La posible visita de Alberto Fernández levantó polvareda en Jujuy. Agosto es mes de sequía, por lo que la tierra ya estaba flotando en el ambiente. Pero la eventual llegada del Presidente a la provincia —prevista por el gobierno provincial para este miércoles— despertó una serie de remolinos que prometen despeinar a varios. No ha habido confirmación de la presidencia, que en cambio anunció la suspensión de una visita equivalente a Mendoza, también gobernada por Cambiemos.
Por lo pronto, ya se formó la fila de quienes vienen esperando este momento para mostrarle al Presidente la cara oculta de Jujuy y también, por qué no, recordarle asuntos pendientes.
Hay una pila de carpetas esperando por si el Presidente llega, que se suman a las cartas abiertas que ya debe haber leído. El 7 de agosto se hizo pública la de entidades de la sociedad civil, instituciones, organizaciones políticas, sociales y gremiales, entre otras, que le pidieron “su intervención directa e inmediata en nuestra provincia para asumir la conducción del sistema de salud pública que ha colapsado frente a la pandemia, por absoluta y exclusiva responsabilidad del gobernador Gerardo Morales”.
La que seguramente leyó Alberto es la carta documento que le envió el Colegio de Enfermeros de Jujuy. Su presidenta Celina Castellón le recuerda: "Es la cuarta vez que acudo al Presidente de mi Nación para clamarle su directa intervención en la conducción de la salud pública de mi provincia, porque muchos de los Argentinos que residimos en este lugar nos estamos muriendo por la total falta de asistencia provocada por un gobierno que, como es de su conocimiento, ha dilapidado los recursos que debía destinar a la salud".
La situación sanitaria es, por lejos, el tema que ocupa el centro de la escena. Pero no es el único ni está aislado.
El funcionamiento del Poder Judicial local es el colchón de clavos sobre el que se sostiene la gestión de Morales. La idea de Jujuy como laboratorio de ensayo para la aplicación del lawfare podría haber quedado obsoleta si no fuera porque nada cambió desde diciembre de 2015. Así lo recordó Coco Garfagnini, coordinador nacional de la Organización Tupac Amaru, en una carta abierta que le dirigió a la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, después de que la funcionaria elogiara el emprendimiento de plantación de cannabis que lleva adelante la empresa estatal Cannava, presidida por Gastón Morales, hijo del gobernador.
Actualmente son 35 hectáreas destinadas al cultivo y producción de ingredientes farmacéuticos activos derivados del cannabis que ya fueron autorizadas por el Ministerio de Salud de la Nación, pero se está gestionando una extensión de esa superficie para alcanzar las 600 hectáreas en 2025 y unas 2000 en 2027. “Quería felicitarlos porque son pioneros en un sistema productivo que todos sabemos que es muy auspicioso y, si es bien manejado, puede ser muy provechoso para la gente, tanto en lo laboral como en lo productivo”, dijo Frederic.
“Señora Ministra, quizás usted no lo sepa, pero Ekel Meyer, a quien usted felicitó hoy por su labor, es además de Ministro de Seguridad de Jujuy, el hombre que detuvo en forma personal a Milagro Sala en su domicilio hace ya más de 4 años”, escribió Garfagnini.
En efecto, Meyer encabezó el operativo desplegado el sábado 16 de enero de 2016 en el barrio de Cuyaya y su imagen quedó plasmada en el video que registraron los vecinos.
El referente tupaquero recordó además que Meyer “la mantuvo (a Sala) cautiva por un acampe hasta que se fabricaron las causas penales que hoy siguen abiertas en su contra” y “es la misma persona que recibió informes de inteligencia ilegales y a razón de los cuales le pidió a Patricia Bullrich el envío de fuerzas de Gendarmería para reprimir el acampe”. Envío que terminó, como también menciona Garfagnini, con la muerte de 43 gendarmes, “por la desidia y los delirios fascistas de Ekel Meyer, el oscurantismo de Patricia Bullrich y el odio político de Gerardo Morales”.
Porro para todos
Sobre la plantación de cannabis, le dice a la ministra: “Quizás no sepa que los plantíos de marihuana de la empresa que preside el hijo de Gerardo Morales tienen como destino la exportación a Estados Unidos, donde comercializa el cannabis una empresa multinacional para fines recreativos”.
La ministra lo sabe, sin dudas. El Ministerio de Seguridad está revisando la cadena de autorizaciones que firmó la antecesora Patricia Bullrich, porque en apariencia se manejaron tiempos “poco ortodoxos”, sospechan.
Por otro lado, Alberto Fernández se pronunció varias veces a favor de impulsar una legislación que despenalice el consumo recreativo de marihuana. “No tenemos que perseguir a los fumadores de porro", declaró en plena campaña electoral, una postura que se reafirmó cuando la propia Frederic planteó que "hay que avanzar hacia la regulación del consumo de cannabis, inclusive sobre la producción para el consumo".
Al igual que otras iniciativas, como la ley de aborto legal, seguro y gratuito, el proyecto de legalización del consumo de marihuana habrá quedado en el fondo del estante, esperando que pase la tormenta pandémica. Pero el Ejecutivo nacional sigue trabajando en ese sentido. Y la plantación de cannabis en Jujuy aparece como el único polo que podría convertirse en proveedor del nuevo ciclo marihuanero. Por lo pronto, algunos productores tabacaleros ya empezaron a interiorizarse en el tema, de cara a una reconversión. Para que algo así se concrete, sin embargo, habrá que sortear un obstáculo importante: la resistencia de vastos sectores de sociedad jujeña, incluso de la política frentetodista.
La piedra en el zapato
“Lo que sí debiera saber es que Milagro Sala y mis compañeras siguen siendo presas políticas de estos personajes a los que felicita por su gestión. Que tres de mis compañeros siguen presos en los penales jujeños, allí donde Ekel Meyer ordenó una represión que terminó con dos pibes muertos”.
Coco Garfagnini se refiere, además de a Milagro Sala, a Mirta Aizama, Gladys Díaz, Patricia ‘Pachila’ Cabana, Mirta ‘Shakira’ Guerrero, Graciela López y Adriana y María Condori, todas en prisión domiciliaria, y Javier Nieva, Diablito Altamirano y Cacho Sivila, alojados en el penal de Gorriti, donde el mes pasado dos internos fueron asesinados por agentes penitenciarios en medio de una protesta en la que reclamaban condiciones sanitarias.
“La inmensa mayoría de los que militamos para que, entre otras cosas, usted sea Ministra, seguimos reclamando la libertad de mis compañeras”, le dice a Frederic.
Es que la situación de los presos y presas políticos de Jujuy sigue siendo una incómoda piedra en el zapato del gobierno nacional. Y ante la hipotética visita de Alberto Fernández a la provincia, inevitablemente se encendieron las alarmas.
El abogado Luis Hernán Paz, integrante del grupo de defensa de Milagro Sala, se lo hizo saber al Presidente a través de su cuenta de Twitter: “Si venís a Jujuy te ruego nos des unos minutos a los defensores de Milagro para charlar con vos”, le pidió. En otro posteo le recordó que en junio de 2017 el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitó a Milagro en la cárcel de Alto Comedero “y entendió por qué es presa política”.
“En esa oportunidad, los representantes de la CIDH se reunieron con mucha gente aquí y escucharon nuestras denuncias. Sería bueno que si Alberto viene a Jujuy haga lo mismo y nos dé un espacio en su agenda en la provincia”, dijo Paz a El Cohete.
Por estas horas, algunos de los presos y presas políticos están preparando sus propias cartas para entregarle al Presidente a través de sus abogados, quienes armaron un dossier para que se lleve a Olivos. Organismos de derechos humanos, familiares de víctimas de femicidio y otros sectores también quieren hacerle llegar a Alberto sus denuncias y temores. “Hoy en Jujuy la justicia tiene la excusa del Covid para no avanzar en ninguna investigación”, sintetizó el abogado.
Marche una intervención
El proyecto de intervención federal al Poder Judicial de Jujuy, elaborado por el senador nacional justicialista Guillermo Snopek, es otra iniciativa que parece haber quedado en la lista de espera. Pero no es así. Silenciada por la crisis sanitaria, resiste y sobrevive a la espera de la primera oportunidad para pegar el salto.
Una buena ocasión podría ser, precisamente, la visita del Presidente a la provincia. De hecho, Snopek la lleva consigo a todas partes para no perder la oportunidad.
La militancia peronista jujeña está algo enojada porque entiende que la llegada de Alberto Fernández implica un apoyo a Gerardo Morales. “Compañero Alberto, esto ya es demasiado y muy triste para los peronistas de Jujuy que te bancamos junto a Cristina. No nos dejes solos. La semana que viene vas a estar acá apoyando a Morales y el pueblo, y nosotros observaremos este espectáculo azorados y profundamente tristes y desesperanzados”, escribió un militante en un mensaje de WhatsApp que se viralizó luego por las redes.
Parte de ese enojo podría atemperarse —o no— de acuerdo a cómo sea finalmente la agenda presidencial, si es que de verdad llega a Jujuy. Un encuentro con referentes del justicialismo pondría paños fríos, siempre y cuando, claro, se trate de aquellos que vienen defendiendo el proyecto nacional. Ya está pedida una reunión con al menos legisladores y legisladoras nacionales. Si se concreta, allí estarán, además de Snopek, los diputados Carolina Moisés, Julio Ferreyra y José Luis Martiarena.
Si en cambio el encuentro con el peronismo local se diera solo con autoridades partidarias, la cosa se complicaría. Es que el presidente del PJ jujeño es el diputado provincial Rubén Rivarola, multiempresario que tiene una relación excelente con el moralismo. Tanto que, desde las páginas de su diario, El Tribuno de Jujuy, el principal de la provincia, se siguen los casos de la temida “corrupción K” y se publica una columna política semanal en la que se reproducen las ideas trazadas desde las notas editoriales de Clarín y La Nación: que CFK es el cuco que maneja al Presidente.
En el caso de Morales, las asperezas están bastante limadas. El jujeño se fue alejando del ala dura del PRO-Cambiemos y se jacta de que habla casi todos los días con Alberto. “Con un jugador así, para qué queremos a los propios”, ironizaba por estos días un referente del perokirchnerismo local.
Este segundo mandato, por el que tanto trabajó, encuentra a Morales surfeando una ola gigantesca con un barrenador de telgopor. Sin la ayuda concreta de Nación, la provincia entraría en una crisis de consecuencias impredecibles. Porque no es sólo la situación sanitaria sino además el extraordinario endeudamiento, que supera los 75.000 millones de pesos, con más del 60 por ciento en moneda extranjera. Este mes, por lo pronto, hay que pagar 9 millones de dólares al Eximbank de China, que puso la plata para la construcción de la planta solar de Cauchari. Un emprendimiento que iba a venir a cambiar la matriz productiva de la provincia y convertirla en una potencia energética que derramaría bienestar para todos y todas. Lo cierto es que, al menos por ahora, Cauchari es solo un elefante dormido en la puna jujeña que ya pasó por tres seudo-inauguraciones. Técnicos e ingenieros que trabajan en el proyecto lo llaman Área 51, por el misterio que encierra.
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