¿Qué dejó la COP27?

Logros y deudas de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

 

El pasado sábado 19 de noviembre culminó la 27ª edición de la conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), mejor conocida como COP 27. Esta edición se realizó en Egipto, con la intención de ser una conferencia con foco en las necesidades de los países del continente africano. La elección de la sede tuvo fuertes cuestionamientos.

La próxima edición va a realizarse llamativamente en Arabia Saudita, país que ocupa el quinto lugar en términos de emisiones mundiales per cápita de gases de efecto invernadero. El primer lugar lo ocupa Qatar, la sede de la copa del mundo.

 

 

El lobby de los combustibles fósiles en la COP27

A la COP 27 asistieron un total de 35.000 personas, incluyendo gobernantes de alto nivel, organizaciones no gubernamentales y activistas, entre otros. Pero también hubo una gran protagonista: la industria de los combustibles fósiles.

Los representantes de empresas de combustibles fósiles sumaron en total más de 600 asistentes acreditados oficialmente en la COP 27. Una sobrerrepresentación del principal sector causante del problema que busca resolver la COP que claramente busca interferir o influenciar en las decisiones de acuerdo con sus intereses. Arabia Saudita fue el país con más lobbistas afiliados a corporaciones de combustibles fósiles, con un total de 70 representantes registrados en la COP27.

 

 

La Argentina en la COP27

Durante la COP 27 se presentó un informe del Banco Mundial que indica que la Argentina podría hacer crecer su PBI si decide transicionar más rápidamente hacia las energías renovables. Cecilia Nicolini, secretaria de Cambio Climático, expresó que “la Argentina tiene una situación diferente a la de otros países al contar con la segunda reserva más grande del mundo de shale gas y una infraestructura de gasoductos. Tenemos también un potencial único en renovables pero desarrollar esa industria requiere capacidades nacionales y no depender de otros países”. En una nota con Dialogo Chino, agregó: “El gas natural es fundamental para el desarrollo económico de la Argentina”.

Resulta curiosa esta última afirmación, en un contexto donde el IPCC y la Agencia Internacional de Energía (IEA) han declarado de forma contundente que no podemos utilizar la totalidad de las reservas ya desarrolladas de petróleo y gas natural en el mundo, mucho menos desarrollar nuevas, si queremos limitar el calentamiento global a un aumento menor a 2° C con respecto a niveles preindustriales.

No cabe dudas de que la justificación del gas natural como combustible de transición no hace más que legitimar la total explotación de Vaca Muerta, contra lo que recomiendan las máximas autoridades en materia de cambio climático a nivel mundial.

La pregunta es: ¿hasta cuánto hay que desarrollar nuestras economías para entender lo que El Club de Roma viene diciendo hace más de 30 años? Que vivimos en un planeta con recursos finitos, pero con humanos que quieren desarrollar sus economías de forma infinita. Esto no es viable, ni posible. Este modelo de desarrollo cada vez deja más personas afuera ampliando la brecha de desigualdades entre los más interesados en este “desarrollo” y los que estamos sujetos a las decisiones de un puñado de empresarios y gobernantes.

La Argentina presentó su último Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático, que carece completamente de objetivos cuantificables, metas temporales e indicadores (solo detalla el compromiso de no exceder la emisión neta de 359 MtCOe2 en el año 2030). Tampoco plantea un seguimiento de objetivos en cuanto a la reducción de emisiones por sector productivo. Resulta difícil pensar que la Secretaría de Cambio Climático pueda mejorar los niveles de performance ambiental de los distintos sectores productivos si no mide mediante indicadores su evolución ni establece objetivos cuantificables y temporales para este fin.

Por último, el Plan no establece un plazo para la finalización de la explotación de reservas de combustibles fósiles en Vaca Muerta que pueda alinearse con las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) presentadas, lo cual pone en tela de juicio la credibilidad y potencial cumplimiento de estas.

 

 

El protagonista de la COP27: Fondo para daños y pérdidas

Sin dudas, el mayor logro de esta conferencia de las partes es la creación de un fondo para daños y pérdidas ocasionados por las consecuencias del cambio climático en países y regiones vulnerables. Los eventos climáticos extremos ocurridos en los últimos años han dejado tanto pérdidas económicas como daños psicológicos a las personas que viven en las regiones más afectadas por este fenómeno.

