Populismo nuclear

Milei en un año igualó en devastación del sector nuclear a los cuatro años del macrismo

 

“Cuando en la Argentina imperaron las ideas de la libertad, fuimos punta de lanza de la región en tecnología”, dijo el Presidente de Ciudad Gótica por cadena nacional, el 10 de diciembre, como preludio para anunciar un “plan nuclear argentino”.

“Peróoon. Peróoon. Peróoon”, le respondió Cristina al día siguiente, en su discurso de asunción de la presidencia del PJ, para recordarle al amigo de Rocky que el sector nuclear existe en la Argentina porque Perón creó la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en 1950.

 

 

En 1968, Jorge Sabato, el mayor tecnólogo en la historia de nuestro país, explicaba en una revista chilena que “lo realizado en la Argentina en energía atómica […] demuestra cuánto es posible hacer pese a que el país haya estado (y esté) sumergido en uno de los procesos socio-económico-político más difíciles y confusos de su historia contemporánea” [1].

Este rasgo de estabilidad y éxito (relativos) en un mar socio-político furioso de inestabilidad inducida atravesó la última dictadura genocida –pagando la CNEA un costo enorme y traumático– y se sostuvo con esfuerzo hasta los años ‘90. El gobierno de Menen hizo todo lo que pudo por dejar a la Argentina sin desarrollo nuclear y durante el ciclo 2003-2015 de gobiernos kirchneristas se relanzó el desarrollo nuclear, que mostró un sendero deslumbrante hasta 2015.

En la lista interminable de logros nucleares de los ocho años de gobierno de Cristina se incluye el inicio de la obra civil del prototipo del pequeño reactor modular CAREM 25, proyecto que evolucionó desde fines de la década de 1970, pero que se puso en marcha en el Complejo Tecnológico Atucha de Nucleoeléctrica, en la localidad de Lima, en febrero de 2014 con el primer hormigonado.

El macrismo hizo con el sector nuclear lo que sabe hacer: ralentizar y desarticular, llenarlo de confusión y falsos anuncios. Y en 2019-2023 hubo inversión para recuperar los proyectos nucleares, pero sin política nuclear y con salarios vergonzosos. Así llegamos al Presidente amigo de Donald Trump, que en doce meses igualó en devastación a los cuatro años del macrismo y en su última cadena nacional, al tiempo que prometió un tratado de libre comercio con Estados Unidos –una suerte de restablecimiento del ALCA–, afirmó que “el aumento de demanda de energía que implica la Inteligencia Artificial va a generar en el mundo entero un resurgimiento de la energía nuclear después de décadas de declive, y nosotros no nos vamos a quedar atrás. Vamos a diseñar un plan nuclear argentino que contemple la construcción de nuevos reactores, así como la investigación de las tecnologías emergentes de reactores pequeños o modulares, manteniendo los máximos estándares de seguridad y eficiencia”.

Surgen varias paradojas de este anuncio. La primera: desde el inicio del gobierno libertario en diciembre de 2023 la construcción del CAREM 25 se fue ralentizando hasta su virtual paralización. Además, el presupuesto de CNEA cayó un 27,5% entre 2023-2024 y, a juzgar por el proyecto de ley de presupuesto nacional 2025, la inversión asignada al CAREM 25 es irrisoria y coherente con la perpetuación de la virtual paralización. Y, finalmente, los salarios del personal de la CNEA plantean la franca inviabilidad de los proyectos más complejos, como el CAREM 25, el RA-10 y el Centro Argentino de Protonterapia. La CNEA funciona hace varios meses en modo supervivencia.

La segunda paradoja: un “plan nuclear argentino” es un anuncio de política industrial en un sector estratégico, que va a contramano de la pérdida de 40.000 puestos de trabajo del sector manufacturero, y el cierre de 879 empresas productoras de manufacturas, en su mayoría pymes, entre diciembre de 2023 y noviembre último. Ni hablar de su incompatibilidad con el DNU 70/2023, la Ley Bases y el RIGI.

En este punto empiezan las inferencias: ¿estará pensando en el CAREM 25 el Presidente amigo de Elon Musk o se habrá tomado en serio la frase de la jefa de la delegación de Estados Unidos, Ann Ganzer, que visitó Buenos Aires en abril de 2022? Esta funcionaria del Departamento de Estado dijo en una entrevista: “Queremos asociarnos con la Argentina para proveer estos reactores [los pequeños reactores modulares] al resto de la región. Tal vez el que está diseñando la Argentina o alguno nuestro o de algún otro país”.

