BETTER CALL PABLO
Pablo Lanusse como Saúl Goodman dilata, satura y busca sacarse de encima a Bava
—No le hago perder más tiempo. Usted ya tiene todo claro y me quiere procesar antes de las elecciones. Adelante.
Una de las pocas palabras de Mauricio Macri en la inédita audiencia de media hora ante el juez Martín Bava del último miércoles fue un gesto que las querellas nombraron, casi de inmediato, con una sola palabra: provocación. “Parecía estar más atento a anunciar en los medios su futura alianza con Javier Milei, que fue un gesto de nueva rebeldía hacia Horacio Rodríguez Larreta por el rechazo de la semana anterior en Dolores, cuando ningún nombre fuerte del PRO salvo Bullrich, lo acompañó. Lo del espionaje del ARA San Juan fue para Macri un trámite más, y trató de acomodar esa sensación de sentirse mucho más grande que la justicia en cada uno de los pasos que dio en su indagatoria”, resumió una alta fuente del juzgado de Dolores.
Provocación que, más allá de sus manotazos de ahogado en una causa, la del espionaje ilegal a los familiares del ARA San Juan, que lo compromete hasta el hueso, al ex Presidente no le va resultando nada mal: el viernes a última hora, en efecto, el juez autorizó su viaje a Arabia Saudita entre el 15 y el 25 de noviembre, cuando semanas atrás le había prohibido salir del país. Ganar tiempo es la estrategia -no por vieja menos lúcida- que despliega su abogado, Pablo Lanusse, hábil contendiente ante los medios, como si se tratara por momentos de Saúl Goodman en la serie “Better Call Saul”. Dilatar el proceso, acumular escritos, saturar con pedidos de todo tipo y, sobre todo, buscar por todos los medios sacarse de encima a Martín Bava, declarado ahora como su enemigo número uno. Para eso, se espera una fecha clave: el 12 de noviembre es la nueva audiencia donde la Cámara Federal de Mar del Plata -que ya lo respaldó en su cargo-, volverá a decidir sobre la suerte del juez después de la última recusación de la defensa por su decisión de no haber pedido a tiempo el levantamiento del secreto de Estado.
“Macri hizo un circo con lo del secreto para finalmente no declarar -reflexiona Luis Tagliapietra, abogado querellante-. Podría haber declarado el 7 de octubre, con absoluta tranquilidad. Ahora pedimos la recusación del fiscal Juan Pablo Curi, a quien vemos alineado directamente a todos los reclamos de la defensa. Creemos que Bava está trabajando muy bien, se ha mantenido incólume a las presiones políticas y mediáticas. Pero no por eso vamos a avalar que ahora haya permitido a Macri salir del país, con el peligro de evasión y las serias dudas de que regrese para continuar a disposición de la justicia”.
-En la indagatoria Bava lo escuchó en silencio, no dijo una palabra y se limitó a mirarlo fijo. Ya sabe que Macri busca hacerle pisar el palito y pincharlo para que reaccione. El juez ya está en la línea táctica de la cautela hace tiempo y haber cedido ante él por lo del secreto de Estado fue una jugada arriesgada, que puede costarle que la Cámara Federal le suelte la mano pero que también puede reafirmarlo como nunca. Si en la indagatoria el juez hubiera abierto la boca cuando Macri lo buscó, seguramente le habría dado un argumento más para una enésima recusación --resume uno de los testigos que presenció una indagatoria que, rápidamente, se convirtió en un mojón de la historia política contemporánea por su cortísima duración.
“Cualquier persona dentro del ámbito judicial sabe que cuando un juez llama a indagatoria a alguien es porque ya tiene mucho respaldo de pruebas -explica una fuente avezada en la causa-. Y que haya durado media hora con una figura de tamaño poder como es Macri fue la nada misma”.
