Más por menos

 

A través del Mapa Dinámico del Trabajo Rural, el Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires reveló los puestos de trabajo requeridos por cada 1.000 hectáreas de producciones agropecuarias. Los datos obtenidos mediante esta herramienta –sumados a otras fuentes secundarias– se enmarcan en un convenio con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por el cual el organismo requirió la elaboración de determinados coeficientes que vinculan los distintos tipos de producción con la cantidad estimada de trabajadores que las mismas emplean.

Mientras mayor es la ganancia de los exportadores de maíz, trigo y soja, y mayor el impacto de los precios no desacoplados en el mercado interno –que afectan a la mesa de todos los argentinos–, menor es la cantidad de empleo que se registra en esas producciones.

En la producción de maíz hay 6 empleados cada 1.000 hectáreas. En la de trigo, 8 empleados y en la de soja, 11. Los tres principales cultivos, que duplicaron su valor de exportación en dólares en pandemia y por la guerra en Ucrania –lo cual incrementó de manera extraordinaria las ganancias de los exportadores– son las producciones que menores puestos de trabajo generan y que mayor impacto inflacionario provocan. En tanto, cada 1.000 hectáreas, la producción tambera genera 17 empleos; la forestación, 23; la producción de frutos (como la naranja), 41; la cebolla, producida de manera mecánica, 42; y la producción porcina, 46 empleos. Lo que se llama producciones bajo cubierta, como las hortalizas, generan la mayor cantidad de puestos de trabajo: 1.209 empleos cada 1000 hectáreas.

 

 

 

 

Con respecto a la ganadería, en el informe se hace la salvedad de que “las inconsistencias de las estimaciones de los modelos –y de la superficie asignada a la ganadería en general– nos llevó a evitar usar el dato de bovinos”. No obstante, citan a la revista Márgenes Agropecuarios para indicar que “la ganadería emplearía 1 persona cada 1.000 cabezas en un feedlot, mientras que en cría de bovinos serían 3 ocupados cada 1.000 hectáreas y, en ciclo completo, 5 cada 1000 hectáreas”.

En la reciente entrevista con El Cohete A La Luna, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, planteaba la necesidad “de analizar muy bien la nueva anatomía y sociología de lo que se llama ‘campo argentino’, dando cuenta de que no puede hablarse de homogeneidad donde existen diversos sectores. Están los propietarios, están los que producen, que a veces son grandes empresas de servicios. Están pequeños y grandes, es muy heterogéneo”, señalaba. También sostenía como “imperativo, asegurar y garantizar el abastecimiento en el mercado interno a precios accesibles”. El martes pasado, los precios de los granos cayeron en el mercado de Chicago. La tonelada de soja bajó un 3,12%, quedando en casi 579 dólares. El maíz registró una caída de 2,45%, llegando la tonelada a casi 290 dólares. El trigo cotizó casi 202 dólares la tonelada, cayendo un 4,51%.

Aun con esta caída, el sector exportador de los principales cereales obtiene extraordinaria ganancias y los derechos de exportación están muy por debajo de los que se aplicaban hace casi 15 años. Tomando los datos que Guillermo Wierzba brindó en su nota del 20 de marzo, en diciembre de 2007 el precio de la soja había alcanzado –como cotización más alta– los 437 dólares la tonelada y el nivel de retenciones estaba en 35%. Hoy, con la soja en 579 dólares la tonelada, las retenciones son del 33%. El maíz, en octubre de 2007, estaba en 168 dólares la tonelada –su nivel máximo– y se le aplicaba una retención del 25%. Actualmente, incluso con la caída de su precio, el pasado martes la tonelada de maíz se registró en 290 dólares y se le impone una retención del 12%. El trigo, en diciembre de 2007, estaba 338 dólares la tonelada, mientras el nivel del derecho de exportación era del 28%. Hoy, si bien la caída lo llevó a cotizar el martes en 202 dólares la tonelada, el nivel de retenciones está en 12%, menos de la mitad de hace casi 15 años.

Esta es una de las razones del impacto en la mesa de los argentinos. Cuidarla resulta imprescindible. La suba de retenciones para trigo y maíz, tras el desencadenamiento de la guerra entre Rusia y Ucrania, así lo amerita, dado que los dos países participan del 29% del comercio internacional de trigo y del 18% del de maíz. Es necesario que el Presidente utilice la lapicera y en uso de sus facultades aplique el artículo 755 del Código Aduanero.

Si las producciones de maíz, trigo y soja generan ganancias extraordinarias, al mismo tiempo que menos empleo requieren, y el precio dólar de la producción exportada se traslada a la mesa de los argentinos, es necesario que el Estado haga algo que garantice el desacople de los precios internacionales con los del mercado interno.

Desde 2008, la Mesa de Enlace, asociada a los medios hegemónicos, se definió como “el campo”. Alrededor de esa figura, con todo el significado que arrastra en un país agrícola-ganadero, logró su estratégica construcción en el imaginario colectivo.

La Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales Argentina (CRA), la Federación Agraria Argentina (FAA) y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), que conforman ese agrupamiento, ratificaron el cese de comercialización de granos y hacienda para el próximo miércoles (habrá que verlo para creerlo). Según dijeron, por el faltante del gasoil entre otras cuestiones. Siguen actuando en forma irresponsable, sin analizar el contexto internacional que se vive. Su visión corta y egoísta solamente les permite mirar su ombligo, mientras juegan políticamente su rol de opositores. ¿Qué importancia tiene lo que expresen las patronales en sus filiales? El día miércoles, en una reunión de la Federación Agraria de Pergamino, ni siquiera se trató lo propuesto por la Mesa de Enlace para el cese del 13 de julio.

 

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí