SÁLVESE QUIEN PUEDA O ACCIÓN COLECTIVA
Como luchar contra el miedo que impone el pantano financiero internacional
Desde los orígenes del tiempo el miedo a la muerte ha jaqueado a la vida humana. El caos y las tinieblas de un mundo hostil fueron, sin embargo, iluminados por una certidumbre: sin el otro la vida no era posible. Con el correr del tiempo, ese otro iría a significar relaciones sociales cada vez mas complejas y estructuradas en torno a la división del trabajo y a la producción, apropiación y distribución de distinto tipo de bienes: afectos, símbolos, dinero, riqueza y recursos naturales. En todos los tiempos este carácter asimétrico de las relaciones sociales ha engendrado conflictos de poder que, de no ser contenidos, amenazaban con destruir al conjunto de la sociedad. Así, la tensión entre la dominación y la cooperación, han sido parte esencial del drama humano.
En la Grecia Antigua, cuna de la civilización occidental, las aventuras de los dioses y de los héroes brindaban un marco de referencia para explicar los imponderables y mitigar el miedo y la incertidumbre que estos engendraban. La consulta a los oráculos y los sacrificios eran costumbre corriente tanto en ocasiones individuales como colectivas. En paralelo, sin embargo, se planteaban tácticas y estrategias para enfrentar las guerras y las catástrofes, nacía la filosofía y con ella la búsqueda de una explicación racional a los misterios de la vida y Aristóteles advertía a sus contemporáneos que solo superando a los miedos los seres humanos podrían ser libre. Ponía así el dedo en la llaga de una herida que llega hasta el presente.
El miedo, esa fuerza volcánica y contradictoria, esa arma de doble filo que sintetiza la contradicción entre la implosión emotiva y la capacidad de reflexión, ha sido utilizado a lo largo del tiempo para imponer la voluntad de los unos sobre los otros. Poco a poco iría a transformarse en el principal método utilizado para reproducir relaciones de poder a escala cada vez mas amplia. Hoy la imposición por la violencia abierta, coexiste con métodos mas sofisticados que buscan naturalizar las asimetrías de poder tras el espeso barniz de emociones que emanan de un “sálvese quien pueda”, ese imperativo categórico del dios mercado que asigna los premios y los castigos a partir de los supuestos méritos individuales. Así, las relaciones de poder se reproducen, aislando y fragmentando al infinito a los actores sociales y bloqueando toda posibilidad de empatía social y de acción colectiva. Separados los unos de los otros, los ciudadanos de a pie caen en el pozo de la zozobra, el miedo y la apatía. En esa vorágine intima, resuena el goteo permanente de un relato que incita a ir por la yugular del otro, ese otro que por su mera existencia amenaza la identidad, el territorio y los bienes propios. El miedo y su contra cara: el odio que el mismo despierta, contribuyen hoy a legitimar un orden social cada vez mas injusto.
A este contexto llegó la pandemia. El acecho cotidiano de una peste que yace a la vuelta de la esquina ha contribuido a potenciar la fuerza volcánica del miedo. Al mismo tiempo, la pandemia despelleja el tejido social y exhibe la podredumbre del hueso que lo sostiene. Así, mientras por un lado contribuye a desnudar las asimetrías de poder y las injusticias de este mundo, por el otro las oscurece fogoneando la combustión atávica del sálvese quien pueda. Esta paradoja que impregna nuestra vida cotidiana y nuestras acciones define la peligrosidad del momento que vivimos. Hoy la lucha por controlar la peste y evitar que se cobre mas vidas es tarea prioritaria. Sin embargo, la misma no ocurre en el vacío ni es el drama principal de nuestra existencia colectiva. Este último radica en una estructura de poder que se aprovecha de la pandemia para acumular más poder en cada instante que pasa, pariendo al mismo tiempo nuevas condiciones para el sometimiento psíquico y material de aquellos que siendo muchos poco o nada tienen. Hoy estamos embarcados en una guerra que trasciende a la pandemia, una guerra abierta y despiadada desatada por los que buscan precipitar los cambios que les permitirán continuar sosteniendo a la sartén por el mango. Sin embargo, impregnados por el miedo al bicho que acecha escondido, desconocemos que el significado de nuestros pequeños actos cotidianos nos trasciende y concierne al futuro de la sociedad de la que somos solo una parte minúscula.
