Ya en pleno Mundial FIFA 2022, presentamos un sitio web innovador (amnistia.org.ar/qatarenfalta) que compila el trabajo de investigación que llevamos adelante en Qatar desde 2012, muestra la campañas de comunicación sobre las violaciones a los derechos humanos en ese país y pone el foco en la responsabilidad que tiene la FIFA. “Al conceder el Mundial a Qatar sin condiciones para mejorar la protección laboral, y al no prevenir los abusos, la Federación Internacional de Fútbol contribuyó a numerosas injusticias laborales que eran evitables. Por ello, la FIFA debería ofrecer reparación a quienes construyeron e hicieron posible la Copa del Mundo”, señala Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
Trabajadores migrantes explotados
Detrás del Mundial de Qatar están las historias de miles de trabajadores y trabajadoras migrantes que viajaron a ese país para construir estadios, hoteles, sistemas de transporte y prestar servicios necesarios para hacer posible el torneo. La mayoría de estas personas provienen de Bangladesh, India y Nepal, dejaron atrás a sus familias para buscar trabajos, y padecieron condiciones laborales de un sistema profundamente explotador, que les negó su derecho fundamental a condiciones dignas de empleo y el acceso a una reparación justa.
Por ejemplo, cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que se esforzaron para hacer posible el Mundial han pagado ellos mismos tarifas de contratación exorbitantes e ilegales, y muy pocos fueron reembolsados. Otros miles fueron estafados por empleadores abusivos, obligados a trabajar demasiadas horas o sometidos a condiciones que equivalen a trabajo forzoso. Muchos incluso perdieron la vida por trabajar sin la protección adecuada en el calor extremo de Qatar. Sin embargo, sus muertes rara vez se investigan, y sus familias casi nunca son indemnizadas.
La magnitud de los abusos que se registran desde hace 12 años requiere reparación inmediata. En los últimos años y luego de numerosas críticas de organismos de derechos humanos, tanto Qatar como la FIFA han hecho algunos progresos. Sin embargo, la falta de aplicación de las reformas laborales de Qatar y el alcance reducido de los compromisos de la FIFA limitaron su impacto.
Al conceder el Mundial a Qatar sin condiciones para mejorar la protección laboral, y al no prevenir o mitigar adecuadamente los abusos, la FIFA contribuyó a un amplio abanico de injusticias laborales que eran predecibles y evitables. Aunque es demasiado tarde para borrar el sufrimiento de las personas explotadas, la FIFA y Qatar deben evitar que se produzcan nuevos abusos durante el transcurso del torneo y ofrecer reparación a quienes construyeron e hicieron posible el Mundial.
Mujeres sin libertades
En Qatar, las mujeres siguen siendo discriminadas en la ley y en la práctica. Según la Ley de Familia, las mujeres no pueden casarse sin el permiso de un tutor masculino, mientras que los hombres pueden casarse sin dicho permiso y tener hasta cuatro esposas a la vez. Cuando una mujer se casa, la tutela pasa de su padre a su marido. De acuerdo a esta norma, las mujeres que no obedezcan a sus maridos durante el matrimonio pueden ser consideradas desobedientes, incluso si trabajan o viajan sin permiso o se niegan a mantener relaciones sexuales sin una “justificación”.
A su vez, las leyes siguen discriminando a las mujeres al dificultar su divorcio: las obligan a solicitar el divorcio ante los tribunales, mientras que permiten a los hombres el derecho al divorcio unilateral, y conceden a los padres la tutela legal de sus hijos, independientemente de que un tribunal haya ordenado que los niños vivan con su madre.
Además, las mujeres también se enfrentan a la discriminación en la herencia, en la que reciben la mitad de las partes que sus hermanos varones.
En este contexto, las mujeres tienen un margen muy limitado para defender y actuar por sus derechos en Qatar. Las personas que se manifiestan por los derechos de las mujeres, incluso a través de Internet, se enfrentan a la intimidación y el acoso de las autoridades gubernamentales o de la propia sociedad.
Para mostrar una de las caras de esta discriminación, Amnistía Internacional realizó una investigación a través de la cual reveló cómo las trabajadoras domésticas migrantes empleadas en Qatar se han visto empujadas hasta el límite de sus fuerzas por la sobrecarga extrema de trabajo, la falta de descanso y el trato abusivo y degradante. Algunas mujeres afirmaron haber sido víctimas de delitos graves tales como la agresión sexual.
Personas LGBTIQ+ discriminadas y condenadas
En Qatar las personas no pueden amar libremente a las personas que quieren, porque sufren discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género. La comunidad LGBTIQ+ padece serias sanciones persecutorias por parte de autoridades estatales.
En el país organizador del torneo, los actos sexuales consentidos entre personas del mismo sexo son ilegales y pueden dar lugar a una condena de hasta siete años de prisión.
Las autoridades qataríes deben derogar de forma urgente las leyes y normas que discriminan a las personas por su orientación sexual e identidad y expresión de género. Hasta tanto, se debe garantizar que todas las personas LGBTIQ+, residentes o turistas, tengan sus derechos protegidos durante y cuando finalice el Mundial.
