OTRO ENCUENTRO PICANTE CON VERBITSKY

Mónica Peralta Ramos discutió las raíces económicas previas al golpe de 1973

 

La superación de la violencia en la post-dictadura argentina fue uno de los tópicos obligados a partir de la reciente represión en Jujuy. El planteo, que partió de Luli Trujillo –mucho más que una presentadora durante la tarde del jueves en el CCK– ligaba con el cierre que Horacio Verbitsky había dado a su último prólogo a la edición definitiva de Ezeiza:

“Cuando termina la dictadura y se traza el balance del terri­ble daño que hizo, comienza un proceso de aprendizaje de­mocrático por parte de toda la sociedad. Yo aprendí también en ese proceso. Y desde entonces no hay nadie que plantee la violencia como modo de construcción política. A un costo altísimo, esto ha sido socialmente desterrado”.

Ese prólogo de abril de 2021 se firmó un año y medio antes del atentado a Cristina Fernández. Discutirlo hubiese sido interesante pero quizás implicara irse mucho de tema, algo en lo que Mónica Peralta Ramos reparó varias veces porque, ya de por sí, la partenaire del debate eligió apuntar a lo que le faltaba al libro, las raíces económicas que modificaron las alianzas de clase frente al peronismo y que desembocaron en Ezeiza como preludio al golpecito de Estado que el 13 de julio de 1973 depositaría el gobierno en manos del yerno de José López Rega.

¿Se contradice el aprendizaje contra “la tentación de la violencia” frente a la irrupción de un intento de magnicidio? El autor no quiso arriesgar hipótesis frente a una buena pregunta para la cual no tenía una buena respuesta, según admitió, aun cuando desde la platea insistieron en pedirle aunque fuera “media respuesta”.

 

La invitada

La socióloga Mónica Peralta Ramos cuenta con tres libros sobre sociedad y economía: Etapas de acumulación y alianzas de clase en la Argentina, 1930-1970; Acumulación del capital y crisis política en la Argentina, 1930-1974; La economía política argentina, poder y clases sociales, 1930-2006. Desde ese conocimiento describió un contexto de crisis del sector externo por la que el país de los años ‘70 necesitaba los dólares que pudiera traer el campo. La tensión entre el sector rural y el industrial también incidió, aunque con valoraciones distintas en los contemporáneos que vivieron el retorno de Perón desde diferentes ángulos: Verbitsky, como periodista y cuadro con acceso a la Casa Rosada; Ramos, como militante socialista a favor del regreso de Perón justo antes de irse a Francia a doctorarse en La Sorbona con una tesis sobre el peronismo y las modificaciones en las alianzas de clases que constituyeron su apoyatura.

Verbitsky admite que faltan elementos, sí, pero que el libro “no pretende ser una enciclopedia”. Algo de eso se vislumbra en los “prólogos cambiantes” de 1985, 1995 y 2021, el último de los cuales ya se leyó aquí (A medio siglo de Ezeiza). Los escribió con la mira puesta en los jóvenes, aunque hizo reír a todos al referirse a las canas que veía desde su tarima. A propósito, en una consulta previa al ingreso de los asistentes, esta columna recogió testimonios de mayores de 60 que no han leído este libro pero que asisten a oírlo porque leyeron otros de sus títulos.

Los aportes de Ramos estuvieron dirigidos a tender puentes entre el pasado y el presente con vistas al futuro. Para ello remitió a las diferencias de época en pos de comparar problemas similares. Por caso, el pacto social, la inflación, el rol de (el ministro de Economía José) Gelbard, sobre la permanencia de una matriz de producción que genera contradicciones y se extiende hasta hoy, con una “deuda” que todo lo complica más, en un país sin una burguesía con genuino interés nacional (“cuando el dólar teclea en el mundo”), además del vaciamiento político que cunde porque “no tenemos el actor que antes concebíamos”, según su mirada, que definió como “personal”.

Respecto del libro, MPR valoró como “crucial” que reediten la obra de un autor que “siempre estuvo en los hechos importantes” y fue “una presencia activa constante en la historia de estos 50 años”, en los que constituyó una “vanguardia”.

 

El autor

Verbitsky no siempre acordó con las lecturas de su acompañante, con lo cual se repitió un objetivo en este ciclo de charlas públicas: no ceder a la condescendencia. Ni siquiera hay mesas para venta de ejemplares; las pantallas a los lados de los expositores no transmiten la filmación, se limitan a exhibir el afiche de la convocatoria.

En ese marco de sobriedad, el autor reveló algunas fuentes que le suministraron información, desde su amigo Esteban Righi, ministro del Interior, hasta una enorme cantidad de cajas que la Juventud Peronista acumuló y con las que después de un tiempo “no sabían qué hacer y me las dieron”.

Así se entiende que en sus borradores aquella JP haya escrito “Duchart” cuando era Dubchak, o “Firmaino” por Piraíno, o que ambos hayan sido considerados personal del intendente de Quilmes cuando en verdad formaban parte del Nucleamiento Videla que lideraba el presidente del Concejo Deliberante, Indalecio ‘Bebe’ Castro, como detallé hace un año aquí (La célula desconocida de la Triple A).

