PREVISIBLE Y TORPE
El 16 de abril de 2019 los fondos del exterior vendieron sus posiciones y compraron dólares para irse del país
Tras más de 40 meses de gestión del gobierno de Cambiemos, incluida la subordinación al FMI, nada que haga el macrismo nos puede sorprender. Su objetivo fue desde el principio la maximización de determinadas rentas, la redistribución del ingreso a favor de esas determinadas rentas (financiera; grandes productores, acopiadores y comercializadores de granos; y algunos enclaves como la minería y la extracción, el transporte y distribución de gas y electricidad, etc.) y ser funcionales a los designios de las grandes corporaciones económicas y financieras principalmente de los EE.UU.
El mismo Mauricio Macri no dudó en ofender a su padre recientemente fallecido, para desmantelar y/o desprestigiar aún más cualquier proceso de capitalización nacional si no se subordina a esas grandes corporaciones trasnacionales.
Por ende, el “mini” plan que intentan implementar en este mes de abril de 2019 solo pretende generar algo de oxígeno para que el gobierno de Cambiemos llegue a las elecciones de octubre.
En lo que respecta a la política monetaria y cambiaria, refuerzan la vetusta idea de emisión monetaria primaria igual a cero y le suman ahora que la banda de flotación del tipo de cambio sea de un piso de $ 39,75 y un techo de $ 51,45. Solo si se supera el techo, que afirman se mantendrá todo este año pero inferimos que pretenden fijar hasta las elecciones de octubre, el BCRA venderá en licitaciones hasta 150 millones de dólares diarios, el máximo contemplado en el esquema monetario; cuando eso suceda, la meta de base monetaria se reducirá con dichas ventas (el BCRA vende reservas internacionales de divisas y absorbe pesos), lo que repercutirá aún más en la suba de las tasa de interés, con el efecto negativo que tiene sobre el nivel de actividad y sobre los niveles de deuda interna.
Se suma a la disposición de la Secretaría de Hacienda acordada con el FMI, de vender 60 millones de dólares por jornadas hábiles, hasta totalizar 9600 millones de esa moneda (que se agregan a los 150 millones de dólares diarios que liquidará el Banco Central cuando se perfore el “techo” de la banda de flotación), más los dólares que aportará el complejo agroexportador.
En ese marco restrictivo anuncian una serie de medidas sobre 64 –sesenta y cuatro— precios cuidados y acuerdo con grandes empresas productoras [1] de harina, fideos, aceite, arroz, yerba, leche, carne y demás componentes de la canasta básica familiar. También prometen que no va haber nuevos aumentos en las tarifas de electricidad y gas (que de haberlos absorbería el gobierno), y hasta descuentos del 70% en medicamentos para los beneficiarios sociales. Refinanciación de créditos y nuevos créditos para jubilados y pensionados. Finalmente, también anunciaron la refinanciación y nuevos créditos para las pymes.
En el caso de los cortes de carne, el acuerdo con los frigoríficos solo abarca 120.000 kilogramos por semana, cuando —y pese al gobierno de Cambiemos— se consumen en el país unos 40.000.000 kilogramos. La oferta, pues, constituye apenas un 3% del total y seguramente se venderá en determinados lugares de los grandes centros urbanos.
Se trata de una improvisación más del gobierno, usado como propaganda. Pero aún pensada desde el optimismo, no durará más de tres meses, cuando arrecie la compra de dólares “baratos” de todos los vencimientos que se produzcan de títulos públicos y de plazo fijo, como lo demostró el día 16 de abril de 2019 en que fondos del exterior vendieron sus posiciones y compraron dólares para irse del país. Por eso, pese al apoyo del FMI, la primer subasta de 60 millones de dólares de la Secretaría de Hacienda y tutti quanti, el dólar llegó a los $ 43,40 en el Banco Nación.
El informe negativo de la revista estadounidense Forbes sobre la Argentina, que es la misma que publica anualmente las personas más ricas del mundo (donde hay más de 25 empresarios argentinos); sumado a que el INDEC reconoció que el 32% de nuestra población está bajo la línea de pobreza, y también al hecho evidente de que las medidas de precios cuidados del gobierno de Cambiemos se deben a que no puede frenar el aumento incesante de los precios y la fuga de capitales, hizo que el Jueves Santo el JP Morgan incrementase la tasa de riesgo país argentino hasta alcanzar los 853 puntos. El precio de las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street (sobre todo los bancos) cayó un 7% ante la venta masiva de las mismas.
Lo afirma también el mercado de futuro del dólar en los mercados argentinos, que para fines de octubre cotizará en $ 54. Se debe ver cómo evolucionan el mercado futuro y la tasa de riesgo país, variables que permiten comprender que por más apoyo que se tenga del FMI y de los EE.UU., no queda claro si le alcanzará o no a Cambiemos para llegar a las elecciones de octubre. Lo que es seguro es que no podrá evitar el default y el colapso de la economía nacional, a manos de un gobierno que con sus altas tasas confisca capitales productivos, cierra fuentes de trabajo aumentando la desocupación y la precariedad laboral y toma medidas que no revierten el proceso de degradación económica y social a la que nos han llevado.
