MASSA Y LOS CULPABLES
Sólo El Cohete anticipó el domingo pasado la llegada de Sergio Tomás Massa a un superministerio de Economía. Ahora que se produjo, periodistas y periodistos de chimentos de la farándula y psicólogos reconvertidos al indignado editorialismo político asestan anécdotas inconexas y apreciaciones sobre la personalidad de los protagonistas que poco dicen sobre el fondo de los problemas. Las causas estructurales de los fenómenos económicos sí fueron abordadas por el Centro de Investigación y Formación de la CTA (CIFRA), y por el área de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en su trabajo La distribución del ingreso en la etapa actual.
Una de las causas de la aceleración inflacionaria es la alta rentabilidad de las grandes empresas industriales y comerciales, que en los últimos dos años del gobierno anterior y los dos primeros del actual han aumentado en forma pronunciada su participación en el ingreso, sostienen los investigadores Pablo Manzanelli, Leandro Amoretti y Eduardo M. Basualdo. Esto es proporcional a la caída de la participación de los trabajadores en el ingreso e incide en las tensiones internas del Frente de Todos, añaden.
El trabajo es muy técnico, pero el premio es un valioso aporte desde la Economía Política a la comprensión de los fenómenos que preocupan a la sociedad. Quien se atreva a leerlo completo, puede hacerlo aquí. En el otro extremo, el campeón de los pronósticos económicos fallidos, Miguel Ángel Broda, identificó a los responsables de la crisis: Axel Kicillof y el autor de esta nota porque, escribió, asesoran a Cristina (sic).
La liga de gobernadores y el caso Misiones
Es imposible exagerar el rol de la Liga de Gobernadores en la reestructuración del gabinete. Se lo plantearon en forma abierta al Presidente Alberto Fernández en un tenso encuentro el miércoles 27. Antes se habían reunido a solas, en el Consejo Federal de Inversiones.
Sabían que la noche del viernes 22 Alberto le había escrito a Cristina proponiéndole un nuevo encuentro, que tuvo lugar el sábado 23 durante el almuerzo y la larga sobremesa. La Vicepresidenta le planteó allí la amplia reestructuración del gabinete, con el ingreso de Massa al superministerio de Economía que terminó de diseñarse una semana después, y el acceso de Jorge Capitanich a la jefatura de gabinete. Los gobernadores también fueron informados de la reticencia presidencial a la propuesta.
En un encuentro posterior, Alberto le explicó a Capitanich que si lo hubiera designado jefe de gabinete, la prensa opositora lo hubiera golpeado por haber roto en cámara un ejemplar de Clarín, y el gobernador del Chaco respondió que estaba de acuerdo.
En la deliberación en la sede del CFI en Retiro los gobernadores acordaron respaldar a Massa, pero preservar en la jefatura a Juan Manzur, cuyo rol se ceñiría a la ejecución del presupuesto. Al tanto de lo que bullía en el CFI, desde la Casa Rosada invitaron a los gobernadores a almorzar. Llegaron a las tres de la tarde y no fueron diplomáticos. Dijeron que no admitirían más aplazamientos.
Esos encuentros en el CFI se volvieron cada vez más frecuentes desde abril. Delinearon un alejamiento de las aspiraciones presidenciales a un segundo mandato, una identificación creciente con las críticas de CFK a las políticas oficiales y una preocupación cada vez menos disimulada por los compromisos asumidos por el Poder Ejecutivo con el FMI, que implicarían una reducción de las transferencias del Tesoro a las unidades subnacionales. O dicho más fácil, de la Nación a las provincias, en lo que no hay grieta: eso también les escuece a los mandatarios uceerreístas. Otro tanto vale para la inflación.
En una de las citas anteriores en el CFI, mientras varios gobernadores analizaban la relación entre Alberto y Cristina, el de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, contó su relación con el hombre fuerte de la política provincial, Carlos Rovira. Hace 16 años, Rovira perdió la posibilidad de reformar la Constitución y habilitar su reelección, cuando un candidato episcopal respaldado por el cardenal Jorge Bergoglio lo batió por 13 puntos en un plebiscito. Desde la presidencia de la Legislatura, Rovira siguió conduciendo la provincia, con tres sucesivos gobernadores que él designó.
El único que se animó a desafiarlo fue Sergio Lanziani, a quien Rovira había promovido como Secretario de Energía de la Nación al comenzar el actual gobierno. Desde su cargo nacional no tuvo mejor idea que armar una interna contra Rovira, que le quedó grande: la policía misionera encontró a Lanziani durmiendo la siesta con una novia durante el aislamiento por la pandemia y ahí se acabó su carrera. “Yo soy el gobernador y tomo las decisiones. Rovira no está controlando cada cosa que hago, pero si meto la pata en alguna cosa me lo hace saber y me corrige”, explicó Herrera Ahuad.