En este punto, hay que recordar tres axiomas:

  1. La diplomacia estadounidense cumple lo que dice y trabaja como gota de hierro en la cabeza de las víctimas –con diplomacia formal e informal y presiones de todo tipo– hasta que logra sus objetivos;
  2. Estados Unidos nunca quiso que la Argentina tenga desarrollo nuclear autónomo (existen toneladas de evidencia); y
  3. La Argentina nunca recibió nada de Estados Unidos en áreas de la producción y la tecnología; todo lo contrario: aeronáutica, electrónica, medicamentos y vacunas, telecomunicaciones y TICs, siderurgia, tecnología espacial y tecnología nuclear, entre otros, padecieron los martillazos precisos del “amigo” del Norte.

La tercera paradoja: el Presidente amigo de Jair Bolsonaro anuncia “un plan nuclear argentino”, pero en lugar de aludir al entramado industrial y de I+D que tiene como columna vertebral a CNEA y a las empresas públicas Nucleoeléctrica e INVAP, sostiene: “Este plan será presentado en los próximos días por el doctor Reidel”. El “doctor Reidel”, según la Fundación Mediterráneo, es licenciado en física, pero doctor en economía, trabajó para JP Morgan, estuvo a cargo del área de estrategia de deuda externa en mercados emergentes en Goldman Sachs, cofundador de QFR Capital Management, compañía de manejo de activos financieros basada en Nueva York. Reidel escribió junto con el presidente el paper por el que esperan recibir el premio Nobel de Economía del Banco de Suecia, no el premio Nobel de Física.

¿Qué pensará el presidente de la CNEA, Germán Guido Lavalle, o el de Nucleoeléctrica, Alberto Lamagna, del anuncio de un “plan nuclear nacional”? Es extraño –anticlimático– que hasta el momento no hayan manifestado sus apoyos al anuncio. “En un país normal”, como dice Bullrich, debería ser una gran noticia para ambos.

En este punto, podemos hacer una suma de almacenero: frase de Ganzer + especialidad de Reidel + RIGI + 27,5% de caída del presupuesto de CNEA entre 2023-2024 + silencio del presidente de CNEA + silencio de presidente de Nucleoeléctrica. El resultado de esta suma no puede dar un “plan nuclear argentino”. Tal vez pueda dar un “plan nuclear”, pero no argentino.

En todo caso, el olfato comunicacional innegable del Presidente amigo de Santiago Caputo captó la sensibilidad social favorable al sector nuclear y optó por un arrebato de populismo nuclear. Igual que pasó con la dolarización, o la apertura del cepo, o la eliminación de la casta, el “plan nuclear argentino” será todo lo contrario.

 

IA, cambio climático y renacimiento nuclear

Junto con las energías renovables, la energía nuclear es un componente sensible para enfrentar el cambio climático y avanzar en la transición energética. El accidente de Fukushima en 2011 había sacado de pista a la energía nuclear. Sin embargo, cuando se reconoció que sin las energías renovables no se puede, pero con las energías renovables no alcanza, la energía nuclear volvió a escena.

Hoy, el 10% de la energía eléctrica del planeta se produce con energía nuclear a través de 416 reactores de potencia en operación, distribuidos en 33 países. Además, se encuentran en construcción 63 nuevos reactores, que incrementarán en un 18% la potencia instalada de este tipo de fuente. Sin tener en cuenta la demanda de IA, sino solo el cambio climático, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sostiene que el objetivo más ambicioso es triplicar la capacidad nuclear actual en 2050.

Como factor adicional, hay una tecnología incipiente que promete ser una clave para la transición energética: los llamados “pequeños reactores modulares” que, de pronto, entusiasman al Presidente que fue pareja de Fátima Flórez. Aún no existe el mercado para esta tecnología, está en conformación. Y la CNEA, con apoyo de INVAP, persistiendo en un camino sinuoso de varias décadas, con el CAREM 25 logró ubicar a la Argentina entre los cuatro o cinco países que pueden llegar primeros a la comercialización de esta tecnología. Esto era así hasta la llegada del Presidente amigo de Reidel, que cuasi-paralizó el proyecto.

Por si faltara algo, el Presidente que ya no es amigo del senador Eduardo Kueider es negacionista del cambio climático. Por eso se negó a que la Argentina participara de la COP29, la cumbre climática de las Naciones Unidas –celebrada en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre último– donde estuvieron representantes de 193 países y participaron un total de 66.778 delegados registrados.

Por esta razón, el “plan nuclear” que anunciará Reidel no se sustenta en la transición energética sino, como vimos, en la demanda proyectada de la IA a escala global.

Digamos que hay límites intrínsecos que afectan la forma actual de machine learning (o aprendizaje automático, actividad que entrena a los algoritmos de IA). Un artículo publicado en septiembre de 2021 con el título “Los Retornos Decrecientes del Deep Learning” sostiene que las técnicas de corrección de errores del deep learning (o aprendizaje profundo, que es una sub-área del machine learning) han alcanzado un límite computacional y no pueden crecer sin pagar costos de energía y recursos de hardware exorbitantes que ni siquiera las grandes corporaciones podrían permitirse en un futuro próximo.