Inconsistencia
Después de haber aumentado las tarifas entre diciembre de 2015 y diciembre de 2018 [2] del siguiente modo: gas 967%, luz 3.100%, agua 371% y transporte público 450%, el gobierno sostiene ahora que no las aumentará más y que la diferencia la absorberá la administración nacional [3]. Pero esto es algo que ya vienen haciendo: han permitido aumentos de precios de dichas tarifas e igual las empresas siguieron percibiendo el subsidio del Estado Nacional. En la ejecución del presupuesto nacional del primer trimestre del año 2019, pese a que siguieron incrementándose las tarifas, la mayor ejecución es la de las transferencias (subsidios) económicos, cuya erogación acumulada fue de $ 43.724 millones, por lo que se acrecentó en un 109,7% con igual lapso del año pasado (similar a la devaluación cambiaria). Y ello se debe fundamentalmente al aporte estatal a las empresas y familias por los gastos de energía que, ante el aumento incesante de las tarifas eléctricas, de gas y combustible, hizo que el gasto público en ese subsidio fuera casi 5 –cinco— veces mayor que igual período del año 2018.
Para demostrar las serias inconsistencias de este gobierno, el Gasto de Capital [4] acumulado al primer trimestre de 2019, solo crece un 19% con respecto a igual lapso de 2018 y llega a ese grado de ejecución merced al aporte de capital a empresas públicas de transporte por $3.298 millones, de los cuales $2.749 millones corresponden a Aerolíneas Argentinas SA y $549 millones a Austral Líneas Aéreas-Cielos del Sur SA. El total del Gasto de Capital ejecutado en el primer trimestre de 2019 fue de $ 35.584 millones (de excluir este aporte de capital, la ejecución hubiera sido aún menor) y, paradójicamente, el total de intereses de la deuda pagado asciende a $ 117.680 millones, que es una suma un 330% mayor [5].
Por otra parte, el FMI les encomendó o bien aumentar los ingresos (como la mayor parte de los impuestos están ligados al nivel de actividad eso es imposible) y/o reducir los gastos. El miniplan presentado por el gobierno de Cambiemos implica mayores gastos primarios, por lo que para cumplir la meta acordada con el FMI deberán subejecutar otras partidas y en la lógica del FMI, que es acatada fielmente por la dupla Nicolás Dujovne- Guido Sandleris, significa reducir el gasto en obra pública, en educación y en salud.
Todo ese desmadre, sólo para llegar a las elecciones de octubre de 2019, no implica que el FMI piense que puede llegar a ganar nuevamente Cambiemos, sino que condicionan al gobierno que viene, al que intentarán imponer una reforma previsional y social porque representa el 53,3% del gasto de la administración nacional[6]
En síntesis, con el país parado en una recesión que, en algún momento y al no haber ningún “brote verde” o disparador del crecimiento se convertirá en depresión, con medidas que frenan más la actividad como la sistemática suba de la tasa de interés —que además ocasiona nuevas caídas de las ventas—, el gobierno ata su destino a que el dólar no derrape. Si lo hace, todas las propuestas financieras, cambiarias y ahora este paquete de medidas sociales quedaran en la nada, como ocurrió cuando el Presidente del BCRA, Adolfo Sturzenegger, decía que la inflación anual del año 2018 iba a rondar el 15% más o menos dos puntos y fue según el Índice de Precios al Consumidor del INDEC, de 47,6%. O como su sucesor, Luis “Toto” Caputo, que sostuvo que el precio del dólar era de $ 25.- y en su último día en la función, el 25 de septiembre de 2018, el valor del dólar oficial era de $ 40.-
No tienen ningún manejo de la situación, dependen del FMI, que a su vez se las ve en figurillas ante el descrédito del gobierno de Cambiemos.
El capital financiero y/o especulativo está viendo los acontecimientos para saber cuándo se van del mercado local, por un lado y, la paciencia del pueblo argentino también tiene sus límites y los dos factores se retroalimentan.
Es un final de bandera verde, en el que se juega el destino de nuestro pueblo.
[1] AGD, Bunge, Molinos Río de la Plata, Las Marías, Gerula, Molino Morixe, Adecoagro, Arcor, Bagley, Dulcor, Bodegas Norton, Quilmes, Ledesma, Cabrales, Mastellone e Ilolay.
[2] Fuente: Universidad Nacional de Avellaneda – Pcia. de Buenos Aires
[3] Es más, afirman que el límite al aumento tarifario sólo se aplica a las tarifas nacionales, dejando a criterio de las provincias y municipios la aplicación de los ajustes que restan.
[4] Gasto de Capital de la administración nacional es en Inversión Real Directa (Obra Pública); Transferencias de Capital pública (provincias y municipios) y privada; e Inversión Financiera que contempla aporte de capital a empresas públicas como son los $2.749 millones corresponden a Aerolíneas Argentinas SA y $549 millones a Austral Líneas Aéreas – Cielos del Sur SA.
[5] Con un tipo de cambio en torno a los $ 41-, que si se vuelve a devaluar hace imposible su pago por que la mayor parte de la deuda es en divisas.
[6] En el presupuesto ejecutado al primer trimestre 2019 de la Administración Nacional, los gastos sociales totales (jubilaciones y pensiones contributivas y no contributivas, asignaciones familiares, AUH, prestaciones del INSSJyP) fueron $ 429.449 millones y el gasto total $ 805.814 millones
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