Las cuatro estaciones de la catástrofe
Hasta las elecciones de medio término de 2017, el gobierno de la coalición Cambiante procuró que ni el empleo ni la ocupación perdieran posiciones respecto de la década ganada. Como dijo Cristina el 1° de marzo de 2015, dejaba un país cómodo para la gente e incómodo para los dirigentes, que no podrían avanzar en su desmantelamiento con la profundidad y al ritmo que deseaban. Pero a partir de la victoria en las primeras elecciones legislativas, todas las furias se abatieron sobre los trabajadores.
El documento de CIFRA y FLACSO sostiene que los salarios “declinan hasta 2019, se estabilizan en 2020 y se desploman en 2021”, aunque su caída es algo menor a la sufrida durante el macrismo entre 2018 y 2019. “De todos modos, la registrada durante el Frente de Todos es más compleja porque entre esos años se acrecienta la productividad superando el nivel de 2019 y el valor agregado crece por encima del 10% en ese año, antes de que el acuerdo con el FMI fuera refrendado por el Congreso Nacional”.
En esos cuatro años los asalariados perdieron 7,7 billones de pesos de 2021, equivalentes a 70.000 millones de dólares de diciembre del 2021. La mayor pérdida se registró durante el gobierno actual. Fue moderada en el año de la pandemia, pero más que compensada con la caída en 2021. En 2020, el Frente de Todos palió los efectos de la pandemia sobre los salarios y el empleo con la doble indemnización y la prohibición de los despidos, los ATP y el IFE y así atenuó el golpazo contra los asalariados. Pero en 2021 la sangría llegó a niveles impactantes por su monto e incidencia (casi 3 billones de pesos, que representan el 7,5% del valor agregado) y porque ocurrió en un contexto expansivo. La variable clave para concretar esa transferencia del ingreso en favor del capital, a pesar de la reactivación, fue el proceso inflacionario, como en forma insuperable graficó Federico Braun.
Los sectores donde mayor incidencia en el valor agregado perdieron los salarios fueron
- la industria manufacturera (-18,6 % entre 2017 y 2021),
- la enseñanza privada (-17,7 %), y
- el comercio mayorista, minorista y reparaciones (-11,6%).
La pérdida en la enseñanza privada se concentró durante la administración macrista (-17,8% entre 2017 y 2019). En cambio, en la industria y el comercio la reducción salarial también ocurrió durante el actual gobierno. Su magnitud es de tal importancia que la participación de los salarios en la industria cayó del 48% del valor agregado sectorial a apenas el 29,3% en 2021, y en el comercio de 36,4% a 24,7%. Debido a esto, la participación de los asalariados en el valor agregado para el total de la economía, perdió mucho menos que en la industria y el comercio y en el resto de las actividades (es decir excluyendo industria y comercio).
Los salarios en la industria muestran una caída sistemática en el cuatrienio 2018-2021. En 2021, la economía se expandió al 10,4%, como reitera cada comunicación oficial; la industria creció 15,8% y la productividad industrial subió 11,2% respecto a 2020 y 5,7% en relación a 2019. Pero el proceso inflacionario se comió el 6,5% de los salarios reales.
También en el comercio mayorista y minorista los salarios reales de los trabajadores sufren una fuerte caída (-35,8% entre 2017 y 2021), que es inferior cuando se consideran los ingresos de los cuentapropistas (-18,7%). La productividad cae un 6,7% entre 2017 y 2021, pero se recupera en 2020. De modo que entre 2019 y 2021 se incrementó un 5,9%.
La caída del salario desde que gobierna el FdT atenúa su vértigo si se excluyen industria y comercio. Para el “resto de la economía” la participación de los salarios en el valor agregado pasó de 56,3% a 53,5% entre 2019 y 2021. Esto es así porque la acentuada merma de la participación de los asalariados en la industria y el comercio fue contemporánea a un incremento de la participación de los cuentapropistas, es decir del empleo precario. (Su denominación técnica es ingreso mixto bruto).
Bajo el actual gobierno se transfirieron de los asalariados al capital 4,1 billones de pesos. De ellos, 1,7 billones en la industria y 1,5 billones en el comercio. Esto demuestra la centralidad que tuvieron estos sectores en la regresividad distributiva actual. Al mismo tiempo, industria y comercio son los sectores donde mayor fue la recuperación de los márgenes patronales de ganancia: en la industria nada menos que 15,5% (de 36,3% a 51,8% del valor agregado) y en el comercio de 8,2% (de 38,5% a 46,8%), bien por encima del 5,8% de recuperación en el resto de las actividades.
