Más que dictadura y bronce

La importancia de profundizar el estudio de la Cuestión Malvinas

 

El próximo 2 de abril homenajearemos a los Veteranos de la Guerra del Atlántico Sur (1982); oficiales, suboficiales, soldados, hombres y mujeres, que participaron del intento argentino de recuperación de las Islas Malvinas, Islas Georgias del Sur e Islas Sándwich del Sur.

Cabe recordar brevemente que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda [1] (RUGB) atacó, invadió y ocupó ilegalmente las Islas Malvinas el 3 de enero de 1833, expulsando a 150 habitantes [2], hombres, mujeres y niños, entre ellos a Matilde “Malvina” Vernet y Sáez [3]. Se trato de un claro acto de agresión, en tanto que la Argentina y el RUGB habían firmado el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1825, sin que los británicos efectuaran ninguna salvaguarda sobre las Islas. “Casualmente”, Estados Unidos había atacado previamente Puerto Soledad con la USS Lexington el 27 de diciembre de 1831.

Días más tarde, el embajador argentino en el RUGB, Manuel Moreno, protestó y reseñó los derechos argentinos sobre las Islas. Desde entonces, gobiernos conservadores, radicales, peronistas, dictaduras y democracias, protestaron sistemáticamente, hasta que se produjo uno de los dos mayores hitos de la diplomacia argentina en este tema. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Resolución 2065/65. Dicha norma, adoptada durante la presidencia de Arturo Humberto Illia (1963-1966) y de su canciller argentino Miguel Ángel Zabala Ortiz, reconoció la existencia de una situación colonial e invitó a las partes a iniciar negociaciones, sustentadas en el principio de integridad territorial y no en el de autodeterminación, respetando los intereses de los isleños. El segundo hito se produjo en 2016, cuando la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de las Naciones Unidas aprobó por consenso las recomendaciones argentinas presentadas en 2009, respecto al límite exterior de la plataforma continental. Dicha Comisión no se pronunció sobre los límites en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur hasta tanto la Argentina y el RUGB resolvieran el conflicto limítrofe; reconociendo con ello la existencia del conflicto de soberanía. Este trabajo se había iniciado con la aprobación de Ley 24.815 en 1997, que puso en marcha la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA), y se extendió durante varias gestiones gubernamentales [4].

Los retrocesos empezaron durante la presidencia de Carlos Menem (1989-1999) y se profundizaron durante los gobiernos de Mauricio Macri (2015-2019) y Javier Milei. Durante la gestión de la alianza Cambiemos se firmó el Acuerdo Foradori-Duncan que consolidó “la presencia del Reino Unido [de Gran Bretaña e Irlanda del Norte] en las áreas geográficas usurpadas a la República Argentina estableciendo un manto de legalidad al usufructo ilegítimo de los recursos vivos marinos de la zona económica exclusiva de nuestro país y la prospección de hidrocarburos en la plataforma continental argentina, y que la ruta aérea San Pablo-Córdoba-Malvinas otorgada a los isleños tenía por fin mejorar la conectividad del archipiélago para facilitar la logística de las actividades ilegítimas de la industria de la pesca y el petróleo”. Milei continuó con el abandono de la Cuestión Malvinas con la firma del Acuerdo Mondino-Lammy, que “legaliza la depredación de nuestros recursos vivos marinos y hasta ofrece la colaboración de la República Argentina para perfeccionarla, habilita la actividad hidrocarburífera ilegal en la parte de plataforma continental argentina (…), soluciona los problemas logísticos de la colonia británica en el Atlántico Sur mediante la restauración de la ruta aérea San Pablo-Islas Malvinas y hasta tiene consecuencias en las pretensiones del Reino Unido sobre el Sector Antártico Argentino”.

Estas acciones del gobierno argentino ponen en peligro el 59% del territorio continental, insular, marítimo y antártico de la República Argentina. Para ello –como señalamos en la nota del pasado 2 de marzo–, Estados Unidos y el RUGB necesitan el control de facto de Tierra del Fuego, para lo cual están desarrollando acciones externas, pero donde también se observa que algunas de ellas tienen componentes domésticos (intermésticas [5]) y son impulsadas por actores internos.

 

Malvinas y la educación

En el análisis de la Cuestión Malvinas, los investigadores identifican dos períodos y dos ejes.

La primera de las etapas comenzó el mismo día que terminó la guerra y que es conocido como “desmalvinización”, que se extendió entre 1982 y 2001.

