Pura espuma

Las políticas nucleares de la Argentina de Milei

 

“El primer paso de este plan es la construcción de un reactor SMR (pequeño reactor modular) en el predio de Atucha”, explicó Demián Reidel, el jefe del Consejo de Asesores del Presidente más posverdadero de la historia de la humanidad, durante el esperado anuncio del viernes 20 de diciembre por la noche. Es imperioso avisarle a Reidel y a su jefe que la construcción de un SMR en Atucha comenzó en febrero de 2014, se llama CAREM 25 y está amparado por la Ley 26.566: “Artículo 16: Declárase de interés nacional y encomiéndase a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) el diseño, ejecución y puesta en marcha del Prototipo de Reactor CAREM a construirse en la República Argentina”.

Dijo muchas tonterías Reidel, como que “los cortes de luz serán un mal recuerdo de una época en que la Argentina desaprovechaba sus enormes recursos” o que los SMR van a permitir “industrializar zonas que hoy están despobladas”. Lo que se infiere es que en su imaginación los SMR se esparcirán por todo el territorio. ¿Cuántos, dónde, cuándo, quién financia? El ex empleado de Goldman Sachs no habló ni de sitios de emplazamiento, ni de plazos, ni de plata. Solo dijo “un reactor SMR en el predio de Atucha”, algo que ya existe y que está ralentizado al 50% y empeorando.

Luego habló Rafael Grossi, el argentino director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena. Dijo que la Argentina puede contar con el apoyo y asesoramiento del OIEA en “todas estas tecnologías”. La AFA espera en estos días una llamada de la FIFA para apoyar y asesorar a Scaloni.

Finalmente, habló el Presidente que se percibe líder global y dijo incoherencias y/o trivialidades. Dijo que invitaba “a los grandes capitales del mundo a cooperar con la Argentina”. Dijo que el país era “vanguardia tecnológica” hace cien años. También dijo: “Tenemos tierras inhóspitas a baja temperatura en toda nuestra Patagonia, lo cual es una ventaja comparativa para montar servidores de inteligencia artificial”. Habló del renacimiento de la energía nuclear, pero no dijo que se debe al cambio climático que él niega.

 

 

En síntesis:

1) No había inversiones comprometidas;

2) van a llenar la Argentina de SMR sin saber, por ahora, cómo se financiará el brumoso espejismo, y

3) lo único concreto que hoy tiene este gobierno para ofrecer es el frío de la Patagonia.

Es necesario recapitular para dimensionar el eclipse de todo vestigio de razón en el discurso de quien gobierna y de su entorno, y analizar algunos de sus efectos.

 

 

Tengo una visión distinta pero igual

El martes 10 de diciembre por la tarde, horas antes de la cadena nacional, Alfredo Caro, un experto argentino en energía nuclear y profesor en la George Washington University (Estados Unidos), fue invitado a dar una charla remota para el Centro Argentino de Relaciones Internacionales (CARI). En un momento de su exposición, Caro contó que, pocos meses atrás, la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos aprobó una patente de un pequeño reactor modular (SMR, por sus siglas en inglés) de 300 megavatios (MW) de potencia presentado por la empresa INVAP, que por suerte no fue aludida en el anuncio.

Excelente noticia para la Argentina: no solo la CNEA está construyendo el CAREM 25 —hoy al 63% de avance, aunque ralentizado—, sino que la empresa INVAP desarrolló su propio SMR, el ACR-300. Hay que detenerse un segundo para entender este hito del mundo real y aplaudir a los titulares de la patente: Pablo Florido, Rodolfo Carlevaris y Alberto Patrignani.

 

 

Es decir, por la tarde del 10 de diciembre, Caro nos presenta la excelente noticia del ACR-300 de INVAP, en etapa de ingeniería conceptual —es decir, por ahora en el papel—; y, por la noche, el Presidente anuncia por cadena nacional un “plan nuclear argentino”. Los detalles de este plan, también dijo, los presentaría Reidel el viernes 20 de diciembre. Como vimos, no hubo nada parecido a lo prometido.