Ya cerca de la conclusión, los investigadores exponen la relación directamente proporcional entre esos niveles de rentabilidad y la evolución de los precios. Entre 2017 y 2021:
- Los precios de la industria se incrementaron 494,2%,
- los del comercio 451%, y
- en el resto de las actividades 306,9%.
Esto también puede decirse de otra manera: los precios industriales subieron 46% por encima del resto de las actividades y los del comercio 35,4%.
El juego del Senku
Varios medios se han hecho un festín con el racconto de los cambios de gabinete ocurridos desde que Cristina se refirió a los funcionarios que no funcionan, con infografía incluida. La novedad es que los tiempos se han acortado. Silvina Batakis apenas superó las tres semanas como Ministra de Economía y Daniel Scioli el mes y medio en Desarrollo Productivo. Cuando la corrida cambiaria y los vientos desestabilizadores azotaron los árboles de RPO, Alberto decidió consultar con Cristina y con Massa sobre la composición del gabinete. El resultado puede presentarse de dos maneras opuestas:
- Como escribió Berco, Alberto se resignó a un rol protocolar, a la europea. De ser así tendrá más tiempo para dedicarle al arreglo de sus nuevas canciones que en largas madrugadas está realizando con él Gustavo Santaolalla, alojado en la quinta de los Olivos, o
- las decisiones al fin son compartidas por la cúpula que gobierna. En este caso, los días que vienen serán mejores. Una cosa está clara: ni Alberto ni Cristina quieren romper la coalición oficial.
El eje confesional dejó el gobierno por razones distintas:
- Mr. MaGoo porque sabía que el IPC de julio volvería a empinarse;
- Julián Domínguez porque no aceptó pasar de Ministro a Secretario de Agricultura (otro tanto ocurrió con Scioli en Desarrollo Productivo, quien prefirió volver a Brasil, y con Batakis, que rehusó la Secretaría de Hacienda y recaló en el Banco Nación);
- en cambio, Gustavo Béliz se sintió desvalijado por Massa, cuando le comunicaron que pasaría a esas manos la relación con los organismos multilaterales de crédito. O, dicho en otros términos, que se unificará la personería ante el gobierno de Estados Unidos, con el que Béliz se alineó sin dudas, murmuraciones ni éxitos. Pidió la merced divina para quienes lo ejecutaron, y ni siquiera le dieron las gracias por los servicios prestados.
Su última gestión fue el intercambio de mensajes con Kristalina Georgieva, quien le escribió para preguntar qué implicaba el reemplazo de Batakis por Massa. Quien le respondió, pero desde la dirección de Béliz, fue Alberto. Le dijo que seguía en pie todo lo acordado, que el cambio era parte de un fortalecimiento de la coalición gobernante y que Massa era quien desde la Cámara de Diputados había gestionado la aprobación del acuerdo con el FMI. Ese es el diálogo que dio lugar a la confusión, porque se entendió que se había tratado de un diálogo telefónico, cuando en realidad fue por escrito. Satisfecho con su actividad, Béliz montó en furia silenciosa cuando supo que dejaría de ocupar ese rol. Su preocupación era que se pensara que lo relevaban de la negociación con los organismos internacionales debido a su conflicto con Mauricio Claver Carone, a quien intentó desplazar de la presidencia del BID.
Habrá que ver en qué se convierte la Secretaría de Asuntos Estratégicos bajo la conducción de Mercedes Marcó del Pont, cuyo asiento en la AFIP le fue ofrecido al más próximo colaborador de Alicia Kirchner, Carlos Castagneto.
Miguel Pesce permanecerá por ahora en el Banco Central, aunque con un segundo, Lisandro Cleri, quien viene de acompañar a la camporista Fernanda Raverta en la ANSES y asumirá un rol de vocería en el BCRA. También sobrevivieron Claudio Moroni y Vilma Ibarra, el amigo y la ex. Juan Manuel Olmos pasará de la asesoría presidencial a la vicejefatura de gabinete, cuyo titular, Jorge Neme, irá a Economía para hacer lo que mejor sabe y más le gusta. En sus propias palabras: “Promover las economías en el interior del país, agregar valor, crear trabajo y producir bienes exportables. Hay que lograr que el Fondo Monetario pase a ser una de las anécdotas tristes y lamentables de nuestra historia”. Hacia fin de año es probable que emigren Jorge Ferraresi, Gabriel Katopodis y Juan Horacio Zabaleta, tres intendentes que quieren defender sus territorios.