Nadando voluptuosamente en el caos generalizado desatado por el impacto global de la pandemia, un pequeño grupo de monopolios tecnológicos puja por aumentar su control sobre todos los espacios conocidos. Al dominar las tecnologías de punta y el acceso al internet y a las redes sociales controlan la información y promueven comportamientos de rebaño en la población con el objetivo de impulsar consumos sin límites y ganancias extraordinarias. En un contexto de profunda crisis de las instituciones democráticas la pandemia les ha permitido escalar su poder político, profundizar el alcance de las tecnologías de control social y hacer ganancias extraordinarias. A pesar de este embate, acciones colectivas que van contra la corriente y disputan la narrativa del sálvese quien pueda aparecen en los lugares menos esperados y contribuyen a señalar que el camino para salir del laberinto actual pasa por la empatía social y la fuerza de la acción colectiva.
El pantano financiero internacional
La crisis financiera que se avecina difiere de todas las experimentadas hasta ahora. La interpenetración económica y financiera del mundo es hoy inédita tanto por su magnitud como por su profundidad. Las cadenas de valor global siguen estrechamente interconectadas a pesar de la guerra de tarifas desatada en los últimos años. Hoy estas cadenas se ven amenazadas por la implosión de burbujas financieras simultáneas en distintos mercados interconectados. Si en 2008 las hipotecas basura detonaron una crisis financiera que golpeando a los bancos amenazó al conjunto del sistema financiero internacional, hoy la crisis puede empezar tanto en el mercado hipotecario, como en el de acciones, bonos y monedas.
Asimismo, a diferencia de lo ocurrido en otras crisis, hoy casi el 20% de las corporaciones norteamericanas son incapaces de generar ingresos que les permitan financiar los intereses de su deuda. Sobreviven gracias a un endeudamiento ilimitado: contraen nueva deuda para enfrentar a la vieja y la Reserva Federal lo facilita manteniendo las tasas de interés cercanas a cero e inyectando dosis crecientes de liquidez en el sistema financiero. En este contexto, la inflación asoma con fuerza disruptiva.
Desde el mes de noviembre los precios de las naftas han aumentado un 70%, la madera un 52%, el cobre 33% y el precio del índice del conjunto de los commodities un 26% (Commodity Research Bureau, zerohedge.com 25 2 2021). Esto se traduce en mayor volatilidad en los mercados financieros fenómeno que golpea especialmente al de acciones corporativas y a su dínamo: el valor de las acciones tecnológicas. En este contexto, cobra creciente importancia el comportamiento disruptivo de los pequeños ahorristas nucleado en la plataforma digital reddit/wallstreetbets (WSB), fenómeno que hemos analizado en otra nota,. Así, mientras esta semana el índice Nasdaq caía un 3.5% en un solo día, el valor de las acciones preferidas por los pequeños ahorristas trepaba rápidamente, llegando en el caso de Gamestop, -la estrella del plantel- a crecer 300% en un día. Paralelamente se multiplican las convocatorias en esta plataforma a arremeter contra los grandes fondos de inversión. Si bien no se sabe cual será el futuro de este movimiento, el mismo ha hecho cundir el temor de bancos y fondos de inversión ante la fuerza colectiva del “dinero tonto” (dumb money) que por primera vez se rebela y decide entrar en escena colectivamente. A pesar de los pequeños montos invertidos, la cantidad de ahorristas involucrados convierte al movimiento en una fuerza capaz de provocar cimbronazos en todo el sistema financiero internacional.
Otro fenómeno disruptivo radica en el fenomenal crecimiento de las inversiones en criptomonedas y especialmente en el bitcoin. Esta semana la Secretaria del Tesoro norteamericano sostuvo que el bitcoin es un mero “mecanismo de transacciones financieras especialmente de índole ilícita” advirtiendo al mismo tiempo que las autoridades norteamericanas investigan la posibilidad de desarrollar el dólar digital.(zerohedge.com 22 y 23 2 2021) Estas declaraciones dejan trascender preocupación y no parecen ajustarse a la realidad: se estima que el volumen de actividad criminal representa solo 0,34% del volumen total de transacciones con cripto monedas (chainanalysis, zerohedge 23 2 2021). Creado hace 12 años, el bitcoin tiene hoy un valor que supera los 50.000 dólares y un volumen de transacciones diarias que asciende a los 10 mil millones (billion) de dólares. Globalmente distribuido entre miles de tenedores individuales, ha logrado sobrevivir diversos intentos de destrucción llevados a cabo tanto por hackers como por gobiernos, incluido el norteamericano. Su resistencia se explica a partir de la cooperación y unidad de acción de miles de sus usuarios confabulados para resistir a los ataques (zerohedge.com 23 2 2021) Hoy el bitcoin es objeto de fuerte especulación, y grandes corporaciones y billonarios se suman a la inversión en esta criptomoneda buscando preservar el valor de sus inversiones en circunstancias en que se erosiona el valor del dólar como moneda internacional de reserva.
