que no panda el cúnico
El 11 de agosto será caótico porque el gobierno trabaja para manipular los números que se difundan esa noche
A dos semanas de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, las encuestas, los mercados y los gurús convergen en una interpretación que ensombrece al gobierno: la posibilidad de reelección del presidente Maurizio Macrì se aleja, mientras cada día parece más probable que Alberto Fernández lo venza en la primera vuelta del 27 de octubre.
Lejos de entregarse, la alianza oficial redobla los esfuerzos y acude a todos los recursos disponibles, entre ellos la difusión de las pocas encuestas que contradicen al resto. Pero como resaseguro ante lo más probable, también se interesa por la manipulación de los datos del escrutinio provisorio del domingo 11 de agosto, para que no repercuta negativamente en las diez semanas que mediarán desde esa prueba hasta el cotejo inicial por los puntos. Entre la violación sistemática a la veda, con inauguración de obras dos semanas después de que comenzara la prohibición, y el toqueteo de los telegramas que se transmitirán en forma remota, hay sólo una cuestión de grado.
Las distintas encuestas miden una diferencia en las PASO que va de 4 a 13 puntos en favor de Fernández. El objetivo oficial es achicar ese margen todo lo posible, pensando antes en los bancos y los fondos internacionales de inversión que en el electorado. A través de los medios más amistosos, el gobierno ha instalado la idea de que una derrota por hasta 6 puntos en agosto puede achicarse en octubre y permite ilusionarse con llegar al balotaje el 24 de noviembre. Así ocurrió en 2015: Macrì perdió por 8 puntos en las PASO, casi por 3 en octubre, y venció en la segunda vuelta de noviembre por 2,68%.
Pero estas mismas cifras miden la dificultad del emprendimiento: basta con que 1,35% de quienes entonces prefirieron la promesa de un cambio castiguen su incumplimiento (o las consecuencias de su aplicación) para que Macrì viaje a Roma en procura de una vejez tranquila y Fernández deba hacerse cargo de las consecuencias, que son devastadoras.
El balotaje es un juego de suma cero: lo que uno gana lo pierde su contrincante.
En 2019 hay otra diferencia fundamental: lo que ocurra en el mercado de cambios ahora afecta a Macrì, no a su rival. La fuga (y los remedios para controlarla) estuvieron entre las causas de la derrota de Daniel Scioli en 2015. Fernández no carga con ese lastre.
Hay además un factor aún más importante que la diferencia: es la proximidad del vencedor al 45%, que le permitiría ser electo en la primera vuelta, sin los riesgos de la coalición adversa en el balotaje. Así lo señaló Rosendo Fraga, sin duda el analista argento más lúcido.
El intrincado sistema electoral vigente contempla un cambio de metodología entre las PASO y la primera vuelta. En las PASO el porcentaje se cuenta sobre el total de los votos emitidos, pero en octubre antes de calcular el porcentaje se descartan los votos nulos y en blanco. Como los votos válidos son menos que el total de los emitidos, el mismo número de votos da un porcentaje mayor. Un 42 o 43% en las PASO puede sobrepasar el 45% en la primera vuelta.
Al fin campeones
El gobierno ha apostado todas sus fichas a la calma cambiaria, aunque para ello deba seguir malvendiendo reservas (lo que se fuga de la economía local no es el consumo de los sectores beneficiados por la política económica, sino la inversión, que es la más baja en décadas) y emprendan lo que la fantástica jerga financiera denomina flight to quality que significa tanto vuelo como fuga hacia la calidad, es decir los Estados Unidos, Gran Bretaña y las guaridas offshore.
Durante varias semanas parecía que lo estaba consiguiendo, pero al cierre del viernes 26, la cotización del dólar había recuperado todo lo perdido en el mes, pese a los calmantes dispuestos por el Banco Central bajo la mirada complaciente del FMI y del gobierno del Presidente Donald Trump. Las dos semanas que quedan hasta llegar al cuarto oscuro prometen emociones fuertes. Y esto a su vez depende de lo que ocurra el 11 de agosto.