Macri hizo todo lo posible para retrasar la audiencia. Primero se reunió con el intendente, caminó a paso de hombre varias cuadras hasta los tribunales y cuando se sentó frente a Bava dijo dos palabras, presentó un escrito y se fue sin más. Hay dos lecturas posibles: una es que salió triunfal, porque ya dilató todo lo necesario los tiempos para meter presión y no llegar procesado a las elecciones. La otra, es que en lo inmediato Macri sale ganando, pero en el mediano y largo plazo, el juez gana moderación y tiempo a su favor para procesarlo después de las elecciones y acorralarlo con pruebas irrefutables sobre su rol en el espionaje.
Todas las fuentes expertas en el expediente no dudan en un foco: creen que Bava, para no evidenciar lo que la defensa espera de él, desestimará procesarlo antes de las elecciones del 14 de noviembre. Los diez días hábiles que tiene para disponer de la medida no son tiempo medible, porque el magistrado puede procesarlo tiempo después. De hecho, en la causa del Proyecto AMBA -conectada en su matriz con la del ARA San Juan- Bava procesó a los nueve imputados luego de varias indagatorias. Allí descendió en la cadena de mandos y analizó lo hecho por los agentes de calle que eran quienes realizaban directamente las tareas de inteligencia ilegal. En la causa del espionaje contra los familiares del ARA San Juan, que como aquellos estuvieron terminantemente prohibidos por la Ley de Inteligencia, el juez cercó al pez gordo Mauricio luego de indagatorias de peso sobre Gustavo Arribas y Silva Majdalani, quién esta semana volvió a ganar protagonismo.
--La presencia de Gabriela Michetti el último miércoles en Dolores no fue casual --analiza una voz autorizada cercana a la querella--. Estaba guardada y de pronto salió del clóset. ¿Por qué se hizo presente esta vez? Hay que recordar que Majdalani llegó a la AFI recomendada por Michetti, pero ella misma le dijo a Macri que si no le servía, la corriera del rol. Hoy corre el rumor en los pasillos de Tribunales que Majdalani está pensando despegarse de Macri y pronto podría contar todos los detalles del espionaje.
La voz autorizada de la querella concluye, sin medias tintas:
--Por eso, la presencia de Michetti fue simbólicamente importante, porque hace tiempo le soltó la mano a Majdalani y ahora fue a decir que si tiene que elegir entre ambos, es una de las pocas del PRO que apoya a Macri.
No todo terminó allí. Después de la indagatoria del miércoles, Macri se fue a jugar al golf, en una imagen que a los familiares del submarino les pareció indignante. Valeria Carreras, abogada querellante, vio en ese gesto otra provocación y lo acusó -por ese y otros hechos preliminares- de “temeridad” en la justicia. En efecto, lo del golf es uno de los seis hechos concretos por los que se cree que el juez Bava procesará a Mauricio Macri. Todo ocurrió cuando el ex Presidente viajó en 2018 a Chapadmalal con su familia para tomarse vacaciones. Aprovechó y jugó al golf en Mar del Plata. Fue entonces que dos familiares quisieron llevarle una carta y fueron víctimas del espionaje ilegal. En la causa aparecen imágenes de la mujer de un tripulante del submarino hundido y la hermana de otro, que fueron seguidas y fotografiadas en el Golf Club de Mar del Plata por personal de AFI cuando el ex Presidente se encontraba en el predio.
En la causa también hay testimonios de familiares de tripulantes del submarino ARA San Juan que darían cuenta de la infiltración de los espías en el colectivo de familiares. Para citar a Macri, entre los elementos más notables, fue clave el testimonio del ex director operacional de Contrainteligencia de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Martín Coste, que dio cuenta que los informes de inteligencia eran realizados por órdenes del ex mandatario. Hundido.
Como ha contado el Cohete a la Luna desde el año pasado, las pruebas que dieron origen a la denuncia de interventora de la AFI, Cristina Caamaño, fueron halladas en la base Mar del Plata de la AFI tras un requerimiento de información formulado por el juez Alejo Ramos Padilla en el marco del caso D'Alessio, más precisamente en el capítulo investigativo dedicado a las denominadas bases AMBA. Cabe destacar, en este sentido, que si bien el expediente se inició en Mar del Plata, con activa intervención del fiscal federal Daniel Adler --que sentó la hipótesis directriz que actualmente continúa el juez Bava--, luego pasó al juzgado de Dolores, donde también se investigan otras supuestas tareas de inteligencia prohibidas realizadas desde las bases AMBA que la AFI de Macri desplegó en la provincia de Buenos Aires.
