película, los músicos de su orquesta cuentan el encuentro con Pantaleón en Amsterdam, donde ambos compartieron no solo la velada sino incluso el escenario, con las dos formaciones juntas, que tocaron los temas emblemáticos de cada uno. La Yumba de Pugliese y Adiós Nonino, de Pantaleón. Los músicos cuentan la desconfianza recíproca que se tenían, pero también la admiración que se profesaban. Cuando presentó a Piazzolla a los músicos de su orquesta, Pugliese les dijo. "Este tipo nos obligó a estudiar, a todos nosotros". Y Pantaleón, que no tenía el elogio fácil, lo completó: "Y este renovó el tango y yo pude hacer lo que hice".
En los primeros años del Cohete, publicamos ese concierto compartido en Amsterdam en 1989 y te conté la frase con que Pantaleón, entonces de 68 años, se refirió a Pugliese, que ya había cumplido los 84. Es un gran músico, intérprete y compositor y yo rasco la viruta. Hay que ser grande para achicarse así. Para Piazzolla, Pugliese era el único tanguero que no se quedó en el pasado, un interlocutor válido con acceso libre a su exclusiva galaxia.
Y para terminar con música de la buena y no con cháchara, estas versiones de Pugliese en vivo, registradas en sus últimos años, que es cuando mejor se vio lo abierto de su espíritu a la innovación. Algunas fueron registradas en el mítico concierto de 1989 en el Teatro Colón, otras en la Casa Rosada, ignoro en qué fecha. Siguiendo el consejo de la grandísima Mirtha Legrand me voy a repetir, ya que el público cambia cada vez: no se pierdan una nota, que esto es oro. Y agrego, más puro que el que empeña Milei.
--------------------------------
Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí