MENOS QUE HUMANOS
Diez cuentos futuristas sobre ciencia y tecnología plantean distopías rebosantes de actualidad
Heredera pagana de las sagradas escrituras y, sin tanta herejía, de los panteones mitológicos milenarios, lo que a partir de hace apenas un siglo en literatura se reconoce como ficción científica abreva en tales reminiscencias tanto como interpela sus respectivas actualidades. Suele encarar esa tarea a través de las —para cada época— más recientes tecnologías del Yo (diría Foucault) y de la producción material. Materia prima diversa, va de sandalias voladoras, pócimas alquímicas, tridentes lanzarrayos y otros encantadores gadgets, a imprevisibles exabruptos de ciertos transistores, asombrosas rebeliones de bites o derivaciones impensadas de artificiales inteligencias in progress.
Mirada con recelo, cuando no con asquete, por la academia literaria y muchas editoriales cobardonas, a pesar de múltiples éxitos cualitativos y cuantitativos resonantes, la narrativa con aventurero énfasis en la ciencia y en la tecnología ha aportado a las Bellas Letras momentos de excelencia. Si se repasa la entretenida historia de la modalidad, se encontrarán obras de célebres plumas, destacadas en géneros más convencionales. Aún, cuenta con autores propios de fina escritura, lo que desmiente la vulgar blasfemia de que sacrifica la prosa en privilegio de la anécdota. Evitaremos los nombres en honor a los lectores del rubro, cada cual con sus preferencias (otra curiosidad del tema es el fanatismo que despiertan autores y especificidades).
Enlazada al género fantástico por un lado y al terror por el otro, la intriga de base científica sigue floreciendo. Como es de esperar, los nuevos relatos incorporan los aportes tecnológicos, reales o posibles, de los sucesivos episodios históricos. En paralelo, como en toda literatura, suceden dentro de un marco sociológico de referencia, más o menos determinando, por lo que constituyen notables paisajes culturales de las sociedades que son su cauce, a las construcciones, reales o imaginarias. Tal uno de los recortes factibles a las diez narraciones seleccionadas por una ONG a su Premio de Cuentos sobre Ciencia y Tecnología, que reunió noveles escritores hispanoamericanos de Bolivia, Argentina, Perú, Chile, Brasil y España, bajo el título común Otras formas de ser humano. Los autores, en orden de aparición, son: Edis Henrique Peres (Brasilia, 1998), Valeria Canelas (La Paz, Bolivia, 1984), T, P. Mira-Echeverría (Buenos Aires, 1971), Gerardo Vázquez Cepeda (La Mancha, España), Emilia Vidal (Mar del Plata, 1979), Juan Maisonave (Coronel Suárez, 1979), Guilherme Pavarin (San Pablo, Brasil, 1987), Daniel Neyra Bustamante (Santiago de Chile, 1989), Daniel Rodas (Teixeira-PB, Brasil, 1999) y Jorge Malpartida Tabuchi (Arequipa, Perú). Cada narración cuenta con su inquietante ilustración, obra de Pedro Mancini.
Máquinas que proyectan anhelo, pero también temores, se animizan y adoptan la primera persona para un dispositivo que comienza interactuando, y luego vigilando, a la investigadora que lo tiene a cargo en un proyecto ecológico, pronto desmadrado. El drama migratorio instala a una humilde empleada administrativa de una multinacional atrapada por un contestador telefónico. La distopía alcanza la culpa social cuando, donde estaba el Obelisco, surge la figura holográfica de un niñito sufriente, en tanto imágenes semejantes se replican en otras partes del mundo. Frustrado escritor, el ingeniero desarrolla el sistema que emula a Dostoievski, aunque más que su escritura, los vicios y en especial, la ludopatía. Una cyborg, hembra, deja de producir aquello para lo que había sido diseñada, le crece el cabello y llora. La programadora se enriquece con un dispositivo capaz de pintar cuadros con los sueños, hacia donde transporta al durmiente. En la estación espacial se va perdiendo la persepectiva terráquea a medida que se aleja, dejando lugar a la alucinación. La pantalla de la computadora ubica y permite interactuar con los muertos. El proyecto informático es de una amplitud tan majestuosa y compleja que es derivado a los militares, con los efectos esperables. Una viuda acude a la máquina que recupera emociones perdidas en el cuerpo, hasta la desmaterialización.
Tramas alegóricas tematizadas en la ciencia y transportadas al lenguaje literario, despliegan una crítica explícita, anuncian un futuro muchas veces tenebroso. El universo digital —como lo subraya el jurado del concurso— invade la vida cotidiana hasta llegar a hacer tambalear el orden social, en un microcosmos empresarial o en el mundo entero. Protagonizan humanoides o simples software en un maremágnum de aplicaciones que priorizan la conexión por sobre el carnal intercambio de emociones. La inteligencia artificial encabeza semejante tránsito en escenarios futuristas donde, al fin y al cabo, es el presente lo que se narra. Los sentidos sociales se diluyen, la subjetividad se homogeniza, la tecnología suplanta las relaciones humanas.
Para nada azaroso resulta la coincidencia en la proyección distópica. Engalanada en prosas cuidadas, dotada de desarrollos argumentales de implacable lógica, a veces dotada de una poética de mesurado equilibrio, cada historia, a su manera, pone en tela de juicio las marcas de (esta) época. Ejercicio imaginario del espíritu crítico, Otras formas de ser humano reescribe la diversidad actual a partir de sus no siempre evidentes contradicciones disfrazadas de progreso infinito.
FICHA TÉCNICA
Otras formas de humano
Valeria Canelas, Juan Maisonave, Jorge Malpartida Tabuchi, T.P. Mira-Echeverría, Daniel Neyra Bustamante, Guilherme Pavarin, Edis Henrique Peres, Daniel Rodas, Gerardo Vázquez Cepeda, Emilia Vidal.
Ilustraciones de Pedro Mancini
Traducciones del portugués de Julia Tomasini
Buenos Aires, 2024
120 páginas
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