Películas escondidas (7)

Propagandas estatales que dicen mucho sobre el gobierno que las concibió

 

El realizador y divulgador Carlos Müller es uno de los pocos en Argentina que aún hace cineclubismo en fílmico. Durante años, en un bar de San Telmo, Carlos organizó exhibiciones regulares de films en 16mm., con charlas contextuales y música en vivo cuando la programación era muda. Carlos sabe que el fílmico suele tirarse porque ya no tiene valor comercial y su valor cultural lo conocen pocos. Con eso en cuenta, habló con los cartoneros de San Telmo para que le avisaran en caso de que encontraran material en la basura.

Un día de 2008 le dieron la noticia de que había un volquete lleno de películas en la calle Defensa, casi Belgrano, muy cerca de la sede de la agencia Télam, que por entonces se estaba ampliando. Carlos rescató todo lo que pudo de ese volquete y cuando lo vio y lo clasificó descubrió que eran copias de cortos publicitarios hechos para diversas campañas del Estado. Y que la gran mayoría del material había sido producido durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973).

Por gentileza de Carlos, se pueden ver aquí diez cortometrajes de muy diverso tipo. Algunos publicitan empresas estatales, como YPF, Entel o Somisa. Otros promueven consignas propuestas por determinadas carteras, como “Coma pescado” para el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Pero todas las formas de la propaganda estatal siempre son fascinantes porque revelan, de uno u otro modo, cómo es que una gestión se piensa a sí misma. En este sentido son reveladores dos cortos que, a través de escenas ficcionadas, procuran apuntalar la filosofía del “Gran Acuerdo Nacional” impulsado por Lanusse. Ambos cortos terminan con la frase “La coincidencia es para el país”, que se escucha en la voz de Marcos Mundstock, de larguísima carrera como locutor publicitario.

Otros dos cortos trabajan sobre el imaginario mediático de la violencia política. El primero fue pensado ante la inminencia de las elecciones de 1973, alterna imágenes terribles con otras de niños y familias aterrorizadas y culmina con la frase “¿Este es el país que usted quiere? Piense”. El segundo es el único que no pertenece al gobierno de Lanusse sino que, según el recuerdo de referentes memoriosos, salió al aire durante la presidencia de Isabel Perón. Tiene la estructura de un clip musical, sobre un jingle que interroga “Yo me pregunto, compañero / con tanta bronca, ¿adónde van?”, y utiliza imágenes violentas para contrastar con representaciones de progreso y armonía.

La calidad de la manufactura profesional de todos estos cortos y su lenguaje formal están a la altura del grueso de la producción publicitaria de esos años, a diferencia de la propaganda oficial de gobiernos anteriores que había sido bastante rústica. El motivo es que estos films fueron encargados a agencias y productoras publicitarias profesionales, que en 1972 atravesaban un momento de esplendor tras crecer vertiginosamente durante la década previa. La cuenta de YPF, por ejemplo, la tenía la prestigiosa agencia de Ricardo de Luca, como recuerda Raúl Manrupe, especialista en la historia de la publicidad argentina. Aunque es prematuro asegurarlo, todo indica que el gobierno de Lanusse fue el primero durante el cual la propaganda estatal estuvo sistemáticamente a cargo de publicistas privados, en lugar de ser realizada por directores de cine, como era tradicional, o directamente por dependencias públicas. Esa relación del Estado con las agencias privadas de publicidad se profundizó después, especialmente durante la dictadura iniciada en marzo de 1976.

Es posible que la decisión de profesionalizar la propaganda gubernamental fuera del periodista Edgardo Sajón, a cargo de la Secretaría de Prensa y Difusión de Lanusse, que aparece rubricando varios de estos cortos. En todo caso está documentado que el tema le importaba, porque en 1972 Sajón inauguró un Congreso Internacional de Comunicación Social, materia en la que no se habían destacado especialmente sus predecesores. Sajón fue después secuestrado y desaparecido por la dictadura de Videla en 1977, mientras trabajaba para el diario La Opinión.

 

 

 

 

 

 

 

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