Por entonces, la cara visible o “jetón” de la JP en la zona sur, Ricardo “Lucho” Morello, o su compañera Lilia Mannuwal, no conocían a todos esos esbirros sin militancia, recién llegados que pasaron de la barra brava futbolera del Quilmes Atlético Club a la custodia de un lopezreguista antes de derivar a CNU y la Triple A, según me reveló el vicepresidente de aquel Concejo Deliberante, Constantino Pérez.

Hallé otras confirmaciones de la investigación de Verbitsky a partir de entrevistas con vandoristas como Armando Ledesma, con acceso a la zona donde estaban los jóvenes custodios del palco.

Verbitsky publicó en su libro que Dubchak (quien dos años después habrá de ser descuartizado e incinerado en la caldera de un sindicato en la Capital Federal) cobraba como numerario de la Brigada Avellaneda. Algunos de sus camaradas debieron declarar como Policías Bonaerenses a cargo de custodiar la zona sur por la que transitaron los manifestantes.

Gracias al archivo que Verbitsky me permitió ver hace unos años, hallé en la causa judicial las declaraciones de esos efectivos: el oficial principal Arturo Carlos Figueroa; Ruben Buhot; Roberto Mario Rocha, Velti Mario Edio Baez, Francisco Eulogio Pandullo, Carlos Horacio Sánchez, Manuel Eulogio Cortez, Andrés Alejandro Robledo, Antonio Enrique Hudson, Mario Delfín Rojas…

Varios habían sido auscultados por Rodolfo Walsh en la serie de notas que se conoció como La Secta del Gatillo Alegre, y acusados por el juez Arturo Madina como torturadores (La Inconclusa de Walsh). Luego del desplazamiento de Héctor Cámpora pasaron a depender de un nuevo jefe que recién empezaba en el área de Investigaciones: Miguel Osvaldo Etchecolatz. Sus nombres aparecen en diarios locales posteriores a 1976 mientras revistaban en comisarías de mi zona sur. Hacían lo único que sabían, cobijados por la impunidad que siguió a la toma del gobierno por parte de los responsables políticos de quienes controlaron el palco e iniciaron el tiroteo de Ezeiza. Verbitsky tenía razón: “La masacre de Ezeiza cierra un ciclo de la historia argentina y prefigura los años por venir”.

 

Unos y otros

La más sorprendente de las novedades de la tarde fue el anuncio de que el último encuentro del ciclo será el 27 de julio junto a Carlos Corach (88 años), el ex ministro de Interior con Carlos Menem. Cuando Luli lo anunció, los asistentes rieron. Para confirmar que no era joda, el periodista debió tomar el micrófono, ya de pie antes de irse, para trocar la risa en sorpresa no exenta de entusiasmo por ver a dos protagonistas de los años ‘90 en reposada reflexión tres décadas después. (Corach lo había querellado por la publicación de Robo para la corona, que repitió a partir de las reediciones de aquel libro de 1991 porque planteaba que redundaban las supuestas injurias. La prescripción se dictaminó en 1999, al terminar su gobierno.)

Será un choque de inteligencias (Corach era una de las eminencias grises de aquel gobierno) muy distinto al que propician los intelectuales, que no siempre tienen una mirada inclusiva del peronismo, ya que a muchos les cuesta entender y tienden a ser refractarios a ese movimiento, según el planteo de Luli Trujillo en la jornada.

Mientras MPR agradeció a “los organizadores”, HV les puso nombres: Camila Perochena, Daniel Tognetti y Diego Sztulwark, quienes invitaron para esta ocasión a Mariana Gainza como lectora del volumen que resumió para el auditorio (muchos, de pie). La filósofa se sumó a quienes admiten compartir cierta “dependencia” respecto de las notas dominicales de HV; no evitó ligar la “insoportable” foto de las derechas juntas en pro de la represión en Jujuy y, ya respecto al libro, destacó la confección de las biografías de otros derechistas en una época sin Internet. Después de sus veinte minutos de exposición, Verbitsky bromeó: “Me dan ganas de leerlo”.

La vigencia de aquellas precisiones también puede extenderse a los militantes combativos, como José Luis Nell, herido en Ezeiza, quien quedó en silla de ruedas hasta su suicidio hacia septiembre de 1974. Este último dato no figura en el libro, pero es conocido a partir del relato de su amigo Envar El Kadri, quien llevó la silla de ruedas hasta la zona de vías donde Nell habrá de dispararse a la cabeza. Dos días antes de esta presentación, el nombre de Nell fue difundido desde la agencia AFP –sin referencia a lo que aquí se recuerda– como parte de un pedido a Uruguay para que se preserve un avión usado en vuelos de la muerte: “José Luis Nell, Alejandro Logoluso, Marta Landi, y los uruguayos Nelson Santana y Gustavo Inzaurralde, según el Archivo del Terror de Paraguay, fueron llevados a Buenos Aires el 16 de mayo de 1977 en un avión de la Armada”. Ninguno de los principales diarios argentinos que reprodujeron el cable reparó en el antecedente de Nell.

Para quienes quieran saber, o para quienes olvidaron algunas cosas, ahí está el nuevo ejemplar de 280 páginas que Diego Sztulwark editó para Las Cuarenta.

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí