Un panóptico de la libertad a partir de la figura de Vicki Walsh
“No existe en el túnel oscuro del olvido la cripta de unos hechos a los que habría que llegar excavando desde la razón positivista hasta despojarlos de su ganga retórica. Por eso el testimonio es siempre de hoy”. Vigente, esa labor de testigo, y a la vez de cronista del testigo, es la Oración pagana que emprende María Moreno en la doble valencia de lo que invoca tanto como en la gramática que despliega en su Carta a Vicki y otras elegías políticas, su subtítulo.
Vicki es María Victoria Walsh, hija de Rodolfo, quien murió en combate con flamantes 26 años el 29 de septiembre de 1976. Tras responder al fuego de más de 150 soldados y quedarse sin municiones, se puso de pie y dijo a sus sitiadores “Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir”. Y se descerrajó la última bala en la cabeza. La historia es conocida a través de múltiples versiones. Las imperecederas son las tres cartas escritas por su padre, A Vicki misma, A los amigos y la Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar. Memorable epistolario que marca un antes y un después en la historia política, periodística, literaria y ética, entre otras cosas, no sólo en la Argentina.
María Moreno procura así saldar una deuda que excede lo autorreferencial para abarcar no sólo a sus contemporáneos y a las generaciones siguientes sino un tiempo, éste en aquél, de amores y violencias. Faena encarada como “una manera de la oración”, donde “las idas y vueltas se notan en los saltos de registro, las voces que se suceden —a veces querellantes, imperiosas, otras de una desolada lucidez—, el estilo, temeroso para un dato político recién adquirido y el miedo a un error sobre lo más obvio allí donde la gravedad exige una cautela respetuosa y los escrúpulos del neófito”. Una vuelta de tuerca a lo que Rodolfo consagró como “testimoniar en tiempos difíciles”.
De arranque, entre las dedicatorias de rigor y los epígrafes a manera de prólogo, la autora informa que en 2002 ganó una cuantiosa beca para escribir sobre la moral sexual en las organizaciones armadas de los ’70, que no fue. Sin ser su reemplazo, escribió este libro, Oración. Que se centra en la figura de Vicki, su familia, los Montoneros, los combatientes, la periferia, los que quedaron afuera, los que llegaron tarde, los que aún sin saberlo quedan inscriptos en aquella heráldica; siempre, los compañeros. María Moreno asume esta categoría como propia a la manera de “un legado del deseo”, tras habérselas “arreglado para sobrevivir mediante la coartada de no darles la razón. O si esa especie de azar que me había ubicado en la universidad bohemia de los bares, en lugar de la que iniciaba en la disidencia y la politización a ritmo de ráfaga, me había diseñado un destino alejado de la militancia, ese donde las palabras, al menos en la imaginación, eran sustituidas por las armas”.
Libro de mutación, comprende una escritura que hace más a la distinción que a la diferencia respecto a la no menos prolífica que intensa producción anterior de Moreno, de la novela El affaire Skeffington (1992) y la no-ficción El Petiso Orejudo (1994) a la inclasificable (¿autocrónica?) Black out (2016). En cierto modo suma su acervo a la escritura walshiana para hallar una tercera instancia que a la vez suprime, conserva y excede las anteriores. Los párrafos consignados con anterioridad lo atestiguan. Reconstrucción, relato y epifanía son construidos dentro de una galería multidimensional de espejos de palabras, a partir de los cuales es factible apreciar situaciones y personajes como reflejo propio, campo lejano, frente y dorso, perspectiva cenital o submarina, su ruta. Vicki Walsh ocupa el centro del panóptico, tan iluminada como oscurecida por la figura de su padre, de la mano o a lo lejos de sus pares e impares; la familia, el amor, la amistad, también el indiferente, aún el enemigo.
Sin caer en la vulgaridad de la comparación ramplona, utiliza el contraste a fin de zambullirse en las vicisitudes de, por ejemplo, la lucha armada y el suicidio. La novela El Dock (1993) de la escritora argentina Matilde Sánchez se confronta entonces con la película de Margarethe von Trotta Las hermanas alemanas (1981). Modelos acaso ficcionales que Moreno instala a los lados de la vida de Vicki Walsh con el propósito de materializar actos de los que sólo el arte puede intentar dar cuenta, allí donde interpreta a los sujetos, nunca a la inversa. En línea semejante más no idéntica conjura a lo que llama las H.I.J.A.S. para “decir sobre sus obras, imposibles de blindar en un género pero cuyo fantasma es el testimonio; un fantasma que, contrariamente a los de la literatura, no se limita a pedir venganza, a ejercer una justicia del más allá…”. A través de la obra artística de Albertina Carri, Lola Arias, Mariana Eva Perez y Marta Dillon pone en juego un legado común, el de haber sido atravesadas por el terrorismo de Estado. Linaje que en absoluto se conforma con la denuncia sino que retoma en la práctica mucho de lo que extiende la frase “morimos porque lo elegimos”. Punto de clivaje crucial, la elección requiere de la existencia de opciones y estas de la diversidad como condición de posibilidad. Médula de “la satisfacción moral de un acto de libertad”, aquello diverso amplía aquella elección (ideológica, ética, sexual, estética, productiva, filosófica… siempre política) que en la tierra son actos y deja de ser meros gritos en el cielo.
Crónica, ensayo, lo que sea, Oración se ordena a partir de un campo que cruza el testimonio con lo conceptual y, en lugar de las notas al pie, recurre a colocar aclaraciones y contextos, numerados a continuación del cuerpo principal. Artilugio que permite ir y venir de uno a otro, de modo de permitir un singular ordenamiento de la lectura. Gentileza de la autora que se contrapone con la precaria encuadernación, desprolija edición y marketinera foto de Rodolfo Walsh (en lugar de la de Vicki, o algo así) de la tapa, con que la multinacional productora del objeto libro privilegia sus ganancias.
Queda María Moreno con su obra que es de ella y es de todos en “la verdad del texto. Un amanecer de fuego, en el pasado, pero que vuelve a anunciarse cada día. Mírenlo”.
FICHA TÉCNICA
Oración
Carta a Vicki y otras elegías políticas
María Moreno
Buenos Aires, 2018
383 págs.
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