Con temperatura bajo cero, a las dos de la madrugada, en mayo del año pasado, una familia cruzó en lancha el lago Puelo para llevar a un bebito de urgencia al hospital público de la villa turística del mismo nombre, en el noroeste de la provincia de Chubut. Emilce Moyano llevaba en brazos a su hijito de seis meses, en medio de un episodio de asma. Su esposo, César Fernández, manejaba la lancha, indispensable para la vida en el paraje rural El Turbio, dentro del parque nacional Lago Puelo. Fueron denunciados por violar la norma que establece los horarios de navegación en ese lago, pensados para la actividad deportiva y turística, no para la población rural estable.

Son innumerables los mecanismos y acciones contra dos familias criollas que viven desde hace décadas en el parque nacional Lago Puelo, que buscan su asfixia económica, aumentar las dificultades de comunicación con el sector urbano, eliminar la prestación de servicios públicos en el área rural y judicializarlos siempre que haya ocasión. En el extremo sur del lago desemboca el río Turbio, que nace cuarenta kilómetros aguas arriba, en glaciares ubicados casi en el límite internacional con Chile. En el tramo final se forma un valle que es camino obligado hacia las cumbres y la cordillera, donde se asentaron algunas familias hace más de cien años y se fundó una escuela albergue que funcionó hasta hace poco.
A unos pocos kilómetros de la costa sur, siempre sobre el valle del Turbio, están las poblaciones en conflicto con la Administración de Parques. En la unión de los ríos Bravo y Turbio, viven Emilce, César y sus siete hijos, en el mismo espacio que los Fernández ocupan desde 1935 al menos. Y, unos kilómetros más al sur, Graciela García y Antonio Bucci, cuyas dos hijas ya mayores nacieron y crecieron. Los conflictos son diferentes, de acuerdo con el relato detallado que brindaron para esta nota y otros ofrecidos a medios comunitarios de la zona. Ambos expresan la política de la Administración Nacional de Parques Nacionales destinada a despoblar las tierras que tiene bajo su jurisdicción, que a nivel local implementa Sergio Rousak, intendente del Parque Puelo.
El paraje El Turbio es la puerta de acceso a una formación de selva valdiviana, con cerros cuyas paredes exhiben las incrustaciones de fósiles marinos y picos de paredes de granito. Es la tierra donde todavía vive el pudú, ese pequeño ciervo nativo, junto al huemul, de mayor tamaño. En la naturaleza sobreviven vestigios de ocupación humana muy antigua, junto a variedades de pequeñas ranitas únicas de estos humedales. El monito del monte es otra de las especies endémicas que viven en este corredor biológico.
Por sobre este mundo sobrevolaron los aviones hidrantes que combatieron el incendio del último verano, que llegó a unos pocos kilómetros al sureste de la casa de Graciela y Antonio. También sobrevuela el avión privado de la familia Rocca, propietaria del área del lago Esperanza, ubicada a unas tres horas a caballo del espacio en conflicto.
Próximo desalojo
El parque nacional Lago Puelo se creó en el año 1937 como anexo del parque nacional Los Alerces, obteniendo su categoría de parque en 1971. Tiene bajo su jurisdicción 27.600 hectáreas, que incluyen el lago ubicado a 200 metros sobre el nivel del mar, uno de los puntos más bajos de la zona andina. Las aguas de esta cuenca aportan al océano Pacífico.
Los pobladores carecen de estabilidad en la tenencia de la tierra, aun cuando muchos tienen probada presencia anterior a la creación misma de Parques Nacionales. El Estado otorga permisos precarios de ocupación a algunos; otros son considerados intrusos y permanecen expuestos a un eventual desalojo administrativo o judicial.
El Juzgado Federal de Esquel dispuso desalojar el 10 de abril una cabaña de la pareja Bucci-García, ubicada dentro del predio que ocupan y a unos metros de la vivienda en la que residen. El fallo fue notificado el 20 de marzo, sin haber podido ser parte del proceso en ningún momento. Hasta la última semana su abogado no había podido tener acceso al legajo. Reclaman ser parte en el expediente que decide sobre ellxs.

