Semana Santa en San Juan
Cuatro amigxs viajamos desde Córdoba al Festi Asker [1], que se realizó en Semana Santa en la ciudad de San Juan. Fuimos a realizar una performance y dictar un taller pos porno. El festival prometía ser el primero de muchos, un espacio para las disidencias, para repensarnos y celebrarnos. Nos trasladábamos dentro de un radio de diez cuadras, entre hospedajes solidarios, casas culturales, patios o livings para encontrarnos. Los lugares eran en su mayoría clandestinos pues nadie quería poner su sala para semejante "aberración". Las direcciones se compartían por Whatsapp y en privado. La tarde del sábado santo dictamos el taller “Taxonomías pornográficas” en un lugar donde no podíamos estar: una marica que tenía las llaves lo prestó, con la condición de que no saliera la dirección ni ninguna foto que pudiera ubicarlo. Estamos acostumbradas a escondernos, sabemos que la clandestinidad es el espacio relegado para el sexo y hemos aprendido a apropiárnoslo: nada nuevo bajo el sol, lo novedoso fue que enfrente de este lugar se estaba organizando una misa de vigilia pascual, pues era el patio de una escuela católica grande y de varones y nuestra ventana daba a ese patio.
La tarde transcurrió así, 32 grados bajo el sol sanjuanino. Ellos preparaban los ritos para su misa, probaban sonido, prendían velas, nosotras traducíamos en imágenes nuestras fantasías sexuales. Cuando llegó el momento de compartir con el grupo las producciones que se habían realizado, varias secciones de fotos pos-porno que consistían en su mayoría en orgías, prácticas BDSM (bondage, dominación, sumisión y masoquismo), lesbianas, cuerpas disidentes deseándose y algunas maricas sueltas, la misa ya había empezado. Nosotras, sin sus recursos económicos, no podíamos imponer nuestras voces a los salmos amplificados por parlantes y nos centramos en ver las imágenes proyectadas en una pared. “Esta es la luz de Cristo, yo la haré brillar”, sonaba de fondo, mientras entre risas y complicidades resistíamos a la hegemonía católica que nos avasallaba con sus ritos. La mayoría o bien tenía un pasado católico o una educación cristiana, por lo que la ritualidad de la misa no nos era indiferente; volverse ateo es un desaprender desde el cuerpo cada uno de esos ritos, la risa colectiva fue el gesto espontáneo mas amoroso que nos salió en ese momento como modo de resistencia. Eso era San Juan, esas contradicciones y complejidades, microresistencias que se tejían clandestinamente.
Pero la noche no terminó ahí.
Sábado santo a la medianoche en ciudad de San Juan, esquina de Libertad y avenida Rioja. Un grupo de jóvenes se lanzó a la calle cuando el semáforo se ponía en rojo. Llevaban dos carteles, uno sostenido por una joven que decía: Bocinazo por la resurrección mientras otro grupo desplegaba un cartel más grande con la leyenda: Él está vivo, trae vida. Entre tanto, otro joven con una guitarra entonaba: "¡¡Que viva Cristo, que viva que viva Cristo, que viva él!!" Y todos cantaban y gritaban de felicidad, también los autos que sucumbían al bocinazo y acompañaban el festejo entonando el hit de Pascuas. El semáforo se ponía en verde y todos regresaban a la vereda en plena algarabía. Ellos estaban Haciendo lío.
Contra la mundanidad
En el año 2013 se llevó a cabo en Rio de Janeiro la Jornada Mundial de la Juventud, donde el papa, Bergoglio para muchos, dio un discurso para la juventud argentina en el que pronunció la frase que luego se convertiría en el lema de la juventud cristiana: “Hagan lío”.
“Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío va a haber, que acá en Río va a haber lío va a haber, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones que son para salir, si no salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!” [2]
Esta frase se repetiría en cada encuentro de jóvenes con el Papa y se transformaría en remera y en bandera, como en el último, en el Parque O’Higgins de Santiago de Chile y quién sabe en cuantos encuentros más.
En San Juan entendieron que hay que hacer lío, que la iglesia tiene que salir a la calle.