Por ejemplo, el soldado (VGM) Rubén Rada relata que “cuando desembarcamos en Puerto Madryn el 19 de junio de 1982 nos subieron a un colectivo que tenía las ventanas tapadas con cartulinas para que no nos vieran (…) Arranqué la cartulina de la ventana y era un mar de pueblo que nos gritaba ‘vivan los soldados’ y nos regalaba pan. Un hombre me dijo que se había gastado todo el sueldo para comprarnos pan y cigarrillos. No me lo voy a olvidar en mi vida”.

 

Los soldados en camiones, por las calles de Puerto Madryn.

 

 

Los relatos de suboficiales y oficiales no fueron muy distintos y podrían resumirse en una palabra: silencio. Andrea Belén Rodríguez reconstruye las experiencias de los veteranos del Apostadero Naval, en donde el teniente de navío (VGM) Roberto Coccia [6] recuerda que “llegamos a Espora, nos bajaron, nos hicieron esperar (…)[Estuvimos] a escondidas como todo el mundo; nos escondieron a todos (…)”. Por su parte, el cabo (VGM) Guillermo Ni Coló reseña que “al rato volvió el capitán y nos comunicó que nos llevarían a nuestros respectivos domicilios. (…) El mismo capitán nos acompañó hasta la salida y nos pidió un minuto de atención para decirnos: ‘Tengan en cuenta que ustedes van a ser requeridos por el periodismo. Tienen terminantemente prohibido hacer declaraciones acerca de las cosas que vieron, hicieron o pasaron en Malvinas’”.

Un oficial veterano de la Guerra de Malvinas coincide con los anteriores relatos y le cuenta a este medio que luego de arribar a la I Brigada Aérea de Palomar fue llevado a una unidad militar, donde lo esperaban sus familiares. Durante este último traslado, “nos sugirieron no hablar, no comentar”.Este oficial continúa señalando que cuando se reintegró al servicio no le dijeron expresamente que no hablara, “pero siempre estaba el desliz de no hablar”. Asimismo, señala, nunca hubo un espacio institucional para “transmitir mis experiencias de guerra”.

También fueron olvidades las Veteranas de Guerra. Gabriela Llaser [7] sostiene que “quienes participaron en el conflicto fueron obligados y obligadas a guardar silencio de lo ocurrido. Más aún, devino en la sociedad argentina un proceso de ‘desmalvinización’ que actuó a través de diversos mecanismos que se mantienen vigentes aún en nuestros días con el objeto de borrar a las islas de nuestra memoria y pertenencia argentinas. No obstante, los esfuerzos realizados para reivindicar a los héroes y veteranos de Malvinas no han tenido demasiados resultados en hacer lo propio con las mujeres que participaron en el marco del conflicto. En ese sentido, Alicia Panero ha sido pionera en echar luz sobre esta cuestión en su libro Mujeres invisibles (2014), en el que resalta el rol de todas las mujeres”.

En el sistema educativo sucedió lo mismo. Los investigadores Pablo Pineau y Alejandra Birgin hallaron que durante la primera etapa la Cuestión Malvinas “aparece como un tema tratado con menor intensidad en las aulas ante la dificultad y el desconcierto que planteaba por la cercanía de la guerra y su derrota. Pero por el otro, desde 1983 se registra una constante: su presencia en las escuelas se opera a través del homenaje a los caídos y a los sobrevivientes de la guerra de modos muy diversos”. Las escuelas fueron el primer lugar donde los veteranos encontraron, de manera individual o colectivamente, un lugar para “narrar sus experiencias”.

A partir del año 2001, las efemérides del 2 de abril cobraron otro significado que fue fortalecido con la sanción de la Ley 26.206 del año 2006, que establece en su artículo 92 que “formarán parte de los contenidos curriculares comunes a todas las jurisdicciones (…) (b) La causa de la recuperación de nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, de acuerdo con lo prescripto en la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional”. A partir de ello se produjeron numerosas iniciativas para tratar de comenzar a revertir el proceso de desmalvinización. Los investigadores concluyen que “de los testimonios surge un esfuerzo orientado hacia una construcción de la transmisión escolar en diálogo con las historias y las memorias locales. En la apertura a la discusión de la historia reciente en el sistema educativo sucedió que en algunos lugares de Argentina apareció como más significativa la Guerra de Malvinas que la represión ilegal”. Por ello, las propuestas implementadas del Ministerio de Educación Nacional para remalvinizar el debate escolar tuvieron al menos dos tipos de resultados. Por un lado, se “recuperaba la tradición de construcción nacionalista de las escuelas, pero, por el otro, lo inscribía en una perspectiva más crítica” en relación a la última dictadura y de manera dispar en las provincias.

