Marcar la cancha

El diagnóstico de Feletti que otros funcionarios esquivan

 

“Si no nos hacemos cargo del shock de los precios internacionales de los alimentos, puede haber hambre”. Dos semanas atrás, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, le llevó a Martín Guzmán un diagnóstico del que pocos funcionarios quieren hacerse cargo. “Hay que aumentar las retenciones y crear un fideicomiso para subsidiar algunos cortes de carne a precios accesibles”, explicó Feletti. En noviembre, el precio del kilo vivo del novillo subió un 26% en el Mercado de Liniers. Para algunos grandes comercializadores y exportadores que no integran el Consorcio de lobby ABC, hubo una movida especulativa.

Hace diez días, el secretario de Comercio Interior expresó la misma preocupación ante el equipo económico ampliado, con Guzmán, Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Julián Domínguez (Agricultura). Lo que menos trascendió de ese encuentro fue el aval que dio Guzmán a los argumentos de Feletti para aumentar las retenciones a las exportaciones de carne.

Al Fondo Monetario Internacional (FMI) tampoco le caería mal un incremento de los derechos de exportación porque sería una forma de captar recursos para robustecer las reservas. ¿“Todos contentos”, pensará Guzmán? El tema de fondo será la redistribución de esos recursos, si es que logra imponerse esta idea.

Los otros dos ministros que participaron del encuentro no quieren saber nada con un incremento de las retenciones. De hecho, Kulfas lo mandó a callar a Feletti por “pensar en voz alta” lo que ya les había explicado en aquella reunión.

Desde Desarrollo Productivo indicaron que había un pacto entre los funcionarios de no dar precisiones. Pero Feletti salió a marcar la cancha. Algunos motivos tenía. Entre el 16 y el 17 de noviembre se registraron subas del 33% en algunas carnicerías porteñas.

La dilación en la toma de decisiones –o las indefiniciones– es la gran constante dentro del Frente de Todos. Los funcionarios de las carteras productivas creían que no sucedería semejante traslado de precios a las góndolas. Sin embargo, ante algunas consultas realizadas por un sector del oficialismo, frigoríficos informaron que entre septiembre y noviembre se aplicaron aumentos de hasta el 70% en algunos cortes de carne.

“¡Se les escapó la tortuga!”, gritó D10s desde algún planeta.

 

 

Evidencias sobre la mesa

El grupo de frigoríficos reunidos en el Consorcio ABC ya avisó que su objetivo es llegar al millón de toneladas de exportación. Eso equivale a casi un tercio de la producción actual. El ministro de Agricultura, en base a datos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), advirtió hace dos meses que el punto de equilibrio entre ventas al exterior y el total producido se ubicaba en el 25%. Por arriba de ese porcentaje, no sólo corre el riesgo el stock ganadero, sino que los precios internos también se dispararían.

La puja de poder es palpable. Y si se tiene en cuenta que los precios internacionales de las materias primas están muy por encima de los registrados en 2015, se entiende la advertencia de Feletti.

En 2016, el precio internacional de la tonelada de maíz se ubicaba en torno a los 180 dólares, con un tipo de cambio de 15,6 pesos. El kilo de pollo tenía un valor de 37 pesos y se exportaba el 42% del total producido. Para la campaña 2020/2021, la tonelada de maíz cotizó 243 dólares y se exportó el 64% de lo producido, mientras que el precio del kilo de pollo se multiplicó por seis.

“Con menores precios internacionales, en 2015 había más regulaciones vía derechos de exportación. Y eso se notaba en los precios internos”, le explicó Feletti a Guzmán. En 2015, el maíz pagaba un 20% de retenciones, mientras que ahora lo hace en un 12%. El precio internacional del trigo saltó un 63% entre 2015 y 2021 y las retenciones se redujeron 11 puntos.

También se bajaron las retenciones a la carne, ubicadas actualmente en el 9%. El precio interno subió exponencialmente y el consumo per cápita siguió disminuyendo. Durante el macrismo, la población dejó de comer 10 kilos de carne per cápita por año. Y durante los dos primeros años del Frente de Todos, la baja continuó.

Cuando se estaban discutiendo las listas de candidatos para las elecciones de medio término, Cristina Fernández le advirtió al Presidente, con un solo gráfico, una posible derrota: la caída de las remuneraciones promedio de los trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia. Entre 2015 y 2019, por citar algunos ejemplos, los gastronómicos perdieron un 46%, pero si el análisis se extiende al primer año de la pandemia, la pérdida del poder adquisitivo llegó al 51%. En el rubro minería, que fue uno de los sectores que nunca dejó de operar, la reducción del poder de compra del salario fue del 41% durante el macrismo y bajó aún más durante 2020 (50%). Y les trabajadores de la industria manufacturera perdieron un 44% de punta a punta (2015-2020).