¿Pero qué significa esto en una ciudad en la que en una misma semana linchan a un chico por robar un celular y le sacan el ojo a otro de un ladrillazo por ser gay?
El 11 de marzo de este año le arrancaron un ojo de un ladrillazo a Gabriel Montaño, de 22 años, en San Juan, por ser gay. El 16 de marzo murió un joven que se encontraba en coma farmacológico después de un linchamiento por robar un celular. Nano, de 18 años. “Aparentemente, varios adolescentes y jóvenes que se hallaban a pocos metros del lugar del robo, observaron lo que estaba pasando y se abalanzaron sobre los delincuentes, a quienes golpearon”.[4]
No estoy diciendo que los jóvenes que ejercieron semejante violencia fueran católicos. Quizás lo eran, quizás no, a ciencia cierta no lo sé ya que no hay ningún detenido y no les he podido preguntar. Lo que sí sé es cómo se construye un discurso de odio que se imprime en cada corazón voluntarista dispuesto a hacer justicia por sus manos, a limpiar la ciudad de putos y delincuentes, todo lo que esta sociedad detesta.
Bergoglio, quien es hoy el Papa, era el arzobispo de Buenos Aires en 2010. Cuando se debatía la ley de matrimonio igualitario convocó a una guerra de Dios [5] en contra de toda la comunidad LGTTBIQ, en cuyo marco cientos de fieles salieron a las calles vestidos de naranja a expresar impunemente todo su odio. Algunos pedían pena de muerte para nosotrxs, otros que no se nos permitiera acercarnos a niños por ese viejo fantasma de asociar la pedofilia a la homosexualidad, cuando todxs sabemos que la mayor cantidad de pedófilos se encuentran en las iglesias. El matrimonio igualitario es ley gracias a la lucha de toda una comunidad, que se movilizó en todo el país y a la voluntad política del kirchnerismo.
Perdieron esa batalla, pero la iglesia está en guerra con nosotrxs desde sus inicios. De todos modos no hay que negarle a Bergoglio su capacidad para movilizar a sus fieles, movilizarlos para el odio pero movilizarlos al fin. Entonces, ¿qué significó ese discurso que el Papa dio allá por el 2013 y que se hizo lema de la juventud cristiana? ¿Qué es hacer lío para esta juventud educada por los medios masivos de comunicación en la era de la doctrina Chocobar? En un ejercicio imaginativo revolucionario, podríamos pensar que hacer lío podría significar que tomaran medidas extremas para que los curas violadores vayan presos, o para que los obispos cobraran un sueldo como un trabajador, o para que dejaran de expulsar a cada profesora y profesor que quiere dar educación sexual en las aulas. Ese imaginario revolucionario es tan sólo una utopía para una juventud adormecida por lo peor del capitalismo. Lo que estos jóvenes entienden por justicia es otra cosa.
Nadie Menos
¿Se acuerdan de esa gran movilización del 3 de junio del 2015 impulsada por el movimiento Ni una Menos? En varias ciudades de la Argentina también marcho la iglesia con sus jóvenes, no por las mismas razones que las feministas claramente: recuerden que de allí salió la consigna Nadie Menos que sirve hoy de slogan para la campaña de los movimientos que nos niegan el acceso al aborto legal, seguro y gratuito. Recuerdo que en Córdoba, durante esa gran movilización, marchamos al lado de un grupo cristiano que llevaba un cartel muy grande con el rostro de Jesús llorando acompañado por la siguiente consigna: “Cada vez que tú le pegas, él llora”, el reclamo ante el incremento de los femicidios reducido a un problema afectivo de Jesús. O mi favorita, un cartel que decía: “Si lo hacen con una de ellas lo hacen conmigo”, Jesús era una de nosotras de repente, apelando a ese famoso tópico según el cual a la mujer no hay que matarla porque podría ser tu hermana, tu madre, tu hija o ahora también Jesús.
