¿Romper todo o avanzar despacio?
Sólo una minoría es partidaria de tocar fondo para intentar salir de la crisis
Seguramente en algún momento hemos escuchado a alguien decir “hay que tocar fondo” o “recién cuando explote todo, vamos a empezar a mejorar”, o alguna frase similar. La simplicidad explicativa de la figura retórica resulta atractiva porque se basa en experiencias de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, en cualquier pileta hemos podido experimentar esa sensación de llegar hasta abajo y saber que, luego, solo quedaría subir. Es un argumento muy peligroso porque, en muchos momentos, nuestro país ha demostrado que el fondo puede quedar demasiado abajo. La reciente imagen de la implosión del submarino que pretendía ver al Titanic desde cerca, puede ser mucho más apropiada para describir uno de los futuros posibles.
En los últimos meses, este argumento se repite cada vez más, tanto desde Juntos por el Cambio como desde el partido autodenominado “libertario”. Pareciera ser una imagen que capta interés, en particular en sectores que sienten la actual situación como inaguantable, ya sea porque tienen reales dificultades para llegar a fin de mes, ya sea porque, en el otro extremo, desean poder enriquecerse con una mayor devaluación y una economía totalmente liberalizada.
Pero, ¿qué proporción de la ciudadanía adhiere a esta idea de tocar fondo o romper todo?
En una reciente encuesta preguntamos directamente: “En tiempos difíciles y de crisis como ahora, ¿qué es lo que usted piensa?” y dimos cinco opciones de respuesta, una de las cuales era “hay que tocar fondo o que explote todo, y luego empezaremos a mejorar”. El siguiente gráfico circular nos muestra los resultados obtenidos:
El gráfico exhibe que solo un 17% adhiere a la idea de que “hay que tocar fondo o que explote todo, y luego empezaremos a mejorar”. Del otro lado, un 52% opina que “solo de a poco, sin romper nada y trabajando todos juntos, vamos a salir adelante”. Estos dos porcentajes podrían dar lugar a una imagen demasiado optimista de cómo ve la crisis la ciudadanía argentina.
Sin embargo, también tenemos que considerar las otras opciones de respuesta, que suman el 30% restante. Todas ellas tienen en común que implican la negación al camino colectivo de reconstrucción: o “no hay solución, siempre estaremos en crisis” (9%) o “solo Dios puede sacarnos de esta situación” (10%) o “es muy difícil que salgamos adelante colectivamente; lo importante es que cada uno/a haga su propio camino y logre una buena vida” (12%). Por lo cual, no es posible realizar una lectura totalmente esperanzada de la escasa adhesión al camino explosivo o de hundirse en las profundidades para luego salir de la crisis.
Previsiblemente, la situación económica incide en las respuestas. Así, entre quienes no están teniendo aportes jubilatorios (sea de su empleador o porque no pagan el monotributo) sube al 28% la adhesión a la idea de tocar fondo o que todo explote. Pero donde el porcentaje es más alto es entre las y los desocupados: el 57% piensa en una salida a través de la explosión o de tocar fondo. En el otro extremo social, llama la atención que también tienen esta idea en su cabeza el 21% de las y los comerciantes, empresarios o gerentes. Al mismo tiempo, es alta la adhesión entre profesionales asalariados (26%) o trabajadores autónomos (25%). Por el contrario, solo el 5% de las y los obreros y de las empleadas domésticas apuestan al estallido y no lo hace ningún jubilado de los sectores populares. Aquí parece haber más conciencia de que serían ellos y ellas quienes más sufrirían en una situación catastrófica.
Miradas y conductas
Previsiblemente, quienes dicen que votarán a Javier Milei en octubre son quienes más opinan que “hay que tocar fondo o que explote todo”. Como se muestra en la primera barra del siguiente gráfico, suman el 38% de sus votantes. En cambio, solo un 25% opta por que hay que avanzar “de a poco, sin romper nada”. Se observa un peso fuerte de lo religioso (18%) y de la salida individual (14%), mientras que el 6% restante opina que no hay solución.
Por el contrario, quienes manifiestan que votarán a Sergio Massa creen mayoritariamente (74%) en la salida colectiva y sin romper nada, mientras que solo el 4% adhiere a la idea de que hay que tocar fondo.
En una situación intermedia encontramos a quienes dicen que votarán a Patricia Bullrich. Casi la mitad cree en el avance gradual y sin romper nada, pero se destaca también un 18% que adhiere a la idea de tocar fondo o que explote todo (de allí el temor de Juntos por el Cambio de que este tipo de votantes se vaya hacia Milei). Del resto de opiniones, llama la atención el elevado porcentaje de quienes solo creen en la salida individual (18%).
Las y los votantes de Myriam Bregman son más pesimistas en cuanto a las posibilidades de salir de la crisis, y quienes votarían a Juan Schiaretti se distribuyen entre gradualistas, pesimistas y quienes opinan que hay que tocar fondo.
Nuevamente, como en otros análisis que hemos realizado, se observa que es Massa quien tiene más oportunidades para sintonizar con la forma de pensar de la mayoría del electorado. Si bien casi dos de cada diez personas piensan que hay que tocar fondo o que explote todo para poder salir de la crisis, la gran mayoría no adhiere a este camino. Incluso, la mitad del electorado de Bullrich y un cuarto del de Milei creen que de la crisis se sale de a poco, sin romper nada y trabajando conjuntamente. Considero que es clave que, en este tramo final de la campaña, el candidato oficialista persevere en discursos y acciones que mantengan esa línea que interpela a la sensatez y a la apuesta colectiva de construir una Argentina para toda su población.
* El autor es investigador principal del CONICET y profesor titular de la Universidad Nacional de Quilmes.
** Ficha técnica: encuesta on-line, sistema SocPol de la UNQ. Invitación vía mail. 733 casos en todo el país, ponderación por género, edad y nivel educativo. Realización del 13 al 26 de septiembre de 2023.
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