La detención de Hugo Rolo Barreiro en la causa D’Alessio provocó que por lo menos una decena de oficiales bonaerenses de la Superintendencia de Inteligencia Criminal tuvieran un ataque de pánico. Si Rolo complica a Ricardo Bogoliuk, este podría verse tentado a ser un “pentito” y los oficiales en actividad que le proveían información se verían arrastrados en la caída. La cadena de mandos está conformada por la Superintendencia de Inteligencia Criminal, orgánicamente a cargo del Subsecretario de Planificación, Gestión y Evaluación Vicente Ventura Barreiro, y del mismo Ministro Ritondo. Luego debería desbridarse quiénes fueron responsables por acción o por omisión. En materia de inteligencia, esta última opción es mucho más grave que la primera.
El hallazgo de una carpeta con información sobre la Gobernadora María E. Vidal en la casa de Marcelo D'Alessio potenció el ataque de pánico de la inteligencia bonaerense y los obligó a enfocarse en el expediente.
Por otra parte, la conducción de la AFI —Silvia Majdalani y Gustavo Arribas— mandó debajo del camión a la propia gobernadora Vidal ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia. Dijeron que Vidal no sólo sabía de la existencia de las seis bases de la AFI en el Área Metropolitana, sino que había participado en la decisión de instalarlas y dónde hacerlo. En la gobernación tascan el freno y lo niegan con indignación. Lo que callaron los jefes de la AFI fue el detalle que el motivo esencial de esas bases era controlar a la Bonaerense y no la reunión de información. Esencialmente las dependencias controladas por la AFI eran Narcotráfico y las delegaciones de Inteligencia. Bogoliuk estaba a cargo de la base AMBA-Ezeiza; los legisladores no preguntaron por los responsables de las otras cinco bases. Vigilemos a los que nos cuidan.
La gobernadora desconfía de la policía de la que es responsable, desconfía del Ministro Ritondo y su pandilla y ahora también desconfía de la AFI. Cuando trascendió la existencia de esas bases, Vidal no se presentó en el Juzgado de Dolores como una ciudadana más, sino que inició una investigación oficiosa. Por otra parte, en la Bonaerense no cayó bien creer que la gobernadora había dispuesto que los radares de la AFI se enfocaran en ellos. Más bien todo lo contrario.
Volviendo a Ricardo Bogoliuk, algunos miembros del poder político creen que se fue de la Bonaerense por la puerta chica. Lejos de ello, se fue bien conceptuado por sus pares y con muchos y buenos contactos dentro y fuera de la Fuerza. Por ese motivo abrevaba en la actual Superintendencia de Inteligencia de la Bonaerense. Tampoco Degastaldi se fue cesanteado,
Bogoliuk fue contratado por la AFI y trabajaba codo a codo con Silvia Majdalani. Sus fuentes eran varias y la fuente policial era bicéfala: los policías bonaerenses en actividad bombeaban información de sus bases de datos y la red de polis retirados hacía “reunión de información” en el campo. Y cuando la red se recoge, la pesca no es selectiva. Viene información de los traficantes y vendedores de drogas, de policías, políticos, curas, piqueteros, la gobernadora, etc. Como la pesca del atún trae delfines.
En las notas de El Cohete “La Bonaerense retomas las riendas” y “Cómo cuidarnos de los que nos cuidan” —con información sobre el Subsecretario Ventura Barreiro, responsable de Inteligencia de la Bonaerense—, se insinúan los usos de la información de la Inteligencia bonaerense con objetivos varios, incluyendo radiografiar a los postulantes a suboficiales de policía.
Ventura Barreiro adora la especialidad policial de Inteligencia (la que por la Ley que norma, debería limitarse a Inteligencia Criminal). Y comete el mismo error que muchos funcionarios civiles: se creen policías y, en su caso, de Inteligencia. Si para algo los uniformados bonaerenses son hábiles, es para tomarle el tiempo a los funcionarios civiles, adularlos hasta la obsecuencia y manejarles la vida haciéndoles creer que son Messi. En ese microclima, Ventura Barreiro se ve a sí mismo como Richard Sorge pero los funcionarios de Inteligencia lo ven como Maxwell Smart. No le falta ni la Agente 99. Porque en el mundo del espionaje, por más berreta que sea, se siguen plantando Julietas y Romeos. Como el Subsecretario carece del cono de silencio, la información fluye.
En efecto, por estos días el personal bajo la dependencia de Ventura Barreiro ocupa su tiempo en monitorear en tiempo real la causa radicada en Dolores. “Los de Inteligencia están haciendo control de daños”, dice el Comisario Inspector, que desde su base en el Area Metropolitana sigue de cerca los acontecimientos de los que siguen de cerca los acontecimientos. Una o dos veces por semana concurre de noche a la “Jefatura”.
De las bases AMBA, además de Bogoliuk participó otro bonaerense retirado con la máxima jerarquía y ex Jefe de Policía, el Comisario General ® Daniel Salcedo. Salcedo también se retiró por la puerta grande, con un estrecho abrazo del Ministro de Seguridad, nada menos que Carlos Stornelli.