Recién mañana Massa comenzará a definir quiénes lo acompañarán en las principales secretarías de su ministerio tradicional, concentración de poder que no se conocía desde que Néstor Kirchner asumió la presidencia, pero que era la norma hasta entonces. Anoche se consideraba posible que Gabriel Delgado asumiera como Secretario de Agricultura, y Matías Tombolini de Comercio. En Hacienda, volvería Raúl Rigo, quien antes de la designación de Massa fue visto en el Senado de la Nación. El Vasco De Mendiguren remolonea ante el ofrecimiento de Desarrollo Productivo.
El peso de la inercia se manifestó en el anuncio de Massa de que el miércoles anunciará medidas.
Energía seguirá en la órbita del kirchnerismo, pero no se descarta que haya un cambio de personal. El Poder Ejecutivo está satisfecho con el resultado de la recolección de datos para la segmentación. La idea original era que dejara de subsidiarse el consumo de la electricidad y el gas para el 10% más próspero de los usuarios, pero ahora se calcula que ese universo será mucho más extenso. El formulario a llenar tiene carácter de declaración jurada. Uno de los casilleros a marcar indica que el solicitante accede a que las autoridades verifiquen si los datos que suministró son correctos, accediendo a su información fiscal y bancaria. Al llegar a ese punto, uno de cada tres solicitantes del subsidio desistió de solicitarlo.
Alianzas y contradicciones
El último apartado del documento de CIFRA y FLACSO, donde se intuye la pluma del doctor en historia Basualdo, sostiene que el gobierno del Frente de Todos es una “alianza nacional”. Participan en ella dos expresiones políticas “nacionales” (dado que incluyen en su representación a los grupos económicos locales) y una tercera fuerza, encabezada por el kirchnerismo, que expresa al conjunto de sectores sociales que conforman la propuesta “nacional y popular”.
Cuando gobernaron “coaliciones nacionales”, con el Presidente Raúl Alfonsín y el senador Eduardo Duhalde, condujeron el proceso las fracciones del capital. Durante los gobiernos “nacionales y populares” (los primeros de Perón y el kirchnerismo, especialmente los de CFK), “la conducción estuvo en manos de los trabajadores”. En los dos casos, a través de lo que Antonio Gramsci llamó los intelectuales orgánicos de las respectivas clases. Ambas concepciones coinciden en la necesidad del crecimiento económico, pero las “nacionales” la sustentan en el papel que cumple el capital mientras que las “nacionales y populares” en el poder adquisitivo de los trabajadores para poder plasmar ese crecimiento.
Esa contradicción está presente en el origen mismo de este frente político y constituye la base de los enconados debates internos en la coalición de gobierno. Estas disputas fueron especialmente agudas desde mediados de 2021 y se redoblaron a principios de 2022 con el acuerdo con el FMI. Lo que se debate es si la política económica y social debe tener como objetivo central revertir la pérdida en la participación del ingreso por parte de los trabajadores. Ese es el contexto para ponderar qué significa, y qué aristas puede tener, el acceso a las decisiones económicas de Sergio Tomás Massa.
El falso plan Massa
En su edición digital del jueves 28, Clarín publicó un supuesto Plan Massa, organizado en torno de cuatro temas principales: dólar soja, devaluación, política monetaria y el camino para llegar a 2023.
Le atribuye al nuevo ministro la intención de permitir que las exportaciones de soja se liquiden por el dólar MEP. De este modo se reconstituirían las reservas, luego de lo cual se devaluaría el tipo de cambio oficial. A partir de allí, las tasas de interés serían positivas en dólares, lo cual reduciría la brecha e incentivaría la liquidación de exportaciones. Esta “crisis devaluatoria” sería “controlada”, permitiría llegar a la liquidación de la cosecha fina hacia fines de año y “acercarse lo más posible” a la cosecha gruesa de 2023. Así, la corrida contra el peso se frenaría, la inflación se estabilizaría y Massa podría sacarse el “gordo de Navidad en 2023”.