Los daños y pérdidas pueden provenir tanto de eventos extremos como de otros sucesos derivados del cambio climático como por ejemplo aumentos en el nivel del mar, degradación de tierras y pérdida de biodiversidad.

Por ejemplo, Oxfam informa que en África Oriental, casi 40 millones de personas están experimentando hambre inducida por el clima. Las inundaciones recientes en Pakistán han infligido daños y pérdidas económicas por más de 30.000 millones de dólares y han dejado entre el 10 y el 12 % de la superficie terrestre del país bajo el agua, afectando a más de 33 millones de personas.

Es por esto por lo que hace años se viene intentando incorporar este tema a la agenda de la COP, hecho que se ha logrado por primera vez en su edición número 27.

Se ha decidido crear un fondo para daños y pérdidas, para lo cual se designará un comité de transición que realice recomendaciones en cuanto a la operación del fondo. El comité deberá presentar avances de los procesos de operación del fondo en la COP28 y se reunirá por primera vez en marzo de 2023.

 

 

Breakthrough agenda (Agenda de Avances)

Otro de los sucesos en esta COP 27 es la continuación de una iniciativa creada en la edición anterior en Glasgow: una agenda liderada por las 45 economías que constituyen más del 70 % del PBI mundial llamada The Breakthrough Agenda.

La presidencia de la COP 27 presentó por primera vez la agenda de trabajo de esta iniciativa. Allí se detallan planes para la descarbonización de cinco sectores cruciales en cuanto a emisiones de CO2eq: energía, transporte, acero, hidrógeno y agricultura.

Este plan contiene un total de 28 acciones prioritarias que los países llevarán a cabo para descarbonizar estas cinco industrias, en línea con los objetivos planteados en el acuerdo de París en 2015.

 

 

El reporte de los expertos en compromisos de cero emisiones

Otro de los hitos del cierre de esta COP fue la presentación del primer reporte del grupo de expertos en compromisos de cero emisiones de entidades no estatales. En este reporte se establecen claramente 10 recomendaciones para poder alcanzar los objetivos de descarbonización a los que se aspira llegar en 2050.

Estos objetivos son:

  1. Anuncio de un compromiso de Net Zero
  2. Fijación de objetivos Net Zero
  3. Uso de bonos de carbono voluntarios
  4. Creación un plan de transición
  5. Eliminación los combustibles fósiles y aumento del uso de energías renovables
  6. Alineación de los grupos de lobby y activistas
  7. Las personas y la naturaleza en la transición justa
  8. Aumento de la transparencia y la responsabilidad
  9. Invertir en transiciones justas
  10. Acelerar el camino hacia la regulación

Con respecto al quinto objetivo y volviendo a las declaraciones de la “necesidad” del uso de gas natural y combustibles fósiles, lo que este grupo de expertos sugiere es: "Todas las promesas de Cero Neto deberían incluir objetivos específicos para acabar con el uso y/o el apoyo a los combustibles fósiles, de acuerdo con los modelos de emisiones de gases de efecto invernadero del IPCC y de la AIE, que limitan el calentamiento a 1,5°C sin sobrepasar o con un sobrepasamiento limitado, con una reducción de las emisiones globales de al menos un 50 % para 2030, alcanzando el Cero Neto para 2050".

Sin embargo, tanto a nivel local como global aún no se han establecido objetivos en cuanto a la fecha de fin de uso de combustibles fósiles. Se sabe cuál es el límite de emisiones que se pueden generar, pero el mundo y los gobiernos se rehúsan a poner claras fechas y plazos alineados con estos límites. Tal es el caso del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático que no establece un límite en cuanto a la extracción y uso de combustibles fósiles aliado con ese objetivo.

 

 

La agenda de adaptación y resiliencia

Otro avance en cuanto a las medidas de esta COP fue el anuncio de una agenda de adaptación y resiliencia. Esta agenda contiene un total de 30 objetivos de adaptación que buscan fomentar hacía 2030 la resiliencia de 4.000 millones de personas que viven en las regiones más vulnerables al cambio climático. Cada objetivo presenta soluciones que deben adoptarse para proteger a estas comunidades de eventos extremos como, por ejemplo, inundaciones, sequías extremas y olas de calor.