Esto último nos permite pasar al tema de los ejes desde donde se enseña la Cuestión Malvinas. Al respecto, el capitán (VGM) Héctor Tessey sostiene acertadamente que “la gran mayoría [de la investigación] está analizada con las dos claves que identifica la antropóloga Rosana Guber en la lectura de Malvinas: una clave dictatorial y una clave heroica”; o, en mis palabras, congelarlo en el bronce, las efemérides.

El oficial continúa relatándole a este medio que “recibía estudiantes de colegios secundarios de todo el país en esa institución que me decían que no sabían, más allá de las charlas con veteranos. Por suerte, se sancionó una ley que obliga a los funcionarios a capacitarse en la Cuestión Malvinas, que está a cargo del INAP”. El entrevistado agrega que “no se permite enseñar el Rattenbach [8], o, mejor dicho, solo se puede enseñar las cosas que se hicieron bien en Malvinas”. En definitiva, concluye que en su experiencia “ni mis hijos ni mis nietos me han dicho ‘papá, estamos estudiando Malvinas’, pero sí me han dicho ‘papá, ¿querés venir al colegio a hablar de Malvinas?’ (…) Se ha reducido la guerra a la exaltación, al homenaje, el recordatorio. Obvio que hubo actos heroicos, de abnegación, de hermandad, pero no sabemos que pasó porque no se investiga y no se investiga porque hay mugre debajo de la alfombra; no se quiere levantar la alfombra”.

 

Futuro

La Cuestión Malvinas no es la dictadura ni es solo bronce. La Cuestión Malvinas empezó el 3 de enero de 1833 cuando el RUGB invadió y ocupó, desde entonces, nuestras islas. La guerra fue un eslabón más en esta historia que, en efecto, se produjo en el contexto de la dictadura, pero ni los oficiales, ni los suboficiales, ni los soldados que combatieron son responsables de ello.

Tampoco es solo bronce. El bronce, el homenaje y el respeto son para nuestros veteranos y debe continuar sin ninguna duda, pero la Cuestión Malvinas y la estrategia argentina continúa siendo incompleta. Es necesario y urgente retomar nuestra tradición diplomática y ser más audaces derogando los Tratados de Madrid y los acuerdos recientes, entre otras acciones. También hay que cambiar el centro de gravedad del Sistema de Defensa Nacional hacia el Atlántico Sur, hacia nuestras Islas y hacia la Antártida, adquiriendo las capacidades militares adecuadas. Finalmente, pese a lo establecido en la Ley 26.206, el espacio curricular para estudiar la Cuestión Malvinas tiene diferentes abordajes en cada una de las provincias. Hay que profundizar su estudio y no limitarla a charlas con nuestros heroicos veteranos de guerra.

 

 

[1] Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte desde 1922.
[2] La cifra incluye a los tripulantes de la Fragata Sarandí.
[3] Nació en Puerto Luis (ex Puerto Soledad) el 5 de febrero de 1830.
[4] Para mayor información se sugiere, entre otros, a Archivo General de la Nación (2019). Islas Malvinas. Documentos históricos de la soberanía argentina. Períodos colonial y nacional. Buenos Aires: Ministerio del Interior de la República Argentina. Recuperado el 27 de octubre de 2022; Archivo General de la Nación (2020). “Selección de Documentos Históricos”. Buenos Aires: Archivo General de la Nación. Recuperado el 8 de septiembre de 2022; Escudé, C. y Cisneros, A. (2000). Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina. Buenos Aires: Argentina: GEL (Grupo Editorial Latinoamericano); Kohen, M. y Rodríguez, F. (2015). Las Malvinas entre el derecho y la historia. Refutación del folleto británico “Más allá de la historia oficial. La verdadera historia de las Falklands/Malvinas. Buenos Aires, Argentina: Eudeba y EUNSa; y Eissa, S. (2023), “Underbalancing: Malvinas y la política de defensa nacional de Argentina”. En Revista de Defensa Nacional, Nº 8. Recuperado el 25 de marzo de 2025.
[5] Ver el ejemplo de LeoLabs.
[6] Cuando el avión que los traía aterrizó en Ezeiza, aplaudieron y les dijeron: “¿Por qué aplauden? Vienen de perder una guerra”. Ver La Unidad Olvidada de la Guerra de Malvinas.
[7] Por cuestiones laborales tuvo que publicar este artículo con su segundo nombre y apellido materno.
[8] Esta información coincide con otra ya publicada en este medio que señalaba que en un relevamiento de “35 planes de estudio de las carreras de las instituciones de formación básica y superior de las Fuerzas Armadas a los efectos de conocer si el Informe Rattenbach es bibliografía obligatoria de los planes de estudio, (…) solo en la Escuela de Suboficiales del Ejército Argentino está incluido en la materia Historia Militar Argentina”.

 

 

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