Peter Tatchell es un activista de derechos humanos al que recientemente le han impedido celebrar una protesta pacífica en Qatar contra la criminalización a la que el país somete a las personas LGBTIQ+.
Los intentos de silenciar a Tatchell simplemente por llamar la atención hacia la indignante criminalización de las personas LGBTIQ+ en Qatar es un crudo recordatorio del clima represivo en torno a la libertad de expresión que se vive en el país, una represión que se extiende a quienes apoyan los derechos de las personas LGBTIQ+.
Según comentarios del director ejecutivo de la Copa Mundial de 2022, Nasser Al Khater, Qatar garantizaría la seguridad de las y los fanáticos LGBTIQ+ durante el torneo. Pero el hecho de que las autoridades qataríes estén dando este tipo de ‘garantías’ unas semanas antes del comienzo del evento demuestra el grado de incertidumbre que sigue existiendo respecto a este tema.
Miremos donde hay que mirar
A pocos días del inicio del Mundial, Amnistía Internacional difundió la campaña “Miramos donde hay que mirar”, un spot dirigido a la FIFA y a los gobiernos que violan derechos humanos.
En Qatar, las mujeres, diversidades y personas migrantes tienen un margen muy limitado para defenderse y actuar por sus derechos. Cuando lo hacen, en las calles o en las redes, enfrentan intimidaciones y agresiones por parte de la sociedad o son sometidas a prisión y castigo por parte de las autoridades. Por eso, Amnistía Internacional mira donde hay que mirar para garantizar los derechos humanos de todas las personas.
La organización realiza esta campaña tras haber realizado una encuesta global, que tuvo presencia en la Argentina, en donde el 82% de las personas encuestadas en nuestro país cree que la FIFA debe utilizar parte del dinero que genera el torneo para indemnizar a trabajadores migrantes que sufrieron abusos durante los preparativos del Mundial.
La campaña consta de un video que describe qué está pasando en el mundo mientras ocurre el Mundial y hace foco en cuatro ejes:
- Explotación laboral: miles de personas migrantes en Qatar que trabajan en proyectos vinculados al Mundial o trabajaron en la construcción de los estadios siguen enfrentándose a problemas como salarios impagos, negación de días de descanso, condiciones de trabajo inseguras, obstáculos para cambiar de trabajo y acceso limitado a la justicia, mientras que la muerte de miles de trabajadores sigue sin investigarse.
- Personas refugiadas: la crisis de refugiados afecta a más de 20 millones de personas en el mundo. En España, la situación en las fronteras es crítica. Por eso, dicho país debe dejar atrás las políticas migratorias ambiguas, frenar las devoluciones ilegales y establecer vías legales y seguras para evitar viajes peligrosos.
- Aborto: mientras algunos países en Latinoamérica dan pasos a favor de los derechos sexuales y reproductivos, Estados Unidos restringió el derecho al aborto en ese país. La decisión marcó un hito sombrío para miles de niñas, mujeres y personas con capacidad de gestar.
- Violencia Institucional: el uso abusivo de la fuerza, la tortura, e incluso las desapariciones y asesinatos, son un problema estructural en la Argentina. El Estado es responsable de garantizar el control, monitoreo, la capacitación y la rendición de cuentas por parte de las fuerzas de seguridad.
Reclamo a la FIFA
Hace pocos días, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, instó a las 32 naciones que compiten en el Mundial 2022 a que “se centren en el fútbol” y dejen a un lado los problemas de derechos humanos.
Amnistía Internacional no solo rechaza esta actitud que le da la espalda a las violaciones sufridas por millones de personas alrededor del mundo, sino que además llama a la FIFA y a Qatar a establecer un programa de reparación integral que incluya indemnizaciones por todos los abusos laborales relacionados con la celebración del torneo en ese país. Además, tanto el Estado como la Federación de fútbol deben garantizar que los abusos no se repitan, ni en Qatar ni en futuros torneos. Finalmente, llama a garantizar los derechos de trabajadores migrantes y de las mujeres, niñas y las diversidades.
Que el orgullo sea mundial
Amnistía Internacional, junto a otras organizaciones de la sociedad civil, lanzó la campaña “Que el Orgullo sea Mundial”. En el marco del mes del Orgullo en la Argentina y previo al comienzo del Mundial de Fútbol en Qatar, buscamos visibilizar los derechos humanos de las personas LGBTI+.
Actualmente, en el país donde se desarrolla la Copa del Mundo ser homosexual está penado por ley y las personas LGBTI+ ven negado su derecho a vivir libremente su sexualidad o su identidad de género. Por el contrario, no están garantizadas las condiciones mínimas para vivir sin miedo. Globalmente, al menos 68 países criminalizan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo.
En la Argentina, como en muchas partes del mundo, vivimos una alzada de discursos que incitan a la discriminación y a la violencia por motivos de género y las personas lesbianas, gays, bisexuales, travestis, trans e intersex, y quienes escapan a las normas hegemónicas de género, aún hoy son expulsadas de sus hogares y enfrentan barreras para acceder a salud, educación, trabajo y otros derechos humanos.
Por eso, lanzamos una campaña para cambiar la mirada y el trato hacia las personas LGTBI+ y contribuir a la empatía; porque ante el odio y la vergüenza desde el activismo respondemos con orgullo.
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