Un debate abierto entre dos líderes que alcanzaron la presidencia de la Nación, mientras uno la ejerce y el otro se opone, es a priori una buena noticia, porque esclarece y ayuda a orientarse sobre el mérito de las respectivas posiciones. El Presidente Javier Milei formula pronunciamientos sobre el sentido de su política varias veces por semana, en entrevistas, declaraciones, foros nacionales e internacionales y redes antisociales. En teoría, sus opiniones son bien conocidas. En la oposición, en cambio, se discuten cuestiones menores, se ventilan rencillas y se exhiben aspiraciones, pero nadie ofrece un panorama global que exponga cómo son las cosas y cómo deberían ser. La única excepción es Cristina Fernández de Kirchner,
Esta semana difundió un escrito de 2. 800 palabras, titulado "Es la economía bimonetaria, estúpido", encabezado por una frase de John Adams, Presidente de los Estados Unidos entre 1797 y 1801: "Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es la espada, la otra es la deuda". Luego agregó un breve texto en las redes antisociales:
El Presidente le respondió desde Mendoza, en el foro del instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (AIEF). También usó la ironía: "Sé que vos de economía no entendés mucho" y le ofreció: "Si querés aprender un poco, prendé la tele hoy a las 19 que voy a estar dándote una clase particular ad honorem”.
Vale la pena comparar ambos textos. Cristina habla de asuntos muy concretos, que reflejan las condiciones en que se vive en el país desde que Milei asumió la presidencia. Prometía eliminar la intervención estatal, pero hoy interviene y controla tres de los precios fudamentales de la economía: el dólar, el dinero y el trabajo. Pero ha liberado los bienes y servicios. Si a esto se suma el ajuste fiscal, basado en no pagar deudas exigibles y el retiro del Estado de funciones esenciales, se define un combo letal, "con una caída brutal de la actividad económica". La Argentina es hoy "más cara en dólares que los países desarrollados del mundo. Esto convierte a la tasa de inflación del 3% o 4% mensual, que Milei y su inefable ministro de economía quieren hacernos creer que es un éxito, en una verdadera tragedia social al producirse en el marco de una profunda recesión económica". Como siempre, al ajuste "siguen los palos", de modo que "todo está muy feo". Acá podés leer el texto completo.
La clase particular de Milei alternó conceptos monetaristas abstractos, desvinculados de la vida cotidiana, y chicanas dirigidas a la ex Presidenta, como poner en duda, una vez más pese a que hay hasta fallos judiciales que lo afirman, que tenga el título de abogada o "quizás se olvidó que una de sus formas de combatir la inflación era mentirla, romper el termómetro". Prefiere olvidar que fue ella quien jubiló a Guillermo Moreno, cuando constató sus engaños.
"Cris, tomá nota, sacá el cuaderno y el lápiz y anotá, que los que tenés al lado no te van a ayudar nada, porque son los que generaron este desastre", agregó luego de pedirle que hiciera una autocrítica. Siguió con generalidades sobre la inflación, la tasa de interés, el precio del dinero, la emisión monetaria y el tiempo. Anunció "otro knock-out para la señora Cristina Fernández de Kirchner" e insistió en que "la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario generado por un exceso de oferta de dinero". Con su habitual delicadeza dijo: "¡Ay, cómo la sufren los mandriles! No importa, hay un negocio floreciendo que se llama la producción de vaselina para economistas pifiadores seriales". Al referirse a la permanencia del cepo que mencionó Cristina, dijo que "soy liberal libertario, no liberal libertarado" y confirmó que "no puedo fijar fechas" para su levantamiento. La respuesta de Cristina fue concisa:
Cristina tocó varios puntos que Milei omitió responder. Por ejemplo, dijo que el gobierno no sólo ha abandonado el anti-intervencionismo estatal, sino también "la teoría monetarista que señala a la emisión monetaria como la única y exclusiva causa de la inflación". Y citó una frase del ministro Luis Caputo ante estudiantes en la Universidad Católica Argentina: "'Devaluando lo único que se gana es que suba la inflación'. O sea: la inflación en nuestro país está atada al movimiento del dólar. Bienvenidos a la Argentina". También señaló que "las calificadoras extranjeras, las agencias vinculadas a las finanzas y hasta algunos economistas vernáculos, han comenzado a explicitar públicamente una creciente inquietud acerca de la capacidad de pago de la Argentina respecto de su deuda soberana. No se trata de teorías o interpretaciones económicas, simplemente de sumar y restar frente a la curva de los vencimientos en moneda extranjera que debe afrontar nuestro país. No les inquieta el frente fiscal, sino los problemas del gobierno para juntar dólares".
