Marche una transformación cultural

Para poner fin a la dependencia de la deuda hacen falta más que medidas económicas y políticas

 

“No sólo tenemos que evitar la dependencia económica de la deuda externa. También debemos evitar la dependencia intelectual de la deuda externa”.

 

El discurso que Alberto Fernández leyó el 01/03/2020 ante el pueblo y ante el Congreso constituye el punto de partida de un proyecto de transformación cultural. Este proyecto propone transitar desde la actual situación de dependencia material e intelectual respecto de las corporaciones empresarias nacionales e internacionales, hacia una sociedad que tenga como bases el desarrollo autónomo con inclusión y el aumento continuo de equidad.

Los neoliberales periféricos [1] de nuestro país se diferenciaron de los neoliberales del Hemisferio Norte: los últimos no anularon sus desarrollos tecnológicos autónomos más bien los potenciaron como elemento de supremacía política y económica y, consecuentemente, tampoco deterioraron sus sistemas científicos.

La base material de la transformación cultural propuesta en el discurso de AF requiere recuperar la iniciativa autónoma en la cadena ciencia-tecnología–producción.

“La tecnología, en el sentido antropológico, es el elemento más determinante de las formas culturales. En la medida que no se revalorice la tecnología como cultura, como modo de expresión social, la construcción de una sociedad realmente nueva seguirá siendo un objetivo inalcanzable” [2].

La decisión del FdT de “conformar un gobierno con científicos, no con CEOs” es la parte fundamental de esta transformación cultural: un gobierno que se apoya en el conocimiento priorizando sus aportes al desarrollo social.

La dependencia tecnológica involucra ambas dependencias, la económica y la intelectual. En este artículo focalizamos sobre una parte del proyecto presentado por AF: los temas que hacen a la cadena ciencia-tecnología-producción y que el proyecto incorpora de forma relevante.

El “recomponer la capacidad de consumo de los sectores más desprotegidos”, tema fundamental en la política del gobierno del FdT, es no solamente estricta justicia social que la sociedad no puede desconocer; también constituye un motor para la regeneración del aparato productivo, ya que los sectores de menores recursos son los que inmediatamente invertirán en consumo de bienes de producción nacional un aumento en sus ingresos.

Con un Estado nacional convencido de la necesidad de superar la dependencia tecnológica y ocupar el rol central en el proceso de desarrollo como Estado regulador, Estado consumidor y Estado productor, el crecimiento argentino no será solamente cuantitativo sino fundamentalmente cualitativo: involucrará la incorporación a la producción nacional de conocimientos generados en el país y el desarrollo local de las cadenas productivas de multinacionales que operan aquí.

Un paso fundamental será el de trasformar los negocios extractivos en entramados tecnológicos conformados por empresas estatales, institutos de ciencia y tecnología y pymes nacionales, proveedoras de productos y servicios, que sustituyan importaciones y tengan capacidad exportadora.

Reconstruir el sistema científico argentino, muy dañado por el neoliberalismo periférico, como ya comenzó a hacerse en el CONICET, y traccionar desde la producción de bienes y servicios la transformación de ciencia en tecnología, es el único camino posible para crecer con lo propio.

La transformación del conocimiento científico en tecnología no es un proceso automático: la acumulación de conocimientos científicos no garantiza su conversión en tecnología. El desarrollar tecnología a partir del conocimiento científico es una decisión política y un esfuerzo continuo ya que el camino de menor resistencia, el tradicionalmente seguido en nuestro país, es el de mantener al sistema científico y al sector productivo como compartimentos estancos.

AF, en su discurso, anunció que impulsará la creación de tres instituciones que serán soportes del rol del Estado como motor del sistema ciencia-tecnología-producción:

 

  1. El Consejo Económico y Social para el Desarrollo Argentino

Este consejo convocará al conocimiento argentino en todas sus expresiones para constituir una “plataforma de sueños que pueden hacerse realidad”.

Articular las políticas y programas de desarrollo de diferentes sectores, ministerios, provincias y municipios es una necesidad evidente que hasta ahora no había sido implementada y que requerirá de un gigantesco esfuerzo para coordinar prioridades y acciones.

Ejemplos: articular salud con producción pública de medicamentos y con investigación científica; la producción de gas y petróleo con la producción industrial y con el desarrollo tecnológico autónomo; la producción automotriz con el desarrollo local de baterías de litio y con el progreso tecnológico de pymes automotrices son políticas imprescindibles que solamente el estado puede ejecutar.

Los que siempre impulsaron la jibarización del Estado, como metodología para garantizar que su única función fuese asegurar sus ganancias corporativas, reclamarán contra la creación de este nuevo ente estatal.

Desde el campo nacional y popular debemos estar dispuestos a dar la batalla cultural necesaria para convencer a nuestros compatriotas de que la famosa “mano invisible”, que hace que del cumplimiento de objetivos individuales surja el bienestar general, es realmente la mano del Estado.

  1. Programa de Innovadores de Gobierno

Para cumplir su rol central, el Estado necesita tener incorporadas la aptitud y la actitud necesarias. Cuando nos referimos a la aptitud estamos requiriendo un Estado con los conocimientos necesarios y la capacidad científico-tecnológica necesaria para asegurar el cumplimiento de su rol. Un Estado con científicos y tecnólogos que sea un punto de atracción para los nuevos profesionales que, año tras año, se gradúan en nuestras universidades nacionales. En cuanto a la actitud requerimos un aparato estatal fuertemente ejecutivo, que ante un problema lo analice, llegue a soluciones y las ejecute en tiempos compatibles con las necesidades sociales y productivas.

Esta propuesta constituye un relanzamiento del programa de administradores gubernamentales, que impulsó Raúl Alfonsín y tuvo como motor a Jorge Roulet. El objetivo es profesionalizar la función pública, convocando a los mejores profesionales.

Es necesario que en un futuro cercano los mejores egresados de las distintas profesiones, los convencidos de la necesidad de un desarrollo autónomo con justicia social, se incorporen a una administración pública que vuelva a contar con prestigio social.

Hay que dotar de conocimientos a los trabajadores del Estado y a la vez jerarquizar socialmente y materialmente su función.

  1. Agencia Federal de Evaluación del Impacto de las Políticas Públicas

Cuando hablamos del rol del Estado en el proceso de desarrollo nos referimos necesariamente a un Estado eficaz y eficiente. La eficiencia del Estado es un tema central y no debe ser confundida con los conceptos de eficiencia que se utilizan en las empresas privadas.

Para que las políticas públicas sean exitosas es imprescindible que la ejecución de las mismas sea evaluada periódicamente, utilizando métricas objetivas. El propósito de la evaluación periódica no es la búsqueda de culpables para justificar fracasos, sino una retroalimentación que permita ajustes y cambios de las políticas durante su ejecución.

Hoy nuevamente hay un programa de gobierno en marcha que busca que en nuestro país haya avance social, crecimiento industrial y vigorización del sistema científico. De su éxito depende el futuro de todas, todos y todes.

[1] E. Dvorkin, ¿Qué ciencia quiere el país? Los estilos tecnológicos y los proyectos nacionales, Buenos Aires: Colihue, 2017.
[2] Amílcar Herrera, «La creación de tecnología como expresión cultutral,» Nueva Sociedad, nº 6-9, pp. 58-70, 1973.

 

 

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