Este mes comenzó a verificarse el previsto rebote económico. Contra las peores cifras de 2018, la diferencia interanual ha pasado a ser positiva. Sin embargo, esto apenas tiene valor estadístico porque no altera la situación de quienes viven de un sueldo, una jubilación o un plan y mucho menos de quienes no tienen trabajo. Esto es consecuencia de la inflación, que toda la sabiduría monetarista aplicada no consigue domar por debajo del 56% anual, salvo que se piense que 2,7% mensual es un porcentaje alentador. Lo mismo ocurre con la balanza comercial, que en el primer semestre del año lleva un superávit de 5.600 millones de dólares, contra un déficit de casi 5.000 en el mismo lapso de 2018. Esta es una buena noticia para la apuesta del gobierno, porque provee dólares genuinos, pero su efecto político es depresivo, porque no se logró mediante un gran incremento de las exportaciones (ni llega al 2% interanual, básicamente sobre combustibles, energía y productos primarios) y una fuerte caída de las importaciones (casi un 25% menos), lo que obedece a las restricciones del consumo y de la inversión.
El propio FMI señala que la Argentina, Turquía y Venezuela son los únicos países que no consiguen controlar los precios, padecen “un agravamiento de la tensión” y “están inmersos en difíciles procesos de ajuste macroeconómico”. Incluso especula con posibles nuevos episodios de salida de capitales. También aduce que este año la Argentina padecerá una de las recesiones más profundas del mundo, sólo inferior a las de Venezuela, Irán, Zimbabwe, Nicaragua, Guinea Ecuatorial, Turquía y Sudán. El resto de los países relevados por el Fondo registrará crecimiento.
Peor aún, para la organización de las Naciones Unidas sobre la Alimentación (FAO), Venezuela, la Argentina y Guatemala son las nuevas caras de la desnutrición y la inseguridad alimentaria en Latinoamérica. Al comentar el informe de la FAO, el diario español El País recordó que la tasa de pobreza era del 16% de los hogares en 2011 y del 26% en 2018, con más de dos millones de argentinos subalimentados. Las cifras son mucho peores ahora. La Argentina es el único de los tres países mencionados que tiene ingresos altos, según la calificación del Banco Mundial, y con capacidad excedente de producción de alimentos.
La interpretación de El País es tendenciosa, en el estilo de la prensa comercial argentina. Si bien constata que el problema es la inflación, responsabiliza al gobierno anterior: “El gobierno de Mauricio Macri no logró embridar la crisis de deuda ni la subsiguiente escalada de precios en la que metió al país su antecesora, y ahora candidata a la vicepresidencia”. El diario madrileño desconoce que Macrì duplicó la inflación y triplicó el endeudamiento recibidos de CFK en 2015. Las causas del hambre son distintas en Guatemala (la FAO responsabiliza a la sequía) y en Venezuela, donde prevalecen la crisis política y el éxodo de población.
Por todo esto, la Argentina no sólo ocupa el podio de los países más vulnerables del mundo sino que obtuvo el primer puesto, por delante de Turquía y Sudáfrica, según el ranking que la agencia Bloomberg confecciona sobre datos del FMI y del Banco Mundial de 2018 que se han agravado desde entonces. Por ejemplo, estima una deuda externa del 40,5% del PIB, que en realidad es del doble; y una inflación 36% superior a la meta de 10% que fijó el Banco Central. Pero la inflación interanual no es de 46% sino de 56%.
Más robos y hurtos
Esta catástrofe económica tiene consecuencias sociales. Según un informe de la Procuración General de la Provincia de Buenos Aires, en el territorio que gobierna el Hada Buena en 2018 se incrementaron los delitos, pese al énfasis oficial en la seguridad, el aumento de recursos y la inhumana sobrepoblación de cárceles y comisarias. Los delitos contra la propiedad crecieron un 16,1%. Dentro de ellos se destacan los hurtos (29,6%); los hurtos agravados por el uso de armas blancas (63,3%); los robos (17,2%); los robos agravados por el uso de armas de fuego (3,8%); las estafas (55,4%); los secuestros extorsivos (50%). Los cuatro primeros no pueden disociarse del estado de necesidad.
La descripción del panorama social adquiere tonos apocalípticos, lo cual es un hábito ítalo-argentino que siempre llama la atención de los observadores extranjeros. Situaciones equivalentes no son acompañadas de tintes semejantes en Brasil, por ejemplo. Pero aún descontada esa pasión por el melodrama, que un actor como Raul Rizzo crea que si gana Macrì habrá una guerra civil (por más que luego explicara que la frase fue del entrevistador y que él asintió en una comunicación muy ruidosa que no permitía escuchar bien) y que su colega Rodolfo Ranni asevere que “esto es como una posguerra” (él llegó de Italia en la segunda mitad de la década de 1940) son muestras de la extrema tensión con que se vive la última quincena preelectoral.
