No se nace feminista
Por primera vez se dijo la palabra “feminismo” en un discurso de asunción presidencial
Por primera vez se dijo la palabra “feminismo” en un discurso de asunción presidencial. Hasta hace poco mala palabra, “feminismo” salió de la boca de Alberto Fernández, que leyó durante casi una hora un discurso fuerte y emotivo pispeado de tanto en tanto por la Vicepresidenta Cristina Fernández, sentada a su lado. La mención sería solo declamativa si no fuera por la claridad con la que se transmitió el marco que aspira construir el nuevo gobierno: “Los únicos privilegiados serán quienes han quedado atrapados en el pozo de la pobreza y la marginación”.
Alberta llegó manejando su auto, en el Congreso lo esperaban, entre otros, la Vicepresidenta Cristina Fernández, Sergio Massa —el Presidente de la Cámara de Diputados— y Gabriela Michetti, Vicepresidenta saliente. Durante el traslado protocolar hacia el recinto, en varias oportunidades Alberto Fernández acompañó a Michetti, ayudándola a avanzar con su silla de ruedas. Este gesto, junto al acto compartido con Mauricio Macri en Luján para el Día de la Virgen, simbolizan el espíritu de unidad y “solidaridad en la emergencia”, que busca comunicar la nueva gestión.
“Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social. Un contrato social que sea fraterno y solidario. Fraterno, porque ha llegado la hora de abrazar al diferente. Solidario, porque en esta emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos, para después poder llegar a todos. Este es el espíritu del tiempo que hoy inauguramos”. Así comenzó su discurso de asunción Alberto Fernández y con ese espíritu fue desarrollando los tópicos más trascendentes de la nueva agenda.
Feminismo
Con los anteojos de John Lennon y frente a la mirada atenta de legisladorxs, ministrxs, ex mandatorixs y representantes extranjerxs, Fernández hizo un análisis de la coyuntura económica, política y social del país; anunció cuáles serán los ejes de su plan de gobierno e invitó a todos, todas y todes a construir una sociedad democrática que “no necesita unanimidad ni mucho menos uniformidad”, pero sí “convivencia positiva”. Y, por primera vez, se habló del feminismo como actor político en una asunción presidencial.
En concreto, el pasaje donde el discurso presidencial menciona al movimiento feminista, actor político opositor al gobierno saliente de Cambiemos, refiere a la constitución de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social y la articulación de las distintas “fuerzas políticas, los sectores productivos, las confederaciones de trabajadores, los movimientos sociales, que incluyen al feminismo, a la juventud, al ambientalismo. Vamos a sumar en ello también al entramado científico-tecnológico y a los sectores académicos”. Por primera vez el feminismo es considerado como un movimiento social e interlocutor ineludible en la búsqueda de consensos y transformaciones.
Ni Una Menos
“Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la República”, aseguró el Presidente y agregó que el Estado debe reducir drásticamente la violencia contra las mujeres hasta su total erradicación. Además puso especial énfasis en la economía del cuidado como origen de desigualdad, “ya que la mayor parte del trabajo doméstico recae sobre las mujeres en Argentina”. Hubo gritos y aplausos de celebración feminista en las casas, en las calles y hasta en las bancas del Congreso. La agenda de los cuidados será, como adelantamos, eje de las políticas de género de la nueva gestión. Si bien Alberto se pronunció en varias oportunidades a favor de la legalización del aborto, en este discurso el asunto no fue mencionado, hay quienes dicen que no hacía falta, para lxs cautelosxs hacía falta que se reforzara la perspectiva de derechos. Entre lxs asistentes estaba escuchando atenta la flamante Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Eli Gómez Alcorta.
Diversidad
“También en nuestra Argentina hay mucho sufrimiento por los estereotipos, los estigmas, por la forma de vestirse, por el color de piel, por el origen étnico, el género o la orientación sexual. Abrazaremos a todos quienes sean discriminados. Porque cualquier ser humano, cualquiera de nosotros, puede ser discriminado por lo que es, por lo que hace, por lo que piensa. Y esa discriminación debe volverse imperdonable”, leyó Alberto Fernández. Su hijo, Estanislao, escuchó el discurso emocionado y usando un pañuelo con los colores de la bandera del orgullo.
Deuda
La deuda externa fue uno de los grandes temas del discurso. El Presidente hizo un repaso de los indicadores económicos y sociales que dejó la gestión de Mauricio Macri. “Recibimos un país fragil, postrado y lastimado”. Pero más allá de las cifras, subrayó el impacto que el endeudamiento tiene en las economías familiares y habló sobre los pequeños créditos con tasas desmesuradas que se toman para pagar alimentos, remedios y servicios públicos, insumos básicos para la vida cotidiana.
Durante todo el tiempo en que Fernández habló sobre la situación económica del país, la cámara solo se alejó del mandatario para enfocar a Martín Guzmán, el flamante ministro de Economía. Con 37 años, el joven economista que estudió en la Universidad Nacional de La Plata y luego continuó su carrera en Estados Unidos —donde fue colaborador del premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, en la Universidad de Columbia— no tendrá una tarea fácil: será el encargado de renegociar la millonaria deuda con el Fondo Monetario Internacional.
Medios de comunicación
“Ciudadanizar la democracia también es respetar la libertad de expresión y todas las opiniones emitidas a través de los medios masivos de comunicación. En tiempos de operaciones de intoxicación con noticias falsas a través de las redes sociales, necesitamos más que nunca de medios vibrantes, comprometidos con la información de calidad”, dice uno de los fragmentos del discurso presidencial. Se refirió a la necesidad de reorganizar la pauta oficial en los medios de comunicación, para lograr mayor independencia y poner esos “recursos al servicio del dictado de contenidos más accesibles y más adaptados a las demandas modernas”.
Nunca más
En uno de los palcos del Congreso, Adolfo Perez Esquivel, Lita Boitano, Taty Almeida, Hebe de Bonafini y Sergio Maldonado, entre otros militantes por los derechos humanos, acompañan la jura y el discurso que en varias oportunidades refiere a Nunca Más. Alberto habló de Memoria, Verdad y Justicia y el respeto por los derechos humanos como “bandera inclaudicable para país del mundo”. “Por eso hoy vengo a manifestar frente a esta Asamblea y frente a todo el Pueblo Argentino, un contundente Nunca Más. Nunca Más a una Justicia contaminada por servicios de inteligencia, ‘operadores judiciales’, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos”. Con estas palabras Fernández presentó la necesidad de una reforma del sistema federal de Justicia y de los servicios de inteligencia. Por el momento, anunció que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) yo no contará con fondos reservados. “Nunca más al Estado secreto, nunca más a los sótanos de la democracia”, expresó con contundencia.
Antes de terminar, agradeció a su compañera, Cristina Fernández de Kirchner, por su generosidad y “visión estratégica”, y recordó a su madre, a Esteban Righi y a Néstor Kirchner. “Tres personas que me signaron en la vida”.
Luego de casi una hora de discurso, con una escucha emocionada, respetuosa y eufórica en partes iguales, para terminar, Alberto mencionó los motivos por los que “quisiera que sea recordado” su gobierno y fue imposible no pensar en Néstor Kirchner leyendo a Joaquín Areta —poeta detenido desaparecido durante la última dictadura cívico-militar— en su discurso en la Feria del Libro, en 2005. “Yo quiero ser el Presidente que escucha, el Presidente del diálogo”, dijo y soltó un encargo: “Si alguna vez me desvío en el compromiso que hoy asumo, les pido que salgan a las calles”.
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