Salcedo había trabajado en la digitalización del archivo de prontuarios de la Dirección de Antecedentes de la policía, tarea para la que se contrató a la empresa francesa Sagem Défense Sécurité. Al día siguiente de su retiro, comenzó a trabajar para esa empresa transnacional. También fue uno de los peritos de parte de la ex cónyuge de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, junto con el forense Osvaldo H. Raffo, en la causa por la muerte de Fiscal. Arroyo Salgado despidió a Salcedo cuando se enteró su vinculación con la AFI generando un interrogante: ¿se desempeñó como perito de Arroyo Salgado o de la AFI? En tanto, hace un mes Raffo se autoeliminó mediante un disparo de arma de fuego efectuado a corta distancia.
A todo esto, los policías bonaerenses se preguntan por qué la muerte del Comisario Martin, muerto a manos de la Policía Federal en Avellaneda hace un mes, no se olvida con la misma celeridad que se olvidó el discurso de la gobernadora María E. Vidal ante la Asamblea Legislativa el 1° de marzo pasado.
Ese día Vidal se colocó otra máscara, esta vez de enojada (las máscaras antiguamente modificaban la identidad, hoy la ocultan) y comenzó a perorar: “Desde el 10 de diciembre de 2015, se inició la reforma de la policía... Doce mil policías no pertenecen más a la fuerza y 800 de ellos están presos. Todos tienen chaleco y la mayoría de los policías iniciaron su carrera por vocación”. Pero no hay reforma alguna, las cifras de ceses policiales sólo habla bien de asuntos internos pero pésimo de la gestión, no hay chalecos para todos (incluyendo los chalecos vencidos que se siguen usando) y el dato de que los policías ingresaron por vocación es una expresión de deseos. Hace años que dejó de encuestarse el motivo del ingreso a los postulantes porque es obvio que ser poli es una salida laboral desesperada.
El enunciado de Vidal sobre la cantidad de policías dados de baja o en disponibilidad es un indicador del fracaso aplastante y del desmanejo institucional por parte del Ministro de Seguridad. A tres años y medio de gestión, hablan de esta gestión y no de otra.
En esa ocasión, dos miembros de la claque escuchaban atentos desde la primera fila. Uno era Gustavo Ferrari, ex ladero de Francisco de Narváez, Ministro del Gobernador Scioli, miembro de la comisión directiva de Boca Juniors bajo la actual presidencia de Angelici y actual Ministro de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. El otro era el propio Cristian Ritondo, representante de socios del club Independiente de Avellaneda bajo la presidencia del camionero Hugo Moyano. Subsidiariamente, Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. Luchemos contra las mafias.
Vidal agregó sobre la policía varios lugares comunes, ignorando que los significantes se divorcian de los significados. A fuerza de repetir bolazos, terminan vacuos y gastados. No obstante, vino el recambio y el slogan “más seguridad no es sólo más policías, sino mejores policías” reemplazó a “cuidemos a los que nos cuidan”, que terminó en la papelera de reciclaje. Duró poco: treinta días después, la muerte del Comisario Martín desmentía el nuevo slogan.
La gobernadora también anunció el Registro de Policías Exonerados, “para que todos puedan saber quiénes son”. Posiblemente garpe ante la tribuna y le salga gratis, porque nadie va a defender a los ex policías del escrache. Pero el listado es tramposo e iguala a un genocida como Miguel Osvaldo Etchecolatz (cuyo motivo de baja según el registro de Vidal es “violencia policial”, cuando el Poder Judicial lo condenó por homicidios y torturas en decenas de casos en contexto de genocidio) con un agente dado de baja por abandono de servicio luego de ser trasladado a un destino ubicado a 500 kilómetros de su domicilio.
Ver: https://www.mseg.gba.gov.ar/interior/asuntos_internos/index.html
Vidal continuó: “Pusimos un sistema de reentrenamiento permanente”, pero no mencionó el alto índice de ausentismo por el costo del transporte. “Por eso priorizamos que nuestros policías viajen, para formarse con el FBI, la DEA y otros países” (sic). ¿Creerá la gobernadora que esas agencias son Estados?
Los policías que tomaron cursos en el FBI hicieron los cursos “Leads” en las sucursales para países subdesarrollados, ubicadas en Miami y El Salvador y no en Quantico. A la vez omitió mencionar los cursos sobre liderazgo realizados por algunos bonaerenses en China. No quiere indisponerse con la Embajada, cuyos funcionarios prefieren el Centro William J. Perry como se publicó en la nota “La Bonaerense retoma las riendas”. Muchos de los bonaerenses que fueron a China volvieron encantados y casi maoístas. De la participación de bonaerenses en cursos de la DEA no se hallaron registros.
Vidal agregó como un logro que se refaccionaron comisarías, algo que carecería de sentido en el marco de una concepción moderna de la policía. Las comisarías quedaron sin justificación para existir. Ya no son sedes de denuncias porque las mismas son online o al 911, no deberían custodiar detenidos y resultan innecesarias para las funciones de recambio de turnos policiales y de burocracia interna (libros de guardia, de combustible, de licencias del personal, etc.).
Para ello la gobernadora no tiene que posar su mirada en EE.UU.: podría tomar el ejemplo del gobierno de Santa Fe. Ese gobierno asumió que las comisarías son parte de un sistema de ocupación territorial del siglo XIX y comenzó a reemplazarlas por estaciones policiales. Estas nuevas dependencias cuentan con módulos de atención al público, salón auditorio, sala de control y depósito, armería, sala de máquinas, vestuarios, gimnasio, comedor, estacionamiento y dormitorios. Vaya que es involutiva la reforma policial de Vidal. Debe estar mal informada y lo que necesita refacciones son las escuelas; las comisarías pueden demolerse como los búnkeres donde se vende droga.
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