Las grandes urbes y el centro
Sin desmerecer la utilidad de las encuestas, siempre que sean bien hechas y mejor interpretadas, las elecciones ya realizadas en 15 distritos muestran una diferencia en contra de Cambiemos de más de medio millón de votos respecto de los obtenidos en 2015. Además, el oficialismo nacional ha perdido en grandes centros urbanos que fueron su baluarte entonces. El Gran Norte y el Sur siempre le fueron propicios al peronismo. Esta vez también ganó la gobernación de Santa Fe y las intendencias de Santa Rosa, Córdoba y Santa Fe y estuvo muy cerca en Rosario. La gira de Alberto Fernández por Santa Fe en compañía del gobernador electo Omar Perotti registró niveles de entusiasmo que asombraron al propio candidato. En Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti decidió no pronunciarse por temor a que se partiera la mayoría legislativa con que contará por primera vez. No pudo impedir que un sector significativo de su cordobesismo se acercara al Frente de Todes, aunque confió a su esposa, Alejandra Vigo, dejar constancia de su disgusto. Dijo en un programa local de televisión que no estaba de acuerdo con la decisión del senador delasotista Carlos Caserio de trabajar para les Fernández. “Durante los últimos gobiernos del kirchnerismo, Córdoba estuvo al margen de las decisiones. Creo que los cordobeses tienen buena memoria. Schiaretti tiene una buena relación con Macri, se conocen desde antes".
Durante su última visita, Alberto Fernández recibió el ofrecimiento de Schiaretti de fiscalización y lo declinó con la mayor amabilidad, porque tendrá un equipo propio, con participación de intendencias, gremios y militancia. En 2015, Carlos Zannini aceptó esa propuesta y como prueba de sinceridad, el gobernador le dijo que su esposa se encargaría de fiscalizar. Macrì es presidente gracias al 71% que obtuvo en Córdoba, y que ahora no se repetirá.
“Gente incompetente”
Así las cosas, resonó como un trueno en cielo claro el pronunciamiento del economista argentino de la Universidad de Columbia Guillermo Calvo, célebre desde que predijo la crisis del Tequila de 1994.
En varias entrevistas con publicaciones de Chile, Calvo calificó con extrema dureza a Macrì:
- "Aumentó el déficit fiscal y de ahí en adelante adoptó un sistema que se manejó técnicamente mal, por eso ocurrió la devaluación y todo lo demás. Dijeron que iban a dejar flotar y cuando las cosas se complicaron no la dejaron ir, perdiendo un montón de reservas".
- "Si la Argentina no le paga al FMI, el FMI se funde. Como decía Keynes cuando uno debe poca plata al banco, uno tiene problemas, pero si uno debe mucha plata al banco, el banco tiene problemas".
- "Esta situación, en mi opinión personal, tiene que ver mucho con la presión de Donald Trump, fue muy político todo esto. Han puesto al Fondo en una situación financieramente delicada, corre mucho riesgo con un gobierno argentino que resultó ser muy poco confiable".
- "Hicieron una cosa escandalosa que fue decir que se va a cambiar la política monetaria. Sentaron a Federico Sturzenegger —ex presidente del BCRA— en una esquina y habló el jefe de gabinete de ministros. Fue una cosa espantosa que tuvo un impacto muy fuerte en la gente de Wall Street. 'Estos están locos', decían. De ahí en adelante perdieron la confianza de todos".
- "El Fondo después descubrió que realmente estaba tratando con gente incompetente, políticamente incompetente",
- "El default es un riesgo muy importante. Además, se sigue acumulando deuda del Banco Central, porque ese 50% que se está pagando ahora es sobre bonos que emite el Banco Central. Entonces se endeuda cada día más y eso es difícilmente sostenible".
- "Voy a ser mal pensado. Creo que los inversionistas, si asume Macri, tienen más tiempo para sacar su plata, porque Macri no ha mostrado ninguna capacidad de manejar esta situación. Más bien la ha empeorado".
- "El tema central de la Argentina es la credibilidad. Entonces, nadie está haciendo planes de inversión ambiciosos. La inversión está colapsada y uno no puede echarle la culpa al gobierno, esto ya es un tema electoral. Para llegar ahí, están 'planchando' la tasa de cambio con una tasa de interés, que si el sistema no revienta, es altísima en términos de dólar. Es una solución también de corto plazo, lo que lleva al inversionista a pensar que, como esto no puede durar, no le puede creer al gobierno".
- “Macri podría perder, porque ha emergido otro personaje que es José Luis Espert y ése le puede sacar votos por derecha. Entonces, de repente, los Fernández ganan en primera vuelta”.
- Lejos de espantarse, agregó que “Cristina es lo mejor que le puede pasar al país”.