Es allí donde radica otro de los puntos neurálgicos de la trama. El escenario en disputa es la insistencia de Mauricio Macri de llevar el expediente del ARA San Juan a Comodoro Py, donde suele jugar de local. Cuando Martín Bava le pidió la primera indagatoria, Macri se presentó en el juzgado de Ariel Lijo a través de su defensor. En términos técnicos, pidió la inhibitoria del juez de Dolores en la causa por el espionaje a los familiares del hundimiento del ARA San Juan. El tono era desesperado: en el edificio de Retiro dicen que lo que pidió fue casi el secuestro de la causa de Dolores. Nada nuevo bajo el sol. El plan es el mismo esquema desplegado con todos los alfiles y a todas las bandas como hicieron cuando le sacaron a Lomas de Zamora los expedientes por espionaje donde se investigaba a la AFI.
La discusión que esta semana mostró un nuevo episodio de las peleas para retener los expedientes en el edificio de Retiro comenzó, en realidad, el año pasado. Para entonces, el juzgado de Dolores tenía la investigación de la causa del espía Marcelo D´Alessio. Y luego también empezó a investigar un nuevo hecho conocido como Proyecto AMBA, las bases de inteligencia que abrió el gobierno de Cambiemos en la Provincia de Buenos Aires para el espionaje político. La causa empezó por un pedido del entonces juez Alejo Ramos Padilla a la interventora de la AFI, Cristina Caamaño. Caamaño le dio todos los archivos que encontró sobre el Proyecto AMBA. Pero también presentó una denuncia separada con lo que encontró en la Base Mar del Plata de la AFI, donde estaban los documentos y pruebas de espionaje a los familiares del ARA.
La causa del submarino así tramitó sola, inicialmente en Mar del Plata hasta que un juez de esa ciudad dijo que debía unirse a la investigación más grande del Proyecto AMBA en Dolores. La Cámara de Mar del Plata dijo lo mismo, declaró la conexidad con la causa AMBA y la causa pasó a Dolores. Antes de todo eso, cuando las causas tramitaban separadas, pasaron dos cosas. Silvia Majdalani, que estaba imputada en AMBA, pidió que la causa pasara a Comodoro Py, el juez rechazó y el planteo entró a la Cámara de Mar del Plata. Ese planteo aún está pendiente. En paralelo, Gustavo Arribas presentó un recurso en Comodoro Py pidiendo la inhibitoria del juez de Dolores para tratar el caso AMBA, porque consideraba que el eje de la investigación era la AFI asentada en Ciudad de Buenos Aires. En Comodoro Py, el pedido prosperó aunque no inicialmente. La solicitud entró por sorteo al juzgado de Ariel Lijo y este pidió opinión al fiscal Franco Picardi. Picardi miró la historia de la causa y dijo que todo debía permanecer en Dolores. ¿Que pasó después? Arribas apeló. Y entonces entró en escena el presidente de la Cámara Federal porteña, Martín Irurzun. El 30 de diciembre de 2020 dijo que la causa AMBA debía pasar a Comodoro Py. Y Lijo obedeció: le pidió la causa a Bava pero este no se la mandó porque dijo que su Cámara de alzada, la de Mar del Plata, aún no se había pronunciado.
Así el derrotero llegó a las últimas semanas. A comienzos de octubre, Bava llamó por primera vez a indagatoria a Mauricio Macri. La discusión por la competencia de las Bases AMBA seguía en Mar del Plata, pero como había juntado la causa con la del ARA San Juan, la defensa de Macri se presentó en el mismo juzgado de Lijo, ahora para pedir la inhibición de Bava en ARA San Juan. Lijo pasó otra vez el pedido al fiscal Picardi, que miró los antecedentes y dijo que la causa aún no podía pasar porque aún falta la definición de competencia pendiente en Mar del Plata.