Estos fenómenos tienden a mostrar la fuerza de la acción colectiva en un terreno donde lo que priva es justamente el sálvese quien pueda. Para volver las cosas a “la normalidad” las autoridades financieras están estudiando la forma de regular la acción de los revoltosos.
Vacunas vip y proyecto de país
El reciente episodio de las vacunas contra el Covid 19 aplicadas extraoficialmente en dependencias del Ministerio de Salud Publica golpeó fuertemente al gobierno detonando una crisis de credibilidad cuyas eventuales consecuencias todavía se ignoran. Este episodio repudiable es, además, inexplicable ya que podría haber sido evitado si desde un inicio se hubieran aplicado medidas destinadas a monitorear la trazabilidad de las vacunas contra Covid 19 desde que entran al país hasta su aplicación en todo el territorio nacional. Que esto era posible, lo demuestra la rápida implementación esta semana de una serie de medidas, entre ellas el Monitor Publico de Vacunación, un registro on line con información en tiempo real sobre la operación de vacunación en todo el país. Sobre este episodio lamentable e inesperado se montó inmediatamente el periodismo de guerra, y la oposición macrista para denostar a la supuesta “corrupción” oficial. Este acecho de un macrismo empeñado en la destrucción no debe extrañar ni quitar el sueño. Han pasado de las marchas anti vacunas, al juicio penal por envenenamiento de la población contra el Presidente por importar la vacuna Sputnik V, para luego criticar la supuesta corrupción oficial porque el “envenenamiento” no llega en las cantidades deseadas. Este dislate, se torna peligroso cuando el gobierno descuida el frente principal de batalla. Este reside en una inflación descontrolada y en una amenaza constante de corrida cambiaria.
Para enfrentar el primer problema el gobierno acudió a la Mesa del Acuerdo sobre Precios y Salarios. Esta semana se realizó un encuentro con los empresarios de la alimentación (COPAL) donde se escucharon los reiterados reclamos por el fin del congelamiento de precios, los aumentos en los derechos de exportación, la doble indemnización y la prohibición de suspensiones de trabajadores. Por su parte el gobierno detectó “aumentos de insumos, … que no encuentran justificativos razonables” y espera “establecer compromisos cruzados donde cada sector haga su aporte y entre todos converjan a los objetivos macroeconómicos” (ámbito.com 26 2 2021). Sin embargo, difícilmente se logren estos objetivos si no se desacopla la formación de los precios internos de lo que ocurre con los precios internacionales de los commodities que exportamos. Esto implica algo mas que “compromisos cruzados”, especialmente en mercados controlados monopólicamente y en circunstancias en que se aceleran los precios internacionales y las reservas del BCRA llegarían a un límite peligroso.
Esto último ha sido señalado recientemente por el JP Morgan (infobae.com 22 2 2021). Al día de la fecha habría 3000 millones de dólares de reservas netas, habiéndose perdido 800 millones en lo que va del año. Las reservas líquidas serían negativas en 1600 millones de dólares. Esta situación sería consecuencia de la política de compra venta de bonos por parte del BCRA con el objeto de controlar la brecha cambiaria. Este esfuerzo, sin embargo, no ha logrado frenar a la inflación que crece imparable desde el cuarto trimestre del 2020. Si esa estimación fuera cierta, el nivel actual de reservas no permitiría al gobierno enfrentar en mayo los compromisos de la deuda con el Club de Paris y para reestructurarlos necesita firmar primero el Acuerdo con el FMI. Esta concatenación de hechos agrega leña al fuego de las “expectativas” inflacionarias de los formadores de precios y los lleva a dolarizar los precios internos aunque el BCRA queme sus reservas para impedirlo.
Estos acontecimientos contribuyen a redimensionar el significado de la lucha contra la pandemia y la necesidad de encuadrarla dentro de políticas más generales que promuevan la inmediata participación de las organizaciones que representan a los sectores populares en la toma de decisiones que los conciernen, sean estas de índole sanitaria, económica o política. Esto contribuirá a crear la fuerza colectiva necesaria para parar la ofensiva de los que erosionan la estabilidad política del gobierno.
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