- “Porque va a aplicar el ajuste con apoyo popular, culpando al gobernante previo”.
- “Un gobierno con Cristina puede ser más creíble que el de Macri, que va a subir con muy pocos votos marginales y sin la capacidad de decir lo que hice estuvo mal”.
- “El ajuste que él haga va a ser en principio muy malo. Macri va a necesitar a una persona de prestigio, pero no sé si esas personas van a querer ser parte de su gobierno. Está muy quemado".
- "No estoy a favor de Cristina ni de su gente, pero debo reconocer una cosa: si sube Cristina, ella puede mirar para atrás y decir 'miren el lío que nos dejó este hombre. Ahora yo tengo que hacer el ajuste que él debió haber hecho y que no hizo'. La ventaja de la izquierda en esas situaciones es que la oposición es la derecha, y ellos hacen política de derecha".
En plena campaña electoral, las opiniones de Calvo son lapidarias para el gobierno. Clarín lo ignoró y La Nación pretendió que su referencia a Cristina era irónica, cosa que de ninguna manera se desprende del texto. El tema es más serio: Calvo ningunea al candidato presidencial y habla sólo de Cristina, a quien ve volviendo a la Casa Rosada y no al Senado. Pero además le marca la agenda aceptable para los mercados. El título que encomilló La Nación fue “Cristina va a ajustar con apoyo popular, culpando a Macri”.
Hay un antecedente, a fines de la década de 1980, cuando Julio Ramos, director entonces de Ámbito Financiero, se pronunció a favor de Carlos Menem, con fundamentos similares a los de Calvo. Dijo que sólo el patilludo riojano que prometía la revolución productiva y el salariazo podía realizar el ajuste necesario, porque cualquier otro sería desestabilizado por el sindicalismo peronista.
Ramos no se equivocó, porque conocía bien al candidato. De ahí a que la historia se repita hay un largo trecho. Cristina no va a gobernar y Alberto no está planeando ajuste sino expansión de la economía.
Un portal argentino, LPO, presentó a Calvo como el puente con el FMI de Guillermo Nielsen, “que trabaja con Alberto Fernández y suena como su canciller, como paso previo a su desembarco en Hacienda”.
Estas hipótesis son parte de la promoción personal de Nielsen, a quien Fernández no le ofreció ninguno de esos ministerios. Sólo le pidió ayuda en la renegociación de la deuda, cosa que ya hizo hace tres lustros, cuando Alberto era el jefe de gabinete de Néstor Kirchner.
Hecha la ley
Las pocas encuestas que presentan un panorama favorable a Macrì, sólo difundidas por el gobierno, son la preparación psicológica para la noche del domingo 11 de agosto. Lo mínimo que puede decirse es que el gobierno ha hecho todo lo imaginable para que se sospeche la preparación de un engaño. Le basta con achicar el margen de su derrota a los límites previamente instalados por medios amistosos para que se considere descontable en octubre y reversible en noviembre. Todo en nombre de la transparencia y de la honestidad, monopolizadas por un gobierno que en algunos rubros no admite competencia.
Los portales El Destape y El Disenso han seguido las huellas que conducen a la escena del crimen electoral. Algunos indicios:
- La empresa SmartMatic Argentina que el 21 de diciembre de 2018 ganó el concurso de precios diseñado por Alejandro Tulio para el Desarrollo del Software de transmisión de Actas, no tenía entre los fines declarados en su estatuto la provisión de software, cosa que agregó en una asamblea posterior, que fue antedatada. Recién en junio informaron que desarrollo y venta de software formaba parte de su objeto social, con referencia a un acta de 2015 que hasta entonces era desconocida.
- De acuerdo con el contrato, debía entregar a los partidos el software y el código fuente para que lo auditaran 30 días antes de las elecciones. Este es el tiempo mínimo para realizar esa compleja tarea. Pero a dos semanas de los comicios no lo ha hecho y según Pérez recién estarán 48 horas antes de las PASO, porque lo van probando y modificando. Esto solo basta para descalificar este proceso tramposo.
- Ante una pregunta de Ari Lijalad, respondió que en ese momento también se entregará a la Cámara Nacional Electoral, sobre la que ostensiblemente procura arrojar la responsabilidad del escándalo en ciernes.
- Las dos primeras pruebas realizadas excluyeron a los partidos políticos. La primera fue revelada en El Cohete a la Luna el 30 de junio.
