Para algunas visiones, es imposible pensar y vivir la naturaleza y el territorio en forma separada. En cambio, las miradas hegemónicas desconocen la dimensión del territorio y su condición vital en la construcción de un espacio idealizado en que la conservación de la flora y fauna silvestre supone la expulsión de la población humana originaria o extremas restricciones a las formas de vida tradicionales en esos santuarios. Esa mirada estuvo en el origen de la creación de los Parques Nacionales en la Argentina en 1935, la que sobrevive en tensión. En los últimos años, ONG ambientalistas recrean esas concepciones dominantes con el aval del Estado nacional, muchos gobiernos provinciales y numerosos municipios del país, con un avance en el territorio que incluye los parques, reservas nacionales y tierra de propiedad privada.
El proyecto estratégico y las prácticas de Fundación Rewilding Argentina (FRA) desataron un profundo conflicto la última quincena. Del modo que se resuelva este conflicto particular depende si se cancela desde arriba o se amplía la base social del debate sobre los alcances, las dimensiones, las concepciones ideológicas y las prácticas políticas que involucran el proceso en la Argentina de Tompkins Foundation, creadora y controladora de FRA. Hasta el cierre de esta nota, un científico recibió una carta-documento por la que se le exige retractarse del contenido de “Reflexiones acerca del re-asilvestramiento en la Argentina”, sosteniendo la apoderada de FRA que incurre en calumnias y en presuntos delitos de discriminación y xenofobia. En nota a la editora de la Revista de Mastozoología Neotropical, la abogada anticipó que también la judicializará si así no ocurre, como a lxs otrxs 124 coautores del artículo científico interdisciplinario. Estas acciones inauguran una variante de la criminalización: la del silenciamiento vía judicial del pensamiento científico disidente de la matriz hegemónica, en este caso, la verde.
Rewilding es una estrategia de conservación que puede traducirse como asilvestramiento, cuya implementación está normada por instituciones internacionales.
El detonante
El 30 de junio, Pablo Berrozpe, director nacional de Conservación de Parques Nacionales, dispuso el rechazo al proyecto de introducción experimental de ejemplares de ciervos de los pantanos en el Parque Nacional El Impenetrable (Chaco) provenientes del Parque Nacional Iberá que impulsa desde hace años la FRA. El mismo día, Elsa B. Clar, apoderada de FRA, firmó la carta-documento de intimación a un científico que la recibió el 5 de julio. Juan Cabandié, ministro de Ambiente, pidió que se revierta esa decisión. Pero, en reunión amplia de la presidencia y regionales de Parques, se resolvió mantener la decisión del rechazo, según se conoció extraoficialmente.
A través de The Conservation Land Trust Argentina S.A., Tompkins Foundation compró tierras en Corrientes en la zona de los esteros del Iberá, algunas de las cuales las donó para la creación de un parque nacional. Los ciervos que pretenden relocalizar provienen de ese lugar, para lo que necesitan autorizaciones estatales, ya que la fauna silvestre está protegida por ley. Además, esta ONG contribuyó a crear el parque El Impenetrable, donde busca llevar esta especie, con misiones y funciones mayores a las de las autoridades locales del organismo, por decisión de Sergio Bergman, ex ministro de Ambiente de la Nación.
Con la asistencia de 25 profesionales de distintas disciplinas, tanto del propio organismo, como de Salud, del CONICET y otras instituciones, el 16 de junio se hizo una evaluación técnico-científica del proyecto que FRA reingresó reformulado en mayo. Si en algún momento vivieron o no los ciervos de los pantanos en el bosque seco del Chaco es uno de los cuestionamientos centrales, pero no el único, de acuerdo a la frondosa documentación acumulada en los expedientes de Parques que pudimos consultar. Los investigadores sostienen que no hay prueba científica que fundamente que esta especie vivió en el hábitat en que se pretende introducir. El de los pantanos es uno de los 14 ciervos nativos de la Argentina y el de mayor tamaño de Sudamérica.
En 2018 se aprobó el proyecto, pero no hubo posibilidad de análisis por parte de los profesionales de la Administración Central de Parques. En febrero del año pasado, autoridades regionales de Parques lo suspendieron y convocaron a un comité para analizarlo. FRA hizo un reclamo administrativo y solicitó un resarcimiento económico por mantener los animales en los corrales. Al mismo tiempo, se libraba la batalla cultural entre pares.
Tres referentes del rewilding publicaron “Mamíferos exóticos y restauración faunística en el Neotrópico”, sobre lo que expondrían meses después. Sebastián Di Martino, biólogo de FRA, publicó el libro Rewilding en la Argentina. A fin de año, se realizó el simposio “Restauración mediante Rewilding: progresos, oportunidades y desafíos” en el marco de las XXXIII Jornadas Argentinas de Mastozoología en Puerto Iguazú, Misiones. Allí se hizo más explícito el conflicto sobre el sustento teórico e ideológico en torno al conservacionismo, el Estado y actores privados, al punto de que en algunas presentaciones se llegó a publicar fotos de algunxs autores críticos, modalidad de escrache infrecuente en el tono diplomático de lxs cientistas, de acuerdo al relato de algunxs de lxs asistentes a ese evento. De todos modos, los planteos teóricos más de fondo fueron los que encendieron todas las alarmas.