Clarín atribuye a “economistas ajenos al massismo que conocen este plan” la siguiente conclusión: “A esta altura, las probabilidades de éxito son muy bajas pero es poco lo que tiene para perder. Los caminos alternativos son aún menos auspiciosos: la inacción de Alberto Fernández y Batakis desembocará tarde o temprano en una crisis segura que podría depositar a Cristina Kirchner en el centro del poder”. Nada de esto es cierto: el documento no proviene del entorno de Massa, sino de la oposición cambiante y es parte de la operación iniciada hace más de un mes para caotizar la economía y desencadenar una crisis social de consecuencias políticas e institucionales. Lleva la firma de la consultora EcoAnalytic, que afirma letra por letra lo que Clarín le endilga a Massa. Podés cotejar ambos facísimiles:
Según el Boletín Oficial, EcoAnalytic SA fue constituida el 19 de noviembre de 2019, es decir dos semanas después de las elecciones presidenciales. Sus socios y directores son el economista Adolfo Guillermo Rodríguez Hertz y la abogada Cintia Luque. Luque es la esposa del diputado nacional Procaz Luciano Laspina, y Rodríguez Hertz uno de sus asesores en la comisión de Hacienda y Finanzas. Laspina la presidió entre 2015 y 2019 y desde 2020 es su vicepresidente. En su actividad previa fue director del Banco Ciudad cuando Macrì gobernaba la Ciudad Autónoma y economista jefe del estudio M.A. Broda & Asociados. El economista radical Eduardo Levy Yeyati reveló que la corrida cambiaria del último mes se originó por una declaración de Laspina ante fondos de inversión europeos, de que si Juntos por el Cambio volviera al gobierno el año próximo, defaultearía los títulos en pesos.
El sabelotodo
El empleo de Laspina en el Estudio del quiromántico de la economía Miguel Angel Broda explica el desdén por la verdad que caracteriza a ambos y que los ha convertido en favoritos de Clarín, que siempre aporta un plus: no sólo atribuye a Massa el panfleto de Laspina, además lo cita mal, al atribuir a “economistas ajenos al massismo que conocen este plan”, las conclusiones críticas del propio Laspina. Es obvio que si el plan fuera de Massa, no contendría ese cuestionamiento. Y si conocen al autor, es mala praxis imputárselo a Massa.
El domingo pasado, en un programa de la señal de cable que según Esmeralda Mitre pertenece a Macrì, Broda sostuvo que la causa de la crisis económica debe buscarse en los planteos de la Vicepresidenta CFK, a quien atribuyó el asesoramiento de Axel Kicillof y del autor de esta nota. También acusó al Fondo Monetario Internacional como supuesto “cómplice de las políticas extravagantes del gobierno”. No tan extravagantes como la idea, que también expresó el año pasado Domingo Cavallo, de que Cristina reciba asesoramiento de origen tan poco calificado (y no hablo del gobernador bonaerense). Broda es el campeón de los pronósticos fallidos, que Alfredo Zaiat atesora con una voluntad inquebrantable y que accedió a compartir para esta nota. Son por lo menos 20 años de brujerías y exorcismos inútiles. En orden cronológico:
2001
- Vaticinó efectos tonificantes del blindaje: baja del riesgo país, flujo de capitales, crecimiento de los depósitos y del PBI. Hubo default, riesgo país explosivo, fuga de capitales, caída de depósitos, del PIB, y del gobierno.
2002
- Anunció que el dólar valdría 10 pesos, nivel al que recién llegó en 2015, cuatro presidencias después.
2009
- Cristina no podría cumplir con los vencimientos de la deuda pública y habría un nuevo default, dijo. El país cumplió con todos sus compromisos y hasta constituyó un fondo con unos 6.600 millones de dólares para pagar sus deudas de 2010.
2010
- La inversión crecerá apenas un 2%. La desocupación trepará al 11,1% y caeremos en un déficit fiscal del 2,5%. El año cerró con un crecimiento cercano al 9%, con un incremento de la inversión del 17%, superávit fiscal primario del 2,7% y desempleo del 7,5%.
2013
- La economía no crecerá mientras funcione “la máquina de hacer macanas” y el aislamiento del mundo. El crecimiento fue del 5,4%, y en el segundo trimestre llegó al 8,3%.
2020
- La inflación será del 50 al 55%, en una situación como las de Irak, Venezuela y el Líbano. No pasó del 36,1% y la Argentina fue uno de los pocos países en relativa calma política y social.
Una chanchada
Massa, que sí es responsable de un paper del Frente Renovador en el que ofrece a los sojeros la posibilidad de liquidar por el dólar MEP la mitad de sus ventas, luego de un parking de seis meses en plazo fijo, debe estar preparado para este tipo de zancadillas. Por lo pronto, Laspina vaticinó que la inflación del año próximo será de tres dígitos. Lo hizo a los gritos, en la Cámara de Diputados, proponiéndole a Carlos Heller apostar un lechón a que así sería.
La música que escuché mientras escribía
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