- El escaneo y la transmisión remota de los telegramas incluye un cambio de formato de archivo. Sale del lugar de votación como .tiff pero llega como .pdf y pierde en el camino la firma digital. El primer servidor, donde están los .tiff es donde debería ponerse el máximo esfuerzo de control. En la conferencia con los periodistas se adujeron razones de seguridad para no suministrar la identidad de los técnicos de Smartmatic. Uno de ellos, de nacionalidad venezolana, respondió que no podía explicar cuáles eran las medidas de seguridad para evitar interferencias en ese tránsito.
- Ya en las PASO de 2017 se produjo un retoque digital de los telegramas, lo que permitió el festejo anticipado de Cambiemos, pese a que luego se supo que había ganado Unidad Ciudadana.
- En la última prueba, el supuesto escrutinio de La Rioja arrojó un 96% de incidencias, es decir errores. Una especialista técnica requerida por Pérez dijo que eso había sido intencional para probar el sistema, pero no pudieron mostrar ninguna orden previa de registrar esas incidencias y, luego de una espera de varias horas, sólo entregaron dos telegramas con incidencias.
- Pérez mostró ante los periodistas un desconocimiento pasmoso del sistema cuya transparencia y agilidad intentaba promover. Su respuesta más frecuente fue: “No sé”. Las veces en que acudió en su auxilio a técnicos del Correo y de la empresa, no fue posible clarificar lo que se les preguntaba acerca de los recaudos de seguridad.
- Entre los requerimientos confidenciales del Correo a Smartmatic, figura el acceso remoto al sistema para 150 usuarios.
La transformación del .tiff para convertirlo una vez en el Correo en un .pdf fue admitida por un jóven técnico venezolano, tampoco identificado, por las aducidas razones de seguridad. Esta es su imagen:
Y éste el video con su explicación, registrada por El Disenso:
El reconocimiento sobre la transformación del telegrama, a partir del minuto 7.
Ya hubo un precedente en 2017. Ante las denuncias de Unidad Ciudadana sobre irregularidades en la carga de los datos de las PASO, Macrì respondió con un informe sobre el escrutinio provisorio elaborado por el Ministerio del Interior, basado a su vez en una auditoría realizada por la ONG Transparencia Electoral. El director ejecutivo de Transparencia, el radical Leandro Querido, era empleado de Rogelio Frigerio en el Ministerio del Interior, de la UBA y de la Legislatura porteña. La ONG no poseía empleados registrados ni realizaba aportes patronales, pero poseía cuatro directores activos: uno de ellos, Adrián Veleff, era apoderado del frente UCR / Cambiemos Chaco; otro, Jesús Enrique Delgado Valery, pasó de recomendar “cómo combatir el mal aliento y blanquear tus dientes utilizando conchas de banana” a realizar análisis políticos y electorales de Venezuela y Argentina. Transparencia no tenía sede propia. Alquilaba el uso de una mesa y una silla y una sala de conferencias en una oficina compartida por la que pagaba 3.000 pesos de entonces al mes. Frigerio admitió que Querido era empleado del Ministerio pero negó haber pagado la auditoría. Los disidentes replicaron que el ex director nacional electoral y luego Director de Asuntos Públicos del Correo Oficial, Alejandro Tulio, contrató a Transparencia Electoral por 200.000 pesos para auditar el escrutinio de las PASO. Tulio ha dictado seminarios junto con Querido. En noviembre de 2016, María Eugenia Vidal recibió una distinción en Washington por su impulso a la reforma política de la provincia de Buenos Aires para terminar con las reelecciones indefinidas. Se la entregó Leandro Querido en representación de “Transparencia Electoral”, la ONG que no le hace honor a su nombre.
La noche del 11 de agosto será caótica y ruidosa. El gobierno ha creado las condiciones para que el poder mediático de cada fórmula sea el que instale el presunto resultado de un escrutinio que carecerá de la imprescindible credibilidad. El fiscal electoral Jorge Di Lello y la Cámara Nacional Electoral aseveran que no hay posibilidad de fraude, porque el sistema que el gobierno no pudo manotear, guarda como reaseguro la apertura de las urnas y el recuento de las papeletas. Eso es cierto, pero se aplica cuando las dudas, irregularidades o denuncias son un porcentaje moderado del total. El escenario montado desde el Correo Oficial por el monje negro electoral Alejandro Tulio, quien como el sol está, aunque no se lo vea, y por quien recibe las bofetadas el confuso y confundido Adrián Pérez, es de zafarrancho general.
Nunca antes desde 1983 la estocada a los fundamentos del sistema democrático y su fiabilidad había sido tan profunda, porque tampoco lo que estaba en juego parecía tan decisivo para el futuro de la Argentina.
La música que escuché mientras escribía.
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