En abril de este año coincidieron dos hechos. Por una parte, se reunieron Federico Granato, presidente de la Administración de Parques Nacionales (APN), Berrozpe y Di Martino, director de conservación de FRA, por el futuro del proyecto ciervo de los pantanos. A la vez, se publicó el artículo “Reflexiones…” con cinco autores principales y cien colaboradores, un esfuerzo poco frecuente en el ámbito académico que da cuenta de la importancia colectiva del caso, señaló uno de ellos. Emiliano Donadío, director científico de FRA, requirió a la editora de la revista a que publique una retractación del colectivo de científicos, entendiendo que el artículo contiene calumnias contra la totalidad de la ONG y a Di Martino como autor del trabajo. A la vez, volvió a presentar un proyecto que debía salvar las objeciones principales, las que el comité consideró insuficientes. A las observaciones científicas, podemos añadirles las de financiamiento y presupuestarias, ya que no constan ni las fuentes de origen de los recursos ni cronogramas de corto y mediano plazo, según la copia del expediente que analizamos.
Lxs otrxs habitantes de los esteros
El pueblo guaraní es originario del llamado bosque atlántico que incluye el espacio de los humedales, de los esteros del Iberá. El guaraní convive ancestralmente con el ciervo de los pantanos y todo el bicherío que ahora no puede capturar para el auto-sustento porque la legislación vigente no respeta las prácticas tradicionales. El guaraní usó libremente este espacio, acompañando las subidas y las bajantes de agua para ocupar islas y costas. La propiedad privada se instaló y avanzó, pero recién con CLT aparecieron los alambrados sobre el agua y los juncales, relató Mirian Sotelo, vocera de la comunidad Yahaveré.
Poco más de veinte familias (un centenar de personas) ocupaban unas tres mil hectáreas, de las que pudieron conservar mil en el proceso de despojo de los capitales que se asentaron a partir de la década de los ‘90, con el acaparamiento de costas públicas e islas estacionales que son fiscales. Con el desarrollo de los proyectos de preservación de fauna silvestre y del turismo, se impidió el libre movimiento por el territorio con el ganado vacuno en busca de pasturas y resguardo de las crecidas del arroyo Carambola y la laguna Medina. Las restricciones de alambrados y tranqueras con llave mantienen encerradas a las familias en el paraje, sin acceso libre por el paso Mbigua, apto para vehículos todoterreno solamente. El bloqueo del paso histórico y la pérdida de tierras expulsó a muchas familias. También decayó el funcionamiento de la escuela pública del paraje y se acrecentaron las dificultades de la vida en Yahaveré.
“Oe los jahavereseño ro ñerao ore yvyre, opeicha no nohembai orehegui. Nosotros, los de Jahaveré, defendimos nuestro territorio, así no nos sacaron de nuestro lugar”, resumió Mirian.
En la estrategia de encierro confluye Haciendas San Eugenio SA, con la que la comunidad llegó a un acuerdo judicial en 2018. La firma ganadera se reservó el derecho y servidumbre de paso con alambradas en una franja costera con la laguna Medina que conecta con el Carambola. Además, construyó un terraplén para entrada y salida de vehículos todoterreno y transportes de ganado, unos diez kilómetros que alteraron la circulación y escurrimiento natural de las aguas, que provocan el estancamiento e inundaciones en temporada de lluvias intensas. Tranqueras con llave con horarios para llamar a los porteros-encargados son la única opción, por el sur, para sortear el bloqueo que FRA mantiene desde el norte con sus alambrados.
El antiguo cementerio comunitario quedó encerrado en tierras apropiadas por FRA. Nicanora Rivero, bisabuela de Mirian por vía materna, está sepultada allí como tantos mayores. Todos los convenios y tratados internacionales protegen sitios de valor espiritual para los pueblos originarios en el mundo, cuyo respeto no necesitaría legislación propia en una sociedad descolonizada.
A unos pocos kilómetros de allí, Rewilding Experience, el brazo comercial de FRA, explota la estancia Rincón del Socorro, con un hotel boutique y pista de aviación privada.
Yvyre
Territorio no es un concepto del pensamiento tradicional guaraní, ya que en general lo incluye la palabra yvy (tierra). Según cómo se exprese la idea, en lengua originaria suele usarse la palabra yvyre comparable a territorio, explicó con paciencia Mirian. Su comunidad es parte de los Guardianes del Iberá, espacio plural de base que se conformó hace unos 15 años, “con la llegada de Douglas Tompkins que vino a enseñarnos a conservar. Trabajé con ellos en el equipo de educación ambiental con los niños en las escuelas”. Al dejar CLT participó de la gestación de Guardianes para “cuidar sin quitar derechos a las comunidades que viven adentro”.
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