Sin embargo, ya es sabido a estas alturas que el Nadie Menos no es para todxs, sino para algunos, los que ellos elijan. De todas las causas que acompañé como activista, una me marcó de manera especial: el asesinato de Lautaro Torres, de 16 años, a manos de una mujer policía que le pegó cuatro tiros por la espalda. Lo esposaron baleado en el piso hasta que llegó el padre, lo subieron a la parte de atrás de una camioneta donde trasladan las motos y murió desangrado allí mismo. Semanas después le hice una entrevista a Natalia, su madre, quien desde las entrañas afirmaba: “Ni a un perro matan como mataron a mi hijo”. De alguna manera la comparación con el animal quedó en mi cabeza, porque con esa frase ella estaba diciendo mucho en el 2015: no todos somos humanos y no todos los humanos somos personas y no todas las personas son merecedoras de la vida. Lo cual significa que hay algo que hace que ciertas personas puedan decidir sobre la vida de otras también, mediante un Estado que las avala.
Nano, según mencioné antes, fue asesinado por robar un celular en San Juan. Un celular que si hoy no tenés, implica estar fuera del mundo; que se vende muy fácil porque mucha gente compra cosas robadas. Pero que a él le costó la vida, y hoy se dirime si lo mataron los vecinos o si lo mató la policía dentro del calabozo. Complicidad civil y policial para la muerte por un celular, aunque ya sabemos que poco tiene que ver el celular y mucho con el odio, odio por no saber lidiar con una juventud carente, y no sólo de dinero: carente de afectividad, de presencia estatal, de contención escolar, carente de futuro. ¿Qué vida trae el Cristo que celebraban en esa esquina de San Juan? Y sobre todo: ¿vida para quiénes?
La guerra de Dios que no cesó
El avance de la derecha que se vive el mundo y más duramente en nuestro continente, se hace sentir sobre los más vulnerables y los cuerpos odiados; muchos de ellos son los nuestros. En estos días El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, que depende de la Federación Argentina LGBT (FALGBT), compartió un informe [6] que recupera la cantidad de crímenes de odio hacía integrantes de nuestra comunidad. Sabemos con claridad que si estos son los crímenes que llegan a ser denunciados, el número real debe ser mayor. También sabemos que la violencia se ha incrementado desde hace años y que la visibilidad tiene un costo y que ya no distingue clases sociales: el odio está repartido entre quienes habitamos las calles de manera visible. El 3 de febrero de este año, Mariana [7] fue procesada por besar a su esposa en la estación de tren. El 6 de marzo una chica cuya identidad está reservada por seguridad fue atacada por lesbiana en Chaco.[8] El 14 de marzo asesinaron en Río de Janeiro a Marielle Franco, política brasileña, feminista y lesbiana. Son tantos los casos de violencia, que la lista sería larguísima.
El ojo de Gabriel Montaño quedó rodando en una vereda de San Juan, el ladrillazo se lo arrancó de un solo golpe. No hay testigos, no hay detenidos, nadie vio nada. Sabemos que Justicia no es el castigo a los responsables solamente sino también la prevención, la tarea a ser desarrollada para que no vuelva a pasar algo parecido. Justicia sería que no hubiese más Gabrieles a los que les sea arrebatada la frescura y la alegría de ser joven cuando salen a bailar como la mayoría. Justicia sería que el Papa se callase la boca y dejase de sembrar odio en una sociedad que lo escucha, que lo sigue y que interpreta sus palabras con las herramientas que tiene a mano.
Según las palabras de Bergoglio, hacer lío es salir a la calle a defenderse de “toda mundanidad". Esos jóvenes estaban haciendo lío en las calles de San Juan durante el sábado santo: tocando bocinas, cantando, saltando, bailando. Nosotrxs estábamos en un patio proyectando videos pos porno que hablan de nuestros deseos, de nuestras maneras de relacionarnos, de nuestra cultura. Los accesos a ese patio estaban altamente mediados, para ingresar a la casa tenías que atravesar un pasillo largo, luego una puerta más para llegar a un patio que oficiaba de separador entre los departamentos de adelante y la casa de atrás, una vez que cruzabas ese patio entrabas a la casa, atravesabas el living, doblabas a la izquierda, pasabas por la cocina, luego otro pasillo largo hasta llegar a nuestro patio, nuestro espacio. Habremos estado en el corazón de la manzana, donde nadie podía vernos ni oírnos porque el espacio público nos está negado para una actividad así. Ellos estaban en la calle, a medianoche. ¿Se imaginan si el escenario hubiera sido al revés, si nosotrxs hubiéramos tomado el espacio público para hacer nuestras proyecciones? El espacio público está en disputa continuamente, pero sabemos que está habitado por esta hegemonía que juega a ser Dios y se arroga el definir qué vida es vivible y qué vida no lo es.