“Estamos vendiendo un 40% menos de cortes de carne que hace cinco años”, avisó un gran supermercado ante la consulta de algunos funcionarios.

 

 

¿Y ahora qué?

Con este diagnóstico sobre la mesa, aunque un poco tarde porque la suba ya se trasladó a góndolas, Feletti elaborará una propuesta basada en un aumento de las retenciones a la carne, del 9 al 12% (aunque por ley podría subir hasta 7 puntos) y la creación de un fideicomiso que funcione como subsidio cruzado para abaratar algunos cortes.

“Un fideicomiso es muy complejo cuando tenés múltiples actores, desde un feedlot, un engordador, un frigorífico que faena y otro que no. Además, Feletti buscaría diversificar a productos derivados del maíz y trigo, como la carne aviar y la producción de huevos, pero no hay muchas precisiones. Como sectores agroindustriales no queremos mayor carga tributaria”, replican desde el Consejo Agroindustrial.

El cónclave de las grandes cerealeras, donde también cuentan con un pie adentro las patronales de la Mesa de Enlace, no quiere más retenciones. De hecho, van por una reducción en varios productos. Alberto Fernández tendría a la firma un decreto para reducir derechos de exportación en las economías regionales. “Cuando Economía encuentra un espacio a medida que nosotros le pedimos, lo van incorporando (la baja de retenciones)”, afirma Gustavo Idígoras.

Esta semana, Julián Domínguez sostuvo que la agroindustria debería escalar sus ventas al exterior hasta los 100.000 millones de dólares. Ese es el plan completo del Consejo Agroindustrial, que reclama un horizonte de estabilidad fiscal –con reducción y eliminación de retenciones– a 10 años.

Frente a este escenario, Feletti tratará de volcar su idea de incrementar derechos de exportación a la carne en los próximos días, bajo la lógica de contar con una política popular de acceso a los alimentos que a su vez debería materializarse en un amplio acuerdo de precios a partir de enero.

 

 

Prohibido pensar (en voz alta)

“Feletti estaba analizando opciones y teorizando. A lo mejor tuvo una actitud que no fue la más indicada, porque no es lo más apropiado esto de pensar en voz alta siendo un funcionario”, sostuvo Kulfas en relación con la preocupación que exhibió el secretario de Comercio Interior sobre el precio de la carne. El tema ya se había discutido entre funcionarios.

 

La reunión entre Feletti, Guzmán, Domínguez y Kulfas, el viernes 19.

 

 

“Si no apretás para negociar, no pasa nada”. Esto lo saben todos los funcionarios y funcionarias que alguna vez tuvieron frente suyo al poder económico real. Y hay datos que avalan esta tesis.

“El efecto más fuerte del congelamiento de precios se vio en las posteriores dos o tres semanas. Después se empezó a diluir, a tener la misma velocidad crucero antes del acuerdo. Sí se logró frenar una disparada brusca, aunque no se pudo anclar el precio de los 20.000 productos que tiene un supermercado con los 1.400 bienes congelados”, explican desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

Durante la primera semana de vigencia del congelamiento, la inflación pasó de crecer a un ritmo del 1,4% semanal al -0,1%, agregaron desde el CESO. Por más simbólico que resulte el tema de las retenciones, la sola mención ya generó un efecto disciplinador. El miércoles, el kilo vivo en Liniers cerró en 233 pesos, cuando una semana antes había tocado los 250 pesos. En la lógica de los palos y las zanahorias, hay veces que los palos funcionan mejor.

El tema de la carne también es clave por su alta ponderación dentro del total del índice de precios al consumidor (IPC). Si el conjunto de los alimentos y bebidas representan el 23% (Gran Buenos Aires) o el 35% en el Noroeste del total del índice, solamente la carne equivale entre el 7 y el 13% del total de los precios ponderados. Es decir, lo que ocurra será determinante para la inflación del último tirón del año.

Durante la reunión de funcionarios, Domínguez sostuvo que los frigoríficos cuentan con un stock de 20.000 toneladas que podrían volcarse al mercado interno a precios accesibles. Sería una medida tan tenue como el congelamiento de precios durante un fin de semana largo.

La marcada de cancha concreta pasaría por el desacople de los precios internacionales de los locales y por restringir el apetito exportador del Consorcio ABC.

 

 

 

 

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