MUGRE DE TANGO

El Tape Rubín propone otra coloratura del tango

 

 

En estado pandémico

¿A usted no le pasa que extraña cosas? Lo mío es sencillo: extraño los vagones del tren Roca (Constitución-Lanús en 14 minutos). A Francisca extraño, la mujer que vende chipa guazú en las puertas. "¡Usted es la voz del grillo de los andenes!", le digo cada vez que la veo y se ríe sin dejar de ofrecer esos manjares. Un silbatazo y el tren se traga al último pasajero, arrancamos. Antes de llegar a la estación Yrigoyen ya jugué a contar cuántxs somos en el vagón. A veces me pierdo en esos obreros que llevan un peine en el bolsillo o cabecean sueño contra la ventana. Santillán y Kosteki (Avellaneda), ya estamos todxs: albañiles, docentes, enfermerxs, vendedorxs ambulantes, repositorxs de supermercado. ¿Nunca se le dio por pensar que en el asiento de al lado alguna vez se le sentó el diablo de civil, pero también el santo o la santa y usted no se dio cuenta? Así son los trenes, espejos de la realidad. Gerli es una estación misteriosa, a las 7:36 a.m nadie sube, nadie baja; una vez entró un perro y tuve ganas de aplaudir de pie, barrio extraño, conserva las llagas antiguas del sur. Falta nada para la siguiente estación, somos muchxs lxs que bajamos en Lanús (mi planeta). Las puertas se abren, chocamos con lxs que suben, comienza el hormiguero de gente, alguna puteada al aire, ¡a yugarla señorxs! ¡Arre caballo! El asunto es quién pega la primera dentellada: ¿la ciudad o unx?

Así mis días antes de esta cuarentena, donde pareciera que al tiempo le han vaciado los minutos. ¿O a usted no le pasa que extraña cosas? Digo, una copita al paso, un abrazo, extraviarse en unos ojos, qué sé yo… la vida.

 

 

El Tape (identikit)

En esos días también elegía viajar oyendo tangos por celular. Y entre Di Sarli y Pugliese se entreveraba el Tape Rubín; nuestro Dylan barriobajero, el padre de la escena actual del tango, que en el tiempo —como el bandoneón de la obra de Ernesto Pereyra que ilustra esta nota— será botín de disputa de las generaciones venideras que harán de él la "gran autopsia" para enterarse de qué estaba hecho. Su obra no es la obra de ningún paracaidista, él sabe a qué juega cuando juega a la canción. Si no lo conoce, van algunos escobazos:

Nombre: Alfredo Rubín.

Apodo: Tape.

Barrio: el CAFF (Club Atlético Fernández Fierro).

Voz: azul borravino, mezcla de chingolo y pregón de diario.

Estudios: largas biabas que van de Yupanqui a Dylan, de Gardel a Bill Evans, de Chopin a Zitarrosa, de Piazzolla a Callas.

Instrumento: madero de seis cuerdas. En escena lo apuntalan tres más.

Color de ojos: como el cielo de Balvanera a las tres y veinte de la tarde.

Discos editados: Hemisferio (2000) con el cuarteto Almagro; Reina noche (2004), Lujo total (2009) con Las Guitarras de Puente Alsina; Cambiando cordaje (2018) con el trío de guitarras Heler-Lacruz-Nikitoff.

Señas particulares: haber alcanzado lo que César Vallejo llamó el “tono”, un lenguaje propio en perfecto equilibrio que, incluso siendo rupturista respecto del tango ortodoxo, no deja de ser hijo de su tradición.

Estado civil: nochero.

 

 

Calle

Sin dejar de hablar de los temas universales: el amor, el paso del tiempo, la muerte; y entendiendo que toda canción es un hecho político, Rubín propone otra coloratura de tango: su apuesta es ir a la caza de una ciudad babélica donde los desguaces de los gobiernos venenosos, la milicada, el hambre que hunde los brazos en la basura, la bala perdida y un rostro distinto de la soledad son el pan duro de cada día.