Llamar a los jóvenes a hacer lío sin más es un acto de irresponsabilidad enorme porque, ¿qué herramientas tienen los jóvenes para decodificar a qué lío se refiere el Papa? Cuentan con el consejo de sus diócesis y sus párrocos que sólo tienen, en su gran mayoría, mensajes de odio para con nosotrxs. En el discurso completo de Bergoglio en Rio de Janeiro dice lo siguiente:
“Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer, Padre? Mirá, leé las bienaventuranzas que te van a venir bien y si querés saber qué cosa práctica tienes que hacer, lee Mateo 25 [10] que es el protocolo con el cual nos van juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: las bienaventuranzas y Mateo 25. No necesitan leer otra cosa, se los pido de corazón.”
Para quienes no son lectores de la Biblia, las bienaventuranzas refieren al amor al prójimo, el prójimo como Jesucristo, porque de alguna manera Jesucristo vive en cada uno de ellos. No es mi intención hacer un análisis exhaustivo de la parábola pero sí dejar en claro algo: no cualquiera es el prójimo, Cristo no vive dentro de todos, hay identidades y corporalidades que no somos vistas como ese prójimo. Claramente el prójimo no va a ser gay ni delincuente para la cabeza de un joven cristiano formado en esta era. También es cierto que muchas no queremos ser ese prójimo, porque serlo implicaría adherir a ciertas políticas de una vida que no elegimos. Somos esa mundanidad que no elige a Dios como el Mesías, o que si lo elige no vive como la iglesia determina que tenemos que vivir. Ante sus ojos somos pecadores, vivimos en pecado, y ya sabemos a esta altura de la historia qué hace y qué ha hecho la iglesia con los pecadores que no se arrepienten.
¿Qué implica defenderse de la mundanidad? ¿Qué es lo mundano para Bergoglio? Convocar a hacer lío en la calle y defenderse de la mundanidad es una bomba de tiempo, es darle vía libre al odio que se construye reticularmente en discursos y prácticas habituales de la institución eclesial, aunque no sólo allí. ¿Se trata de una revuelta? ¿La revuelta contra quién? ¿Quiénes somos los cuerpos que habitamos esa mundanidad de la que tienen que defenderse? Les dejo sacar sus propias conclusiones.
[1] https://www.facebook.com/Festi-Asker-412903425821854/
[2] https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-discurso-del-papa-francisco-en-encuentro-con-jovenes-argentinos-88631
[3] https://www.diariog24.com/hagan-lio-lienzo-llamo-la-atencion-parque-ohiggins/
[4] https://www.lanacion.com.ar/2117591-san-juan-murio-un-joven-que-fue-linchado-tras-robar-un-telefono-celular
[5] http://www.ambito.com/531328-bergoglio-convoco-a-una-guerra-de-dios-por-el-matrimonio-gay
[6] http://agenciapresentes.org/2018/04/10/argentina-observatorio-lgbt-registro-103-crimenes-de-odio-en-2017/
[7] https://www.pagina12.com.ar/93406-el-delito-de-besar-en-publico
[8] http://www.chacodiapordia.com/2018/03/13/patota-golpeo-a-una-joven-en-resistencia-me-atacaron-por-ser-lesbiana-dijo-la-victima/
[9] http://viarosario.viapais.com.ar/galerias/las-mejores-fotos-del-papa-francisco-en-paraguay?item=2
[10] https://www.lds.org/scriptures/nt/matt/25.40?lang=spa
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