El domingo pasado analizamos la cadena nacional del 10 de diciembre y dijimos que era llamativo que un anuncio de política industrial y tecnológica, en lugar de incluir a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) o a las principales empresas (públicas) del sector nuclear (Nucleoeléctrica (NA-SA) e INVAP), mencionara a Reidel, la nueva estrella fugaz del cielo libertario.

El contraste entre el plan económico anti-argentino encriptado en el mega DNU 70, la Ley Bases y el RIGI, y la promesa de un plan nuclear argentino nos llevó a inferir que en realidad se iba a anunciar un negocio nuclear no argentino. Nos equivocamos: no hubo ni plan, ni negocio. Lo más concreto fue que se creará el “Consejo Nuclear Argentino” que presidirá el propio Reidel y que integrarán el jefe de Gabinete, el ministro de Defensa y el presidente de la CNEA.

Entre la cadena nacional y las precisiones que presentó Reidel, nuestra afirmación de que las conducciones de la CNEA, NA-SA e INVAP no tenían idea de qué se trataba “el plan nuclear argentino” fue validada por el estruendoso silencio durante los diez días que separaron los anuncios. Un ejemplo del estruendo es el discurso del presidente del Directorio de NA-SA, Alberto Lamagna, al personal de la empresa en la reunión de fin de año, el jueves pasado, es decir, el día anterior al anuncio del viernes 20. Dijo que “la extensión de vida de Atucha I está a todo vapor”, que también están los fondos asegurados para otras obras complementarias y que la cuestión salarial “es un tema pendiente”. También habló de “la incorporación del capital privado a la compañía”, de “abrir el paquete accionario al 49%”. Con referencia al anuncio que se haría el día posterior, el funcionario, ahora libertario, sostuvo: “Y fíjense el tema nuclear tan en boga está en los altos niveles del gobierno que mañana en Casa Rosada también Reidel va a anunciar un programa potente, que tiene que ver con las inversiones nucleares, veamos, ahí estamos coordinando con el ministro a ver cómo va a entrar NA-SA, pero es otra puerta que se abre, otra oportunidad de algo que ha llegado al nivel más alto del gobierno”.

No hubo ni anuncio de un “programa potente”, ni de “inversiones nucleares”, ni mención de NA-SA. A favor de Lamagna digamos que habló de la verdadera política nuclear que involucra a NA-SA —Atucha I, salarios y privatización parcial del paquete accionario—; el resto fue disimulo.

Con referencia al capital privado, el tecnólogo captó rápido que la lógica no es prioridad para sostenerse en el cargo: “Lo saben, tengo una visión. Quizá distinta a la visión que tiene este gobierno de incorporar capital privado, que solo es bueno si potencia la actividad, pero todos tenemos la camiseta nuclear y vamos a sacar lo mejor de la compañía y de la Argentina trabajando todos juntos”. Feliz Navidad.

 

El ex vicepresidente de la CNEA del macrismo y actual presidente libertario de NA-SA.

 

 

Cosas vederes, Sancho

En los días previos al anuncio del viernes 20 se empezó a repetir que Grossi iba a estar presente. Costaba creerlo. ¿Puede Grossi avalar con su presencia solo un anuncio y desentenderse del contexto de 30,67% de pérdida de poder adquisitivo de los salarios de CNEA en 2024, el recorte de 27,5% del presupuesto de CNEA, que explica la ralentización del CAREM 25 y que acompaña la devastación sistémica del sector de ciencia y técnología? ¿No daña al OIEA apoyar un anuncio que se auto-refuta? “Cosas vederes Sancho”, fue la síntesis de un histórico de la CNEA.

La máquina de confundir funcionó a pleno. Dos botones de muestra. El primero, el jueves 19/12, el día anterior a la aparición de Reidel, Clarín explicaba que “Milei anunciaría” el SMR que está desarrollando INVAP. La nota agrega que “una fuente oficial del gobierno” sostuvo que la idea es “la instalación de cuatro de estos reactores pequeños en la ciudad de Lima”, que sumarían 1.200 megavatios de potencia eléctrica. De paso, se reemplazaba la construcción de Atucha III.