Su tango Calle puede inscribirse en la órbita de la spinettiana Por del disco Artaud, palabras-ladrillos que se encastran para formar un bloque mayor. El inicio de esta canción da asco: las voces de Videla, Isabelita, Neustadt, Muñoz, ciegan, aturden. En conversación con El Cohete nos muestra la cocina del asunto: “Es el espectro de un desaparecido o una desaparecida que retorna y cuenta de aquella calle demencial naturalizada por los medios, la opinión pública, los discursos. El desafío era también musical: armar una letra con palabras de dos sílabas, algo que no habíamos visto que se hiciera antes en el tango. La mezcla de las imágenes remite a una pesadilla donde sin lógica o con otra lógica, se mezcla todo: las Malvinas, el Mundial, el cine, la TV apoyando el régimen, la muerte, el cinismo, las madres, la tortura”.

 

 

 

 

Calle (tango) Pieroni- Rubín.
Interpretan: Alfredo Rubín y Las Guitarras de Puente Alsina (2009).

 

 

 

 

Bluses de Boedo

¿Blusear un tango, tanguear un blues? Todo es posible y más aún si viene de la mano del cantautor que en los ’90 resultaba impensado dentro del género (no me olvido de Villoldo ni de Blázquez). “Este tema nació como una canción blusera, digamos, y luego fue adaptada al género, aunque nunca me gustó denominarla ‘tango’ sino ‘artefacto tanguero’, porque su música no tiene en su melodía los giros característicos del género. Es la despedida de un personaje marginal a sus compañeros de ruta y están mezcladas palabras y culturas tanto en la música como en la letra.”

Me permito plantear una paradoja. En las letras de Rubín —al parecer— no se encuentra eso que el tango llama “poeta de la canción”: él no pertenece al mundo lírico de la voz de sombra, las trenzas de color de mate amargo, tampoco sus líneas melódicas ni sus armonías se presentan misteriosas. Pero, ¿qué sucede al poner en dialogo texto y melodía? Se nos queman todos los papeles. Allí asoma “la canción”, esa rara belleza que trasciende al giro poético y la gran melodía; en el Tape, letra y melodía serpentean, se buscan y en su cópula generan texturas que interpelan y unx termina por sacarse el sombrero.

En la versión de la vieja Fernández Fierro, que por aquellos años guardaba algo de la sonoridad de Pugliese —pero con 340 voltios encima—, les arrimo los Bluses de Boedo.

 

 

 

 

Bluses de Boedo (artefacto tanguero) Rubín.
Interpretan: Chino Laborde y Orquesta Típica Fernández Fierro (2009).

 

 

 

 

Milonguética

Violeta Parra, Buarque, Serrat y otrxs jugaron a las esdrújulas en sus letras de canción; el tango no se había animado, el Tape dio el zarpazo:

Mágica pero despótica

tóxica pero romántica

múltiple pero monótona

plástica pero fantástica.

Es una declaración de amor-odio a la gran ciudad, podría ser cualquiera pero acá es Buenos Aires. La describo en su doble aspecto: encantador y deforme. Musicalmente tiene la característica de trabajar en una sola tonalidad, variando las rítmicas y los climas, viajando por la milonga urbana y campera, el rock, la murga.

En fin, el Tape es un creador que atestigua con crudeza, sin perder de vista la hermosa travesía que ofrecen metáfora y melodía. Y es que él no trabaja solamente con la “información de último momento”, eso es pura hojarasca,  fárrago. Las buenas canciones se hacen con “lenguaje” porque como usted sabe, si el castillo no está bien construido se nos cae solo, ni viento hace falta.

¡Hasta la Victrola Siempre!

 

 

 

 

 

Milonguética (milonga) Rubín.
Interpreta: Rubín y el trío Heler-Lacruz-Nikitoff.

 

 

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