El último jueves, a las 18 horas, Lijo le dio la razón al fiscal con un proveído sencillo de cinco líneas. “En definitiva -explican desde el edificio de Retiro-, sobre el planteo de Macri, Lijo dijo que la jurisdicción de Dolores-Mar del Plata primero resuelva la cuestión de competencia, y después vemos”. De inmediato el juez Lijo notificó del escrito a la defensa de Macri. ¿Que puede pasar con este trámite? Pueden ocurrir dos cosas. Si la Cámara de Mar del Plata rechaza la competencia de Dolores, la causa pasará al juzgado de Lijo en Comodoro Py sin sorteo porque ya está conectada a la causa del Proyecto AMBA. Si, en cambio, confirma la competencia de Dolores habrá un conflicto con lo que ya estableció la Cámara Federal porteña, por lo cual deberá ser definido por Casación. Allí comenzará un nuevo juego para ver cuál es la Sala en la que quedará radicada.
En el medio de todo este laberinto judicial, hubo otras resoluciones de la Cámara de Mar del Plata. Macri, por ahora, recusó dos veces al juez. Primero, antes de la primera indagatoria, por intempestivo. Bava le dijo que nada había sido intempestivo porque el nombre del ex Presidente aparecía en la primera denuncia del caso, labrada por Caamaño cuando hizo la primera presentación. La segunda vez, lo recusó después del pedido de levantamiento de cumplir con el secreto de la Ley de Inteligencia. Dijo que como faltaba ese trámite, el juez había sido presuroso. Bava contestó que pidió el trámite porque la Cámara le había recomendado ser cauteloso. Lo que ocurrió esa semana es que la fiscalía le había pedido ese levantamiento, también la defensa, y entonces Bava lo concedió: se sabe que no era necesario porque la ley de Inteligencia protege secretos pero no hechos ilegales.
En la indagatoria Macri le dejó a Bava un escrito, con un pedido de medidas de prueba. Bava aprobó unas y descartó otras. Macri había incluido a su ladera Patricia Bullrich, pero Bava no dio lugar. Las querellas creen que podría ser una de las posibles futuras imputadas. El juez aprobó, en cambio, testimoniales que comenzarán esta misma semana, puntualmente el miércoles 10. En el juzgado creen que el juez tomará a los testigos que ofreció Macri como una evaluación fundamental en el camino de procesarlo. Por otro lado, la intención del ex Presidente es explicar que, si la AFI realizó tareas de inteligencia, lo hizo en cooperación con la Casa Militar, encargada de garantizar su seguridad.
La Casa Militar depende del secretario general de la presidencia, por eso Macri pidió que se lo cite a Fernando de Andreis, que ocupó ese cargo durante su gobierno. De Andreis deberá presentarse en Dolores el próximo miércoles junto con el ex ministro de Defensa Oscar Aguad, que está seriamente comprometido con la causa del hundimiento del submarino aunque no en el espionaje ilegal. “Aguad tiene antecedentes de hacer las mismas cosas que ahora le imputan a Macri, con sus recordados vínculos en democracia con el Cachorro Luciano Benjamín Menéndez en Córdoba. Y ahora Macri lo propone como testigo. Son las paradojas del destino”, dice una de las querellas.
Para el jueves, a instancias de Macri, el juez Bava citó a José Luis Yofre, ex jefe de la Casa Militar, y a Alejandro Cecati, ex responsable de la custodia presidencial. El juez también reclamó que en un plazo de cinco días presenten un pliego de preguntas para la interventora de la AFI Cristina Caamaño y al diputado Cristian Ritondo, que integra la Comisión Bicameral de Inteligencia por el PRO. Todos, menos Caamaño, irían a respaldar la inocencia del ex Presidente, aunque se estima que Bava no dejaría ni un detalle librado al azar en su radar del espionaje ilegal a los familiares.
Como aquellos episodios que a cada semana crecen en la calidad de su guión, lo que sucederá los próximos días parece ser un punto de quiebre de una serie de suspenso que promete ir a fondo contra los poderosos y resarcir las injusticias. Será cuestión de tiempo saber si todo queda en una promesa.
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