Raro anuncio el de invertir en cuatro SMR en el lugar donde habita el des-invertido CAREM 25. Raro anuncio que diverge de la idea, repetida ad nauseam, de producir energía para IA en la Patagonia.

El segundo botón explicaba todo lo contrario. El mismo viernes 20, horas antes del anuncio, Infobae sostenía: “Uno de los principales puntos del plan es la construcción en la Patagonia de una cuarta central nuclear, que tendrá como objetivo abastecer de energía a la zona y potenciar las inversiones de firmas dedicadas a la IA que podrían instalarse en la región”. Y agregaba que el gobierno “ya cuenta con un contrato que la gestión anterior firmó con China y que preveía una inversión de 8.300 millones de dólares en ocho años para la construcción de esta cuarta planta”. ¿Inversión ingente financiada por China para comprar una central nuclear china es el plan del Presidente amigo de Trump?

En los dos botones todo se contradice menos la presencia estelar de Rafael Grossi. Como si, al final de cuentas, lo único importante fuera alardear de su respaldo a no importa qué.

En medio de la ensalada, en MDZ queda este registro: “Este viernes 20 de diciembre, Demian Reidel, presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), presentará el Plan Nuclear Argentino”. Así nacen los mitos.

 

 

 

Laberinto digital

El Presidente habló de la revolución de las tecnologías digitales. Repasemos. En la década de 1970 irrumpe la revolución de las TIC. Sale a escena el Silicon Valley, en California. Apple, Google (Alphabet), Meta (Facebook), Microsoft, Intel, NVIDIA, Oracle, HP, Tesla, eBay es la constelación que más brilla.

Una heterotopía borgeana podría clasificar tecnologías y productos: iPhone, iPad, Mac y Apple Watch, Android y Google Maps, plataformas de redes, semiconductores, unidades de procesamiento gráfico y AI, software y hardware para bases de datos y aplicaciones para empresas, computadoras personales, impresoras y servicios de TI, vehículos eléctricos y energía sostenible, plataformas de comercio electrónico, etc.

La Argentina hizo esfuerzos enormes en el sector de computación, informática, TIC, electrónica y semiconductores. Pero esta eclosión a escala global coincide con la llegada del orden neoliberal y, en la Argentina, con la destrucción de todo lo acumulado por la última dictadura genocida en las dos décadas anteriores: Instituto de Cálculo, INTI, CITEFA, Laboratorio de Electrónica de la Facultad de Ingeniería, Fate Electrónica, entre lo más visible. Brasil padeció un proceso semejante.

El matemático Manuel Sadosky, secretario de Ciencia y Técnica de Alfonsín, volvió a la carga como pudo. En 1986 creó la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI), que tomó como modelo el Instituto Balseiro. Pero el menemismo la clausuró en 1991. La ESLAI dejó alrededor de 80 graduados que fueron fundamentales en las décadas siguientes.

En 2004 despegó en la Argentina un sector de software y servicios informáticos (SSI) con la sanción de la Ley 25.922, vigente hasta 2019. En 2009 se creó, por decreto del Poder Ejecutivo, la Fundación Sadosky en el ámbito del MINCyT, una institución público-privada, que tenía como vicepresidentes a los presidentes de las dos cámaras argentinas más importantes del sector TIC: CESSI (Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos) y CICOMRA (Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina). Hoy está vigente el Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento, establecido por la Ley N.º 27.570/20 [1].

En dos artículos publicados en 2022, Gabriel Baum, Nicolás Moncaut y Verónica Robert [2] sostienen que, en las últimas dos décadas, el sector de SSI se consolidó como un proveedor global dentro de un conjunto de economías emergentes. En un nuevo contexto de división internacional del trabajo, hay países periféricos que pudieron sumarse como proveedores de servicios, pero lejos de la capacidad de apropia­ción de rentas tecnológicas.