Hoy una consulta de IA consume hasta diez veces más energía que una búsqueda estándar en Google. Goldman Sachs calcula que la demanda de energía de los centros de datos crecerá un 160% para 2030. Elon Musk sostuvo que “el próximo conflicto mundial será por la disputa de la energía eléctrica para alimentar la demanda de energía de chips, IA y autos eléctricos”. Esta situación impulsa hoy a las Big Techs [2] a incursionar en la energía nuclear como alternativa para cubrir los incrementos de demanda del salto tecnológico en curso:

  • Microsoft acordó la compra de energía por 20 años, lo que supone que Constellation Energy, empresa energética estadounidense, reabra una unidad en la planta de Three Mile Island en Pensilvania, que había sido cerrada en 2019 (no la que cerró en 1979 después del accidente de fusión parcial del núcleo).
  • Amazon acordó con las empresas de servicios públicos del estado de Washington apoyar el desarrollo de cuatro reactores SMRs, con un acuerdo similar en Virginia, y adquirió una participación en X-Energy, empresa desarrolladora de SMRs.
  • Google acordó comprar energía de los SMRs que construirá Kairos Power, empresa emergente en el sector.

 

Dime con quién andas…

Esta carrera incipiente hacia la incorporación de energía nuclear en IA se interpreta como la etapa de despegue de la IA. ¿Qué papel puede jugar la Argentina en este despegue? El Presidente que está en pareja con Yuyito sostuvo en la cadena nacional: “Nosotros tenemos energía de sobra, tierras frías e inhóspitas de sobra, y recurso humano de calidad, también de sobra”.

Si tuviéramos energía de sobra, no se estarían programando cortes de electricidad para el verano. Confunde energía con recursos naturales. Y si tuviéramos “recurso humano de calidad, también de sobra” seríamos una sociedad desarrollada. Si los grupos económicos nacionales, que aparecen en Forbes en lugar de invertir en I+D, son fugadores seriales, no pueden sobrar recursos humanos de calidad. A la Argentina no le sobra nada.

Y agrega el Presidente amigo de Marcos Galperín: “Que nadie se sorprenda si la Argentina se convierte en el próximo hub de inteligencia artificial del mundo”. Otra confusión. Si la tecnología para IA va a ser toda importada, el término no es “hub de IA”, sino “enclave de IA”. No habrá efectos multiplicadores para la economía local.

Si sumamos a la lista de almacén la extranjerización de IMPSA, que pasará a manos de la empresa norteamericana Arc Energy y que, en noviembre, INVAP cambió su forma societaria –pasó de Sociedad del Estado a Sociedad Anónima–, junto con el fallido del Presidente amigo del Gordo Dan, que dijo por el canal de streming Carajo que “INVAP es una empresa privada” [3], cuando es una empresa estatal perteneciente a la provincia de Río Negro…

Y así podríamos seguir sumando otros miles de caracteres de paradojas. El Presidente que es amigo de Benjamín Netanyahu habló en Carajo de China y Atucha III, lo que hará enojar a su amigo Trump, que le dirá “por ahí no”, y el león de papel obedecerá, etc., etc.

Cerremos esta nota reivindicando la imaginación al poder y un tuit del 23 de noviembre del subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro “Marcianito” Álvarez, también entusiasmado con los pequeños reactores modulares:

 

 

 

* Diego Hurtado es doctor en física (UBA), profesor e investigador UNSAM-CONICET, ex secretario de Planeamiento y Políticas de CTI, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y ex vicepresidente de CNEA y presidente de la ARN. Redes: @dhurtado171045
** Nicolás Malinovsky es ingeniero electricista (UNRC), magíster en gestión de la energía (UNLa), diplomado en Anticipación Estratégica y Gestión de Riesgo (UNDEF), director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECYT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia. Docente en UNPAZ. Redes: @nicomalinovsky

 

[1] Sabato, J. 1968. “Energía Atómica en Argentina”, Estudios Internacionales, v. 2, núm. 3 (octubre / diciembre), pp. 332-357. Cita en p. 352.
[2] El término Big Techs se aplica a Alphabet (Google), Amazon, Apple, Meta (Facebook), Microsoft, Nvidia, Tesla, Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaom.
[3] “El 20 de diciembre Reidel presenta el plan Nuclear Argentino. No sólo vamos a desarrollar Atucha III, sino que además estamos planeando trabajar con reactores pequeños, modulares, y que los vamos a poder exportar, diseñados por físicos del Balseiro y la empresa INVAP, que es privada”. Fuente ver video aquí, minuto 1:35.

 

 

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