PELÍCULAS ESCONDIDAS 1
Fernando Martín Peña comparte con El Cohete cortometrajes de su colección, de gran valor histórico
La noche del 16 de septiembre de 1976 se recuerda como “La Noche de los Lápices”, por el secuestro de seis estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que luego fueron torturados y desaparecidos. En los días siguientes otros cuatro estudiantes fueron secuestrados, torturados y liberados tras diversos períodos de confinamiento. El testimonio de uno de estos, Pablo Díaz, durante el Juicio a las Juntas, permitió una primera reconstrucción del episodio. Luego un libro de María Seoane y Héctor Ruiz Núñez interesó al productor y director Héctor Olivera para realizar una versión cinematográfica.
Olivera necesitaba filmar en el edificio de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP y a cambio se le pidió que financiara un backstage sobre la filmación. La gestión la realizó Jorge Falcone, hermano de Claudia Falcone, una de las jóvenes desaparecidas, y el backstage estuvo a cargo de un grupo platense denominado Praxis, que integraban Roberto Badoza, Guillermo Kancepolsky, Abelardo Martínez, Pupa Sanz, Daniel Trincheri y Carlos Vallina, entre otros. El grupo era uno de los emergentes de una coordinadora que se había organizado tiempo antes, con el objetivo de lograr la reapertura de la Carrera de Cine de la Facultad, extinguida por la dictadura.
Vallina, que había participado de importantes experiencias grupales del cine militante clandestino durante el Onganiato, asumió la dirección del corto ante Olivera aunque luego la resignó en favor de la firma grupal. Suya fue la idea de que el corto se apartara del simple registro de un rodaje ajeno y se estructurara en cambio sobre el testimonio directo de Pablo Díaz, evocando el episodio original. En su momento el Juicio a las Juntas sólo tuvo difusión por medios gráficos pero había sido grabado, así que Vallina decidió ir a buscar el audio de Díaz directamente al edificio de Tribunales. “Me encontré con el fiscal Strassera en un pasillo, le expliqué lo que necesitaba y me dirigió a una oficina donde estaban Moreno Ocampo y Gil Lavedra. Me la hicieron fácil. Enseguida buscaron las cintas con el audio de Pablo, me las dieron y se las llevé a un compañero, Carlos Milito, que trabajaba en la entonces Radio Municipal, para que me las copiara. El mismo día las devolví”. El testimonio de Díaz, con el agregado leve de música compuesta especialmente por Jorge Cumbo, terminó siendo el elemento central de la banda sonora del corto.
La voz quebradiza de Pablo Díaz hilvana los distintos niveles o tiempos del film: el pasado en la evocación puntual del episodio, en locaciones, en fotos y objetos de los adolescentes desaparecidos; el presente en el rodaje de Olivera, en sus reconstrucciones y artificios, en los actores y actrices que recrean a los protagonistas, y finalmente el futuro con Díaz ante el juzgado vacío, que repone las imágenes ausentes del juicio, presiente la importancia de los procesos de Memoria, Verdad y Justicia e interpela a cada nuevo espectador con su desobediencia al mandato autoritario: “Nunca contés”.
MEMORIA Y HOMENAJE A LA NOCHE DEL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1976 (Argentina-1986) realización: Taller Experimental Audiovisual, Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata – Praxis Audiovisual. Música: Jorge Cumbo y Edgardo Cardoso. Montaje: Rolando Santos. Duración: 19’.
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