El verdadero problema de la economía argentina, añadió, es que "no tiene los dólares para pagar la deuda y los mercados lo saben. Esa misma escasez de dólares fue la que impidió llevar a cabo la dolarización que Milei imaginaba como plan de estabilización para cristalizar la formidable transferencia de ingresos a los sectores más concentrados de la economía producida después de la brutal devaluación y el ajuste fiscal. Dolarización que también era aconsejada, entre otros economistas, por Steve Hanke. Curiosa paradoja de quien se cree líder amado y admirado a nivel global, pero al que nadie le presta un dólar. A esta altura de la soirée casi, casi que tenemos que hablar de Milei, el ex libertario".
Un capítulo final está dedicado al peronismo, que "se torció" y "se desordenó". Se torció al convalidar "el préstamo multimillonario e irregular que el FMI, violando su propia normativa interna, había otorgado al gobierno de Mauricio Macri". Tambien "se castigó a nuestro país fijándole sobretasas de interés usurarias y curvas de vencimientos incumplibles". Así, "por primera vez en un gobierno peronista los trabajadores registrados no llegaron a cubrir la canasta básica total. O sea: el peronismo con trabajadores registrados pobres, pese a que la tasa de desempleo tuvo un excelente comportamiento alcanzando el nivel más bajo de las últimas décadas con el 5,7%". Se desordenó al no advertir la modificación de las relaciones laborales de la población económicamente activa, donde los trabajadores registrados en la actividad privada no sólo son minoría, sino que además, sólo el 40% de ellos está sindicalizado. La consecuencia objetiva es que las representaciones sindicales características del siglo XX y fundantes del peronismo, ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores". Tampoco avanzó sobre el viejo modelo de Estado omnipresente que derivó en ineficiencia e ineficacia y no construyó una nueva estatalidad más vinculada a la comunidad y su organización a través da la participación de sus diferentes estamentos. La ineficiencia e ineficacia que deriva en burocracia y que es observada por el resto de la sociedad no sólo con mirada crítica por la falta de resultados o de calidad de los servicios en la vida cotidiana, sino porque se termina viendo el empleo estatal como un privilegio frente al resto y, por lo tanto, un gasto innecesario” que debe "ser suprimido". En un mensaje de absoluta vigencia para la fuerza propia y para el gobierno, insiste en lo que planteó hace más de un año en el Teatro Argentino de La Plata: la reversión del déficit fiscal, reduciendo "eximiciones, exenciones o promociones a sectores concentrados de la economía; junto a una reforma tributaria que no sólo simplificara la administración impositiva, sino que permitiera construir un sistema más racional y equitativo". En un punto especialmente delicado, también plantea "una revisión y reforma profunda de la educación pública", deseada por aquellos que no pueden pagar la cuota de un colegio privado.
Cristina también reclama "superar el consignismo de la desigualdad social por un lado y el gatillo fácil por el otro para abordar un plan de seguridad de carácter integral" y señala el problema creciente "del avance narco en las barriadas populares como consecuencia del retiro del Estado y la porosidad de las fuerzas de seguridad", que "sustituye la organización estatal por la organización delictiva".
Concluye que donde hay una necesidad no solo hay un derecho sino también una obligación, y que "el trabajo es un derecho pero también es un deber, por lo que es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume". Incluso dedica un párrafo a "las profundas modificaciones surgidas en el campo de la comunicación social por el avance de la tecnología: una transformación de magnitudes similares a la imprenta de Gutenberg". Si se desea "organizar una fuerza política que vuelva a representar mayoritariamente", es preciso "enderezar las experiencias y ordenar las nuevas demandas para poder alinear pensamiento, palabra y acción: una trilogía indispensable a la hora de formular propuesta y estrategia que permitan pasar de ser oposición a alternativa de gobierno".
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