En el marco de esta agenda, toma centralidad el debate de las nuevas urbanidades. Mientras en 1950 solo el 30 % de la población mundial vivía en zonas urbanas se espera para el 2050 que el 70 % de la población mundial sea urbana. Las ciudades son el ecosistema humano para la mayoría de la población y, por lo tanto, tienen un rol fundamental para afrontar el cambio climático porque son responsables de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global: demandan energía, agua potable, generan residuos y desarrollan actividades altamente contaminantes como el transporte y la construcción.

En nuestro país, más del 92 % de la población es urbana, sin embargo, todavía no hemos podido discutir una agenda nacional para nuestras ciudades. Hace un mes la ciudad de Buenos Aires fue anfitriona de la cumbre C40, la red de alcaldes y alcaldesas que integran 100 ciudades del mundo que tienen por objetivo llevar adelante acciones para enfrentar la crisis climática. Paradójicamente porque Buenos Aires es de las capitales del mundo con menos espacios verdes por habitantes, donde el modelo urbano que se consolida está basado en la ocupación y cementación del conjunto de la costanera y el estímulo a la sobreconstrucción ociosa. En los últimos 10 años se construyeron 10 millones de metros cuadrados, es decir el equivalente a 5 Puertos Maderos. Y en paralelo a la construcción de millones de metros cuadrados, solo accesibles al 5 % de la población, la cantidad de familias en emergencia habitacional solo aumentó.

 

FAST: Una iniciativa para la transformación de la agricultura y producción de alimentos

Sin dudas uno de los sistemas más vulnerables al cambio climático es el sistema de producción de alimentos. Los cultivos y cría de animales son afectados significativamente ante variaciones en el clima, lo cual repercute en la seguridad alimentaria de los habitantes de las economías más afectadas.

En este sentido se ha detectado que, a pesar de los riesgos, la transformación de los sistemas agrícola/ganaderos presenta una oportunidad única en la lucha contra el cambio climático. Por un lado, construyendo resiliencia de forma transversal a todos los sistemas agrícolas se logra inmediatamente su adaptación al cambio climático. Al mismo tiempo, los sistemas regenerativos de producción de alimentos tienen el potencial de no solo reducir, sino compensar parcialmente las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero generadas a nivel mundial.

Tomando como base estas oportunidades nace FAST, un plan de acciones concretas que busca mejorar la calidad y cantidad de financiamiento otorgado a la transformación de los sistemas de producción de alimentos para 2030, contribuyendo a la adaptación de estos sistemas al cambio climático y a la seguridad económica y alimentaria de todos los países del mundo.

 

 

Temas sin resolver y conclusiones

A pesar de los avances en la mayor parte de los temas de la agenda, algunos temas que fueron discutidos en esta cumbre pero que no presentaron ningún avance en el listado de decisiones finales de la COP27 fueron:

 

  1. Regulaciones en el mercado de créditos de carbono.
  2. Mecanismos de canje de deuda por clima.
  3. Planes cuantitativos de eliminación gradual de combustibles fósiles.

 

Los países ricos incumplieron su compromiso de financiación climática de 100.000 millones de dólares y bloquearon con éxito el lenguaje en la COP27 que les habría requerido compensar las deficiencias anteriores mediante un mayor financiamiento climático en los años siguientes. Los países ricos deberían haber proporcionado una hoja de ruta sobre cómo aportar los 600.000 millones de dólares que habían prometido entre 2020 y 2025.

Como conclusión, podemos ver que efectivamente se están llevando a cabo acciones en pos de combatir las causas y consecuencias del inminente cambio climático. Sin embargo, estas medidas no reflejan la magnitud del problema al que nos enfrentamos en la actualidad y en los próximos años. La presencia de más de 600 representantes de empresas de combustibles fósiles refleja también la influencia que estos siguen teniendo en las decisiones climáticas y el porqué de la postergación de las conversaciones alrededor de su eliminación total. Y el gran interrogante respecto a cómo se reparten los esfuerzos de la transición continúa sin respuesta.

 

 

 

 

 

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