El régimen vigente tiende a afianzar este patrón de especialización productivo y comercial. Se trata de un sector que ofrece empleo de calidad y salarios elevados —en 2021 la remuneración anual promedio del sector fue 26,5% por encima del salario promedio de la economía—, y que tiene potencial exportador. Sin embargo, esta estrategia muestra límites claros, que los autores caracterizan como “extractivismo de capacidades”, dado que la inserción internacional se logra en segmentos de bajo valor, lo que además dificulta su reproducción.

Baum, Moncaut y Robert explican las tres vías de extractivismo de capacidades: “vía precios-salarios”, que se manifiesta en la tendencia de caída relativa de la productividad laboral y de las retribuciones al trabajo y al capital; “vía financiera”, que opera a través de la extranjerización de las nuevas empresas más dinámicas en estadios tempranos; y “vía formación”, que se expresa en el estancamiento y debilitamiento de la formación e investigación en informática. La demanda se orienta cada vez más hacia carreras cortas o el abandono temprano en trayectos académicos tradicionales.

Estos autores sugieren que se deben promover procesos de cambio estructural para salir de este surco, pero potenciando la experiencia y las capacidades acumuladas en dos décadas. Nada de todas estas cuestiones parecen entender Reidel, el Presidente que no pega una con la historia o Darío Genua, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología, que ejecutó en seis meses menos del 2% del presupuesto. Los seis meses anteriores, su antecesor tampoco llegó al 2%.

Que no hay registro del escenario local lo demuestra una anécdota. A fines de noviembre, la CESSI entregó los Premios Sadosky en el hotel Hilton. Estuvo presente Reidel y habló mal del Estado. No cayó bien su crítica. Los empresarios de esta Cámara comprenden la importancia de las universidades y del sector de CyT para la expansión de su industria. Como contrapunto, el presidente de CESSI, Pablo Fiuza, habló de la creación de empleos formales, inclusivos y de calidad, y del compromiso de CESSI en la promoción de los valores del ecosistema tecnológico local.

¿Cuál vendría a ser la articulación de este sector, que creció al 10,2% entre 2015 y 2022, año en que exportó 2.609 millones de dólares, con los sueños patagónicos de IA del dúo que reclama el premio Nobel de economía?

 

 

Se van a caer de culo

Ni el SMR de INVAP, ni los salarios de NA-SA o de CNEA, ni las cámaras empresarias de la industria de software y servicios informáticos, ni las Universidades o el CONICET donde se forma el “capital humano” parecen interesar al Presidente que nos prometió que, con “los anuncios que vamos a hacer en materia nuclear literalmente se van a caer de culo”.

 


Después de escuchar los anuncios, uno se puede caer de culo por el nivel de delirio del dúo de arribistas; por la insólita presencia del director general del OIEA que completa un trío con su destreza para hablar sin decir; por la impunidad de los medios concentrados que juegan a maximizar la entropía.

Sábado 21/12 a la mañana, disipado el humo, las cosas vuelven a su lugar. “La destrucción del Estado desde adentro que propone Milei es en realidad la captura de las decisiones públicas por parte de las corporaciones privadas”, explica la socióloga Ana Castellani. Hay algo más. Paolo Rocca sostenía en diciembre de 2023: “Cuando leo los puntos mencionados por el Presidente veo la posibilidad de un reset de la Argentina”.

 

 

Igual que en septiembre de 1955, o en junio de 1966, o en marzo de 1976, o en los noventa, o en diciembre de 2016, ahora el experimento para resetear a la Argentina es apoyar a un enajenado.

 

 

[1] El 22/05/2019 se sancionó la Ley 27506, donde se estableció el Régimen de Promoción de la Industria del Conocimiento, que fue modificada el 7/10/2020 por la Ley N° 27.570.
[2] “Extractivismo de capacidades: el caso del sector de software y servicios informáticos argentino”, Revista Latinoamericana de Economía, vol. 53, núm. 211, pp. 1-11. “¿Hacia dónde se encamina la industria de software en Argentina?”, Revista CTP, año 5, núm. 8, pp. 42-49.

 

 

 

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