En principio, de acuerdo con la información disponible, el caso de desalojo es difícil de interpretar. Bucci-García compraron los derechos de ocupación y los frutales a una vieja familia del lugar en 1984. Hubo un primer intento de desalojo que no prosperó en la Justicia. Se afianzaron y construyeron una cabaña con varios fines, un galpón y un alojamiento de visitas. En un momento, acordaron trabajos rurales con un hombre que se alojó en ese inmueble, hasta que pretendió ejercer derechos sobre la tierra y permaneció como intruso hasta ser desalojado. Al ejecutarse ese desalojo, Bucci-García recuperaron el ejercicio de la posesión del lugar donde están las monturas de los caballos, secan las nueces y armaron un taller con las herramientas. Ese galpón está a unos 200 metros de la vivienda familiar que ahora solamente ocupa la pareja, ya que sus dos hijas son mayores y se radicaron en localidades cercanas.
El despojo de un galpón necesariamente afecta a la posesión integral del espacio. Guido Otranto, juez federal de Esquel, libró la orden de desalojo para el 10 de abril.
Ocupación centenaria
Cuando Parques Nacionales se creó en 1935, ya estaban los Fernández en el paraje El Turbio, según Marcelo Giusano, historiador radicado en Puelo. Esa ocupación la continúa hoy César, conocido por todos como “Ñoco”. Nació en el lugar hace 47 años. Con Emilce Moyano formaron una familia; tienen siete hijos, con los que viven todo el año en el campo.
Su lugar de vida está a unos kilómetros de la costa del lago, tramo que hacen caminando o a caballo. En una lancha propia cruzan unos 18 kilómetros hasta el embarcadero de la villa Puelo, al norte. Otra opción es hacia la zona conocida como Desemboque, donde el río Epuyén desagua en el lago Puelo. Pero allí, la propietaria de la chacra más próxima no habilita la servidumbre de paso obligatoria, llegando a agredir físicamente en ocasiones a quienes la solicitan, aseguró Emilce. Por ese lugar acceden a la localidad de El Hoyo, otro punto de aprovisionamiento de los insumos básicos. Otra opción entre El Turbio y Desemboque es a caballo, pero son varias horas y con el cruce de un río complicado de vadear por temporadas, recorrido más adecuado para el turismo y la recreación que para la vida diaria.

Es decir, Parques no está solo en la acción persecutoria y el desgaste cotidiano. Vecinas autoritarias y otras instituciones cooperan.
Emilce no puede percibir la Asignación Universal por Hijo porque ANSES le exige un domicilio. Parques no la reconoce como legítima ocupante de la tierra con su esposo, así es que no le expide un certificado de domicilio. En una nota, Parques llegó a identificarla como “amiga esporádica” de Ñoco, no como pobladora del lugar.

La provincia de Chubut cerró la Escuela N.º 186 ubicada en el mismo paraje; realizaba el período septiembre-mayo típico de las zonas frías. Emilce era maestra, se quedó sin trabajo y tres de sus hijos sin la posibilidad de escolarizarse cerca de su casa. Con el cierre de la escuela se les abrió otro frente de presión institucional. Un hijo de nueve años no puede escolarizarse en una escuela de la villa turística Puelo porque supondría llevarlo y traerlo todos los días en lancha, con altísimos gastos e interrupción del tiempo de trabajo de sus padres. Denuncia institucional contra Emilce.
Balas
Ñoco y Emilce tienen vacas, a las que crían de forma tradicional, con rotación entre tierras de veranada e invernada. Las tierras de veranada (cerro Cuevas, arroyos Blanco y Agujas) quedaron bajo una nueva protección legal a partir de 2008, por lo que Parques les impide continuar ingresando con animales al lugar ni retirarlos de allí. En nombre de la erradicación de animales exóticos que atentan contra el hábitat de la flora y fauna nativa, balas a la hacienda que es sustento de esta familia. En junio del año pasado, Ñoco encontró una vaca muerta de un balazo. Parques reconoció que mató a los animales, pero no prosperó la demanda judicial porque cuando finalmente los peritos arribaron al lugar, se habían destruido las pruebas.
Un funcionario de Parques, durante un reclamo en su oficina, le sugirió que “podría escapársele una bala”, amenaza a cuya grabación accedimos.
La maniobra para impedir el desarrollo económico con animales comenzó a implementarse al amparo de las restricciones estatales por la pandemia del Covid-19. Así es que unos 40 animales de Ñoco y Emilce pastan solos, sin ningún cuidado por el bosque, expuestos al fusil de los empleados de Parques.
Nuevas generaciones
Luciano, Florencia, Nahir, Emilce (h), Quimey y Jeremy son la nueva generación de la población Fernández. El mayor tiene 28 años y el menor, uno. Les toca sufrir la persecución institucional por todos los frentes, el recorte de las oportunidades de acceso a la educación y la salud públicas, el boicot a la autonomía alimentaria. No es el metro de nieve que acumula en invierno el mayor problema.
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